Hilarión: el Padre del Desierto

Transcripción

1 Hilarión: el Padre del Desierto Historia para niños durante el servicio dominical Materiales: Imágenes que acompañan la historia. Opcional: Libro de TSL: El Señor de la curación Preparación: Prepare todos los materiales necesarios. Invite a los niños a que se acerquen al altar. El lector de la historia se sienta en una silla y los niños se sientan en el suelo en frente de él/ella. Incluya la historia aunque no haya niños en su congregación a fin de que las familias se sientan bienvenidas y de ese modo se motiven para venir al servicio. Puede agregar su propia creatividad a las historias. Debe sentirse cómodo con el uso de marionetas, accesorios, o puede contar la historia tal como está escrita. Siéntase libre de adecuar el contenido para que se ajuste al tiempo previsto para la historia. Sin embargo, para el desarrollo espiritual de los niños, le animamos a que mantenga la mayor cantidad de las Enseñanzas de los Maestros Ascendidos como sea posible. Tiempo: 9 10 minutos dependiendo de quién narre la historia y de las respuestas de los niños. Buenos días, sean bienvenidos. Hoy celebramos el Día de San Hilarión. Aquí tenemos una imagen de él. (Muestre la imagen). No mucha gente ha oído hablar de san Hilarión. Habían oído sobre él? (Permita que los niños respondan). Muchos de nosotros sí hemos oído acerca del Maestro Ascendido Hilarión. El Maestro Ascendido Hilarión, es el Chohán del quinto rayo de la curación, la integridad, la precipitación y la verdad. En una de 1

2 sus encarnaciones, Hilarión fue el sumo sacerdote del Templo de la Verdad en la Atlántida. Poco antes del hundimiento de la Atlántida, transportó la llama de la verdad a Grecia con el fin de preservarla. Hoy el Templo de la Verdad se encuentra en el reino etérico sobre Creta, una isla que una vez fue parte del territorio continental de Grecia. Hilarión sirve como jerarca de ese templo. Antes de su encarnación como Hilarión, había estado encarnado como el apóstol Pablo. Aquí hay una imagen de Pablo predicando. (Muestre la imagen). Hoy en día, Hilarión es recordado en todo el mundo el día 21 de octubre como un santo a quien le podemos orar para aprender cómo estar más cerca de Jesús y de nuestro Santo Ser Crístico. Podemos llamarlo para pedirle curación y conocer la Verdad. Ahora vamos a escuchar la historia de san Hilarión, la última encarnación del Maestro Ascendido Hilarión. Hilarión, el Padre del Desierto Hace mucho tiempo, en el año 291 d.c. en la aldea de Tabata, al sur de Gaza, cerca de Palestina, nació un niño cuyos padres llamaron Hilarión. A medida que crecía, todos podían ver que Hilarión era diferente al resto de su familia. Había nacido en una familia que adoraba 2

3 ídolos, pero Hilarión encontró a Dios en su propio corazón. A medida que crecía, su amor por Dios también crecía. Cuando Hilarión era adolescente, su familia lo envió a Alejandría, Egipto, para asistir a la escuela. Se destacó en sus estudios en esa ciudad y su capacidad y carácter se fortalecieron. Fue mientras Hilarión estuvo allí que aprendió acerca de Jesús y de la fe cristiana, y pronto fue bautizado. Hilarión tenía apenas unos quince años. Su conversión fue el comienzo de un glorioso viaje que le llevó más cerca de Jesús, haciéndole entender sobre el Cristo en su corazón y su amor por Dios. Hilarión oyó hablar de un hombre santo llamado Antonio que vivía en el desierto de Egipto. Desde muy joven había deseado vivir en el desierto, así que fue a visitar a Antonio. Hilarión adoptó el sencillo estilo de vida de Antonio cuando se dedicó a Dios de todo corazón. Sin embargo, se sorprendió de que incluso aquí en el desierto, las cosas no eran tan tranquilas como esperaba. Era ruidoso, pues muchas personas se dirigían a Antonio rogándole que los ayudara. Hilarión anhelaba el silencio y la soledad para poder buscar el corazón de Dios, meditar y orar a Jesús. Un día se acercó a Antonio y le dijo: He llegado a conocer y amar a Jesús muy bien. Creo que puedo servirle mejor al estar solo en oración. Sin embargo, Antonio convenció a Hilarión para que se quedara. Pero a medida que pasaba el tiempo, Hilarión no podía encontrar la paz que anhelaba. Antonio, traté de quedarme, pero ahora tengo que irme, le dijo. Así que después de dar todo lo que tenía a los pobres, Hilarión se fue al desierto para vivir como ermitaño. Construyó una pequeña cabaña cubierta de ramas y juncos para protegerse de las inclemencias del tiempo. 3

