7. EL CRISTIANO Y LA PALABRADE DIOS (Segunda parte) Stg 1.18-25 Introducción. 1. Leamos Stg 1.18-25. 2. En la lección anterior veíamos el v 18. 3. Noten como comienza el v 19: Por esto, es decir por lo que acabo de decir O sea que los vv 19 y 20 continúan con el tema de la Palabra por la que Dios nos hizo nacer. 4. Y el tema se prolonga hasta el v 25: Noten el v 21: la palabra implantada. 1. Lo que la Pal hace en nosotros. 1) Primero, tiene poder para hacernos nacer, v 18, 2) Luego, tiene poder para salvar nuestras almas, v 21. 2. Pronto para oir, Oir qué? 1) Claro que no cualquier cosa. Mucho que se dice por allí no deberíamos desear oír. 2) El pasaje nos ayuda a ver en qué pensaba el autor que deberíamos ser prontos para oír. (1) En el v anterior se habla de la Pal de Dios. (2) Luego véase el v 21. Recibid con mansedumbre la palabra implantada. (3) Es claro que hasta el v 25 continúa el tema de nuestra actitud hacia la P de D.
3) Entonces, lo que el pasaje dice es que el cristiano debe ser pronto para oír la P de D. 3. Extendámonos en esto: 1) La Pal de Dios puede salvarnos, v 21. 2) Pero mucho depende de nuestra actitud hacia ella para que esto suceda: (1) Seamos prontos para oírla, v 19. 1. Claro que el oir la Palabra incluye oír la por medio de leerla, además de oírla predicada. 2. Luego las palabras sea pronto, lleva la idea de desear aprovechar toda oportunidad posible de escucharla. 3. Y claro, estar prontos para oir significa también tener los oídos bien abiertos cuando la Pal es predicada. (2) Tardos para hablar. 1. Muchos de nosotros, estamos ansiosos de hablar cuando la P de Dios está siendo enseñada. 2. Pero uno aprende no cuando habla sino cuando escucha. 3. Se puede decir entonces que es más bendecido el oyente que el hablante. 4. Por eso es muy cierto eso de que uno debería querer más ser enseñado que enseñar. 5. Luego es el que enseña y no el que escucha quien se equivoca. Y es tan fácil
equivocarnos! 6. Jacobo es muy claro sobre esto cuando comienza su gran pasaje sobre la lengua: 3.1,2 i. Esto debe hacer que uno que está obligado a enseñar, como yo ahora mismo, lo haga con temor y temblor y esmerándose por estudiar a fondo lo que enseña o predica. ii. Tampoco hay que exagerar aquí. Hay muchos temas y pasajes fáciles de entender y de enseñar sobre ellos, pero definitivamente hay algunos otros que demandan nuestra dedicada aplicación antes de que nos animemos a exponerlos. (3) tardo para airarse. 1. No es tan raro que uno se enoje por algo que se está enseñando de la Pal que señala algo malo que estamos haciendo. 2. La frase nos ordena ( sea tardo ) que no dejemos que la ira nos gane. 3. Al contrario, uno debería de agradecer a Dios por el pasaje señalado que nos ayudará a mejorar. Una actitud iracunda es como taparse los oídos como no deseando que la Pal nos lleve a la obediencia.
