LA FIESTA DE BODAS DEL PRÍNCIPE

Transcripción

1 Lectura 33 de Mateo LA FIESTA DE BODAS DEL PRÍNCIPE San Mateo 22:1-14 V.C. 22:2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hija; El pasaje de hoy trata de la parábola de la fiesta de bodas del príncipe. En esta parábola se muestra claramente el gran amor de Dios que invita a los humanos a la fiesta del reino de los cielos y también el juicio que van a recibir los que rechazan esta invitación. Por medio del pasaje de hoy, queremos aprender del corazón de Dios quien nos invita a la fiesta bendecida del reino de los cielos y también cómo debe ser la actitud de nosotros, como invitados. I. Venid a las bodas (1-4) Hasta ahora, Jesús les había referido a los líderes religiosos la parábola de los dos hijos y la de los labradores malvados para hacerles darse cuenta de su corazón duro. Sin embargo seguían siendo duros, porque tal vez habían decidido no arrepentirse. Por eso Jesús les volvió a hablar en parábolas (1). Miren el v.2. El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; Ya sea en la antigüedad u hoy en día, la fiesta de bodas es alegre y bendecida. Los novios están alegres porque se casan y los jóvenes y las jovencitas lo están porque tienen muchas expectativas de que se van a casar así, en medio de la gracia y la bendición en el futuro. También los invitados están alegres porque pueden comer comida sabrosa y beber cuanto se quiera. Pero quienes están más alegres que éstos son los padres. Si no se estuviera en la posición de los padres, nadie podría entender la alegría de ellos que casan a sus hijos a quienes han criado cambiándoles pañales y sábanas mojadas. Más aun cuánto será el gozo de un rey que prepara la fiesta de bodas para su único hijo, el príncipe, una vez para toda su vida! Un rey tenía su hijo único, a quien amaba. Para el rey, este hijo era como su vida, y era todavía más precioso porque era el príncipe que pronto iba a heredar la corona de su padre. El príncipe creció recibiendo la educación del palacio y estaba en edad casadera. Ya que el casamiento del príncipe era tan importante como decidir el futuro de su nación, el rey escogió como novia a una mujer que tenía la más excelente fe en ese país. Así preparó la fiesta de bodas espléndidamente. El rey hizo que los cocineros de primera del palacio prepararan todo tipo de comidas. Desde la antigüedad, la cocina del palacio era famosa. Langosta, caviar, camarones, 1

2 salmón, chiles en nogada, queso gruyere, champán, etc. y también eran preparados todo tipo de manjares exóticos de montañas y del mar, cuyos nombres no se podían saber. También matando muchas ovejas, guajolotes y reses, todo gordo, los hicieron barbacoa. Se prepararon las danzas de cada país empezando con la danza rusa y también un gran concierto musical invitando a la orquestra filarmónica de Londres. También preparó la recitación de los poemas de felicitación de los literatos, obras teatrales y fuegos pirotécnicos. Los guardias del palacio practicaron duramente para celebrar las esplendorosas ceremonias de entrada y de salida puestos trajes estupendos. Y desde 1 año antes, les expidió la invitación a las comitivas de felicitación de cada país del mundo y a todos los altos personajes de honor del país. Declaró el día de bodas del príncipe como un día festivo e hizo que el pueblo de todo el país se fuera a alegrar. El rey preparó perfectamente todas las cosas para su hijo a quien amaba. Miren el v.3. Y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. En aquel tiempo se invitaba a las bodas de la siguiente manera: Desde un año antes, les expedían invitaciones a quienes querían invitar y cuando la fiesta de bodas era inminente, les daban a saber día, hora y lugar precisos y enviaban a sus siervos para traerlos. Los convidados eran aquellos que ya le habían prometido venir al rey. No era que cualquiera pudiera participar en la fiesta de bodas del príncipe. El poder participar en la fiesta de bodas del príncipe recibiendo la invitación del rey era un gran favor y gran privilegio. Ellos podrían participar en la fiesta de bodas y podrían disfrutar de toda bendición cuanto quisieran. Pero ellos no quisieron venir a esta gloriosa fiesta de bodas. Según la costumbre de aquel tiempo, si uno rechazaba la segunda invitación una vez habiendo aceptado la primera, se consideraba esto como un insulto hacia el anfitrión. Más aun, no se podía admitir el rechazar la invitación de un rey. Si hubiera sido un rey mundanal, se habría encendido en ira, de tal manera que habría encarcelado a todos éstos. Pero este rey era diferente. El rey se aguantó teniendo profunda comprensión, gran tolerancia y paciencia y los invitó otra vez. Pensando que no habían querido venir por estar enojados, pues tal vez los siervos se comportaron groseramente, esta vez envió a otros siervos bien entrenados y los invitó muy atenta y encarecidamente. He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. La invitación del rey era verdaderamente anhelosa. En realidad el rey no tenía necesidad de rebajarse a tal grado, ya que tenía absoluto poder, podría haber amenazado a los hombres diciendo que si no venían, los metería a la cárcel, así los podría haber movilizado sin ninguna dificultad. Pero el rey no lo hizo por la fuerza. Cuando se hace por la fuerza, también por fuerza se 2

