Primera edición Todos los derechos reservados Derechos de traducción y reproducción reservados en todos los países.

Transcripción

1 Lula

2 Primera edición Todos los derechos reservados Derechos de traducción y reproducción reservados en todos los países. Toda reproducción, total o parcial, de la presente obra queda prohibida. Una copia o reproducción fotográfica, impresa, micro-film, banda magnética, electrónica o cualquier otro soporte físico o digital constituye una falsificación de la presente obra y será penalizada conforme a la ley vigente en el país donde se haya cometido el delito. De los textos: Magda Liliana Escobar Bermúdez De las ilustraciones: Ana María Achury Cardona Diseño y diagramación: Manatee Books Derechos de esta edición 2017 Manatee Books ISBN:

3 Lula Magda Liliana Escobar Ana María Achury

4 A Manya, mi eterna compañera de cuatro patas. A mi madre por su amorosa fortaleza. A mi inspiradora y auténtica familia. A mis amigas y las chicas que sueñan, danzan y ríen conmigo. A mi San Bartolo por apoyarme para vivir libremente mis sueños. Magda Liliana Gracias a mi familia, amigas y amigos por ser mi inspiración y mi fuerza. A Magda y María Virginia por esta encantadora experiencia. Ana María

5 1 Aquel sábado en la mañana abrí los ojos y sentí que Homero, mi hermanito, pasaba por mi lado empujándome. Cuando nos daba mucha hambre todos corríamos a tomar leche de nuestra mamá, quienes no alcanzaban debían tomar de la botella. Eso no nos gustaba mucho porque las personas que nos daban de comer nos alzaban y nos apretaban muy fuerte. Homero era el cachorro más rellenito y grande de todos; en cambio yo, era la más pequeña. Mami dice que soy así porque fui la última en nacer. La tarde del parto, ella estaba muy cansada, pero sabía que debía hacer un último esfuerzo porque aún faltaba un cachorro por nacer: YO!

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7 Dejó solos a mis hermanitos para tratar de estirar su barriga y así ayudarme a salir. Falta otro! - gritó Niña, - ahí viene Entre las estiradas de mami y el caminar; boom! salí yo en medio de la sala Lo sé porque me han mostrado varias veces el lugar. Como éramos siete cachorros, imagínense lo difícil que era poder comer de mamá; así que yo hacía mi número de llorar muy, pero muy fuerte. Niña notaba que yo no había comido y me ayudaba a hacer espacio la leche de mami era tibia y deliciosa, yo la tomaba lentamente y casi siempre, cuando estaba satisfecha, caminaba en zigzag hasta que llegaba donde mis hermanos y me dormía junto a ellos. Homero se burlaba de mí y me decía que más que una cachorra parecía una cerdita porque al terminar de comer me veía redonda. En las tardes, jugábamos a dar botes en el suelo hasta llegar a nuestra cama, casi siempre él me ganaba porque rodaba muy fácil. Yo intentaba hacerlo muy rápido, pero me mareaba y al tercer giro vomitaba.

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9 Cuando aprendí a caminar bien, empecé a esconderme debajo de la cama de Niña para que no me abrazaran sus amigos quienes siempre nos tomaban como si fuéramos de juguete. Ibi, mi única hermana, les gruñía gruuugruuuu, les mostraba sus dientes y sacaba sus pequeñas garras, pero a ellos les daba risa y la abrazaban más. Entiendo que estuvieran emocionados, aún les pasa, cuando me ven me miman mucho; solo que ahora lo hacen con más cuidado. Niña les advirtió que los abrazos fuertes pueden hacerme daño. Un día, llegó a nuestra casa un hombre que parecía salido de un cuento. No tenía pelo como las otras personas que yo conocía. La cabeza le brillaba, tenía ojos grandes y azules, era bajito y delgado. Aunque tenía una voz cálida, nos dio mucho miedo. Llegó con un maletín negro y nos tomó uno a uno.

10 Nos pinchó varias veces con unos tubos largos, ahora sé que se llaman inyecciones y que dentro tienen un líquido que se llama vacuna. Mamá intentó convencernos de que era por nuestro bien, que las vacunas nos protegerían; pero nuestras nalgas no lo entendieron. A mí me hicieron llorar y aunque intenté detenerlo con un mordisco, él igual me pinchó. Mi pobre muslo auch! Como éramos tan pequeños, recibíamos la visita de varios amigos de Niña que deseaban quedarse con nosotros. Fue así como mis seis hermanos se fueron a otras casas. Niña le decía a mamá que todos estaban cerca, pero ella estuvo muy triste; los extrañaba. Yo me quedé, Niña no dejó que sus amigos me llevaran. Siempre me ha gustado como me trata, desde que nací me mira diferente y me hace sentir amada. Ella me llamó, Lula; yo la llamé, Niña, pero nunca respondió al nombre que le di. Aun así, logró aprender algunas cosas que le enseñé.

11 Cuando íbamos al parque o a caminar, veía a otros perros a los que les ponían ropa como de humanos, les pintaban las uñas y les hacían peinados terribles. Niña nunca ha hecho eso conmigo, ella me trata con mucho respeto, yo soy su compañía, me cuenta sus secretos y hace cosas conmigo que no hace con nadie más. Creo que las dos nos entendemos mucho porque ella sabe que soy un perro y no un humano; que, aunque sentimos afecto entre nosotras y ya somos familia, me gusta hacer cosas de perros y que así soy feliz. Sé que Niña entiende que mi esencia es jugar, saltar, acompañarla y quererla, que eso es lo importante. Eso es lo mío, yo en lo perruno soy la mejor.