EL DESVÁN LITERARIO MICRORRELATOS CONTRA EL MALTRATO Se cruzaron las miradas Se cruzaron las miradas y tú ya pensabas que era el chico de tus sueños. Lo creíste más aún cuando te dedicó un gol y te lanzó una mirada. Hasta que un día dejó de ser el chico de tus sueños, simplemente porque no hacías lo que él te exigía. Te llenó el corazón de malos tratos y de malas palabras. Ahí te diste cuenta de que era el ogro de tus pesadillas, no el chico que tú siempre habías creído que era. Ana Vallejo San Martín, 1º B
La sangre se deslizaba pegajosa, impasible, sin que el tiempo la pudiera detener. Solamente pudo levantar uno de sus ojos color miel, y con un último suspiro, sintió como se le escapaba el aire de entre las entrañas, el último halo que aún tenía. Gritó. Desgarrado, maltratado y frívolo, ascendió hacia la pálida luna, que presenciaba el universo cual reina altanera. En aquel pueblo chiquito, en uno de sus cálidos hogares, en ese mismo instante, cayó una más. Solamente una más entre cien, mil, millones de mujeres que cada día sufren acostumbradas al dolor y aún así, se siguen lamentando, preguntándose qué habrán hecho mal, preguntándose si merece la pena ser mujer. A su imagen y semejanza Pablo Ibáñez González 1º A Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, y a partir de ahí, creó a la mujer. Lo cual demuestra una cosa: -La mujer depende del hombre desde la creación, cosa que es injusta. Dios los dejó vivir en el paraíso, con la condición de que no probaran la fruta del árbol prohibido. Pero la mujer no debía de estar tan contenta con el papel de segundona y no sólo cogió la fruta sino que se la ofreció al hombre. Lo cual demuestra dos cosas: -Que el paraíso no era lo que esperaba. -Que al hombre le engaña fácilmente una mujer inteligente con una sola manzana. Clara Hijosa Gómez, 1ºA
Hundiéndome en silencio Mi sueño era volar. Jamás pensé que sería él quién me cortara las alas. Empezaron los problemas y me aferré a la soledad. Siempre pensé que mi vida sería un sueño, mirando las estrellas y no mis ojeras; cansadas de pelear. Y busco de cualquier modo encontrar mi libertad. Y su dignidad? Las cadenas que me ahogan, no me dejan respirar. Y aquí estoy hundiéndome en silencio, esperando llorar algún día de alegría. Manchas Moradas Celia Martínez B. 2ºA Otro día igual. Como de costumbre, papá llegaba tarde. Yo llevaba dormido mucho tiempo. Los gritos de mamá me despertaban. Al día siguiente, mamá tenía manchas moradas en la cara. Le preguntaba qué eran, me respondía que nada. En clase pregunté a mis compañeros si sus mamás tenían manchas moradas. Me extrañó que me lo negaran, puesto que había visto a mi mamá casi siempre con esas manchas desde que recordaba. Y aquel día me di cuenta. Esas situaciones que veía normales, no lo eran. Si algún día tengo mujer, no dejaré que vaya con manchas moradas en la cara. Zhara al Mafhoudi, 2º B
Echándola de menos Le ilusioné y así fue como ella se enamoró de mí. Le hice creer que ella era mi vida. Recuerdo sus besos, sus caricias, sus te quiero, pequeño. Sus detalles, los momentos que me regalaba y otras cosas con las que jugaba y no me importaba. Ella siempre me perdonaba cada traición, cada insulto, cada golpe Aún recuerdo su llanto por teléfono, cuando le rompí el corazón. Pasó un tiempo y ella se olvidó de mí. Mientras tanto aquí estoy yo, echándola de menos y arrepintiéndome de todo. Mi peor pesadilla Ana Perrote. 1º B De pequeña soñaba con mi príncipe azul, con alguien que me amara. Pero, de repente, ese príncipe azul se convirtió en mi jefe, mi peor pesadilla. Sus palabras se convirtieron en insultos y sus caricias en golpes. En cada te quiero, un puñetazo; en cada perdón, un simple abrazo. Yo no se lo decía a nadie, porque él decía que me quería. Hasta que mi silencio fue para siempre. Carla Alonso 2ºA
rojos de llorar Sus ojos rojos de llorar y el color morado de su alrededor, lo decían todo. Su marido cada vez llegaba más tarde y más borracho. Su manera de hablar con ella era despreciable y agresiva. Desde que vinieron de sus últimas vacaciones ya no eran los mismos. Aunque solo era su vecina, intenté ayudarla, pero se negaba a razones, afirmaba que era feliz y que su marido la quería. Una mañana, cuando salía, para tirar la basura, vi su puerta precintada y con policías en el interior. Según me contaron, ella murió por una cuchillada y él, posteriormente, se suicidó cortándose la venas, ya que estaba borracho. María Tejido 2ºB