3 ríen a fuerzas, pero el corazón llega a estar lleno de queja, descontento y rebeldía, de tal manera que desaparece la gracia y el gozo. El rey no quería tal cosa. Por eso invitó a cada persona muy atentamente y respetando su personalidad. Les pidió humildemente como diciendo Participe, por favor! Todo está dispuesto; venid a las bodas. El rey quería invitarlos a toda costa y quería que ellos se alegraran de corazón y disfrutaran de la bendecida fiesta junto con él. El rey era verdaderamente manso y humilde. También tenía abundante paciencia y amor. En esta parábola, el rey se refiere a Dios, el príncipe a Jesús y los convidados a los líderes religiosos y en el sentido más amplio a todos los humanos. El reino de los cielos es semejante a la fiesta de bodas de Jesús, el esposo. Habiendo preparado espléndidamente la fiesta de bodas de su hijo Jesús, a quien ama, Dios nos invita a nosotros, los humanos. Los que son llamados a esta fiesta son bendecidos. En Ap 19:7-9 está escrito acerca de la fiesta de bodas de este Cordero. Y allí dice: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Las bodas del Cordero es la fiesta de la salvación. Entonces cómo preparó Dios esta fiesta? Para la salvación de los humanos, Dios envió a los profetas durante mucho tiempo, por medio de lo cual preparó el nacimiento del Mesías. Al llegar el tiempo, finalmente envió a Jesucristo a esta tierra. Llegando a esta tierra, Jesús sirvió a los humanos enfermos del pecado, y finalmente murió crucificado cargando con el peso del pecado de todos los hombres. A través de esto, abrió el camino del perdón de pecados. Y al resucitar, destruyó el poder de la muerte y abrió la puerta del reino de los cielos. También nos dio el Espíritu Santo, de tal manera que hizo que andemos no conforme a la carne sino conforme al Espíritu. A través de Jesús, nosotros podemos recibir la gracia del perdón de pecados y también podemos disfrutar de la vida eterna librados de la muerte. No sólo esto, también podemos ir por el camino del peregrinaje santo anhelando la esperanza del reino de los cielos. Esta es verdaderamente gracia y bendición inefables. En Jesús, nosotros podemos resolver cualquier problema de la vida. Habiendo preparado perfectamente todas las cosas para la fiesta de la salvación de los humanos, Dios está invitándonos anhelosamente. Todo está dispuesto; venid a las bodas! Dios quiere concederles a los humanos la gracia y quiere bendecirlos (Nm. 6:24-26). Quiere que nosotros, los humanos, disfrutemos de la alegría de la salvación librados del estado de desesperanza y tinieblas. Cuando nosotros recibimos a Jesús, podemos disfrutar de esta fiesta parcialmente aun en este mundo y al entrar en el reino de los cielos después de la muerte, podremos disfrutarla más perfectamente que ahora. II. Llamad a las bodas a cuantos halléis (4-10) 3

