RESTAURACIÓN DEL RETABLO BARROCO Y ÁBSIDE ROMÁNICO DE LA IGLESIA DE SANTIAGO. TURÉGANO. SEGOVIA

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1 RESTAURACIÓN DEL RETABLO BARROCO Y ÁBSIDE ROMÁNICO DE LA IGLESIA DE SANTIAGO. TURÉGANO. SEGOVIA La iglesia parroquial de Santiago, transformada y ampliada en época barroca 1, conserva uno de los elementos más destacados de época románica, su antigua cabecera, cuya construcción, en piedra caliza, muestra importante marcas de cantero, apreciables tanto en la bóveda de cañón apuntado del presbiterio como en la bóveda de horno del hemiciclo. La restauración, acometida en 2009, ha pretendido recuperar la singularidad del original ábside románico, tanto al exterior, al descubrirse el vano de la parte septentrional, cegado en época barroca con el adosamiento de la sacristía, como al interior, al recuperar un magnífico retablo de piedra, constituido por dos relieves historiados pétreos, enmarcados por columnas, con sus respectivas basas, fustes y capiteles. Monumento antes de su intervención y con el cartel de obra. 1 Las ampliaciones de los siglos XVII y XVIII destruyeron la primitiva nave, siendo los sillares reutilizados como refuerzo en los esquinales y encintados de vanos en la torre, en la nave norte y en el muro sur. 1

2 Dicha intervención ha sido consecuencia directa de los trabajos efectuados entre los años 1989 y ; ya desde entonces, había un interés por recuperar el aspecto exterior de la cabecera románica 3, y el aspecto interior, pues guardaba una sorpresa oculta durante muchos años. Efectivamente, tras el retablo mayor barroco dedicado al apóstol Santiago, y formando parte del muro interior del ábside, se encontraba un interesante grupo de relieves románicos, recubiertos por una amplia capa de yeso y polvo, que impedían su lectura y contemplación al estar ubicados en un reducido espacio. SEGUIMIENTO DE LA RESTAURACIÓN DEL ÁBSIDE A TRAVÉS DE LAS SIGUIENTES IMÁGENES: Vista general de la cabecera y del retablo mayor de la iglesia de Santiago de Turégano antes de su restauración. El retablo barroco, fue concluido en 1776 por el entallador, Francisco Rodríguez y el estofador, Lorenzo Villa. Tras él se ocultaba un retablo pétreo románico, constituido por una pareja de relieves historiados, que entre columnas acodilladas, flanqueaban la ventana central del ábside, tal y como se puede apreciar en las páginas siguientes. 2 A finales de los años ochenta, durante unos trabajos de limpieza, se descubrió por casualidad la existencia de unos relieves que ornamentaban el primitivo ábside románico, que fueron documentados a finales del siglo XII e inicios del siglo XIII. 3 La cabecera románica está constituida por tres cuerpos, separados por medio de dos líneas de imposta e iluminada por tres vanos, dos de ellos visibles desde el exterior, y uno oculto por la construcción de la sacristía. 2

3 Estado inicial del ábside románico. A través de ella, se observan las diferentes capas de revocos que cubren los paramentos y uno de los tres vanos oculto por la construcción adosada de la sacristía ( ). Estado inicial del ábside románico tras la retirada de la tabla del fondo de la hornacina central del retablo barroco, colocado en la cabecera de la iglesia. En el paño central de este muro interior del ábside se encontraban insertados los restos del sistema de anclaje de un retablo anterior al barroco. 3

4 Detalle del relieve de la cabecera románica en el que se representa al Pantocrator y peregrinos. Estado previo. 4

5 Detalle del relieve de la cabecera románica en el que se representa a Santiago. Estado previo. 5

6 Imágenes de los trabajos arqueológicos realizados por AICARA, Arqueología y Patrimonio Cultural, y de los restos hallados: Estructura de piedra en forma de altar aparecida tras el retablo mayor (Foto: Aicara). Suelo de época barroca aparecido en el presbiterio. Recolocación de los fragmentos del suelo barroco hallados durante la excavación arqueológica. 6

