Excelentísimas e ilustrísimas autoridades, compañeros de Corporación, Querido Juan, Señoras y señores. Buenas tardes. Cartagena rinde hoy merecido tributo a una de esas personas singulares cuya vida, intensa y fructífera, sirve de ejemplo y orgullo para todos nosotros. Como otras muchas personas que han dado lustre a esta ciudad a lo largo de su dilatada historia, Juan no nació en Cartagena, sino que al llegar a ella encontró en el carácter afable y acogedor de sus rincones, su clima y sus gentes, la razón suficiente para quedarse y amarla como un cartagenero más. Estimado Juan, queremos agradecerte sinceramente lo mucho que nos has dado, tu ejemplo, tu entusiasmo, tu espíritu siempre joven. Las incontables vocaciones que has inspirado, profesores y profesoras de inglés de nuestros institutos, escuelas y academias privadas. Pocas ciudades de España tienen hoy tanta pasión por los idiomas, y en concreto por el inglés, como Cartagena.
Tu huella está también en los muchos profesionales cartageneros que, gracias al inglés aprendido, se abrieron camino en el difícil mundo laboral. Has sido siempre un adelantado a tu tiempo. Naciste en Madrid hace 91 años. El cuarto de seis hermanos. Tu padre, Avelino, os puso una profesora de inglés, una decisión que marcó tu vida para siempre. A los 12 años ingresaste por oposición en el Instituto de Colonización y Desarrollo Agrario en la categoría de oficial administrativo. Tu intención era obtener el título de Ingeniero Agrónomo, pero finalmente te graduaste como Intendente Mercantil. Durante diez años recorriste las sedes de Las Palmas de Gran Canaria, Jerez de la Frontera, Talavera de la Reina y finalmente Madrid, alternando el trabajo y los estudios. Los últimos años ejerciste como Interventor del Instituto de Colonización para, finalmente depender de la subdirección de Maquinaria, donde gracias a tu dominio del inglés traducías la documentación de la maquinaria importada e introducías a las delegaciones extranjeras que visitaban España.
También en esta etapa de tu vida, de manera altruista y atraído por tu vocación hacia la enseñanza, te dedicaste por las noches a dar clases en las Hermandades de Trabajo y en el Patronato de San Pedro Claver dependiente de los jesuitas. Las clases iban dirigidas a jóvenes que se preparaban para entrar en el Instituto de Comercio. Cuando mejor posicionado te encontrabas en el Instituto de Colonización decides irte a Oxford, pero los trámites para conseguir el permiso de trabajo en Inglaterra retrasaron un año tu propósito, tiempo que pasaste en París ganándote la vida en el boulevard de Montparnasse, lavando coches en un garaje. Una vez instalado en Oxford, trabajaste de noche en la residencia de ancianos Old People s Home of Cowley, de día en el Bracenos College, un colegio especialista en estudios económicos, y los fines de semana como profesor de español en el Instituto de España en Londres. Fue entonces cuando recibiste un telegrama donde te ofrecían trabajar como instructor de español en la base americana de Tentegorra
(Cartagena). Tenías 48 horas para decidirte. Dicen que cogiste un mapa, viste que Cartagena estaba relativamente cerca de Denia, donde tu familia tenía una finca de cultivo que requería cierta dedicación, y aceptaste. Llegaste a Cartagena a principios de los años 60 para trabajar durante seis años en la base americana, hasta su cierre. Allí, además de instructor de español para marineros y oficiales, fuiste un apoyo fundamental para el personal de la base en el desarrollo de la labor diaria y en la integración de los americanos en la ciudad. Paralelamente surgió un reducido grupo de alumnos de la ciudad que quería recibir clases de inglés. Ese fue el germen de la academia que en apenas unos años pasó a tener cerca de 250 alumnos. La alta demanda hizo que buscaras ayuda en Serafín, uno de tus pupilos más aventajados, para dar clase a los más pequeños. Tras el cierre de la base te vinculas a la enseñanza universitaria como profesor de literatura en la Escuela de Empresariales, adscrita a la Universidad de Murcia, y más tarde como profesor titular de inglés hasta tu jubilación a los 65 años.
Cuentan que tu afán perfeccionista te llevó en septiembre de 1966 a viajar a Almería para encontrarte con John Lennon, y pedirle que te completara las letras de las canciones de los Beatles que utilizabas con tus alumnos en clase. Una peripecia que inspiró a David Trueba en la película merecedora de los goya y candidata a los Oscar, "Vivir es fácil con los ojos cerrados". Podemos decir que fuiste el impulsor de la publicación las letras de las canciones en los discos, algo que no sucedía hasta entonces y que te sirvió para utilizar la música en la enseñanza del inglés, evitando así la rutina y encontrando en las canciones un amplio vocabulario. A tus 91 años sigues con las botas puestas. Sigues enseñando inglés en tu academia, junto a Serafín. Sigues siendo una persona comprometida con tu trabajo, con un elevado concepto del deber y de la amistad. Después de más de 50 años entre nosotros, los cartageneros te damos las gracias por todo lo que nos has dado y te entregamos la más alta distinción que esta tierra pueda dar a las personas no nacidas en ella: el título de Hijo Adoptivo, culminando la serie de
reconocimientos que has recibido estos últimos años, como el Premio Cartagenero del Año 2005, el de Profesor Honorario de la Universidad Politécnica de Cartagena y el Premio Mayor del Año de la Región de Murcia 2014. Todos ellos, sin duda, merecidos. Muchas gracias.