ORACIÓN Y REVELACIÓN presidente Marion G. Romney de la Primera Presidencia Quisiera decir unas pocas palabras sobre los dos medios de comunicación más importantes que el hombre conoce. El primero es la oración, el modo por el cual el hombre se dirige a Dios; y el segundo la revelación, el medio por el cual Dios se comunica con el hombre. Supongo que cuando hablamos de esto la mayoría de nosotros piensa en las oraciones que ofrecemos antes de comer o al irnos a dormir, o en las que escuchamos en nuestras reuniones de la Iglesia. Sin embargo, será apropiado decir que la oración incluye otras formas por las cuales el hombre se dirige a Dios. Nefi no usa la palabra oración al hacer el relato de su gran visión. Simplemente dice: "Habiendo deseado conocer las cosas que mi Padre había visto, y creyendo que el Señor tenía el poder para hacérmelas saber, según estaba yo reflexionando esto, fui llevado en el Espíritu del Señor, sí, a una montaña muy alta." (1 Nefi 11:1.) No tengo dudas de que la reflexión de Nefi no era en esencia una oración. El Señor dijo a Emma Smith: "Mi alma se deleita en el canto del corazón; sí, la canción de los justos es una oración para mí." (D. y C. 25:12.) Frecuentemente, es necesario orar para pedir bendiciones específicas, pero deben incluirse expresiones de gratitud, alabanza y adoración. Hay una hermosa canción que dice: Del alma es la oración, El medio de solaz: Que surge en el corazón, Y da eterna paz. Gemido, pues, es oración, Y lágrimas que da; Reflejo de adoración, Do sólo Dios está. Simplicidad es oración, De labios infantil; Y grato coro en unión, De todo el redil.
La vida del cristiano es, Humilde oración; Su lema, al sentir morir; De Dios, eterno don. O tú, por quien tenemos paz, Tuviste que andar, La senda de la oración; Enséñanos orar. (Himnos de Sión, No. 129.) Se destaca la importancia de la oración, dado que es el mandamiento que Dios ha repetido al hombre con más frecuencia. El primer mandamiento que Dios dio a Adán y Eva, fue que "adorasen al Señor su Dios". Luego, "un ángel del Señor se apareció a Adán, y le dijo:... Harás cuanto hicieres en el nombre del Hijo; y te arrepentirás e invocarás a Dios en el nombre del Hijo para siempre jamás" 1 Moisés 5:5-6, 8). El Señor instruyó personalmente al hermano de Jared sobre la importancia de la oración. Cuando la colonia jaredita llegó al "gran mar... el Señor vino... al hermano de Jared, y habló con él... por el espacio de tres horas... y lo reprendió porgue no se había acordado de invocar el nombre del Señor. Y el hermano de Jared se arrepintió del mal que había cometido e invocó el nombre del Señor... y el Señor le contestó: Os perdonaré vuestros pecados a ti y a tus hermanos; pero no habéis de pecar más, porque debéis recordar que mi Espíritu no siempre contendrá con el hombre; por tanto, si pecáis hasta llegar al colmo, seréis desechados de la presencia del Señor." (Eter 2:13-15) Amulek amonestó a los Nefitas con estas palabras: "Por tanto hermanos míos. Dios os conceda empezar a ejercitar la fe hasta el arrepentimiento para que empecéis a implorar su santo nombre, a fin de que tenga misericordia de nosotros:... implorad su misericordia porque es poderoso para salvar..... humillaos y continuad haciéndole oración." El entonces los instruyó sobre cuando, dónde y cuán a menudo debían orar. "Orad cuando estéis en vuestros campos, sí, por todos vuestros rebaños. Rogadle en vuestros hogares, sí, por todos los de vuestra casa, en la mañana, al mediodía, y en la tarde.... imploradle contra el poder de vuestros enemigos;... contra el diablo, que es el enemigo de toda justicia.