7 Restos aparecidos en el interior del sepulcro situado en el centro del suelo barroco. Ventana abocinada en el muro del ábside románico. Reconstrucción de jarra bajomedieval (Foto: Aicara). Dos de las estelas funerarias discoideas reaprovechadas como material de relleno en la zona del ábside románico. Tres estelas funerarias en estado fragmentario aparecidas en el ábside románico. 7

8 Imágenes de tratamiento de conservación y restauración de los relieves de la cabecera románica: Eliminación del recubriento de cal sobre relieves y paramentos. Catas 8

9 Eliminación del recubriento de cal sobre relieves y paramentos. Catas 9

10 Detalle de la intervención en la fachada de la sacristía para abrir el vano de la cabecera. La recuperación de este vano ha supuesto la recuperación de la primitiva estructura, articulada en tres niveles por medio de dos líneas de imposta y horadada por tres ventanas. Con esta mínima intervención se ha conseguido visualizar la ventana cegada con sus capiteles, y la penetración de la luz natural para conseguir una iluminación simétrica en el interior del ábside. 10

11 Reubicación y montaje del retablo mayor. La solución adoptada permite conservar ambos bienes culturales, (retablo pétreo románico y retablo barroco) sin descontextualizar ninguno de ellos y en convivencia en un mismo espacio, respetando la evolución histórica del templo. Aspecto final de la trasera del retablo mayor. Cerramiento de la trasera del retablo mayor. 11

12 Aspecto final del exterior del ábside. Aspecto final de la parte trasera del retablo barroco y de la recuperación del espacio para la contemplación del conjunto pétreo. La adecuación de este espacio ha proporcionado unas condiciones espaciales y de iluminación similares a las que debió tener en origen, y además, permite aislar al espectador del resto del edificio, ampliado y transformado posteriormente a lo largo de varios siglos. 12

13 Aspecto final del retablo pétreo 13

14 Detalle del relieve en el que se representa: en la parte superior a Cristo en majestad rodeado de los cuatro evangelistas; en la parte media, a tres personajes que representan a tres peregrinos; y en la parte inferior a tres personajes arrodillados, que representarían, por sus tocados e indumentaria, a tres personajes privilegiados, no tratándose de los tres reyes magos, Según el autor del estudio histórico Manuel Castiñeiras, podrían ser un rey, una reina y un obispo en el momento de la llegada al altar de Santiago. Se sabe gracias al tumbo A de la Catedral de Santiago, que del 29 de febrero de 1232, el obispo de Segovia, Bernardo, se encontraba apud Sanctus Iacobum, junto al rey Fernando III y la reina Beatriz, acompañado de la mayoría de obispos del recién unificado reino de Castilla y León, para confirmar una serie de privilegios en beneficio de la iglesia compostelana. El autor lo justifica, añadiendo, que unos meses después, el 10 de julio de 1232, se pudo producir la consagración de esta iglesia, en presencia del Obispo Bernardo, que veía en los relieves, el recuerdo de su peregrinación y devoción jacobea. 14

15 Detalle del relieve en el que se representa la figura del apóstol Santiago, flanqueado por columnas, en cuyos capiteles se representan: en el de la izquierda, pavos reales afrontados picando una piña, y en el de la derecha, un hombre y una mujer, que cubren púdicamente su sexo con una mano. Sobre la cabeza del apóstol, se representa la cabeza felina en tonos negros y las cabezas de un personaje masculino y otro femenino. 15

