2º Premio Poesía Título : «VERSOS DE AMOR IMAGINARIO» Autor : Dª. Carmen González EN EL SILENCIO Te he visto entre las gotas de la lluvia cayendo en el asfalto y te he querido, limpio, inmaculado, como notas de este adagio melancólico, distante, tenue, como la luz que enhebran los visillos. Te he visto entre los campos, de tierra labrada y esponjosa y te he amado, la frente clara, la mirada absorta en el sembrado, acariciante, tierno, verdadero. Te he visto también entre los páramos donde el agua no canta y te he querido, el alma ajada, la esperanza rota en el camino de la desolación, yermo y marchito. Te he buscado en las olas, acunándote en el encaje de la espuma y te he amado, sin reservas, sin miedos, vacía la ilusión, triste, rotundo. Y te he encontrado, oscuro, en el silencio...! EL MAR El mar es como un amante lascivo, constante e impenitente. Lamiendo sus pies, henchidos de caminos,
el contacto del beso, como orgasmo interrumpido, llenó de lágrimas sus ojos mientras soñaba. BÚSCAME Por el duro camino, en el otoño, el alma aletargada, te he visto caminar despacio, lento, perdida la mirada. Búscame entre las piedras, búscame entre las aguas. No temas encontrarme en esta orilla mientras que aún sintamos esperanza. no temas emprender conmigo el viaje si el amor es todo tu equipaje. Y PODRÍA SER El cuerpo, abandonado se mecía, crepúsculo dorado en el recuerdo; el alma soñadora dormitaba, paz en el pensamiento, herido, acongojado, el sentimiento. Pero no duerme la inquietud del día traspasado el umbral de la inconsciencia; está ahí, recogida, agazapada, sobre el olvido y la muerte replegada, conteniéndose apenas su impaciencia. Y podría ser el viento suave brisa que acompañase al fin las soledades y el silencio balada en los oídos, el amargo rictus leve risa y frondosos bosques los eriales. LA CUARTILLA DESPIERTA
La cuartilla dormida, blanca callada, apenas si respira, tenue soplo de inspiración la mancha, dulce caricia un tiempo y después, vuelta al silencio. Perezosa, se cierra tímida al susurro y al anhelado beso de la pluma lasciva, que un soneto o balada sobre su piel límpida resbala. Virgen desperezada, mar, sendero, principio y fin del pensamiento, proyecto de los sueños, guarda de profecías que la vida viviste día a día. Camino polvoriento, viejo amigo, que a la huella del cierzo te resistes, que del dolor sentido el silencio es respuesta y al llanto y aflicción cierras tu puerta. LA MIRADA Cae la lluvia y tu mirada ausente me recuerda la de esos ángeles de piedra que, sobre una sepultura, parecen esperar el infinito en la calmada paz del cementerio. Cae la lluvia, una luna, diluida, tiembla y serpentea en tus ojos... lluvia sobre lluvia. Qué pensamientos te acercan al camino de la melancolía en las sombras de tu ausencia...
como la hierba incipiente que rompe el silencio del paisaje. Pero sigue lloviendo y tu mirada ausente no puede despertar al alba rota. Más allá del amor y el sufrimiento tu mirada parece descansar, como los muertos, de vida y emociones. Tus pupilas ven, pero no miran, ya no sonríes, ya no lloras dolores, por encima, el sudario de vivencias pasadas, desgranando el rosario de las horas perdidas...! Tu mirada ausente, a pesar de la angustia, la alegría, a pesar de la muerte y de la vida, ya no encuentra el camino de la lucha tantas veces andado, dejándote en sus piedras el alma dolorida, jirones de tu cuerpo encadenado. Cae la lluvia y tu mirada ausente me recuerda que ya no estás aquí, que te marchaste con la serenidad por compañera... DECADENCIA Miré en tu espejo: sólo niebla en el vacío de un cuerpo roto. Me pareciste viejo..., antiguo y desvalido. Sólo en mi espejo el tiempo no ha pasado. Vuelvo a mirar tu espejo, cómo me duele! su reflejo marchito, amarillento, los recuerdos borrados, los olvidos presentes...
Cuánto tiempo pasado, perdido, malgastado, caduco...!