MANTENIENDO LA UNCIÓN

Transcripción

1 MANTENIENDO LA UNCIÓN INTRODUCCIÓN En la vida de nuestro Señor Jesús, notamos que Él fue un ungido desde el principio hasta el final de su ministerio terrenal. Todo lo que hizo en la tierra lo hizo siempre bien. No hubo en El ningún momento en que perdiera la unción de Dios. Tal situación debiera manifestarse idealmente en esa forma en nosotros. Sin embargo, notamos que a veces sentimos la unción y luego de ciertos periodos de tiempo como que la perdemos. En la vida de Job notamos que él también era ungido de Dios, pero llega un momento como que pierde la unción. En el caso nuestro, no vale la pena sentir y mantener la unción solamente en un servicio o evento. Para mantener la unción hay requisitos. Lo que sucede es que la unción primera no tiene precio, viene por gracia, pero el mantenimiento de la unción tiene un precio y requisitos que debemos cumplir. DESARROLLO Quien me diera volver a ser como en meses pasados, como en los días en que Dios velaba sobre mí; cuando su lámpara resplandecía sobre mi cabeza, y a su luz caminaba yo en las tinieblas; como era yo en los días de mi juventud, cuando el favor de Dios estaba sobre mi tienda; cuando el Todopoderoso estaba aún conmigo, y mis hijos en derredor mío; cuando en leche se bañaban mis pies, y la roca me derramaba ríos de aceite! Job 29:2-6 La unción del Espíritu va asociada con algunas situaciones: 1. El primer amor: La unción que se recibe cuando estamos recién convertidos, produce vivencias que debemos tratar de mantener, por ejemplo: actitudes, emociones, experiencias sobrenaturales, que teníamos y se produjeron cuando nos encontró Jesús, la ternura del recién nacido que puede desaparecer al hacerse costumbre. La iglesia de Éfeso tenía obras mayores, pero había perdido el primer amor. Tenían obras más grandes, pero ya no había unción, debían regresar al primer amor Ap. 2:4. 1

2 2. Viviendo la Palabra: El estudio de la Palabra debiera ser consecuencia de una vida de comunión con Dios. Conocimiento sí, pero en comunión con el Señor. No luce el mucho conocimiento en una vida sin fruto. Nuestra justicia debe superar la de los fariseos. El sumo sacerdote en la orla de su vestidura tenía intercalados una granada, el fruto, y una campanilla de oro, el testimonio; el fruto se notaba cuando sonaba la campana. Si nosotros hemos sido constituidos ahora reyes y sacerdotes para nuestro Dios y Padre, debemos llevar en nuestra vida frutos del Espíritu y testificar dando la gloria a Dios que nos permite llevarlos. 3. Un toque de Dios: El estudio solamente no cambia la vida, la presencia de Dios sí. La vida de Jesús cambió después del Jordán, cuando el Espíritu Santo lo bautizó. Notemos: Antes entraba en la sinagoga los sábados y leía como era su costumbre, después del Jordán leía con unción, la Escritura se cumplía en Él Lc. 4:16-21 y no estaba en la sinagoga solamente los sábados, sino solía enseñar temprano cualquier día. Antes no pudo dedicarse a los negocios del Padre Lc. 2:49-51, después del Jordán, el celo por la casa de su Padre lo consumía, reedificaría el templo en tres días y se hizo obediente al Padre hasta la muerte Fil 2:8. Antes su ministerio no fue manifiesto, no realizó ninguna señal ni echó ningún demonio, después del Jordán es llevado al desierto, vence al diablo, sale lleno del poder del Espíritu a predicar haciendo grandes señales. De la misma manera, para que nosotros cambiemos y podamos cumplir en nuestra vida con la voluntad del Señor, necesitamos un toque de Él a nuestra vida. En su máxima expresión, este toque se da mediante la llenura y el poder del Espíritu Santo. 4. Las manifestaciones: Job era un tocado por Dios, un avivado, en él se manifestaba grandemente el favor de Dios, entre otras cosas: Dios, el Padre, lo guardaba, Sobre su cabeza hacía resplandecer Su lámpara y le alumbraba en la oscuridad. 2