16 Aspecto final de la cabecera y del retablo barroco y detalles de su restauración 16

17 Detalle de la imagen de Santiago que forma parte del ático del retablo mayor barroco. 17

18 ESTUDIOS REALIZADOS Para profundizar en el conocimiento de los relieves pétreos del ábside de la iglesia y de la policromía de la escultura románica, se han llevado a cabo varios estudios: 1.- El estudio de los relieves del ábside de la iglesia de Santiago de Turégano, ha sido realizado por Manuel Castiñeiras, profesor de la Universidad autónoma de Barcelona, quien ha aportado interesantes novedades a cerca de los dos relieves absidiales descubiertos, así como del contexto arquitectónico y escultórico en el que fueron concebidos, del programa figurativo, de la fecha, filiación e iconografía, de la policromía de los relieves Respecto a la datación, un análisis comparativo de los elementos arquitectónicos y decorativos con otros monumentos de la zona 4, han permitido fechar esta cabecera románica a principios del siglo XIII, encontrándose muy relacionada con la actividad de un taller que trabajaba por la zona taller del Duratón ; pero además de estos dos elementos citados, hay otro elemento que permite completar este marco artístico, éste es, la pila bautismal 5, de la misma época, conservada en el extremo occidental de la nave norte. En cuanto al programa figurativo, el taller que trabajó en esta iglesia era conocedor del segundo taller de Silos, de los modelos de Santiago de Compostela (consagrada en 1211), y de los de la catedral de Segovia (consagrada en 1227), aunque aquí lo que hizo fue variar los temas y motivos. Respecto a la policromía (hallada bajo los estratos de polvo y yeso) se puede afirmar, que la técnica utilizada consistió en la aplicación de una capa fina de cal sobre la superficie, a la que todavía fresca, se la daba una mano de arcilla, sobre la cual, una vez seca, se aplicaba la pintura, en la que los pigmentos inorgánicos se mezclaban con la yema de huevo. Los pigmentos utilizados fueron, seguramente, carbón para el negro, blanco de plomo, minio para el naranja y hematíes para el rojo. 2.- A parte de esta investigación histórico-artística, sintetizada en líneas anteriores, se ha acometido un estudio analítico de las pinturas de la cabecera por parte del equipo de GEA, Asesoría Geológica, que ha proporcionado importantes datos acerca de este conjunto cultural inédito. En el apartado de conclusiones, se especifican los resultados de la analítica de las muestras seleccionadas tanto de las pinturas como de los soportes. Respecto a las pinturas se dice: 4 Como por ejemplo la iglesia de San Miguel Arcángel en el Castillo de Turégano, la Iglesia de San Miguel Arcángel de Sotosalbos. 5 Decorada con gallones, y rematada por una cenefa orlada con tallos vegetales en espiral, muy relacionada con las de otras iglesias, como San Miguel de Turégano y del Valle de San Pedro. 18

19 - que las pinturas rojas, de escarlata a rojizo-anaranjadas, están constituidas por pigmentos basados en cinabrio; por pigmentos basados en óxidos de plomo y por pigmentos basados en óxidos de hierro; - que otras pinturas, como: - las carnaciones, contienen pigmentos a base de óxidos de plomo, (como la carnación del ángel izquierdo sobre Santiago), y que incluso hay una pequeña cantidad de arsénico, pero que no formaría oropimente al no detectarse azufre. - los verdes, (como el manto del pantocrátor) contiene pigmentos a base de compuestos de cobre, muy posiblemente de azulita y/o malaquita. También hay pequeñas cantidades de óxidos de plomo provenientes, por ejemplo de pequeñas cantidades de amarillo, fabricados con ellos. - que todas las muestras, rojas, verde o carnación, están aplicadas sobre soportes de yeso, excepto una muestra que está aplicada sobre gruesa capa soporte de cal más cal magnésica. - que los morteros aplicados están elaborados a base de una mezcla bastante igualada de cal (cal magnésica más cal calcítica en similares proporciones) y que los áridos son de arena media de granos predominantemente angulosos. En el intonaco, simplemente hay menos áridos y más finos, pero el aglutinante es el mismo. Como comentario general, se afirma que la característica que se repite en casi todas las muestras de pintura, así como en el mortero, es la presencia constante del magnesio, cuando aparece el calcio (aunque no cuando forma yeso, por ejemplo en todos los soportes de las aplicaciones). El yeso como aglutinante de pinturas, sólo aparece en dos muestras de verde. Durante la restauración, se han obtenidos nuevos datos sobre la policromía que actualmente presentan los relieves escultóricos. Se ha podido comprobar que la policromía que presentan actualmente estos relieves escultóricos sustituyó a otra anterior, seguramente más sencilla y con una gama cromática más reducida, de la que existen sólo algunos vestigios bajo la capa de preparación de la policromía actual. 19

