MOMENTO DE ORACIÓN SOLIDARIA

Transcripción

1 MOMENTO DE ORACIÓN SOLIDARIA Guión de oración para la Comunidad Parroquial y/o religiosa con ocasión del día de la erradicación de la pobreza, 2008 Ambientación del lugar Colocar en el suelo un lazo blanco de tela, símbolo de la campaña Pobreza Cero. Pondremos el Cirio Pascual junto a él, y un cartel donde ponga: Dadles vosotros de comer Pobreza Cero En el suelo, alrededor del lazo blanco y el Cirio Pascual, dejaremos esparcidos papelitos recortados donde están las cifras de la pobreza. Se pondrán tantos papeles como personas se prevea para la oración (fotocopiar y recortar el anexo a esta oración, repetir las fotocopias según el número de asistentes que se prevea). Se pondrá música de fondo para crear clima de recogimiento. DESARROLLO de la ORACIÓN 1. Invocación al Espíritu Santo Comenzamos la oración invocando al Espíritu Santo. Ven, Espíritu Santo. Ven, Padre de los pobres. Ven a darnos tus dones, ven a darnos tu luz. Hay tantas sombras de muerte, tanta injusticia, tanta pobreza, tanto sufrimiento. Penetra con tu luz nuestros corazones. Habítanos porque sin ti no podemos nada. Ilumina nuestras sombras de egoísmo, riega nuestra aridez, cura nuestras heridas. Suaviza nuestra dureza, elimina con tu calor nuestras frialdades, haznos instrumentos de solidaridad. Ábrenos los ojos y los oídos del corazón, para saber discernir tus caminos en nuestras vidas, y ser constructores de Vida Nueva. 1

2 2. Monición para el comienzo (lector 1. lector 2 Nos hemos reunido en este momento de oración para encontrarnos con Dios en lo más profundo de nuestro corazón, y para unirnos en espíritu a tantos y tantos millones de hermanos nuestros que ahora, en estos mismos instantes, sufren pobreza, hambre miseria, necesidad. Silenciemos nuestra mente. Acallemos los pensamientos que nos aturden. Por un momento, dejemos a un lado las preocupaciones. Descarga en las manos de Dios todo aquello que te agobia, todo aquello que te intranquiliza o inquieta. Todo aquello que te quita la paz. Deja en sus manos las riendas de tu vida. Abandónate en él como un niño en los brazos de su madre. Te invito a que recobres esa paz, y esa confianza de niño que se sabe en buenas manos. Respira hondo, ponte cómodo, relájate Dios está en ti y te quiere. Dios está en ti y te habla desde lo profundo de tu corazón. Ponte a la escucha (Cada dos minutos de silencio, con música suave de fondo, el lector 2 irá recitando pausadamente estos versículos:) No eres tú el que me ha elegido a mí; soy Yo quien te ha elegido a ti. Y te he destinado para que te pongas en camino y des fruto abundante y duradero. (Jn 15,16) Busca el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se te dará por añadidura. (Lc 12,31) Se misericordioso como tu Padre Celestial es misericordioso. ((Lc 6,36) lector 1: Los ojos misericordiosos de nuestro Padre Dios no dejan de ver las realidades de pobreza e injusticia que atormentan y crucifican a tantos millones de seres humanos de nuestro mundo. Os invito a que en estos momentos cada uno de vosotros sea los ojos y las manos de Dios. Os invito a que cada uno se levante para coger del suelo, en su nombre, un papel de los que están alrededor del lazo blanco, en el que está escrita una cifra de la pobreza. Cuando te sientes, coge este papel entre las manos, como si cogieras de la mano a una de esas personas que sufre las consecuencias de la pobreza. Únete a ella, a la realidad que está viviendo, y unido a ella ponte en presencia de Dios en oración. 2

