C A R T A P A S T O R A L C A T E Q U E S I S A R Q U I D I O C E S A N A D E A D U L T O S SERÁN MIS TESTIGOS U N N U E V O P R O Y E C T O D E C A T E Q U E S I S Un saludo y bendición especial a todos los responsables de la catequesis a sus diversos niveles. Gracias a Dios, a pesar de los normales tropiezos en toda actividad, se toma conciencia de la necesidad de concebir y llevar adelante la madurez en la fe, a través de un proceso que exige preparación, dedicación y tiempo. Los itinerarios catequísticos nos ponen ante una nueva realidad y una nueva exigencia. No vivimos en una sociedad en la que la trasmisión de la fe se haga por ósmosis. Más bien, lo contrario. Lo religioso cristiano no constituye el eje de la vida social actual. Ello requiere un protagonismo mayor de todo creyente para que la fe se haga presente como sustrato y base de sus actuaciones. Hay que ejercer de discípulo y de maestro, de amigo y animador, de misionero que entiende que la fe cristiana debe ser el quicio sobre el que giren nuestros mejores valores y virtudes. Por ello, hay que continuar con el proceso iniciado, ahondar en sus logros y corregir las fallas que se vayan presentando. Hasta ahora, el centro de la catequesis ha girado en torno a la preparación a los sacramentos de la iniciación cristiana. Han sido los adolescentes y los jóvenes, los principales, si no los únicos destinatarios de la catequesis. Una vez recibido el sacramento se interrumpe el proceso iniciado. Qué hacer. He aquí, la propuesta que queremos poner en marchar con la participación de todos los agentes pastorales. El centro de la catequesis debe girar en torno al adulto, para que también lo sea en su comportamiento como creyente. Este proyecto no es un invento nuestro. Responde a la experiencia y exigencia eclesial de las últimas décadas, tanto a nivel universal como local. En las parroquias de nuestra Arquidiócesis de Mérida se comenzará a trabajar, a partir del mes de Septiembre, un nuevo proyecto catequético, destinado para adultos, siguiendo el programa propuesto por el Departamento Nacional.
El Directorio General de la Catequesis plantea que la catequesis de adultos, al ir dirigida a personas capaces de una adhesión plenamente responsable, debe ser considerada como la forma principal de catequesis, a la que todas las demás, siempre ciertamente necesarias, de alguna manera se ordenan (DGC 59; CT 43), uniendo a ello la exhortación del Concilio Plenario a asumir la catequesis de adultos como modelo orientador de toda catequesis (Cf CAT 62-64). El adulto por la catequesis orienta, ilumina y desarrolla su Fe, encuentra el verdadero sentido de su vida, buscando el Reino de Dios dentro de las realidades temporales en las que se mueve. Como catequesis para adultos toma en cuenta su experiencia de vida, sus convicciones y valores para lograr que sea el Evangelio el que llene su existencia. Por tanto es una catequesis antropológica que tiene como eje central la Palabra de Dios y lleva a un compromiso de vida que se celebra en la oración, la alabanza, el perdón y la acción de gracias. Sentimos la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades un proceso de iniciación en la vida cristiana que comience por el Kerigma y, guiado por la Palabra de Dios que conduzca un encuentro personal cada vez mayor, con Jesucristo y que lleve a la conversión, al seguimiento en una comunidad eclesial y a una maduración de la fe en la práctica de los sacramentos, el servicio y la Misión (DA 289). Durante los meses de enero a julio del presente a año, se ha capacitado a catequistas de las diferentes parroquias de la Zona Pastoral Centro y Ejido. La parroquia ha de ser el lugar donde se asegure la iniciación cristiana de los bautizados y tendrá como tarea irrenunciable iniciar en la vida cristiana a los adultos bautizados y no suficientemente evangelizados (DA 293); por tal motivo insistimos en dar ánimo a todas las parroquias