20 EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA Entre abril de 2009 y enero de 2010, y motivada por los trabajos de restauración del ábside, se acometió una excavación arqueológica por parte de AICARA, S. L., desarrollada en cuatro fases, que ha dado como resultado: - la existencia de un elemento imprescindible para la liturgia: el altar pétreo, documentado no antes del siglo XVI, por los productos cerámicos recuperados; la existencia de una pavimentación barroca constituida por baldosas de pizarra negra y de piedra caliza alternadas, y la localización de un sepulcro en dicha zona central, en el que se halló un esqueleto completo, -perteneciente a un religioso, que conservaba restos de vestiduras ribeteadas con cintas de hilo de cobre, hebillas de bronce y restos de calzado-, y dos cráneos procedentes de enterramientos anteriores. - la evolución constructiva del templo a partir de los datos arrojados por la excavación en la cabecera, documentándose hasta seis fases con sus correspondientes subfases; - el nivel cementerial, a pesar de las obras efectuadas en la cabecera durante el siglo XVIII, que debieron trasformar ostensiblemente este espacio funerario; - e interesantes materiales arqueológicos (colección de recipientes cerámicos bajomedievales y estelas pertenecientes a la vieja necrópolis de la iglesia románica, la cual debió situarse entre los siglos XII y XIII). ESTADO PREVIO. PATOLOGÍAS. 1.- Los relieves escultóricos románicos, situados sobre los paños del muro que flanquean la ventana central del ábside, mostraban, en el soporte, constituido por piedra, unos considerables depósitos de suciedad y un estado de conservación irregular, dependiendo de su zona de ubicación, siendo la principal patología la pérdida matérica al haber sufrido mutilaciones intencionadas, (para asegurar el anclaje de alguno de los retablos existentes anterior al actual barroco), como en la línea de imposta que recorre por encima de los arcos y los paramentos laterales, o la pérdida de la mano derecha y parte de la figura de Santiago del relieve dedicado a Santiago, o la pérdida de la cabeza del águila del Tetramorfos, o la eliminación parcial de la figura situada a la derecha, la nariz de la figura central y el brazo de la figura del extremo izquierdo del otro relieve. La capa de preparación mostraba pérdidas importantes, (70%), falta de cohesión interna, pérdida de adhesión al soporte, levantamientos, deformaciones y abolsamientos, grietas, fisuras y craquelados. Los estratos pictóricos presentaban un estado de conservación muy deficiente, siendo lo más destacable, las pérdidas de la capa pictórica, la falta de adhesión a los estratos inferiores, la pulvurulencia ocasionada por la degradación del aglutinante, las grietas, 20