3 Lector 2: (Cada dos minutos de silencio, con música suave de fondo, el lector 2 irá recitando pausadamente estas citas:) Dijo Dios a Moisés: He visto la aflicción de mi pueblo, he oído el clamor que le arrancan sus opresores y conozco sus angustias. Voy a bajar para librarlo. Los sacaré de este país y los llevaré a una tierra espaciosa, a una tierra que mana leche y miel. El clamor de los israelitas ha llegado hasta mí. He visto la opresión a que les someten. Ve pues; yo te envío al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo. Moisés dijo al Señor: Quién soy yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los israelitas? Dios le respondió: Yo estaré contigo. (Ex 3,7-12) Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como de costumbre los sábados, y se puso en pie para tener la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde está escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para llevar a los pobres la buena noticia de la salvación. Me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y dar la vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos, y a proclamar el año de gracia del Señor. Enrolló el volumen, lo devolvió al ayudante de la sinagoga y se sentó. Todos los presentes le miraban atentamente, y él comenzó a hablar diciendo: Hoy, en vuestra presencia, se ha cumplido este pasaje. (Lc 4, 16-21) Jesús envió a los 12 discípulos con las siguientes instrucciones: Id y anunciad que el reino de Dios está ya cerca. Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad de su enfermedad a los leprosos, expulsad a los demonios. Pero hacedlo todo gratuitamente, puesto que gratis recibisteis el poder. (Mt 10, 5-10) 3. Entrega de la oración: Es hora de ser tus testigos (Se entrega a cada participante una fotocopia de la oración que viene a continuación. Se deja tiempo de silencio para que cada uno lo vaya interiorizando y meditando. Después espontáneamente, cada uno podrá decir en voz alta la frase que quiera resaltar.) 4. Final de la oración lector 3: En estos momentos, si alguien quiere hacer una petición, alguna acción de gracias, o compartir algo de lo vivido en este espacio de oración, o hacer algún comentario de lo que le ha sugerido la palabra de Dios que hemos escuchado, ahora es el momento de hacerlo. Para terminar vamos a rezar juntos, cogidos de la mano, la oración que Jesús nos enseñó, y después de rezarla nos daremos un abrazo de paz: Padre nuestro 3

4 (Para fotocopiar) Es hora de ser tus testigos Es hora de ser tu Testigo, Señor del alba. Es hora de construir todos juntos la Civilización del amor. Es hora de salir a las plazas y ciudades como hermanos. Es hora de hacer del mundo un arco iris de unidad y de color. Es hora de anunciar la vida desde la vida hecha fiesta. Es hora de gritar al mundo de los hombres tu salvación. Es hora de gritar como voceros del alba a los hombres que el Crucificado ha resucitado, y el mundo sabe a Redención. Es hora de vivir en la luz y abrir caminos sin fronteras. Es hora de darse la mano y hacer un corro grande al sol. Es hora de decir a los miedos: no temáis, tened ánimo, que el mundo, el corazón del mundo, vive en Resurrección. Es hora de juntarnos como amigos en un solo pueblo. Es hora de marchar unidos sembrando la paz y el amor. Es hora de llamar al hombre hermano, hermano mío. Es hora de vivir en armonía, en lazos de hermandad, de comunión. Es hora de convidar a las gentes a la mesa del pan vivo que ha bajado del cielo. Es hora de ser tu Testigo donde tu amor está ausente. Es hora de ser tu Testigo donde la verdad no cuajó. Es hora de ser tu Testigo donde la libertad está atada. Es hora de ser tu Testigo donde se necesita el perdón. Es hora de ser tu Testigo donde el barrote oprime al hombre. Es hora de ser tu Testigo donde al hombre se le amordazó. Es hora de ser tu Testigo donde los ojos están vendados. Es hora de ser tu Testigo donde se mata al hombre y al niño. Es hora de ser tu Testigo donde la mentira mata la razón. Es hora de ser tu Testigo donde las injusticias claman al cielo. Es hora de ser tu Testigo donde impera la ley del más fuerte. Es hora de ser tu Testigo donde el hombre se convierte en opresor. Es hora de ser tu Testigo donde la vida se ha hecho muerte. Es hora de ser tu Testigo donde las personas son explotadas. Es hora de ser tu Testigo donde el dinero es la ley del que manda. Es hora de ser tu Testigo donde el hambre acampa a sus anchas. Es hora de ser tu Testigo unidos como un solo Pueblo, en Iglesia. Es hora de ser tu Testigo sirviendo al humilde y no al dominador. Es hora de ser tu Testigo de tu Cruz salvadora en el mundo. Es hora de ser tu Testigo de tu luz del alba, de tu Resurrección. Cristo, Señor de la Historia, Señor del hombre, de todo hombre. Cristo, Testigo del amor del Padre, corazón de su corazón. Cristo, amigo y hermano del hombre, del hombre oprimido, Cristo, danos la fuerza de tu Espíritu Santo, tu Espíritu de Amor, para que él anime nuestro compromiso de cambio en el mundo, de una civilización de muerte, en Civilización del amor. Es hora de hacer posible otro mundo. Interioriza esta oración. Reléela. Y cuando creas conveniente, puedes decir en voz alta aquella frase que quieras resaltar o hacer más tuya, o más nuestra. 4

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