4 A pesar de que el rey los invitó muy atenta y anhelosamente, cuál fue la reacción de los convidados? Miren el v.5. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; Ellos ni siquiera hicieron caso. Ellos se mostraron indiferentes a la fiesta de bodas del príncipe. La atención de ellos estaba en los asuntos de su vida tales como el ocuparse de la agricultura, el negociar, etc. En Lc.14:18-20, dijo cada uno, He comprado una hacienda, y necesito ir a verla, He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos, Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. Como los hombres del siglo de Noé y de Lot, ellos eran indiferentes a lo espiritual y tenían atención sólo en las cosas del mundo tales como comer, beber, casarse, darse en casamiento, comprar y vender. La invitación del rey debía tener mayor prioridad que cualquier otra cosa. Pero ellos antepusieron sus cosas a las de Dios. Hoy en día también la gente es indiferente a lo espiritual y pone atención sólo en ganar dinero y disfrutar del placer carnal. A pesar de que tales personas parecen sabias, en realidad son verdaderamente tontas. Cuando lleguen repentinamente las calamidades, tales hombres llegan a ser destruidos sin tener siquiera tiempo para evitarlas como los hombres del siglo de Noé y del tiempo de Lot. Miren el v.6. Y otros, tomando a los siervos, y los afrentaron y los mataron. Esto se refiere a perseguir activamente a los siervos de Dios. Cuando los siervos les pedían insistentemente para que vinieran a la fiesta de bodas del príncipe, ellos se sintieron molestos. No podían aguantar que les hablaran por teléfono día y noche y los visitaran hasta colmarles el plato. No sólo esto, también cuando les predicaban el mensaje de arrepentimiento diciendo arrepiéntanse del pecado de la ingratitud, esto les provocó enojo. Considerando a los siervos como invasores que destruían su paz y como estorbos para el camino por el cual ellos iban a ir, ellos los tomaron, los afrentaron y los mataron. Esto era un gran desafío contra el rey. Burlándose del rey, ellos cometieron pecado contra el rey con toda intención. Miren el v.7. A pesar de que el rey era lleno de gracia y amor, también era un rey justo que juzgaba el pecado necesariamente. El rey se enojó, y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Cuando el pueblo de Israel, como pueblo escogido, rechazaba la gracia y el privilegio, y perseguía y mataba a los profetas y finalmente mató hasta al Mesías, cuál fue su fin? Dios destruyó a Jerusalén enviándole los ejércitos de Roma en el año 70 d. de C. Esto fue el juicio de la ira que llegó a los que rechazaron la invitación de gracia de Dios. Por causa del rechazo de los convidados, la fiesta de bodas que debería ser alegre se convirtió en una fiesta de juicio en la cual se destruyó a los homicidas. Se trataba de una situación penosa por la cual no podría realizarse ya la fiesta de bodas. 4

5 Parecía que el rey no podía sino cancelar la fiesta de bodas o posponerla. Sin embargo, el rey no canceló la fiesta de ninguna manera. A pesar de que el humano fracasó por causa de su incredulidad, Dios no ha fracasado. Miren los vs.8 y 9. El rey les dio una nueva indicación a los siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. En ese pasaje se muestra claramente el corazón del rey que no abandona, sino que quería realizar la fiesta de bodas a toda costa. Los hombres que estaban en las salidas de los caminos no eran personas muy importantes. Ellos eran hombres viles que no eran dignos de entrar en la fiesta de bodas del príncipe. Normalmente entre los que están en las salidas de los caminos, hay muchos vagos que andan de un lado a otro por no tener qué hacer y también muchos hombres que cometen pecados. Parecía que si los traían, la casa de la fiesta de bodas iba a estar muy sucia. Aun así, el rey ordenó que trajeran a tales hombres. En Lc.14:23, ordenó diciendo fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. El rey quería llenar de invitados la casa de la fiesta y así quería celebrar la fiesta de bodas espléndidamente. Aquí las salidas de los caminos se refiere a todos los países del mundo, y hombres a quienes halléis a los gentiles. Dios nos ordena que vayamos a todo el mundo y prediquemos el evangelio y así llenemos la casa de Dios. Miren el v.10. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados. Los siervos trajeron sin distinción a todos los que hallaron. Invitaron a cualesquiera, ya fueran moralmente malos o buenos, ricos o pobres, los que tenían alto estatus o viles, blancos o negros, normales o discapacitados. Entre los invitados, había todo tipo de pecadores tales como publicanos, prostitutas, ladrones, gente del tipo de la mujer samaritana, o como el paralítico, gente del tipo de Nicodemo, etc. Así, ahora la puerta del reino de los cielos está abierta ampliamente para que cualquiera de los peores pecadores también pueda entrar en ella. Aquí tenemos algo que aprender de los siervos: La absoluta fidelidad de ellos a la orden del rey. El que ellos fueran a las salidas de los caminos e invitaran a los pecadores muy sucios a la fiesta de bodas era algo a lo que no eran muy proclives. Pero ellos no pensaron a su manera, sino que obedecieron absolutamente la orden del rey. Ellos eran fieles al rey sin chistar, dejando sus propios pensamientos, dejando su alto concepto de sí mismos y también dejando el deseo de descansar. A través de la fidelidad de ellos, la fiesta de bodas pudo realizarse. Ellos pudieron hacerlo así, porque amaban al rey y conocían bien su corazón. III. El vestido de bodas (11-14) 5

