MAPA 1. SUPERFICIE DE REGADÍO a) El mapa nos muestra las superficies butas de riego (en color verde) existentes en el territorio nacional de España. El riego o regadío es una práctica agrícola que consiste en aportar a los cultivos agua adicional a la proporcionada por las precipitaciones, procedente de las aguas superficiales o subterráneas. Para ello, se emplean diversos sistemas como el riego por gravedad, por aspersión o por goteo. Debemos tener en cuenta, que la superficie regada en España ha aumentado considerablemente, a lo largo del siglo XX, gracias a la realización de obras estatales de gran envergadura como embalses, trasvases y canales. No obstante, se puede apreciar como la distribución de regadíos muestra claros contrastes entre el área de clima mediterráneo (de precipitaciones escasas e irregulares) donde existe mayor cantidad de superficie regada, y el norte peninsular húmedo donde prácticamente no se aprecia (ya que las precipitaciones son abundantes, más de 800 mm anuales, por lo que no necesita irrigación). Podemos señalar que las Comunidad Autónomas más afectadas por las prácticas de regadío son: Aragón, Comunidad Valenciana, Castilla-León, Extremadura, Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía. b) Existe una clara vinculación entre la agricultura de regadío y los valles o vegas de los grandes ríos peninsulares, así como sus principales afluentes, tanto de la vertiente atlántica como de la vertiente mediterránea, así como los archipiélagos. Las zonas para la obtención de agua para irrigación proceden de los embalses construidos en los afluentes de los ríos principales que aseguran unas pendientes que permite el deslizamiento para los canales de riego. El regadío se distribuye en los ríos Ebro y Guadalquivir, así como por los ríos Duero, Tajo y Guadiana (que recorren la Meseta), y en el litoral mediterráneo por la cuenca del Turia, Júcar y Segura; aunque también ríos como Ter, Llobregat, Guadalhorce c) El regadío y el clima están muy relacionados. Las zonas con abundantes precipitaciones, como es la zona cantábrica no necesita establecer sistemas de regadío; sin embargo el resto de España precisa de irrigación artificial ya que las precipitaciones son inferiores a 600 mm, incluso inferiores a 300 mm en el sureste; además, las temperaturas debido a las bajas latitudes y el mar Mediterráneo son elevadas durante el verano. El clima mediterráneo, más extendido en España se caracteriza por la sequía estival. Los cultivos que mejor se adaptan es la trilogía mediterránea, establecida por los romanos. Los musulmanes introdujeron los sistemas de regadío, mediante la construcción de acequias que captaban el agua de los cursos fluviales. d) Entre las ventajas podemos destacar las económicas (estabiliza la producción superando los límites climáticos, aumenta los rendimientos y la producción) social 1
(mejora el nivel de vida y bienestar de la población) demográfica (fija a la población a zonas desfavorables) y cultural (mejora la preparación técnica y profesional). Sin embargo, la agricultura de regadío también presenta problemas como: la sobreexplotación de las aguas, el uso de sistemas despilfarradores (como el riego por gravedad), conflicto por el uso de agua con la demanda de otros sectores y la alteración medioambiental (impacto visual de los invernaderos o el aumento de fertilizantes). 2. ESTRUCTURA DE LA PROPIEDAD AGRARIA a) Cáceres, Badajoz, Guadalajara, Ciudad Real, Albacete, Huelva, Sevilla, Cádiz, Córdoba y Jaén. b) Pontevedra, Lugo, Ourense, León, Cantabria, Segovia, Valencia e Islas Canarias (Santa Cruz de Tenerife y las Palmas). c) Las causas fundamentales que han determinado esta distribución de la propiedad agraria son históricas. Durante la Edad Media, asistíamos a un problema de muchas tierras en pocas manos y las denominadas tierras en manos muertas. El sistema de propiedad de la tierra se intentó modificar en varias ocasiones: desamortización del siglo XIX, la reforma agraria de la Segunda República (1931-1936), la política de colonización y extensión del regadío franquista. Si bien, todas tuvieron un alcance limitado. Del mismo modo, el Estado español ha intentado modificar el tamaño de la propiedad para evitar la fragmentación parcelaria. Para ello, se inició en 1952 una política de concentración parcelaria que sigue vigente en la actualidad, a cargo de las Comunidades Autónomas. Pretendía disminuir el minifundismo estableciendo una unidad