Cosechar y sembrar. Gálatas 6:6-10. Pastor Tim Melton. enseña.

Transcripción

1 Cosechar y sembrar Gálatas 6:6-10 Pastor Tim Melton 6 El que recibe instrucción en la palabra de Dios, comparta todo lo bueno con quien le enseña. 7 No os engañéis: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. 8 El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. 9 No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. 10 Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. Pablo acababa de exhortar a los que estaban en el Espíritu a insertar sus vidas en el Evangelio y a unirse a ellos y restaurar a aquellos que habían caído en las arenas movedizas del legalismo por las enseñanzas de los falsos maestros. Él había alentado a aquellos que estaban en sintonía con el Espíritu a sobrellevar las cargas de aquellos que no podían liberarse del pecado en el que ahora se encontraban. Pablo sabe que habrá algunos que "tengan oídos para oír" y que volverán bajo la guía del Espíritu. Al mismo tiempo, habrá quienes rechazarán el evangelio de Pablo. Para todos, él escribe estas palabras en los versículos 6-10:! El que recibe instrucción en la palabra de Dios, comparta todo lo bueno con quien le enseña. 1

2 Tradicionalmente, este pasaje se ha interpretado en el sentido de que aquellos a quienes se les ministra deberían de pagar bien al servidor de Dios o al pastor. El único problema es que eso no encaja con los versículos anteriores o posteriores, ni tampoco con la idea más amplia que Pablo estaba compartiendo aquí. El error ha venido por la interpretación de las palabras "compartir todo lo bueno". La palabra "compartir" puede tener diferentes significados. Un posible significado es el de compartir dinero con alguien. Una persona da dinero otra. El dinero que había pertenecido a una persona ahora pertenece a otra. La palabra "compartir" se podría usar también, por ejemplo, en el sentido de sentarte en un banco al lado de otra persona. En esta situación, dirías que estás "compartiendo" el banco. Este segundo significado es la interpretación adecuada para este versículo. Es el sentido de tener algo en común, de ser partícipe de algo. Entonces, Gálatas 6:6 podría parafrasearse de la siguiente manera: El que recibe instrucción en la palabra de Dios, tenga en común todo lo bueno con quien le enseña. La expresión "todo lo bueno" no se refiere específicamente al dinero. En los versículos anteriores, Pablo habla de sobrellevar la carga y las transgresiones los unos de los otros y restaurar a los que están atrapados en el pecado para que puedan una vez más mantener el paso con el Espíritu. La expresión "todo lo bueno" en este versículo es una palabra griega que se usaba principalmente para referirse a la excelencia espiritual, no a cuestiones físicas de la bondad. Podemos ver otros ejemplos de este uso en Romanos 10:15, Hebreos 9:11 y Hebreos 10:1. "Kalo", otra palabra griega, se solía usar para hablar de la bondad en asuntos prácticos. Debido al contexto y la elección de palabras, la expresión "comparta todo lo bueno" debe entenderse como: El que recibe instrucción en la palabra de Dios, comparta toda bondad espiritual en su vida al igual que su maestro. Es como el concepto de ser discípulo en el Nuevo Testamento. El objetivo del discípulo no era solo saber lo que su maestro sabía, sino parecerse a su maestro en su carácter, en su palabra y en su obra. Ese es nuestro objetivo también. Como discípulos de Jesucristo, nuestro reto es llegar a ser como Él. "Que el que ha sido sacado de las arenas movedizas del legalismo mediante la enseñanza de la palabra, comparta las obras de la bondad espiritual en su vida, tal como lo hace el maestro." Esta es la meta de la restauración y del discipulado. El que ha sido restaurado debería ser devuelto a la comunidad de la fe y recibir los beneficios espirituales de esa comunidad cristiana, tal como los recibe el maestro. Después, Pablo continúa escribiendo:! No os engañéis: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. Pablo les advierte de que no se dejen engañar. Lo que los falsos maestros dicen puede sonar bien, puede ir acompañado de la presión externa del grupo, o incluso traer la liberación de la persecución en caso de aceptar esa enseñanza, pero Dios no puede ser burlado, engañado o estafado. 2