Rogadle por las cosechas de vuestros campos, a fin de que prosperen. Conferencia General Abril 1978 Orad por los rebaños de vuestros campos para que puedan aumentar. Mas esto no es todo; es menester que derraméis vuestra alma en vuestros aposentos, en vuestros sitios secretos y en vuestros yermos. Sí, y cuando no estéis invocando al Señor, dejad que rebosen vuestros corazones, orando constantemente por vuestro propio bienestar así como por el bienestar de los que os rodean." (Alma 34: 17-27.) Después de su resurrección, Jesús fue a los nefitas y les enseñó cómo orar, dándoles como modelo el "Padre nuestro". Después. instruyó a sus discípulos nefitas: "En verdad, en verdad os digo que es necesario que veléis y oréis siempre no sea que entréis en tentación; porque Satanás desea poseeros para cerneros como a trigo. Por tanto, siempre debéis orar al Padre en mi nombre." E hizo esta promesa: "Y cuanto le pidáis al Padre en mi nombre, creyendo que recibiréis, si es justo, he aquí os será concedido. Orad al Padre con vuestras familias, siempre en mi nombre, para que sean bendecidas vuestras esposas e hijos." (3 Nefi 18:18-21.) En esta última dispensación, casi dos años antes de que la Iglesia fuera organizada el Señor le dijo profeta José Smith: "Ora siempre para que salgas vencedor; sí, para que venzas a Satanás, y para que te escapes de las manos de los siervos de Satanás, quienes apoyan su obra." (D. y C. 10:5.) Luego le dijo a Martin Harris: "Y además, te mando que ores, tanto vocalmente como en tu corazón; sí. ante el mundo así como en secreto; en público así como en privado." (D. y C. 19:28.) El indicó a los presbíteros de la Iglesia que debían "visitar las casas de todos los miembros, exhortándolos a orar vocalmente y en secreto" (D. y C. 20:47). El amonestó a Joseph Knight diciéndole: "Has de orar vocalmente delante del mundo así como en secreto, y entre tu familia y tus amigos, y todos los lugares." (D. y C. 23:6) Y dijo a Thomas B. Marsh: "Ora siempre, no sea que entres en tentación y pierdas tu galardón." (D. y C. 31:12.) El Señor dijo a otros: "Orad siempre... a fin de que podáis aguantar el día de su venida, ya sea en vida o en muerte. " (D. y C. 61:39) "Lo que digo a uno, lo digo a todos; orad a todo tiempo, no sea que aquel inicuo tenga poder en vosotros y os quite de vuestra posición." (D. y C. 93:49.)
Los padres "han de enseñar a sus hijos a orar y a andar rectamente delante del Señor" (D. y C. 68:28). Hablando de los miembros de la Iglesia en Sión, el Señor dijo: "Quien no cumpla con sus oraciones ante el Señor, cuando sea tiempo. será tenido en cuenta ante el juez de mi pueblo." (D. y C. 68:33.) El propósito de la oración no es el de apaciguar a una Deidad vengativa, ni tampoco ganar favores de un Padre indulgente. Es ponernos a tono con aquel espíritu o luz que procede de la presencia de Dios "para llenar la inmensidad del espacio" (D. y C. 88:12). En esa luz encontraremos respuestas seguras a todas nuestras necesidades. La oración es la llave que abre la puerta y permite a Cristo entrar en nuestra vida. "He aquí", dice el Señor, "yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo." (Apoc. 3:20.) Así como la oración es el medio por el cual el hombre se dirige al Señor, la revelación es el medio por el cual Dios se comunica con el hombre. Al hacer esto, El usa varios medios. La palabra, por ejemplo, fue el método que El usó para responder a la oración de Adán. Adán y Eva "oyeron que les hablaba la voz del Señor en dirección del Jardín de Edén" (Moisés 5:4; cursiva agregada). Además de hacer oír su palabra, a veces el Señor aparece personalmente. "Abrahán habló con el Señor cara a cara, como un hombre habla con otro." (Abr. 3: 11.) "Y Dios le habló a Moisés... Y...la gloria de Dios cubrió a Moisés, de modo que estuvo en la presencia de Dios y habló cara a cara con él." (Moisés 1: 3, 31.),José Smith nos dio su testimonio de que el Padre y el Hijo se le aparecieron en persona:... vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí.... vi a dos personajes, cuyo brillo y gloria no admiten descripción, en el aire arriba de mí. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Este es mi Hijo Amado!" (José Smith 2: 16-17.) Algunas veces el Señor envía representantes personales para comunicarse con el hombre. Por ejemplo, El envió a Moroni muchas veces para instruir al profeta José Smith. (José Smith 2:28-59.) El Profeta escribió sobre estas visitas: "Después de haberme retirado a mi cama, me puse a orar, pidiéndole a Dios Todopoderoso... Encontrándome así en el acto de suplicar a Dios, vi que se aparecía una luz en mi cuarto, y que siguió aumentándose hasta que el cuarto quedó más iluminado que al
mediodía: cuando repentinamente se apareció un personaje al lado de mi cama, de pie en el aire." (José Smith 2:29-30.) En otras ocasiones, el Señor se ha comunicado con el hombre por medio de visiones y sueños, por ejemplo el sueño de Daniel y la visión de Nefi. Enós dijo: "La voz del Señor de nuevo llegó a mi alma, diciendo: Visitaré a tus hermanos según su diligencia en guardar mis mandamientos" (Enós 10). Yo puedo testificar sobre esta tierra de revelación, porque la experimenté. En una ocasión que finalizaba de hablar en el funeral de una buena madre Santo de los Últimos Días, y estaba por decir amén y sentarme, recibí en mi mente estas palabras: "Vuelve y testifica". Y eso fue lo que hice. Por mucho tiempo no pensé más en lo ocurrido, hasta que un día nos visitó una hermana, que vive en una estaca vecina. Ella nos relató este incidente: "En nuestro barrio vive una mujer que por muchos años no mostró ningún interés en la Iglesia. Nuestros esfuerzos para activarla fueron infructuosos. Hace poco tiempo cambió completamente, paga su diezmo, atiende regularmente a la reunión sacramental y participa en otras actividades. Cuando le preguntaron cual fue la causa de esta transformación, ella contestó: Fui a Salt Lake City al funeral de mi madre; en esa ocasión, un hermano de apellido Romney hizo uso de la palabra. Después que dio un discurso de circunstancias, yo pensé que se sentaría, pero en cambio volvió al púlpito y dio un testimonio que me impresionó grandemente. Esto despertó en mí el deseo de vivir como mi madre me había enseñado'." Ahora yo sé, mis hermanos y amigos, y doy testimonio de que la revelación del Señor viene a través de la palabra, por visitas personales, por medio de mensajeros enviados por El, mediante sueños y visiones, y por la voz del Señor que habla a nuestra mente. A menudo, sin embargo, las revelaciones vienen por medio de "la voz apacible y suave" (D. y C. 85:6). El Señor mismo atestigua y recalca la importancia y realidad y de estos medios de revelación. Concerniente a la veracidad del testimonio del Profeta, en cuanto a las planchas de oro que contenían los registros del Libro de Mormón el Señor dijo en una revelación que dio a Oliverio Cowdery por intermedio del profeta José Smith: "He aquí, tú sabes que has acudido a mí, y yo te iluminé la mente". y agrega. " No hablé paz a tu alma concerniente al asunto?" (D. y C. 6: 15, 23.) Con respecto al deseo de Oliverio de "recibir conocimiento concerniente a lo grabado" en las planchas que José estaba traduciendo (D. y C. 8: 1), el Señor dijo: "Sí, he aquí, te lo manifestaré en tu mente y corazón por medio del Espíritu Santo que vendrá sobre ti y morará en tu corazón." (D. y C. 8:2.) Al hacer decisiones, la revelación del Señor está a disposición de todo aquel que la busque y esté preparado para recibirla. Y esta es la fórmula divina:
"Te digo que tienes que estudiarlo en tu mente: entonces has de preguntarme si está bien: y si así fuere, causaré que arda tu pecho dentro de ti: por lo tanto, sentirás que está bien. Mas si no estuviere bien, no sentirás tal cosa." (D. y C. 9:8-9.) Os testifico de la veracidad de estas enseñanzas divinas concernientes a la oración y revelación, en el nombre de nuestro Redentor Jesucristo. Amén.