VII Domingo del Tiempo Ordinario 19 de febrero de 2012 Monición: 1 Muy queridos hermanos, como cada domingo nos reunimos en asamblea para celebrar la eucaristía, y dar gracias a Dios. En ella aprendemos a amar a Dios y a amarnos unos a otros, como nos manda Jesús. El texto del evangelio que después vamos a leer nos presentará a Jesús reunido en casa con muchos a los que proponía la palabra. Hoy también, aquí entre nosotros, se repite la misma escena. Y en un contexto en el que pecado y enfermedad estaban íntimamente relacionados. Jesús premia la fe de los amigos de un paralítico, curando a éste de su enfermedad después de haberle perdonado los pecados. Comencemos nuestra celebración con alegría, porque Jesús está en medio de nosotros. Primera Lectura: Lectura del libro de Isaías (43, 18-19. 21-22. 24b-25) Esto dice el Señor: No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo, para apagar la sed del pueblo que yo formé, para que proclamara mi alianza. Pero tú no me invocabas, Jacob; no te esforzabas por mí, Israel; no me saciabas con la grasa de tus sacrificios; pero me avasallabas con tus pecados, y me cansabas con tus culpas. Yo, yo era quien por mi cuenta borraba tus crímenes y no me acordaba de tus pecados. Palabra de Dios.
Salmo responsorial (Salmo 40) R- Sáname, Señor, porque he pecado contra ti. Dichoso el que cuida del pobre y desvalido; en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor. El Señor lo guarda y lo conserva en vida, para que sea dichoso en la tierra, y no lo entrega a la saña de sus enemigos. R.- El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor, calmará los dolores de su enfermedad. Yo dije: Señor, ten misericordia, sáname, porque he pecado contra ti. R.- 2 A mí, en cambio, me conservas la salud, me mantienes siempre en tu presencia. Bendito el Señor, Dios de Israel, ahora, y por siempre. Amén. Amén. R.- Segunda Lectura: Lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (1,18-22) Hermanos: Dios me es testigo! La palabra que os dirigimos no fue primero sí y luego no. Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el que Silvano, Timoteo y yo os hemos anunciado, no fue primero sí y luego no ; en él todo se ha convertido en un sí ; en él todas las promesas han recibido un sí. Y por él podemos responder: Amén a Dios, para gloria suya. Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros. Él nos ha ungido. Él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu. Palabra de Dios.
Aleluya El Señor me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad. Evangelio: +Lectura del Santo Evangelio según San Marcos (2,1-12) Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la Palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico, y como no podían meterlo por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: Hijo, tus pecados quedan perdonados. Unos letrados, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: Por qué habla éste así? Blasfema. Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios? Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: Por qué pensáis eso? Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar? Pues, para- que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados... Entonces le dijo al paralítico: Contigo hablo. Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: Nunca hemos visto una cosa igual. 3 Palabra del Señor. Reflexión: Curador de la vida Jesús fue considerado por sus contemporáneos como un curador singular. Nadie lo confunde con los magos o curanderos de la época. Tiene su propio estilo de curar. No recurre a fuerzas extrañas ni pronuncia conjuros o fórmulas secretas. No emplea amuletos ni hechizos. Pero cuando se comunica con los enfermos contagia salud. Los relatos evangélicos van dibujando de muchas maneras su poder curador. Su amor apasionado a la vida, su acogida entrañable a cada enfermo, su fuerza para regenerar lo mejor de cada persona, su capacidad de contagiar su fe en Dios creaban las condiciones que hacían posible la curación. Jesús no ofrece remedios para resolver un problema orgánico. Se acerca a los enfermos buscando curarlos desde su raíz. No busca solo una mejoría física. La curación del organismo queda englobada en una sanación más integral y profunda.
