ESTUDIO DE COLOSENSES Por: Rubén Álvarez Con la mirada arriba Introducción Colosenses 3: 1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria La circuncisión fue y es la señal del pacto para todos los judíos desde Abraham hasta hoy. Dios hizo un pacto personal con Abraham de gran alcance, tanto así que a más de cuarenta siglos sigue vigente. Por medio de ese pacto llegó el cumplimiento de la promesa de Dios a Abraham. Dios quitó su nombre de maldición (Abram) y lo cambió por un nombre de bendición (Abraham), le aseguró que sus descendientes llegarían a ser una gran nación y que poseerían la tierra en donde el estaba habitando, y que serían de bendición para todas las naciones. Y cuando esa descendencia se había multiplicado grandemente y habían salido de la esclavitud en la que estuvieron sometidos en Egipto, estaban listos para entrar a aquella tierra de promesa, pero nuevamente fue necesario circuncidar a todos los que no lo habían hecho para que, estando el pacto en sus cuerpos, pudieran ser exitosos en aquella gran empresa. Dios le dijo a Josué: Hoy he quitado el oprobio de Egipto, la vergüenza de haber sido esclavos, nunca más lo serán. Como platicábamos, los primeros cristianos de la ciudad de Colosas estaban siendo presionados por los judíos convertidos a circuncidarse de forma tal que el pacto de Dios, pensaban ellos, estuviera en sus vidas. Pero no habían comprendido que el nuevo pacto que Dios establece con nosotros no está fundado en una circuncisión física, sino en una espiritual. El apóstol Pablo les dice a los Colosenses que la circuncisión que necesitamos fue hecha por Cristo, quitando de nosotros el cuerpo pecaminoso carnal, quitando de en medio, además, el acto de decretos que nos era contraria, despojando así al diablo de todo poder y autoridad sobre nuestras vidas, y por si fuera poco sepultándonos juntamente con Él en el bautismo y resucitados juntamente con Él para una nueva vida victoriosa, el oprobio de Egipto, es decir: La vergüenza de una vida de pecado, derrota y esclavitud de maldiciones fue quitada para ser más que vencedores.
Ahora bien, dice el apóstol Pablo en las líneas que hemos leído: Si entonces hemos resucitado con Cristo para esa nueva vida victoriosa, entonces no pongamos nuestra mirada en las cosas terrenales, sino en las de arriba, en las celestiales; donde podemos ver a Cristo; no muerto, no vencido, no derrotado; sino victorioso, sentado a la diestra del Padre gobernando sobre todo. Tu mirada anticipa hacia donde te moverás. Quien voltea es porque algo quiere que le queda atrás y entonces puedes anticipar que se dirigirá hacia atrás, quien mira hacia le frente es porque hacia allá caminará. Quien mira hacia las cosas de la tierra, lo terrenal busca; quien pone su esperanza y anhelo en las cosas del cielo justamente hacia allá se dirigirá. DESARROLLO 1. Viendo hacia arriba. Cómo es que debemos poner nuestra mirada en las cosas de arriba? Miremos: Génesis 6: 15 Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura. 16 Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero. 17 Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá. 18 Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres Dios estableció un pacto personal de salvación con Noé, por medio del cual, él y toda su familia, serían salvados de la destrucción total que era anunciada para toda la gente sobre el planeta. A fin de lograr dicha salvación, Noé debía construir un arca de acuerdo al estricto diseño que Dios le daba; no había oportunidad para cambios, por creativos que parecieran. Todo tenía un porque, ninguna de las instrucciones de Dios carecía de propósito. Y me llama la atención que dentro del diseño del arca, Dios le instruyó que hiciera una ventana, pero le ordenó que la colocara hasta arriba del arca. De treinta codos era la altura del arca, y la ventana debía quedar apenas un codo abajo del tope. En esos treinta codos de altura habían tres pisos, que albergarían durante un tiempo a la familia de Noé y a una pareja de todos los animales de la tierra. Y una vez terminada el arca, empezó el diluvio. Cuarenta días y cuarenta noches llovió a torrentes sobre la tierra produciendo una enorme inundación. El agua llegó a cubrir no solo árboles, sino montes completos. La destrucción fue terrible. Casas derribadas, gente y animales ahogados. Sin duda fue espantoso. Y terminó la lluvia, las nubes se fueron y el sol nuevamente salió. A partir de ese momento aquella
ventana construida hasta arriba del arca tan solo dejaba ver el cielo azul durante el día y la multitud de estrellas por la noche. Es verdad; debajo del arca había un caos, pero lo que Noé y su familia tan solo podían ver era la belleza del cielo. Pasaron ciento cincuenta días en que el arca flotó sobre la destrucción, las aguas bajaron gradualmente hasta que el arca pudo reposar sobre los montes de Ararat. Así que durante todo ese tiempo nadie pudo ver lo que sucedía debajo de ellos, solo veían el cielo. Es por lo anterior que estoy convencido que Dios nos instruye a poner nuestra mirada en las cosas de arriba, en las del cielo; de forma tal que nuestra esperanza siempre sea Él. Cuántos malos pensamientos pudieran haber pasado por la mente de Noé y los suyos si hubieran podido ver la devastación que había? Pero su mirada estaba en las estrellas, en el cielo, desde donde esperaban el cumplimiento del pacto de salvación de Dios. Si Dios lo había prometido, de seguro cumpliría con su Palabra. Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando un cristiano pone su mirada en las cosas de la tierra entonces se percata de toda la destrucción y mal que el pecado ha producido. Se llena de miedo, de afanes, de estrés y de angustia. Su fe se debilita y se vuelve un hombre mortal común y corriente, sujeto a todos vientos y tempestades. Pero el arca de salvación que Dios ordenó a Noé construir es un ejemplo para todos nosotros del poder de Dios en nuestros días a través de Su pacto con personal con cada uno de nosotros. Noé no podía de ninguna forma salvarse a sí mismo, no tenía ni las ideas ni la capacidad para hacerlo; pero recibió de Dios la Palabra suficiente para sostener Su pacto de salvación. Y Dios ha establecido contigo y conmigo un pacto de salvación igualmente a través de Su Hijo Jesucristo, de forma tal que la destrucción de la muerte no tenga ningún poder sobre nosotros. Y de igual forma nos ha dado las instrucciones precisas para sostener Su pacto de salvación, de forma tal, que quien las siga, sea salvado de la destrucción. Dado que has muerto al pecado, ahora tu vida está escondida con Cristo en Dios. Él es nuestra arca de salvación. Mucha destrucción hay en el mundo entero, crisis financieras, laborales, de violencia por donde quiera. Pero escondidos en Cristo podemos estar seguros. Él es nuestra arca. Y en ésta arca, una pequeña ventana ha puesto Dios en este pacto de salvación y está colocada arriba, de forma tal que nos instruye a siempre poner nuestra mirada en las cosas del cielo, donde podemos ver a Jesús sentado a la diestra de Dios gobernando sobre todas las cosas. Ahora bien lo dice claramente: Si es que hemos muerto a la tierra y resucitado para Dios Cuando las personas persisten en trabajar conforme a sus capacidades, ideas, razonamientos, fortalezas y energías tan solo son pobres terrícolas sujetos a lo que
pueda suceder en la tierra; pero cuando has experimentado el poder de la Resurrección entonces tu mirada está puesta en el Poder de Dios y nunca más en tus capacidades. Dios instruyó que no hubieran ventanas a los laterales, de forma tal que ver la destrucción no era una opción, sino ver el cielo, ver Su pacto, ver las estrellas por la noche. Tú puedes poner en tu carrera tu esperanza del futuro, tal vez pongas en el dinero tu confianza, o en tu trabajo tal vez. Pero ni en tu carrera, ni en el dinero, ni en tu trabajo hay salvación, en ninguno de ellos hay vida eterna, allí no hay salvación para tu familia, ni para tu alma, ni para tu economía, ni para la unidad de tu familia. Esto es lo que Jesús dijo: Mateo 6: 19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan que te hicieras tesoros en el cielo donde la polilla ni el orín corrompen y donde ningún ladrón puede robar; porque en tanto que tus tesoros sean terrenales entonces todo lo que tienes será temporal e inseguro. Mateo 6: 25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. No valéis vosotros mucho más que ellas? 27 Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el vestido, por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo: Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal Sí, vivimos en la tierra y Dios sabe que tenemos necesidades en tanto que vivamos en este ambiente terrenal. Sin embargo la instrucción para tu mente es la misma: Mira las aves del cielo, que vuestro Padre celestial las alimenta. Mira los lirios del campo, como Dios los viste más excelentemente que como vistió el gran rey Salomón. Así que no te afanes por tus necesidades terrenales. Esto no quiere decir que no trabajes o que dejes de estudiar tu carrera profesional, sino que prioritariamente busques el Reino de Dios y Su justicia, que Dios se encargará del resto.
El estrés, los afanes, las preocupaciones y la ansiedad son enfermedades mentales clásicas de nuestro tiempo, mismas que tienen la capacidad de desarrollar enfermedades físicas como la gastrítis, disfunsiones intenstinales, hipertensión arterial, etc. Si tu quieres tener una mente sana, pon tu mirada en el cielo, en las poderosas promesas de Dios, en Su buena Palabra que te ha dado. Mira bien: Él te ha dicho: Yo soy tu proveedor y tu sustentador Yo estaré contigo a donde quiera que vayas Ninguna arma forjada contra ti prosperará Caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra, pero a mí no llegará Los leoncillos pueden llegar a tener hambre, pero nada faltará a los que en mí confían Yo soy tu sanador Yo soy tu escudo y tu roca firme Así que las evidencias físicas pueden soplar en contra fuertemente, pero tu mirada puede estar en la buena Palabra de Dios que has recibido, por lo cual, confiado descansarás, viendo al cielo y esperando el cumplimiento de Su pacto de salvación. 2. Terrenal o celestial Ahora bien, dice el apóstol Pablo también a los filipenses: Filipenses 3: 18 Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; 19 el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal Como podrás darte cuenta estas palabras fueron escritas no ha gente incrédula sino a cristianos. El apóstol Pablo les llama: enemigos de la cruz de Cristo, puesto que toda su vida está dirigida únicamente hacia lo terrenal. Sus pensamientos están dirigidos únicamente a los bienes materiales, a sus proyectos de vida terrenales, a ganar más, a comer mejor. Trabajo, socializar, hacer ejercicio, comer en buenos restaurantes, ganar más dinero, etc.; y Dios es solo una parte más de su vida a la cual, por cierto, le dedican la más baja de las prioridades. Pues bien, el Espíritu de Dios por medio del apóstol Pablo dice: Su fin de ellos es perdición. Quien pone su mirada en lo terrenal sigue siendo terrenal, quien pone su mirada y esperanza en el cielo ese es celestial. Es tu decisión como hijo de Dios hacia donde poner tu mirada. Te aconsejo que tomes el pacto que solo tiene una ventana arriba, y veas desde allí las cosas del cielo y Su magnificencia, las promesas de tu Dios y Su esperes en Su misericordia y bondad.