6 Pero para disfrutar de la fiesta de bodas del reino de los cielos, hay una condición que se pide, y esto es ponerse el vestido de bodas. En aquel tiempo se debía poner sin falta el vestido de bodas para ese gran evento. Hoy en día también para entrar en un concierto musical en Europa, uno debe ponerse un vestido apropiado, si no, no puede entrar. Miren el v.11. Cuando el lugar de las bodas estaba lleno de invitados, el rey entró para verlos. Pero había un hombre que no estaba vestido de boda. Según la costumbre de Israel de aquel tiempo, en la ceremonia de las bodas, el anfitrión les repartía a los invitados el vestido habiéndolo preparado de antemano. De esta manera tan piadosa, ellos celebraban la ceremonia de las bodas. Pero a pesar de que este hombre entró en la casa de la fiesta, no tenía puesto tal vestido de bodas. Por qué no estaría él vestido de boda? Tal vez él ha de haber pensado que su ropa era mejor que el vestido de bodas. O por causa de la rebeldía contra ponerse el vestido, tal vez no se lo puso aun habiéndolo recibido. O tal vez no prestó atención alguna en cosas como el vestido porque tenía mucha atención sólo en comer. Sea lo que haya sido, el hecho de que él no se pusiera vestido era no tener reverencia hacia el rey y considerar a la ligera la fiesta de bodas del príncipe. Miren el v.12. El rey le preguntó a ese hombre. Amigo, cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Entonces él enmudeció. A pesar de que él tenía boca, no tenía nada que decir. El rey les ordenó a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Finalmente el que no estaba vestido de boda, aunque entró en la fiesta de bodas del reino de los cielos, no pudo disfrutarla sino que fue echado fuera y llegó a recibir juicio. Al ver esto, vemos que para participar en la fiesta del reino de los cielos es muy importante el vestido. El rey no preguntó por su pasado diciendo qué tipo de vida había llevado antes. El rey no tomó en cuenta el bien y el mal de él sino que tomó en cuenta sólo el estar o no vestido de boda. Entonces a qué se refiere el vestido? Éste significa ser justificado por medio de la fe en Jesucristo (Gal.2:16). Es decir, se trata de la ropa que recibimos en Jesucristo y el vestido de fe (Ro. 13:14). Sólo cuando nos ponemos esta ropa, podemos entrar en el reino de los cielos y participar en la fiesta de la salvación. Pero para ponernos este vestido, debemos quitarnos inevitablemente nuestra ropa. Debemos quitarnos la ropa manchada del deseo carnal, arrugada por el orgullo, y ensuciada por la desobediencia. Luego, debemos vestirnos de Jesucristo, quien es limpio y puro. Es decir, debemos lavar nuestros pecados sucios y feos por medio de la preciosa sangre de Jesús. En ese momento, nosotros llegamos a ser esposas puras del Señor y podemos participar en la gloriosa fiesta de bodas del Cordero y podemos disfrutar el gozo del reino de los cielos (Ap.17:7,8). El que no está vestido 6

7 de boda se refiere a los que aunque han entrado en la iglesia, pero no reciben el evangelio y no viven por la fe. Tales hombres no están llevando la vida de fe sino que sólo están llevando a cabo actividades religiosas. En conclusión: Miren el v14. Jesús dijo: Porque muchos son llamados, y pocos escogidos. A pesar de que hay muchos que son llamados a la fiesta del reino de los cielos, son pocos los que reciben la salvación. Oro para que todos nosotros no nos ocupemos de las cosas de la carne y sus deseos pecaminosos, sino que podamos vestirnos de Jesucristo, entrar en la fiesta del reino de los cielos y disfrutar el gozo de la salvación. 7