para que empiecen con ilusión este proyecto. LAS CLAVES DE ESTE PROCESO Buscamos dar a conocer los Itinerarios Catequísticos implementados en el Concilio Plenario de Venezuela y asumidos por nuestra arquidiócesis. Tenemos un alto porcentaje de católicos sin conciencia de la misión de ser sal y fermento en el mundo, con una identidad cristiana débil y vulnerable (DA 286). Por ello nos planteamos un proceso en clave misionera y catecumenal, tratando de atender y responder a la nueva situación de la catequesis en el contexto de indiferencia religiosa e increencia de nuestra sociedad y en el marco de evangelización que nos reta. Las novedades de este proyecto respecto a otros son: Una programación temática diferente. Destinatarios: en este momento actual es necesario acoger como destinatarios no sólo a los cristianos cercanos, sino también a cristianos más alejados. Una pedagogía más activa que impulsa la praxis y la iniciación en las diferentes
dimensiones de la catequesis: conocimiento, liturgia y oración, moral, vida eclesial y misión. Ante tal situación, el proceso subraya el anuncio kerigmático, esto es, el contenido esencial del Evangelio: el acontecimiento de Cristo Crucificado y Resucitado, núcleo central y cumbre de la Historia de la Salvación, para llamar a los catequizandos a la conversión inicial a él, a la adhesión básica a su Persona. OBJETIVOS DEL PROCESO El objetivo principal es acompañar a los adultos en su camino cristiano mediante itinerarios catequísticos de iniciación y de educación permanente en la fe. Ellos son los responsables de que la familia sea la primera comunidad cristiana evangelizadora, los primeros educadores en el fe de sus hijos y los protagonistas del cambio de la sociedad (CAT 111). Se busca ofrecer a los adultos las orientaciones y medios que favorezcan su conversión y adhesión a Jesucristo, el crecimiento y maduración de la fe y su participación en la comunidad eclesial, optando por un proyecto de vida según el Evangelio. Este proceso da especial importancia a la gradualidad de las etapas, a las celebraciones en cada una de ellas, a los signos y celebración de paso a la siguiente etapa. Es en definitiva un Itinerario que pone los cimientos del edificio espiritual del cristiano adulto, donde la fe se celebra, se vive, se proclama y se expresa en la riqueza de los signos. La catequesis no debe ser ocasional, reducida a los momentos previos a los sacramentos, sino más bien un itinerario catequético permanente. Establecer un proceso orgánico y progresivo que se extienda por todo el arco de la vida desde la infancia hasta la ancianidad. Considerando la catequesis de adultos como la forma fundamental de la educación de la fe (DA 298). Un proceso catequético serio es el que puede hacer posible cimentar y madurar en la fe y por lo tanto es el medio básico y necesario para todo creyente que inicia la andadura hacia una fe adulta. Llevando a cabo esta Iniciación Cristiana global, esperamos ver nacer unas personas en las que se dé una armonía entre lo que dicen creer y lo que viven. Deseamos poder dar con unos creyentes cristianos que han personalizado su fe, con una síntesis renovada de la misma, cristianos en quienes se ha ido generando una manera nueva de vivir: cercana a los hermanos, que gozan en la oración y la celebración, con una viva adhesión a Jesucristo, con conciencia de pertenencia a la Iglesia, a la que aman, y con impulso apostólico y misionero. Queremos afrontar con ilusión y esperanza este nuevo momento de la catequización de los adultos, esto constituye un gran desafío que cuestiona a fondo la manera como estamos educando en la fe. (nº 287), porque, a pesar de la dureza de la intemperie actual y de las dificultades propiciadas por el impacto de la indiferencia e increencia, seguimos creyendo en las posibilidades misioneras y catequizadoras de nuestras comunidades, asistidas por la fuerza del Espíritu del Resucitado.