21 fisuras y craquelados, cambios cromáticos 6, importantes depósitos de suciedad y varias capas de cal y yeso. 2.- Las pinturas murales de la bóveda de horno del ábside, constituidas por dos niveles de decoración mural superpuestas, correspondientes a dos momentos históricos, presentaban un estado de conservación diferente; el primer nivel, en estado ruinoso, se corresponde con una decoración figurativa, de la cual sólo se conservan algunos restos, configurando una franja sobre la línea de imposta en el arranque de la bóveda de horno; el segundo nivel, que sustituye a la decoración anterior, se corresponde con una pintura mural de tipo decorativo, que imita un despiece de sillar, y su estado de conservación era mucho mejor. El soporte de las pinturas, constituido por sillar, mostraba, pérdidas matéricas en distintas zonas, grietas estructurales y suciedad importante; la capa de preparación, presentaba en la pintura figurativa, cuyo estado era ruinoso (primer nivel), pérdidas de la capa de preparación, falta de cohesión interna y pérdida de adhesión al soporte y levantamientos provocados por las variaciones de humedad y temperatura; en el caso de la capa de preparación de la pintura decorativa con despiece de sillar (segundo nivel) se apreciaba, pérdidas de estratos de preparación, falta de adhesión al soporte y entre los estratos de la preparación, deformaciones, grietas y fisuras. Los estratos pictóricos de la pintura figurativa (primer nivel), cuyo estado de conservación era ruinoso, mostraba pérdidas importantes, pulvurulencia, suciedad y capas de superficie (mortero de cal y arena y enlucido de yeso). Los estratos pictóricos de la pintura decorativa con despiece de sillar (segundo nivel) mostraban pérdidas de la capa pictórica, pulvurulencia en las zonas en las que no se había producido la carbonatación, suciedad adherida, y recubrimiento de varias capas de mortero de cal y arena y enlucidos de yeso. 3.- Las pinturas murales del nivel central del ábside, están constituidas por dos grupos de pinturas bien diferenciadas; el primero, en mejor estado de conservación, lo constituye las pinturas que imitan un despiece de sillares, situadas sobre los paños del muro, arcos e interior de las ventanas; el segundo grupo, en estado de conservación ruinoso, está formado por un tipo de pinturas de tipo figurativo, ubicado en ambos extremos del nivel central. El soporte, constituido por sillares en los paramentos, y piedra labrada en los fustes de las columnas, mostraba pérdidas matéricas, grietas estructurales estabilizadas y suciedad. 6 Como en el caso de la túnica de la figura de Santiago y del Pantocrator, que parecen en origen corresponderse con un pigmento azul, rico en cobre que ha variado a una tonalidad verdosa, debido principalmente a la presencia de humedad y a la incompatibilidad de este pigmento con la cal de los recubrimientos con los que se ocultó este conjunto. 21

22 La capa de preparación mostraba pérdidas importantes en la capa de preparación, falta de adhesión al soporte por la presencia de humedad relativa alta y de los cambios termohigrométricos, grietas y fisuras por los movimientos de soporte, y craquelados en las pinturas figurativas laterales, causados por los movimientos sucesivos de hinchamiento y disminución de volumen del estrato. Los estratos pictóricos mostraban graves deficiencias, como pérdidas de la capa pictórica, pulvurulencia, abrasiones, desgastes superficiales, suciedad, manchas, recubrimientos, aunque la más grave era la pérdida de las propiedades del aglutinante pictórico. 4.- Las pinturas murales del tramo recto del presbiterio, de las que se han conservado algunos fragmentos en mal estado de conservación, presentaban, un soporte, compuesto por mampostería irregular de piedras y tierra prensada, poco adecuado para la ejecución y conservación de la pintura mural. La capa de preparación (arriccio e intonaco), -gruesa como consecuencia de la irregularidad e inestabilidad de la superficie del muro-, mostraba pérdidas de estratos de preparación, falta de adhesión al soporte, grietas y fisuras. Los estratos pictóricos conservaban pequeños fragmentos que permitían intuir unas pinturas de tipo figurativo enmarcadas en una amplia cenefa geométrica; su estado de conservación era ruinoso, mostrando pérdidas de la capa pictórica, falta de adhesión a los estratos inferiores, pulvurulencia, suciedad y capas de superficie. 5.- Los revocos y pinturas geométricas del nivel inferior del ábside, de los que se conservan dos tipos de decoración y acabados pertenecientes a dos momentos históricos, (el primero constituido por un revestimiento mural realizado con mortero de cal y arena y el segundo, por dos fragmentos con pinturas decorativas de tipo geométrico dibujadas en esgrafiado) mostraban importantes deterioros por las humedades de capilaridad. El soporte presentaba pérdidas matéricas, faltas de cohesión y disgregaciones, importantes humedades y eflorescencias salinas. Los revestimientos de mortero mostraban una estado deficiente, siendo las principales patologías: las pérdidas matéricas, la falta de adhesión al soporte, la pérdida de adhesión entre los estratos constituyentes, la falta de cohesión entre los estratos constituyentes, la existencia de numerosas grietas, fisuras y fragmentación de revocos, la presencia de humedades y eflorescencias salinas, la capa generalizada de suciedad y la existencia de varias capas de revestimiento. Las pinturas geométricas presentaban unas pérdidas importantes en la capa de preparación, una falta de adhesión al soporte, una pérdida de adhesión entre los estratos de preparación y una disgregación de los morteros, una extensa deformación, grietas y fisuras, y humedades y eflorescencias salinas. 22