3 Las Escrituras nos advierten muchas veces de que no nos engañemos a nosotros mismos, pero también debemos que tener cuidado con los falsos maestros e incluso con Satanás mismo, que intenta engañar (Apocalipsis 12:9). A continuación, Pablo escribe sobre la ley de la cosecha y la siembra. Encontramos esta ley a lo largo de las Escrituras: Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. (Salmos 126:5) " El malvado obtiene ganancias ilusorias; el que siembra justicia asegura su ganancia. (Proverbios 11:18) Yo he visto cosechar iniquidad a quienes siembran injuria e iniquidad cultivan. (Job 4:8) " Recordad esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará. (2 Corintios 9:6) " Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho, porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia. Habéis arado impiedad y segasteis iniquidad; comeréis fruto de mentira. (Oseas 10:12-13) En la naturaleza, los agricultores están muy familiarizados con este principio. Ningún agricultor sembraría o plantaría maíz y esperaría cosechar algodón. Nadie sembraría manzanas y esperaría cosechar naranjas. Eso no tendría ningún sentido. Lo mismo pasa en el mundo de los deportes. Un atleta nunca pensaría que podría comer de manera poco saludable, ser vago, no hacer ejercicio, y ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de invierno. Por qué? Debido a la ley de la cosecha y la siembra. Si miras los Juegos Olímpicos, verás muchos atletas que han sembrado mucho esfuerzo para poder cosechar la victoria. El mismo principio se aplica a los cristianos. Dios perdona el pecado, pero a veces, aunque seamos perdonados, las consecuencias se mantienen. Una adolescente se queda embarazada; ora para pedir perdón, pero aun así va a tener un niño. Un hombre de negocios es descubierto trabajando de forma ilegal; ora para pedir perdón, pero aún así va a tener que pagar una multa o ir a prisión. Un padre responde con ira contra uno de sus hijos y le pide perdón, pero el niño ha sido herido y la confianza tardará en recuperarse. Hay una ley de la cosecha y la siembra. El mismo principio se aplica en lo espiritual. Pablo les dice a los Gálatas que no se puede sembrar para la carne y luego cosechar el fruto del Espíritu. No puedes tratar de hacerte justo con Dios con tu propio poder y luego tener en tu vida los resultados que solo el Espíritu Santo puede lograr. Cosecharás lo que sembraste. Cada uno cosecha lo que siembra. Esto es un estímulo y un apoyo para algunos y resulta preocupante para otros. Una cosa parecida pasa cuando una persona ve a un policía. O bien la persona está tranquila porque es inocente, o tiene miedo porque es culpable de algo. La ley de la cosecha y la siembra siempre está vigente. 3

4 El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción. El que nutre sus deseos carnales será vencido por ellos. No podemos alimentar nuestra vieja naturaleza, nuestros anhelos pecaminosos, y luego esperar andar en santidad y justicia. Romanos 13:14 nos dice: "Al contrario, vestíos del Señor Jesucristo y no satisfagáis los deseos de la carne." Hacer provisión para la carne es vivir de una manera que fortalece nuestros deseos y que nos hace más vulnerables a ser desviados por ellos. Por ejemplo, alguien dice que quiere ser santo, pero luego se expone a influencias inmorales en la televisión y en internet que le llevarán a una mayor esclavitud del pecado. Otro anhela liberarse de la necesidad de tener la aprobación de los demás, pero sin embargo sigue pasando tiempo con personas superficiales, egoístas, cínicas, criticonas y que no están familiarizadas con las prioridades de Dios. El que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. Sí, tenemos patrones pecaminosos de la carne, pero tenemos que nutrir al Espíritu que ahora vive dentro de nosotros. Dedicando tiempo a la Palabra de Dios, a los hijos de Dios y a la oración, nutriremos nuestro espíritu y el resultado será una cosecha de justicia. Algunos han sembrado fielmente, pero todavía están esperando cosechar en las áreas de santificación y de las justas recompensas. Pablo ahora les dice:! No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. Es un viaje diario que a veces resulta pesado, pero Pablo nos anima a que "no nos cansemos de hacer el bien". Incluso si todavía no puedes ver la cosecha, sigue sembrando para el espíritu. Confía en la Palabra de Dios de que cosechar para el espíritu dará sus frutos a su debido tiempo. Incluso si sembrar para la carne parece ser la ruta más fácil, a su debido tiempo cosecharemos una maravillosa cosecha del Espíritu, si no nos damos por vencidos. Esta cosecha puede tener lugar a medida que somos gradualmente santificados y hechos como Cristo. A veces es un proceso lento, pero Dios ha prometido que lo hará en nuestras vidas. Mientras sembramos en los métodos de Dios y sus medios, puede ser que finalmente Él traiga la cosecha que habíamos estado esperando en una relación, un trabajo u otro empeño. Para todos los creyentes, esta cosecha finalmente se cumplirá en la vida eterna con Cristo. Para algunos gálatas, esta vida eterna podría haber sido el principal estímulo que los impulsó a avanzar. Esta ley de la siembra y la cosecha solo tiene una excepción. Encontramos la excepción en la belleza del evangelio de Jesucristo. En el evangelio, vemos a Jesucristo sembrar en el pecado para que podamos cosechar la justicia. Nos merecíamos la muerte, pero en cambio recibimos la vida. Hemos cosechado el perdón y deseos y emociones por Dios y nuestros hermanos creyentes. Debido a esto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. 4

5 Incluso si vivir en la fe en el presente es difícil y carece de recompensa visible, Pablo nos asegura que para los que están sembrando en el Espíritu habrá una cosecha eterna. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos nuestra justa recompensa. 5