NECESIDAD DE FORMAR CATEQUISTAS DE ADULTOS Ante esta prioridad y reto de la catequesis de adultos, tanto el Concilio Plenario como el Documento de Aparecida, urgen la gran necesidad de formar, desde otra visión, catequistas para nuestros catequizandos adultos. En general en nuestras Diócesis, hasta ahora, solo hemos tenido catequistas de niños y adolescentes, salvo algunas excepciones. El catequista de adultos ha de ser promovido como profeta-guía de nuestro tiempo y como profeta-testigo de la vida del Resucitado y su mensaje, para que por su coherencia de vida, los catequizando crean en él y se sientan acompañados en este Itinerario de Fe. Hoy más que nunca el testimonio de vida se ha convertido en una condición esencial con vistas a la eficacia real de la evangelización. Ha de ser formado en la esperanza y en la paciencia que le comunican una energía interior que se manifiesta en la alegría íntima de saberse servidor del Evangelio de Jesús. Precisamente esta alegría que concede el Espíritu (Gál 5, 22) es el distintivo auténtico del catequista y la prueba de que el evangelio le ha marcado la vida. Necesitamos ministros del Evangelio que irradien el fervor de quienes han recibido la alegría de Cristo. Deberían ser catequistas de adultos los cristianos que han recorrido el proceso de una catequesis de adultos. Han de estar dispuestos a dialogar y trabajar en equipo, a amar profundamente a la Iglesia y a su propia vocación, con una asidua participación en los sacramentos, vivencia y coherencia con su espiritualidad. La formación del catequista es un arte superior, es una prioridad, si queremos lograr una auténtica renovación catequística. Su formación comprende varias dimensiones, de ellas señalo las tres fundamentales a las que hace referencia el DGC: El SER del catequista, el SABER y el SABER HACER (Cf DGC 238). Para esta formación se ha preparado en Venezuela un texto específico para los catequistas de Adultos: Catequistas de Adultos. Metodología y temas de formación (Ed. San Pablo). Es un instrumento oportuno para afianzar su propia identidad como adultos y un aporte en relación con su tarea evangelizadora. Permite autoformarse e integrar la misión catequística como participación gozosa en la realidad de su vida. Jesús, modelo de catequistas, dedicó un tiempo precioso a la formación de sus apóstoles e invita a la Iglesia a cuidar con esmero a los catequistas que tienen la misión de testimoniar, transmitir la fe recibida y acompañar a otros en su proceso de descubrimiento, crecimiento y maduración. POR QUÉ SE HACE NECESARIO IMPLANTAR E IMPULSAR LOS ITINERARIOS DE ADULTOS Por la renovación catequística urgida en todo el continente ante la descristianización de nuestro pueblo.
Por la nueva concepción de la catequesis como iniciación cristiana integral, haciendo de ella un proceso catecumenal. Por la renovación que nos proponen el Concilio Plenario y el documento de Aparecida, de la comunidad parroquial y la conciencia de parroquia evangelizadora y misionera. Porque es un desafío y una norma del Concilio Plenario asumir como prioridad la catequesis de adultos como forma principal de la catequesis y desde esta opción, orientar la de niños y adolescentes. En definitiva porque la atención a la catequesis de adultos como principio organizador que da coherencia a los distintos procesos de catequesis, es el modelo orientador de toda catequesis. Los itinerarios de Iniciación cristiana de adultos en nuestro país, no son muy conocidos en la mayoría de las diócesis, pero para satisfacción nuestra como catequistas, ha habido algunas de ellas pioneras en este campo, con una experiencia muy rica y gratificante, evaluada en las diferentes parroquias donde se han trabajado las cuatro etapas, con perseverancia de los adultos y constancia de los catequistas y párrocos. Realmente el fruto es una parroquia renovada con comunidades parroquiales vivas y comprometidas. PASOS A DAR PARA IR IMPLANTANDO ESTE PROYECTO EN NUESTRA ARQUIDIÓCESIS Despertar la conciencia de los fieles sobre la urgencia, grandeza e importancia de la labor catequística. (CAT 109). Invitar a todos los fieles a conocer mejor su fe a través de la catequesis. (CAT 110). Coordinar y apoyar aquellas iniciativas parroquiales y zonales destinadas a la formación de grupos de catequesis de adultos. Luego de un proceso de formación, preparación y planificación junto al Secretariado de Catequesis arquidiocesano, debemos implementar, en cada parroquia, la catequesis para los adultos bautizados que necesiten renovar su fe, mediante los itinerarios inspirados en el proceso catecumenal (CAT 114). Formar catequistas preparados para acompañar procesos de iniciación cristiana de adultos, siguiendo los lineamientos del Secretariado Arquidiocesano. Mantener y fortalecer el funcionamiento de la Escuela de Formación para catequistas de la Arquidiócesis. Para ello, debemos valernos del Centro de Estudios Juan Pablo II con su larga experiencia de formación en este campo. Asumir, en la catequesis de adultos, el contexto sociocultural de las diferentes regiones de la Arquidiocesis, los valores y tradiciones locales, así como las nuevas expresiones de la
