Varices. Para superar estos inconvenientes, las venas poseen tres recursos que les permite mantener un flujo de sangre continuo hacia el corazón:

Transcripción

1 Varices A diferencia de la circulación arterial, que se ve favorecida por el impulso del corazón y por la propia fuerza de la gravedad en la mayoría del territorio corporal, la circulación venosa tiene mayores dificultades para conseguir retornar con éxito la sangre hacia las cavidades cardiacas, especialmente cuando ésta proviene de los miembros inferiores. El hecho de que la circulación venosa tenga mayores dificultades para conseguir retornar con éxito la sangre hacia las cavidades cardiacas cuando ésta proviene de los miembros inferiores se debe principalmente a que la fuerza de la contracción cardíaca es muy débil a esta distancia, a lo que hay que sumar el hecho de que la sangre debe remontar una gran distancia en sentido contrario a la fuerza de la gravedad. Para superar estos inconvenientes, las venas poseen tres recursos que les permite mantener un flujo de sangre continuo hacia el corazón: 1. La propia inercia de la sangre arterial es transmitida en parte al sistema venoso tras el paso por el sistema capilar, donde se intercambia el oxígeno y el dióxido de carbono en los tejidos vivos. Además, existe un cierto efecto succionador del propio corazón durante la diástole del mismo.

2 2. Las venas poseen un sistema de válvulas, que se intercalan en su trayecto de forma espaciada con regularidad, que favorecen el retorno de la sangre al actuar como puntos de paso unidireccional, es decir, que permiten que la sangre circule hacia el corazón al tiempo que impiden que se vuelva hacia atrás. 3. La musculatura de los miembros inferiores rodea a las venas que discurren por estos y cuando se contrae, durante cualquier ejercicio físico, comprime a éstas favoreciendo su vaciamiento hacia regiones superiores. El sistema venoso de los miembros inferiores se organiza en: Sistema venoso profundo: Responsable de la mayoría del retorno sanguíneo de las piernas hacia el corazón. Sistema venoso superficial: Auxiliar del anterior, discurre por debajo de la piel y tiene dos grandes venas principales que son la safena externa e interna. Qué son las varices? Se denominan varices o varicosidades a la dilatación o ensanchamiento de las venas del sistema venoso superficial que hace que adquieran un aspecto sinuoso y prominente visible desde el exterior. Un 20% de la población adulta tiene varices en menor o mayor grado, aumentando esta cifra a medida que avanzan los años de los individuos. Las mujeres son más propensas a padecerlas sin ninguna causa clara que lo justifique. Las varices pueden ser clasificadas en: Primerias o esenciales: Son las debidas a cualquier fallo de los mecanismos de retorno sanguíneo del sistema venoso que antes explicamos, o en general, producidas por cualquier circunstancia natural. Es la forma más frecuente de presentarse esta patología. Secundarias: Producidas por una trombosis del sistema venoso o como consecuencia de una comprensión del mismo por encima de los miembros inferiores (por ejemplo durante el embarazo o por tumores de la cavidad abdominal) que dificulta el retorno de la sangre de éstos. Por qué se producen las varices? Parece demostrado que existe una tendencia en determinadas familias hacia esta enfermedad; en más de un 50% de los casos existen antecedentes familiares de

3 varices. Sobre esta predisposición genética actúan una serie de agravantes o desencadenantes que provocan la aparición de las mismas: Obesidad: El sobrepeso en general aumenta la presión abdominal al tiempo que disminuye la elasticidad de las venas; ambas situaciones desembocan en un mal retorno sanguíneo y un acúmulo o éxtasis de las mismas. Embarazo: En el 50% de las gestaciones se producen varices en mayor o menor grado debido a dos causas fundamentales. La primera sería el aumento progresivo del tamaño del útero que comprime las venas sobre la pelvis dificultando el retorno de los miembros inferiores; la segunda se debe a las hormonas que se producen durante el mismo, que pueden afectar la elasticidad del sistema venoso. Bipedestación prolongada: Aquellas circunstancias de tipo laboral que obligan al individuo a permanecer de pie y prácticamente inmóvil durante largos periodos de tiempo favorecen el desarrollo de las varices, tanto por la tensión acumulada en las venas de las piernas como por la falta de ejercicio muscular (que, como ya hemos mencionado, es fundamental para el retorno venoso). Traumatismos: En ocasiones puede aparecer una vena varicosa en una zona determinada que ha sufrido un golpe directo o que se ha visto sometida a un sobreesfuerzo muy importante. Todo esto se traduce en lo que se denomina insuficiencia venosa crónica.