23 Las pinturas geométricas laterales, mostraban pérdidas de la capa pictórica, pulvurulencia, abrasiones y desgastes, eflorescencias salinas, suciedad y presencia de varios enlucidos. 6.- El retablo mayor mostraba en el soporte movimientos estructurales, pérdidas de soporte, grietas, separación de uniones, fisuras, fendas, adición de elementos funcionales extrínsecos a la obra, ataque de insectos xilófagos, oxidación de anclajes y elementos metálicos e importantes depósitos de suciedad. La capa de preparación presentaba lagunas, levantamientos, grietas y fisuras, craquelados, desgastes, abrasiones, arañazos y presencia de masilla de tipo industrial, con la que se nivelaron alguna pérdidas en una intervención anterior. Los estratos pictóricos y dorados mostraban pérdidas de lámina metálica y de la capa pictórica, abrasiones, desgastes y arañazos, craquelados, cazoletas y descamaciones, alteraciones de la lámina metálica, repintes y suciedad. La capa de protección presentaba oxidación, craquelados e importantes estratos de suciedad. Las tallas policromadas del retablo mayor presentaban en el soporte pérdidas, grietas y aberturas, fisuras y fendas, adición de elementos extrínsecos a la obra, como la peana de madera colocada para proporcionar mayor estabilidad y altura al conjunto. La capa de preparación mostraba pérdidas parciales, falta de adhesión, levantamientos, grietas, fisuras y craquelados y sobre todo, una pérdida total de la capa de preparación original, ya que ésta fue eliminada de forma intencionada al ser repolicromado. Los estratos pictóricos y dorados, presentaban en las carnaciones, pérdidas de la capa pictórica, abrasiones, desgastes y repintes, ya que la totalidad de la superficie fue policromada con pintura al óleo directamente sobre la capa original, sin eliminar la policromía anterior ni aparejar de nuevo la superficie. Los estofados, tenían pérdidas de la lámina metálica y de la capa pictórica, abrasiones y desgastes, falta de adhesión y levantamientos, grietas, fisuras y craquelados y repintes. La capa de protección, aparecía oxidada y con diferentes estratos de suciedad. Las esculturas del San Pedro y San Pablo mostraban en el soporte, pérdidas, y fisuras; en la capa de preparación, pérdidas, grietas, fisuras, craquelados, falta de adhesión y levantamientos puntuales; en los estratos pictóricos y dorados, pérdidas, abrasiones y desgastes, craqueladuras y grietas, repintes y suciedad adherida; en la capa de protección, oxidación, craquelados y fisuras y suciedad. 7.- El retablo lateral de Jesús Nazareno, presentaba en el soporte, movimientos estructurales, pérdidas soporte, de elementos arquitectónicos y ornamentales, grietas, fisuras y separación de uniones, ataque de insectos xilófagos, oxidación de anclajes y elementos metálicos y depósitos de suciedad; en la capa de preparación, lagunas, levantamientos, grietas y fisuras, craquelados, desgastes, abrasiones y arañazos; en los estratos pictóricos y dorados, pérdidas debidas a las lagunas de la capa de preparación, abrasiones, desgastes y arañazos, craquelados y escamaciones, alteraciones de la lámina metálica y suciedad. 23