mínima, por debajo de la cual, no se podían crear nuevas parcelas. Como consecuencia surgen cada vez parcelas menos numerosas, más grandes y regulares. No obstante, observamos en el mapa como en la actualidad siguen manteniéndose los tamaños extremos, aunque haya disminuido el tamaño de las explotaciones y haya aumentado el tamaño medio; fenómeno motivado por el éxodo rural de la década de 1960 y las políticas de competitividad y modernización que surgen a raíz de la incorporación de España a la UE (1986) y la adopción de la PAC (Política Agraria Común); entre otras medidas, la PAC ha impulsado las prejubilaciones y el abandono voluntario de la actividad agraria. 3. PAISAJES AGRARIOS DE ESPAÑA a) Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, norte de Navarra, Aragón (zona de los Pirineos). Causas: relieve, carácter montañoso que favorece la explotación forestal donde predominan los caducifolios, robles y hayas; también pinos y eucaliptos (obtención de madera de gran calidad y papel). En zonas de montaña media el prado natural donde pasta principalmente vacuno. Otra causa es el clima, la influencia marina proporciona 2
unas precipitaciones abundantes (más de 800mm) y bien distribuidas a lo largo del año y temperaturas suaves. b) Situada en una estrecha franja costera por todo el litoral mediterráneo, Islas Baleares y el valle del Guadalquivir. Clima: las temperaturas son elevadas en verano (25º) por ser el Mediterráneo un mar cerrado y estar bajo la influencia de las masas de aire tropicales. Latitudes bajas y los inviernos suaves (10º) por la influencia marina. Las precipitaciones son escasas e irregulares con un máximo en otoño debido a la gota fría (DANA) y una prolongada sequía estival. Relieve: el hecho de constituir llanuras de materiales terciarios sedimentarios y la presencia de ríos como el Turia, Júcar, Segura produce una gran fertilidad de las tierras y la extensión de amplias zonas de cultivos de regadíos: hortofrutícolas. En el valle del Guadalquivir cultivos de secano. c) Podemos distinguir dentro del paisaje agrario del interior peninsular, cinco grandes áreas: -La cuenca del Duero: Su orientación tradicional ha sido hacia la explotación cerealista (trigo y cebada). Al mismo tiempo, se han extendido cultivos de regadío como la remolacha, el maíz o la alfalfa. -El área castellano-manchega: cultivo de cereal (que está en retroceso ante el avance del girasol), y el viñedo. - El oeste peninsular: destacan los suelos silíceos poco fértiles por lo que existen explotaciones agrarias de dehesa a partir de los beneficios que rinde la encina. Así como cereales y plantas industriales (de regadío) en aquellas áreas más fértiles. -El valle del Ebro: Cultivos de regadío (hortalizas) y amplias áreas de vid (Rioja) -Norte de Andalucía: olivar 4. LOS USOS DEL SUELO AGRARIO a) Aportación equilibrada: León, Zamora, Salamanca, Ávila, Soria, Huesca, Zaragoza, Teruel, Guadalajara, Toledo, Cáceres, Badajoz e Islas Baleares. b) Relación entre usos y condiciones naturales del medio: El relieve: gran influencia, puede facilitar o dificultar las prácticas agrícolas. Sólo el 11% de la superficie está a menos de 200m sobre el nivel del mar (llanura). El resto está a mayor altitud, y una parte importante corresponde a la Meseta. Las pendientes y desniveles influyen en la estabilidad de los suelos y las posibilidades de mecanización. Existe una gran coincidencia entre los espacios forestales y las áreas de montaña. Ello es consecuencia de la escasa aptitud agrícola de las montañas. Las praderas y pastizales ocupan las zonas de montaña media y las grandes penillanuras del occidente peninsular. 3
Las tierras cultivadas ocupan las superficies más llanas: cuencas interiores de la meseta, las depresiones exteriores y el litoral mediterráneo. El clima: influye a través de las temperaturas, de las precipitaciones y de los restantes elementos climáticos (insolación, vientos ) y no sólo por los valores sino también por la combinación entre ellos y la sucesión a lo largo del año. El régimen climático más extendido es el mediterráneo, de prolongada sequía estival y elevadas temperaturas, exige la adopción de la trilogía de cultivos mediterráneos: trigo, vid y olivo. El regadío se extiende en la vega de los ríos, sobre todo en la zona del litoral mediterráneo. Los prados naturales en la fachada atlántica de abundantes precipitaciones y los pastizales en el interior. Los suelos: es otro de los