(4) desechando toda inmundicia y abundancia de malicia Quien ha de ser beneficiado con la Palabra necesita acercarse a ella decidido a alejarse de lo malo y pecaminoso. (5) V. 21: En suma, recibamos con mansedumbre la Palabra implantada 1. Recibir con mansedumbre la Palabra es lo contrario de airarnos por algo que ella nos dice. 2. Con mansedumbre, es decir, aceptando que ella nos conduzca por donde su Autor quiere.v 21. 3. Ser mansos es ser dóciles, como el caballo que no se encabrita sino que se deja conducir por donde el jinete quiere. 4) Tal es la actitud que el cristiano debe tener hacia la Palabra de Dios. 4. Cuando hemos aprendido cómo oír la Palabra, todavía debemos aprender algo más: vv 22-25: 1) En los vv anteriores Jacobo nos ha dicho que un buen oidor es el que es pronto para oir, tardo para hablar, tardo para airarse, limpio en su conducta y manso en su actitud, 2) En el v 22, el autor de la carta explica más lo que la mansedumbre ante la Palabra: Uno ha de ser activo en esto de dejarse conducir por ella. Sed hacedores y no tan solamente oidores. Esta declaración es muy importante
pero muy fácil de entender. No basta con ser oidores de la Palabra: Además de oír hay que obedecer lo oído. 3) Nótese la última parte del v 22: engañándoos a vosotros mismos. (1) El que oye la Palabra pero no hace lo que ella le indica se engaña a sí mismo. (2) Es muy fácil caer en este error: Uno ve cómo hay gente que no muestra ningún interés en obedecer la Palabra y se dice: Yo me deleito en escuchar la Palabra y hasta dedico tiempo cada día a la lectura de las Escrituras. Se está engañando a sí misma. 4) El escritor pone una comparación muy interesante, vv 23,24: La de un hombre que se mira en un espejo y no le da importancia a lo que el espejo le deja ver. (1) Es como si nunca se hubiera visto al espejo. (2) De nada le sirvió tener un espejo a su disposición. (3) En la comparación es muy fácil ver que la Pal viene a ser el espejo que le deja ver a uno sus fallas y defectos. (4) Fijémonos en el V 24: El oidor pero no hacedor de la Pal es comparado al que se ve en el espejo y no corrige lo que el espejo le señala. 1. Si el espejo le señaló una mancha de tomate en la mejilla, se fue sin lavarla o si le señaló que ya debería rasurarse se fue así al trabajo. De nada le sirvió el espejo.
2. Así también es el oidor pero no hacedor de La Pal: Ella le señala los defectos morales y espirituales que debe quitarse, pero él no hace nada y continúa su vida con ellos. De nada le sirvió la Pal de Dios. Ella pudo salvar su alma (v 21), pero él no le permitió hacerlo. 3. La diferencia es terrible: Es feo llegar uno al trabajo sin rasurar o con una mancha de tomate en la mejilla, pero eso no es nada en comparación a llegar a la muerte sin la salvación que la Palabra nos puede dar. (5) Ser hacedores de la Palabra es sencillamente ser obedientes a lo que ella nos manda. O mejor: ser obedientes a lo que Dios nos manda por medio de ella. (1) La Palabra de Dios nos dice de muchas maneras que la obediencia del hombre es vital para su salvación. (2) Note estos pasajes: Mt 7.21; 1 Jn 5.3; Heb 5,8,9; Lc 6.46, etc. 5) Jacobo ahora nos hace ver el reverso de la moneda, v 25: (1) En los vv 22-24 Jacobo nos ha explicado lo que le pasa al oidor, pero no hacedor. (2) Ahora nos dice lo que le pasa al oidor y hacedor. Es bienaventurado, es decir feliz, en lo que hace. (1) A diferencia del que se mira al espejo y luego se olvida, él no
es olvidadizo. (2) El otro se olvidó de lo que el espejo le mostraba, en primer lugar porque no miró con atención. El bienaventurado sí mira atentamente, por lo cual no se le olvida lo que debe de cambiar. (3) Pero no hace lo que la Palabra le indica solamente por impulsos pasajeros, sino que persevera en ella. Esa palabra, persevera es importante: 1. La idea es de un apego habitual, diario, constante. 2. Quien persevera en la Palabra dirige cada paso de su vida por ella. (4) Esa es la razón por la que él adquiere la felicidad. -- Es bienaventurado en lo que hace, porque lo que hace es lo que la Pal de Dios le indica. 3) Es interesante que Jacobo le llama a la Pal de Dios, la ley de la libertad. (1) El cristiano no está bajo la ley de Moisés, pero si está bajo una ley, 1 Co 9.20,21. (2) Pero la ley de Cristo, nos da libertad, porque nos libera del pecado, Jn 8.31,34. (3) De modo que el obediente es salvo, v 21, es feliz, y se sujeta a una ley que le da libertad espiritual. Qué más puede pedir?