24 CRITERIOS DE RESTAURACIÓN La recuperación de este conjunto ha respondido a los criterios actuales vigentes en mundo de la restauración del patrimonio, destacando el interés por la preservación y por el respeto con el pasado, siendo sus resultados excelentes, al haberse incorporado la cabecera románica de la iglesia de Santiago, no sólo al corpus románico segoviano, sino a otros más amplios, como al del románico castellano e incluso europeo, otorgándole el interés que ello merece. De hecho, el conjunto ha ganado, no sólo desde el punto de vista de la conservación, sino también desde el punto de vista de su apreciación, al poder valorar en esta pequeña iglesia, uno de los pocos conjuntos románicos llegados hasta nuestros días 7, al que se le puede relacionar con otro conjunto de primera línea, esto es, al pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela. La solución adoptada no ha estado exenta de estudios/polémicas/consensos/, pues se podría haber ubicado el retablo barroco en un lateral, a los pies de la iglesia, con objeto de poder contemplar de nuevo la cabecera original románica y de ese modo, observar directamente los relieves 8. Pero existían otras razones que había que respetar; la primera, la existencia de una cofradía consagrada a Santiago Apóstol desde el año 1567, por lo que el retablo mayor, no podía relegarse a un segundo plano; la segunda razón, radicaba en que no se podía recuperar ni la planta ni el alzado de la primitiva iglesia románica, que en origen era de una sola nave y de un solo ábside 9. Por lo que, finalmente, se optó por mantener su posición central, aunque adelantándolo hacia la nave, para crear un espacio digno, detrás del retablo, lo suficientemente profundo e iluminado para contemplar los dos relieves románicos. De esta manera, se han puesto en valor los relieves románicos, creando un ámbito casi museístico, dentro un espacio sagrado; se ha facilitado la visión de los relieves con la suficiente perspectiva e iluminación, al adelantar el retablo barroco y al liberar la ventana septentrional, cegada en el momento en que se construyó la construcción de la sacristía barroca; y finalmente, se evitaba borrar las huellas plasmadas durante las intervenciones barrocas, -tan importantes para entender la actual iglesia de Santiago. 7 -con su rica policromía recuperada, gracias a su limpieza y restauración. 8 Esta solución se adoptó en 1993 en la iglesia-catedral de Santo Domingo de la Calzada, al haberse descubierto, tras el retablo renacentista de Damián Forment, unos interesantes relieves románicos entre pilastras, que fueron datados entre 1170 y 1185, y que estaban también muy relacionados con el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela. 9 La iglesia románica fue ampliada en sucesivas fases: en la primera mitad del siglo XVII, se añadió una nave al norte de la iglesia; en el siglo XVIII, se perforaron los muros del presbiterio para abrir dos nuevas capillas, la de San Antonio al norte, y la de la Soledad al sur, ambas con sus respectivas sacristías. Por otro lado, también están documentados los dos retablos que precedían al actual barroco; uno gótico, desaparecido, con el que se relacionarían las pinturas halladas en los muros del ábside, (llagueado y ángel trompetero); y otro datado en el primer cuarto del siglo XVII, realizado por el ensamblador Juanes de Aldaba y el pintor Alonso Herrera, posiblemente destruido en el incendio sufrido por la iglesia a mediados del siglo XVIII. 24

25 Planta con la solución adoptada en la cabecera de la iglesia de Santiago de Turégano. Con esta intervención, el conjunto ha ganado, no sólo desde el punto de vista de la conservación, sino también desde su apreciación y valoración, al poderse exhibir, uno de los pocos relieves románicos llegados a nuestros días, como así sucedió con los de la Seo de Zaragoza o los de Santo Domingo de la Calzada. 25