4 Esa cabaña era tan solo de cuatro pies de ancho, cinco pies de altura y, en longitud, apenas un poco más que su cuerpo, por lo cual no podía ponerse de pie. (Dé ejemplos de cuánto es cinco y cuatro pies. Puede demostrarlo con cosas que se encuentren en el altar o cerca del altar. Imagínense vivir en algo tan pequeño ). Vivió en esta cabaña desde los dieciséis hasta los veinte años de edad y más tarde construyó otra igual de sencilla que era como una celda. Aquí les muestro una foto de cómo podrían ser las cabañas en el desierto de Egipto, con la diferencia que la de él era más pequeña. (Muestre la imagen). La dieta de Hilarión era tan sencilla como su cabaña. Por ejemplo, durante los primeros años en el desierto, comía solo quince higos secos al día, y solo después de la puesta del sol. Luego, a partir de los veintiuno hasta los veintisiete años de edad, Hilarión comía solo ocho o diez onzas de lentejas, remojadas en agua, o un poco de pan seco, con sal y agua. Cada día, Hilarión trabajaba excavando o labrando la tierra, o al igual que hacían los monjes egipcios, tejía pequeñas ramitas de junco o de grama fuerte y hacía canastas con las que conseguía cubrir las necesidades de su vida frugal. A pesar de la dura vida, Hilarión mantuvo su atención en Jesús y en la llama Crística de su corazón, su llama trina. 4

5 Hilarión pasó veinte años en total soledad en el desierto, conversando solo con su Santo Ser Crístico, con Dios, con Jesús y los ángeles. Sin embargo, a pesar de que vivía en soledad, el nombre de Hilarión se hizo conocido en todo el país, sobre todo después de haber realizado varios milagros. La gente empezó a visitarle y a rogarle que los sanara. Con el tiempo, Hilarión abandonó la paz y la tranquilidad del desierto y empezó a viajar para enseñar y sanar a las personas. Hilarión fue conocido por su amor a Jesús y por los milagros que realizó por medio de Jesús. Las multitudes lo siguieron, y se reunían a su alrededor donde quiera que fuera, pidiendo ser curados de sus enfermedades. Hilarión trató de esconderse muchas veces, pero siempre lo encontraban. Hubo un milagro que fue muy conocido. Una mujer que había estado ciega durante diez años fue llevada a Hilarión. Ahora no tenía ni un centavo, pues había gastado todo lo que tenía en médicos. Cuando entró en la presencia de Hilarión, le rogó: Por favor, mi Señor, he intentado muchas maneras de sanar mi ceguera. He oído hablar de tus milagros. Podrías ayudarme, por favor?. Hilarión le respondió con la autoridad del Cristo: Si hubieras dado a los pobres lo que has gastado en médicos, el verdadero Médico, Jesús, te habría curado. Pero la mujer tenía fe y suplicó perdón y curación. Hilarión respondió como Jesús cuando hacía sus milagros e hizo una pasta con tierra y saliva y la puso sobre sus ojos. Fue sanada al instante. En otra ocasión, un gran terremoto amenazaba con destruir la ciudad. Montañas de agua que venían del mar estaban a punto de golpear la costa. La gente del pueblo, viendo que esto iba a ocurrir corrió en busca de Hilarión. 5

6 Padre Hilarión, debe llegar rápido a la playa. Pues el agua está a punto de cubrir nuestra tierra. Como si le llevaran a una batalla, le pusieron en la orilla. Hilarión trazó tres señales de la cruz sobre la arena y extendió sus manos contra las olas que se alzaban por encima de él. Poco a poco, las embravecidas olas retrocedieron hasta que la amenaza hubo pasado por completo. Para entonces Hilarión era conocido como el santo de la gente, porque le habían declarado como propio. Hacia el final de su vida, de nuevo se retiró a un remoto valle en Chipre pensando que nadie lo encontraría allí, sin embargo, la gente sí lo encontró y aún seguían llegando. A la edad de ochenta años, Hilarión había completado su misión e hizo su transición y ascendió. Después de su muerte, fue reconocido como santo por la Iglesia Católica debido a los muchos milagros que realizó. Hoy, a Hilarión se le conoce como el Padre del Desierto. El maestro ascendido Hilarión nos habló y dijo: YO SOY Hilarión! He caminado en los lugares desiertos! Me he refugiado en el desierto de la vida, pero las multitudes me persiguieron en el desierto cuando viví mi última encarnación como Hilarión. Venían buscando la fuente curativa; venían buscando amor. Aunque yo me retiraba, ellos me seguían. Y así, el Señor me dijo que el don de la Verdad y de la curación es solo para compartir, solo para regalarlo. [1] CONCLUSIÓN: Hoy desde el reino ascendido, Hilarión continúa su misión de curación. Quiere que le llamemos por curación, por la Verdad, y que aprendamos a estar cerca de Jesús y de nuestro propio Santo Ser Crístico. Nos invita a asistir a clases en su retiro etérico en nuestros cuerpos sutiles mientras dormimos. Si desean aprender más sobre esta llama verde brillante de la Verdad, la curación, y la precipitación, pueden hacer el llamado para ir allí por la noche. Van a tratar de recordar hacer el llamado para ir al Templo de la Verdad antes de dormir? 6

7 Nuestra Iglesia ha publicado un libro sobre Hilarión. Se llama El Señor de la curación: El maestro ascendido Hilarión. (Muestre el libro o una foto de la portada). Es un maravilloso libro para leer y aprender más acerca de cómo cada uno de nosotros puede convertirse en el Cristo. Gracias por compartir durante nuestra historia. Tengan un maravilloso día. [1] Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Señores de los Siete Rayos (1986), libro 2, pág