Anda, levántate!... y da Vida. Subsidio Bíblico en torno a Lc 7, 11-17 Por: Araya, Diego Luciano Correa, Emanuel Fabio Sena Vélez, Raúl Oscar
A modo de introducción. Este subsidio bíblico, que presentamos, está enmarcado en el Año de la Misericordia, tiempo de gracia y reflexión en torno al Padre Misericordioso que se encarna en la persona de su Hijo Jesucristo y nos llama a ser dadores de gestos compasivos concretos. Motivados por el año jubilar es que proponemos un espacio celebrativo y reflexivo en torno a la imagen de un Dios Materno, que se con-mueve como una madre ante el dolor del otro. El texto bíblico que nos acompaña será el de Lucas 7,11-17. En este fragmento del evangelio se nos presenta a Jesús quien no se queda indiferente ante la madre viuda que lleva a enterrar el cuerpo sin vida de su único hijo. La misericordia-compasión que brota de las mismas entrañas del Cristo, nos remite a la figura del Dios que siente y sufre la pérdida de sus hijos como una madre. La Bula del Papa Francisco: Misericordiae Vultus (El rostro de la misericordia) de convocatoria al Jubileo de la Misericordia, nos recuerda en este encuentro bíblico, que la peregrinación, es una característica particular para este año santo. La peregrinación a un santuario, nos recuerda la lectura propuesta por Lucas, que confronta dos peregrinaciones : la de la madre viuda que lleva a su hijo muerto, y la multitud que va con Jesús, Dios de la Vida, en ascenso a Jerusalén. Las dinámicas y el momento celebrativo están dispuestos de manera tal que facilite su comprensión y concreción en un grupo juvenil. 2
Partiendo de nuestra propia vida. El lugar de encuentro estará dispuesto con poca luz, en un espacio suficiente para albergar un nutrido grupo de jóvenes. En el centro, en un lugar destacado que sea visible para todos habremos de recrear la escena de una madre, que trasunta la compunción por la muerte de su joven hijo. Para ambientar es posible colocar algunos cirios alrededor de esta imagen generada a la manera de una "estatua viviente". Se distribuirá entre los jóvenes una hoja. En una carilla de la misma deberán estar escritas las siguientes preguntas: " Qué ves en la escena que tenés delante tuyo? Qué sentís al verla? En la otra carilla deberán estar las siguientes preguntas: "La canción nos habla acerca de... Los personajes de la canción están viviendo... Porque... Lo que veo y lo que escucho tienen que ver porque..." La primera carilla de preguntas se utilizará para una primera reflexión en torno a la escena que vieron al comenzar el encuentro. Para ello debe darse un tiempo prudente para responder. Seguidamente, escuchar la canción "Era en abril" de Juan Carlos Baglietto [https://www.youtube.com/watch?v=qq2kepmwihm], cuya letra también será consignada a los presentes. Será utilizada la segunda carilla de preguntas en las que se hace referencia a la canción, debiéndose darse también, un tiempo para responder. Luego de esto se concede tiempo para realizar un primer diálogo y los animadores recuperan lo producido con algunos que quieran compartir. 3
Iluminamos nuestra vida con la Palabra Para el momento de la proclamación de la Palabra y la posterior reflexión en torno a la misma, es conveniente cambiar el lugar, de manera que quede reservado el espacio en donde se hizo la escena, para que se pueda recuperar esto en el momento celebrativo. De no poder cambiar el local, se desplaza la escena, para volver a reconstruirla al final. Leer del del Evangelio según San Lucas (Lc 7, 11-17) y posteriormente iremos encontrando claves a partir de responder a las preguntas propuestas. En primer término serán preguntas que buscan abordar el texto bíblico y seguidamente una batería de preguntas para encontrar claves para el hoy, en relación a lo que compartimos en el primer momento. En seguida, Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba. Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: «No llores». Después se acercó y tocó el féretro. Los que los llevaban se detuvieron y Jesús dijo: «Joven, yo te lo ordeno, levántate». El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre. Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo». El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina. 4
Preguntas para el análisis Bíblico. Formuladas por los Animadores que van recuperando la riqueza de lo compartido con los jóvenes, de ser posible se puede servir de una pizarra en la cual se van apuntando las ideas que van surgiendo. Lo que dice el texto... Quiénes intervienen en la historia? En qué lugar transcurre? Cómo se encuentra cada personaje al comienzo del relato? Qué le sucede a Jesús cuando ve a la Madre? Qué hace Jesús? Cómo reacciona la multitud? Lo que nos dice hoy... Frente al dolor de la madre qué haría yo? Qué cosas miro de la realidad de las madres que me conmueven? Qué cosas de la realidad de los jóvenes me conmueven hoy? Qué hago frente a ello? De qué situaciones, Jesús mismo nos llama a la vida? Qué significan estas palabras de Jesús Joven, yo te ordeno, levántate a los jóvenes de hoy? 5