26 DESCRIPCIÓN DE LA RESTAURACIÓN La actuación acometida en el ábside románico y paramentos laterales del presbiterio, tras los estudios previos y las catas, se centró en la limpieza (superficial generalizada, eliminación de los engasados de protección; eliminación de los estratos de superficie, revocos, enlucidos y encalados, eliminación de las sales del nivel inferior del ábside, limpieza de la capa pictórica); fijación y consolidación de los estratos pictóricos, tanto de las pinturas murales de la bóveda de horno, revocos, pinturas geométricas del nivel inferior del ábside y pinturas de los paramentos laterales del tramo recto del presbiterio (biselados perimetrales de sellado y sujeción, adhesión de estratos y consolidación de morteros disgregados y consolidación de la capa pulverulenta) como de las policromías en los relieves escultóricos y pinturas murales del segundo nivel del ábside (biselados perimetrales de sellado y sujeción, fijación y consolidación de la capa de preparación y consolidación de la capa pictórica pulverulenta); eliminación puntual de las deformación, mediante aplicación de empapelados puntuales de protección, readhesión de fragmentos, arrancamiento puntual a stacco y eliminación de empapelados de protección); consolidación estructural, nivelado de revocos, cierre de perforaciones, sellado de grietas estructurales y rejuntado de sillares; reintegración cromática puntual y selectiva; protección final de la superficie ante el polvo, suciedad y otras agresiones externas. La actuación realizada en el retablo mayor de Santiago Apóstol ha seguido el criterio de reversibilidad y de diferenciación entre materiales originales y añadidos, contemplándose la discernibilidad en la elección de los productos y la técnica de aplicación, seleccionándose materiales compatibles con los originales, pero de distinta naturaleza, y dejando constancia documental de las intervenciones realizadas. Su restauración, conservación y puesta en valor ha seguido el siguiente proceso: - Adecuación del espacio de trabajo y montaje de medios auxiliares; - Intervenciones previas al desmontaje, como recogida de documentación gráfica y fotográfica de la obra, limpieza superficial, fijación de estratos pictóricos y sentado de dorados, protección de los relieves escultóricos y pinturas murales del ábside como medida de prevención, dado su fragilidad. - Preparativos para su desmontaje, como planificación de dicho proceso y de los medios auxiliares necesarios en cada fase e instalación de refuerzos estructurales provisionales y sujeción de fragmentos. - Desmontaje del retablo mayor siguiendo el orden previamente establecido. - Limpieza superficial general en seco, tanto de soporte, de dorados, de estratos pictóricos. - Barnizado de protección para evitar posibles desgastes durante el proceso de estucado de lagunas. - Desinfección y desinsectación del soporte. 26

27 - Consolidación del soporte: consolidación de la madera, ajustes estructurales, reintegraciones del soporte y recomposición de volúmenes y elementos perdidos. - Nivelado de lagunas: estucado de faltas e impermeabilización de estucos nuevos. - Reintegración cromática mediante técnicas diferentes, según el tipo de falta a tratar. - Protección final. - Reubicación, en una posición más avanzada respecto a su emplazamiento original, montaje y cierre de la parte posterior del retablo. Las tallas policromadas del retablo mayor se sometieron a un estudio previo de la obra, limpieza superficial, catas de estudio de las policromías, realización de pruebas de limpieza, limpieza de la capa pictórica, fijación de los estratos pictóricos, aplicación de una capa de protección, reintegraciones de soporte, nivelado de lagunas, reintegración cromática y protección final. La restauración del retablo lateral de Jesús Nazareno se sometió igualmente a una examen previo, limpieza superficial generalizada, fijación de estratos pictóricos, sentado de dorados, limpieza del soporte y de dorados y policromías, aplicación de capa de protección, desinfección y desinsectación del soporte, consolidación de soporte, carpintería de restauración, nivelados de lagunas, reintegración cromática y protección final. Servicio de Restauración Dirección General de Patrimonio Cultural Consejería de Cultura y Turismo Junta de Castilla y León 27