Jesús no cura solo enfermedades. Sana la vida enferma. Los diferentes relatos lo van subrayando de diversas maneras. Libera a los enfermos de la soledad y la desconfianza contagiándoles su fe absoluta en Dios: "Tú, ya crees?" Al mismo tiempo, los rescata de la resignación y la pasividad, despertando en ellos el deseo de iniciar una vida nueva: "Tú, quieres curarte?" No se queda ahí. Jesús los libera de lo que bloquea su vida y la deshumaniza: la locura, la culpabilidad o la desesperanza. Les ofrece gratuitamente el perdón, la paz y la bendición de Dios. Los enfermos encuentran en él algo que no les ofrecen los curanderos populares: una relación nueva con Dios que los ayudará a vivir con más dignidad y confianza 4 Marcos narra la curación de un paralítico en el interior de la casa donde vive Jesús en Cafarnaún. Es el ejemplo más significativo para destacar la profundidad de su fuerza curadora. Venciendo toda clase de obstáculos, cuatro vecinos logran traer hasta los pies de Jesús a un amigo paralítico. Jesús interrumpe su predicación y fija su mirada en él. Dónde está el origen de esa parálisis? Qué miedos, heridas, fracasos y oscuras culpabilidades están bloqueando su vida? El enfermo no dice nada, no se mueve. Allí está, ante Jesús, atado a su camilla. Qué necesita este ser humano para ponerse en pie y seguir caminando? Jesús le habla con ternura de madre: «Hijo, tus pecados quedan perdonados». Deja de atormentarte. Confía en Dios. Acoge su perdón y su paz. Atrévete a levantarte de tus errores y tu pecado. Cuántas personas necesitan ser curadas por dentro. Quién les ayudará a ponerse en contacto con un Jesús curador? Oración de los fieles: Sabiéndote Señor Todopoderoso, que sigues mostrándonos el camino y abriéndonos los ojos a la novedad de tu mensaje, acoge estas súplicas que te presentamos e ilumina nuestras decisiones: R.- ILUMINA A TU PUEBLO, SEÑOR - Por el Papa, los obispos, muy especialmente por nuestro Obispo D. Jesús, por los sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, para que sigan mostrando al mundo la novedad del mensaje de Amor que nos trajo Jesucristo. (OREMOS) - Por los enfermos, los desplazados, los que viven en soledad, para que sientan que la Iglesia los acoge y acompaña en su sufrimiento. (OREMOS)
- Por la paz en todos los países, ciudades, familias y personas de la tierra. (OREMOS) - Por todos los que trabajan en las parroquias y movimientos cristianos para que tengan la misma actitud de servicio que tuvo Jesús en su vida. (OREMOS) - Por todos los cristianos que dejaron este mundo, acógelos Padre en tu morada eterna. (OREMOS) - Por los que celebramos esta eucaristía para que al compartir tu mesa nos sintamos más unidos a Cristo y a los hermanos. (OREMOS) En tus manos ponemos Padre estas súplicas atiéndelas con tu Amor infinito y haz que crezca tu Reino entre nosotros. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. 5 Ofrendas: Con este CARTEL DE MALAS NOTICIAS, queremos representar la camilla del mundo. Aquello que nos paraliza y nos produce tristeza y pocas ganas de seguir hacia adelante. Ayúdanos, Señor! Con esta PALA queremos comprometernos como cristianos apartar de nosotros todo aquello que nos impide avanzar por tus caminos, descubrirte como el único Señor de nuestra vida. Con el PAN Y EL VINO traemos hasta el altar nuestro deseo de mejorar. El esfuerzo que estamos llamados a realizar como cristianos para estar en comunión con Dios y con los demás. Oración para después de la comunión: Gracias, Señor, por quedarte en mí y junto a cada uno de nosotros hecho alimento, para ayudarnos a recorrer el camino. Gracias por las llamadas que continuamente nos haces a seguirte, a testimoniar con nuestra vida el Evangelio, a ser cepas que den buenos y abundantes frutos. Gracias por insistir en las llamadas, pese a que nuestras respuestas casi siempre son negativas, tibias, faltas de coraje y decisión. No te canses Señor. Ayúdanos con la fuerza de esta comunión a dejarnos transformar, a dejarnos podar y
entrecavar, para que seamos cepas renovadas, que cada cosecha dan mejores frutos. Despedida: Salgamos con mucho ánimo del templo sobre todo en estos tiempos tan malos. La Escritura nos ha mostrado que la fe todo lo puede, como le ha ocurrido al paralitico del relato de Marcos. Y tengamos en cuenta algo el importante. En unos días comienza la Cuaresma con la celebración del Miércoles de Ceniza. Se inicia un tiempo de amor y conversión. Preparémonos hermanos para este tiempo de gracia que nos brinda el Señor. Con esta certeza y confiando en nuestro Padre Dios. Podéis ir en paz. 6 V- Demos gracias a Dios Fraternidad Franciscana de la Cruz San Miguel de Serrezuela y Cabezas del Villar en Ávila y Torrelodones en Madrid