Pequeño comentario al texto. La misericordia, más allá de las múltiples formas de expresarla, consiste esencialmente en el gesto de abrazar la miseria del otro, dicho aún con mayor énfasis, se trata de poner el corazón en la miseria del hermano. Es precisamente éste el gesto que contemplamos de Jesús en el encuentro con la mujer que transita la hora dolorosa del camino hacia el sepulcro de su hijo. Hacemos notar que existen dos movimientos principales, expresados en los verbos que hallamos en el texto bíblico, en relación a Jesús y la mujer, ésta que habrá de ser objeto de la misericordia de Dios: "ver" (Lc 7, 13) y "llevar" (Lc 7,15). Estos dos movimientos expresan el dinamismo propio del gesto misericordioso, por un lado, el levantar la mirada para poder ver al otro, al que sufre, al que necesita del abrazo, de la presencia, la palabra. Implica por cierto el salir de uno mismo, dejar de lado el ensimismamiento para poder tomar conciencia de la presencia del otro y tanto más de su miseria. El segundo movimiento es, concretamente, la acción, el poner por acto la misericordia: tránsito del corazón a las manos. Porque si se diera tan sólo el gesto de mirar, sin que siga la acción concreta, que en el caso de Jesús en el evangelio, es la de restituir el hijo a la madre, no habría verdadero abrazo de la miseria. Ya mencionábamos al comienzo de nuestro subsidio que en el Evangelio de Lucas hay dos peregrinaciones, una, la de Jesús con sus discípulos y tantos otros que los acompañan que van hacia Naím y otra, la del cortejo fúnebre que lleva al muchacho a su sepultura. Podría decirse una peregrinación de vida y la otra de muerte que se encuentran en un punto, precisamente a la entrada de la ciudad, en la puerta. Es en la puerta en donde acontece la batalla definitiva de la vida contra la muerte, y es ésta vida, la vida verdadera que trae Jesús la que resulta victoriosa: 6
triunfando, "gana" la ciudad, en cuanto que al ver el signo muchos creen y abrazan esta vida verdadera. Este "contagio" de la fe que se produce merced del signo, se constituye como la tercera estación del gesto misericordioso de Jesús, porque ve a la mujer en su necesidad en su dolor, trae a la vida al mucho y en este abrazo de la miseria de la mujer, la gente cree, sin necesidad de una posterior enseñanza. El gesto se impone y el corazón asiente porque ha contemplado la verdad. El corazón joven sabe compadecerse de la miseria del otro y aterido por esta miseria se siente desafiado a salir de sí e ir al encuentro; convoca al gesto y el gesto, por su fuerza, llama a otros, esa es la dinámica propia de un anuncio de quien vive dando misericordia por ha hecho experiencia de haber visto su propia miseria abrazada. A la luz de la experiencia de encuentro con esta Palabra del Señor, Misericordie Vultus nos ofrece algunas claves para acercar a los jóvenes al encuentro. - Señalar el valor que asume la escucha de la Palabra de Dios para quien decide vivir la misericordia: "Para ser capaces de misericordia, entonces, debemos en primer lugar colocarnos a la escucha de la Palabra de Dios. Esto significa recuperar el valor del silencio para meditar la Palabra que se nos dirige. De este modo es posible contemplar la misericordia de Dios y asumirla como propio estilo de vida". (Cfr. MV 13) - Las peregrinaciones señaladas en el texto bíblico guardan íntima relación con el sentido de la peregrinación del año jubilar: "La peregrinación es un signo peculiar en el Año Santo, porque es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia. La vida es una peregrinación y el ser humano es viator, un peregrino que recorre su camino hasta alcanzar la meta anhelada." (Cfr. MV 14) - El origen mismo de la misericordia que podemos vivir para con los demás tiene su origen en la premura de Dios que sale a nuestro encuentro: "El auxilio que invocamos es ya el primer paso de la misericordia de Dios hacia nosotros. Él viene a salvarnos de la condición de debilidad en la que vivimos. Y su auxilio consiste en permitirnos captar su presencia y cercanía. Día tras día, tocados por su compasión, también nosotros llegaremos a ser compasivos con todos". (Cfr. MV 14) - En lo que se refiere a estos gestos concretos de misericordia: "En este Año Santo, podremos realizar la experiencia de abrir el corazón a cuantos viven en las más contradictorias periferias existenciales, que con frecuencia el 7
mundo moderno dramáticamente crea (...) No caigamos en la indiferencia que humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio (...) Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo". (Cfr. MV 15) Respuesta orante, comprometida y celebrativa al Dios que nos habló desde la Vida y la Biblia. En el lugar en donde comenzó nuestro encuentro, o bien habiendo reconstruido la escena de la madre con el hijo, nos reunimos nuevamente. Como al comienzo, el lugar puede estar tenuemente iluminado para favorecer la oración. Invitamos a los jóvenes a ubicarse en torno a la escena y volver a contemplarla. Se los puede invitar a disponerse en oración para vivir este momento, recuperando elementos de la actividad anterior. Puede acompañar alguna música instrumental o con el arpegio de una guitarra. En un momento dado hará su ingreso un joven animador personificado a la manera de Jesús, que en un primer momento abrazará a la madre, haciendo el gesto de llamar a la vida. 8
Seguidamente, "Jesús" se acerca a los jóvenes y a cada uno lo llama, si es posible por el nombre y le dice: "Joven yo te lo ordeno levántate" y lo acompaña hacia la madre con la cual repite el gesto de abrazarla. Mientras van haciendo el gesto suena la canción "Anda... levántate" (Alvarado Fraile [https://www.youtube.com/watch?v=lkk07aqlg48]) Una vez que todos han tenido posibilidad de hacer el gesto, se va a invitar a los presentes a expresar espontáneamente el agradecimiento por las ocasiones en que ha vivido esta experiencia del abrazo amoroso de Jesús en su propia vida. El animador puede invitar a los jóvenes a que diciendo Yo quiero dar vida porque 9