factores, influye su naturaleza, composición el desarrollo de las dehesas en el occidente, suelos silíceos, de escasa fertilidad. Los mejores suelos se reservan para la agricultura, de gran fertilidad los correspondientes a la iberia arcillosa, valles de Ebro, Guadalquivir y el litoral mediterráneo, especialmente el golfo de Valencia; así como la cobertera de las llanuras meseteñas. La vegetación natural: en ocasiones se ha eliminado por completo para la plena ocupación agrícola, en otras se mantienen para aprovechamientos forestales, en otros hay un aprovechamiento conjunto surgiendo la dehesa Meseta occidental) que supone un aprovechamiento mixto (agrícola y ganadero) de grandes explotaciones que ocupan suelos de mediocre calidad (silíceos). La cabaña bovina, ovina y porcina se alimenta de la bellota que proporciona las encinas. Mayor aportación agrícola: Relieve llano y fértil: llanuras a menos de 200m sobre el nivel del mar (litoral mediterráneo, valle del Guadalquivir) y meseta llanura a unos 650 m sobre el nivel del mar (Cuenca del Duero y La Mancha). Ambos de materiales pertenecientes a la Iberia arcillosa, de carácter sedimentarios, que rellenan las cuencas o constituyen la cobertera de las llanuras meseteñas. En el valle del Guadalquivir se corresponde con la campiña. El clima: influye a través de las temperaturas, de las precipitaciones y de los restantes elementos climáticos (insolación, vientos ) y no sólo por los valores sino también por la combinación entre ellos y la sucesión a lo largo del año. El régimen climático más extendido es el mediterráneo, de prolongada sequía estival y elevadas temperaturas, exige la adopción de la trilogía de cultivos mediterráneos: trigo, vid y olivo. El regadío se extiende en la vega de los ríos, sobre todo en la zona del litoral mediterráneo. La vegetación natural: en general se ha eliminado por completo para la plena ocupación agrícola. 4
Mayor aportación ganadera: (norte peninsular, Sistema Central (Madrid, Segovia) y Cataluña) Zona de prados naturales desarrollados en relieve de montaña media (dificulta las actividades agrarias) y clima húmedo, con abundantes precipitaciones bien distribuidas a lo largo del año permiten el asiento de una ganadería vacuna semiestabulada, y porcina, sobre todo en Cataluña de forma estabulada. Aportación equilibrada agricultura y ganadería: Relieve y suelo: zonas elevadas. Meseta occidental con una escasa cobertera sedimentaria terciaria ocupada por la ganadería en régimen de dehesa, que supone un aprovechamiento mixto (agrícola y ganadero) de grandes explotaciones que ocupan suelos de mediocre calidad (silíceos). La cabaña bovina, ovina y porcina se alimenta de la bellota que proporciona las encinas. Los mejores suelos se reservan para la agricultura. Valle del Ebro, ofrece caracteres especiales, visibles en una doble gradación de paisajes, desde las montañas hasta el fondo de la depresión, y en longitud, desde el nacimiento del Ebro hasta la desembocadura, de donde resulta una mezcla de influencias y diversidad de paisajes coexistiendo espacios agrícolas (regadío y secano) en la depresión que pertenece a la Iberia arcillosa y, por tanto suelos de gran calidad y ganadera (ovina y porcina) en la montaña y régimen de estabulación. Clima: predomina un clima mediterráneo interior, con fuerte oscilación térmica y escasas precipitaciones. La vegetación: se ha mantenido en zonas de dehesa que integra pastos y arbolado y, en ocasiones se ha eliminado para la ocupación agrícola. c) Elementos predominantes en las áreas con mayor aportación ganadera: Relieve montañoso (accidentado), de montaña media. Clima oceánico, con precipitaciones abundantes. Suelos silíceos y calizos (de mediocre calidad). Formación de prados naturales. Entre los factores humanos, destaca la agricultura industrial y estabulada (en Cataluña), la semiestabulación (en la fachada atlántica) y la ganadería extensiva (en el centro peninsular). Elementos predominantes en las áreas con mayor aportación agrícola: Existencia de llanuras (valle del Guadalquivir y litoral), meseta (Cuenca del Duero y la Mancha). Clima mediterráneo interior y litoral (con acusada sequía estival). Existencia de terrenos arcillosos de gran fertilidad. Eliminación de la vegetación natural. Y debemos destacar entre los factores humanos la selección de cultivos de secano adaptados (trilogía mediterránea) y cultivos de regadío (en las zonas de litoral y valles de los ríos). 5