4 Cómo se manifiestan las varices? La principal causa por la que el individuo con varices consulta al médico es estética, dado que inicialmente no suelen producir ninguna sintomatología apreciable. No obstante, a medida que la insuficiencia venosa avanza pueden surgir complicaciones como: Sensación de pesadez o cansancio en las piernas, especialmente en ambientes calurosos y a última hora del día. Calambres nocturnos, que en ocasiones llegan a ser muy intensos hasta el punto de despertar al sujeto. Prurito o picor en las piernas, sobre todo en la parte inferior de la pantorrilla y en los pies. Alteraciones en la piel, en forma de atrofia de la misma, aumento de su pigmentación y su dureza o diversas formas de dermatitis. En ocasiones se producen úlceras en estas regiones. Acumulación de líquido en los tobillos tras el ejercicio físico o en general tras las actividades normales diarias, que se manifiesta en forma de edemas. Con el paso del tiempo esta situación se agrava hasta producirse alguna de las complicaciones más peligrosas de esta enfermedad, que son: Hemorragia varicosa: Producida por la rotura de la vena afectada secundariamente a un traumatismo que no tiene que ser necesariamente fuerte; esto se debe a que las venas varicosas son especialmente delgadas y débiles. Tromboflebitis: En algunos casos puede interrumpirse el flujo sanguíneo a través de las varices, lo que desemboca en la inflamación de las mismas (flebitis), que se manifiesta como un enrojecimiento de la zona y un dolor intenso a la palpitación de la misma. Cómo se diagnostican las varices? En la mayoría de los casos el diagnóstico de esta patología es obvio por la presencia evidente de las lesiones descritas, ya que al ser el sistema venoso superficial el que se ha afectado, éstas son claramente visibles debajo de la piel. Sin embargo, en algunas ocasiones puede ser necesaria la confirmación del diagnóstico mediante determinadas técnicas como la flebografía (radiografía del sistema venoso tras la introducción de contraste) o la ecografía Doppler (permite observar y cuantificar el flujo sanguíneo en el interior de las venas); estas técnicas también son empleadas para descartar complicaciones graves o como valoración previa a la cirugía.

5 Cuál es el tratamiento de las varices? Podemos dividir la actuación frente a las varices en varios apartados: Medidas preventivas: Consiste en una serie de cuidados y hábitos que pueden ayudar a impedir el desarrollo de esta enfermedad, o cuando menos a evitar su progresión: Realizar ejercicio de forma regular, sobre todo caminar durante al menos una hora cada día. Evitar la obesidad o perder peso en caso de que ésta exista. No utilizar prendas de vestir que puedan comprimir el abdomen y que en general dificulten el retorno venoso. Prescindir del calzado con excesivo tacón o absolutamente plano. Alternar los espacios de tiempo en los que se está de pie con periodos de descanso con las piernas levantadas, especialmente tras un tiempo prolongado de deambulación o de permanecer de pie. Cuidado e higiene de la piel, hidratación y aplicación de pomadas o cremas con tepezcohuite o hamamelis durante cortos periodos de tiempo en caso de aparición de dermatitis asociadas a las varices. Medidas terapéuticas: En lo que respecta a las plantas medicinales, son pocos los vegetales que tienen una acción específica sobre las venas. No obstante, algunos de ellos ejercen un efecto tónico o reforzante de sus paredes. Entre éstos, citaremos como más indicados el hamamelis y el castaño de indias. Tratamiento de las complicaciones:

6 Ulceras: reposo en cama, limpieza diaria de las mismas y tratamiento antibiótico si se sospecha infección de las mismas. Hemorragias: Comprensión sobre el punto sangrante o vendaje del mismo junto con reposo con las piernas levantadas durante unos días. Tromboflebitis: Si se sospecha este cuadro por la aparición de signos inflamatorios sobre una región varicosa, como por ejemplo enrojecimiento, calor o dolor en la misma, debe consultarse al médico para realizar el tratamiento oportuno lo antes posible. Inicio Temas de Interés