cultura adveniente. Particular atención merece la religiosidad popular, como expresión de la fe del pueblo (Cf CAT 116). Potenciar la creación de grupos de catequistas que a través de un proceso sistemático y vivencial renueven su fe cristiana en los adultos de nuestras parroquias. Los párrocos son parte importante de este proyecto, por tanto deben promover y animar la catequesis... de adultos en sus comunidades, así como la formación de los catequistas (CAT 127). Diligenciar los materiales y recursos necesarios que faciliten a las parroquias llevar a cabo este proyecto. Procurar los espacios físicos y recursos adecuados para atender a los diferentes grupos en el proceso de formación catequística y favorecer la sectorización de la catequesis a nivel parroquial (CAT 130). LOS MATERIALES EN SUS DIFERENTES ETAPAS Y SUS CARACTERÍSTICAS A la búsqueda del Dios vivo cuenta con una guía titulada Serán mis Testigos las claves del proyecto explica la génesis de este proyecto y el itinerario que se ha seguido hasta el resultado final del mismo. También explica cada una de las etapas en las que está dividido. Al encuentro del Dios vivo; es otra guía que sitúa muy bien al animador en todo el conjunto de este proyecto. Este proyecto catequético consta de cuatro etapas: PRECATECUMENADO: caracterizado por ser el tiempo del primer anuncio. Kerigma, tiene como objetivo dar una primera e inicial adhesión personal a Jesucristo. Está orientada a personas en cierta medida alejadas de la fe, pero que se hacen preguntas sobre ella y quieren dar pasos para reencontrarse con la vivencia de la fe. Esta etapa cuenta con un libro titulado Una Buena Noticia, y tiene una duración de dos meses. CATECUMENADO: destinado a la catequesis integral, comienza con la entrega de los evangelios y en su transcurso se celebra la renuncia a los ídolos, culmina con la petición de los sacramentos. Esta etapa cuenta con un libro titulado Luz para todos los pueblos, con una duración de 14 a 18 meses. PURIFICACIÓN E ILUMINACIÓN: proporciona una preparación intensa al bautismo. En esta etapa se celebran la entrega del credo y del padre nuestro. Culmina en la Vigilia Pascual, con la celebración de los sacramentos de iniciación o su renovación. Esta etapa cuenta con un libro titulado Felices los que, con una duración de siete semanas (Cuaresma).
MISTAGOGÍA: favorece la experiencia de los sacramentos. Orienta al ingreso de la comunidad con un proyecto de vida según el Evangelio y un compromiso evangelizador, que se ratifica en la celebración del Envío con la que se cierra el itinerario. Esta etapa cuenta con un libro titulado Felices los que, tiene una duración de ocho semanas (Pascua). También a nivel Nacional el Itinerario de Iniciación Cristiana de Niños-Adolescentes, recoge el proceso evolutivo, gradual y continuado que orienta la formación y maduración de la fe de los niños y adolescentes; las voces y necesidades de estos interlocutores y se coloca al lado de ellos para acompañarlos en su caminar. Parte del despertar religioso del niño para irlo formando. Los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía no son un fin, se dan como momentos especiales dentro de un amplio Itinerario de crecimiento en la fe que comenzó con el bautismo. Tenemos los medios, textos y cuadernos de actividades para los itinerarios de Niños y Adolescentes; son importantes recursos que enriquecen y actualizan nuestro ministerio como catequistas y nos invitan a asumir con gozo y audacia este reto de implementar esta nueva catequesis que involucra y forma a la familia completa. Como resultado del III CONGRESO ARQUIDIOCESANO DE CATEQUISTAS les pedimos y los retamos a ocuparnos en este nuevo paradigma; los cambios ya empezaron por nuestros pastores cuando aprobaron el Concilio Plenario. Ahora nos toca a nosotros embarcarnos y seguir a Jesucristo que nos dice: Catequista, rema mar adentro, o bien como el lema que nos ha reunido aquí: CATEQUISTA, REACCIONA, PONTE EN CAMINO CON JESÚS. El cambio lo van a propiciar los laicos, ánimo, Venezuela y la Iglesia los espera. AHORA A TRABAJAR El proyecto ya está realizado sobre el papel; mejor aún, cada parroquia tiene su proyecto estructurado, son como los planos del diseño de un arquitecto. Ahora entre todos tenemos que construir este edificio y aportar nuestro grano de arena en este empeño tan precioso en el que se ha empeñado nuestra arquidiócesis. Hay que hacer una convocatoria llena de esperanza e imaginación en las diferentes parroquias, para que seamos capaces de entusiasmar a un buen número de personas. Confiemos en el Secretariado Catequístico Arquidiocesano. Sigamos sus indicaciones y evaluemos en el camino, los pasos que se vayan dando para progresar en esta nueva aventura apostólica. Con mi bendición episcopal en la festividad de Nuestra Señora del Carmen del año de gracia del Señor 2011. +Baltazar Enrique Porras Cardozo Arzobispo Metropolitano de Mérida