3 Se sentía joven. En su tienda reposaba el favor de Dios, Con él estaba el Omnipotente. Y sus muchos amigos e hijos alrededor porque sentían en él la presencia del Shaddai Job 29: Sin embargo mencionemos, como quizás un rasgo que acompaña al avivamiento, que Job tuvo fuerte tribulación, pero perseveró, se enfrentó a las insidias del diablo y venció. Como premio, sus ojos vieron a Dios. En forma similar, Jesús lleno del Espíritu Santo, tocado por el avivamiento, fue llevado al desierto, para ayunar y enfrentarse al diablo Lc. 4:1-13, de donde salió vencedor. Job tuvo avivamiento, igual que todos los que han logrado la victoria, David, Abraham y muchos tuvieron avivamiento, pero no hay que perderlo. 5. Las señales: El creyente en Cristo Jesús, tiene una gran promesa, señales milagrosas le acompañarán Mar 16:17-18 y no indica que sean solamente para tiempos iniciales o finales, sino el contexto sugiere que estas señales estarán presente cuanto tiempo sea necesario, ese es un auxilio que el Señor nos brinda para bendecirnos a todos, es un testimonio de Dios acerca de la predicación de su evangelio, cuyos prodigios y milagros están vigentes. 6. El riesgo de perder la unción: Existe el riesgo de perder la unción que Dios nos ha dado y esto puede ser según el caso, en forma momentánea o definitiva, lo cual provoca consecuencias en nuestra vida. Sansón era un ungido con poder de Dios, pero por pecar continuamente perdió la unción y vino a ser como un hombre común y corriente. De esa manera los filisteos pudieron con él y lo esclavizaron. Sin embargo, con el proceso que Dios permitió sobre de él, la unción estaba volviendo y se manifestó nuevamente, cuando Sansón clamó a Jehová Jue 16:28. De esa manera podemos afirmar, que el pecado y la reiterada desobediencia a Dios, provoca que en un momento dado, nos quedemos sin la unción y venimos a ser hombres comunes Jue 16:17, como aquellos que no tienen a Dios, sin ningún poder para enfrentar a nuestros enemigos. De allí que en ausencia de unción, caemos fácilmente. 7. Manteniendo la unción: Dios, el Padre bueno, da su Espíritu a quien se lo pida y la unción nos la da en forma gratuita. Sin embargo, mantenerse en la unción requiere de renovados esfuerzos de nuestra parte. 3

4 En la vida de Job notamos que él bañaba sus pies con leche, entonces la roca emanaba aceite, se fundía para él en arroyos de aceite. Situación en la cual se proyecta la siguiente figura: Pies: Sirven para caminar, se contaminaban por el camino, había que lavarlos, para quitar la contaminación. Miembros del hombre que si son puestos en los caminos de Dios traen bendición 1 Sam 2:9, pero también pueden ser ocasión de pecado Pro 1:16. Los pies reflejan las actitudes y vida espiritual que lleva su dueño. De allí que tengan que ser alumbrados por la Palabra. Jesús lavó los pies de sus discípulos en el cenáculo, porque el resto del cuerpo ya estaba limpio por la Palabra. Esta última situación figura la ministración para limpieza del pecado después de la conversión. Leche: La leche es el primer alimento que los niños reciben, de hecho es especial para niños hasta cierta edad. Mediante la leche, se traslada vida de la madre al bebé y le provee defensas de enfermedades respiratorias y gastrointestinales. La leche consiste en los rudimentos de la Palabra de Dios, los rudimentos de la doctrina de Cristo, y sirve de fundamento para: Heb 5:12-13; 6:1-2 El arrepentimiento de las obras muertas. La fe en Dios. La doctrina de los bautismos. La imposición de manos. La resurrección de los muertos. El juicio eterno. El recién convertido espiritualmente es un niño, pues ha renacido no de simiente corruptible, sino de incorruptible. Para tales niños espirituales también existe una leche espiritual que provoca crecimiento espiritual. Sin embargo, para beberla debemos cuidar dos requisitos: Desechar: toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias y todas las detracciones. 1 Cor. 3:3. Desearla: cuidando que no esté adulterada. Figura de doctrinas contaminadas que en ocasiones se filtran en la iglesias del Señor. La leche es la doctrina elemental, original, fundamento de la iglesia, y con esa leche debe lavarse los pies, el primer amor el evangelio primario, original. La leche incluye actitudes como orar, adorar, alabar. La Roca y el aceite: no hay ninguna otra Roca Eterna, sino Cristo Jesús. Y el 4

5 aceite proyecta la unción del Espíritu Santo. Desarrollando entonces la figura, cuando lavamos nuestros pies, o sea, nuestra vida espiritual con leche, la Roca, que es Cristo, mana para nosotros ríos de aceite, que es la unción del Espíritu Santo. CONCLUSIONES Dios toca nuestra vida y nos unge, esa unción trae señales, nos impulsa a cambiar y es gratis. El mantenimiento en la unción tiene un precio, hay que esforzarse porque existe el riesgo de perderla. Para mantener la unción, debemos ministrar nuestra vida espiritual con los fundamentos de las primeras palabras de Dios y doctrina de Cristo. 5