Al Qaeda tras la muerte de Bin Laden

Transcripción

1 Al Qaeda tras la muerte de Bin Laden Jean-Pierre Filiu. Profesor de ciencias políticas. París Osama Bin Laden difundió, el 21 de enero de 2011, un mensaje muy amenazador contra Francia, conminada a retirar inmediatamente sus tropas de Afganistán. La agresividad de esta declaración llama la atención porque el líder de Al Qaeda solía reservar este tipo de violencia a una «América» demonizada, acusada de todos los males del islam. En cualquier caso, Bin Laden no dijo ni media palabra sobre la caída del presidente Ben Ali, derrocado en Túnez una semana antes por una revuelta popular en la que los islamistas no tuvieron ningún papel. Existe una distancia espectacular entre el discurso del líder de Al Qaeda, que desgrana enfáticamente unas exigencias relacionadas con el subcontinente indio, y la realidad del mundo árabe, que ha entrado en una etapa revolucionaria de importancia histórica. Nadie podía imaginar entonces que era la última declaración que Bin Laden hacía en vida. En efecto, la noche del 1 al 2 de mayo de 2011 un comando norteamericano mató al líder de Al Qaeda después de asaltar y ocupar su refugio en Abbottabad, en el norte del Pakistán. La desaparición del hombre más buscado del mundo movilizó durante mucho tiempo a los medios de comunicación occidentales, aunque en la prensa árabe otros acontecimientos más urgentes la relegaron pronto a un segundo término. Como destacaba entonces un joven tunecino: «Ben Ali y Bin Laden son el pasado». Y la cuestión de la propia supervivencia de la organización fundada por Bin Laden en 1988 se le plantea ahora con fuerza a su sucesor al frente del núcleo central de Al Qaeda. En este sentido, la situación de las tres ramas de Al Qaeda en Irak, Yemen y el «Magreb islámico» es también muy diferente. Una sucesión problemática para el núcleo central de Al Qaeda Los documentos, sobre todo informáticos, confiscados en Abbottabad demuestran que Bin Laden, lejos de ser una figura simbólica, siguió supervisando hasta su muerte la planificación terrorista de Al Qaeda. El riguroso dispositivo de seguridad que durante tanto tiempo lo protegió quería decir

2 que Ayman al-zawahiri, a pesar de ser su mano derecha, no estaba asociado a todas las decisiones del «emir» Bin Laden («emir» en este caso significa «comandante»). Además, el fundador de Al Qaeda era todavía el líder indiscutible, ya que cualquier adhesión, individual o colectiva, implicaba un juramento de lealtad incondicional al «jeque Osama». La sucesión de Bin Laden fue, por lo tanto, un delicado proceso de renovación de la lealtad, que se reveló accidentado y complejo. A fin de facilitar esta transición, el núcleo central de Al Qaeda creó una estructura única, el «Comando General», que oficializó la muerte de Bin Laden y validó su propia existencia con dicha proclamación (anteriormente en la cúpula de la organización de Al Qaeda sólo había el Consejo Consultivo, una denominación bastante inadecuada puesto que, en realidad, era el órgano ejecutivo supremo de la organización). A pesar de esta estratagema por lo que respecta al procedimiento, hay que esperar hasta el 16 de junio de 2011 para que dicho Comando General anuncie que Ayman Zawahiri es, en realidad, el nuevo líder de Al Qaeda. Incluso teniendo en cuenta las graves limitaciones que impone la clandestinidad, este plazo de un mes y medio demuestra que la promoción del número dos de Al Qaeda como sustituto del líder fallecido planteó numerosos problemas. De hecho, sólo la rama yemení de Al Qaeda jura lealtad a Zawahiri, y lo hace en la voz de su propio «emir», Nasser al-wuhayshi, el 26 de julio de Al Qaeda en Irak (AQI) y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) se limitar a alabar a Zawahiri a través de comandos intermedios. Estas declaraciones complacientes distan mucho de los juramentos formales exigidos por el protocolo yihadista. Zawahiri pierde, pues, la autoridad directa que Bin Laden ejercía sobre AQI desde 2004, y sobre AQMI desde Esta contracción de Al Qaeda, que queda limitada al primer círculo y a su rama yemení, no queda compensada por la ostentosa adhesión a Zawahiri de los talibanes pakistaníes (Tehrik e-taliban Pakistan/TTP) o de los shebabs somalíes, porque estos dos movimientos están demasiado centrados en su respectivo teatro de operaciones para integrarse plenamente en la yihad global. Lo mismo puede decirse de un grupo que ha aparecido hace poco en el Sinaí egipcio, Ansar al-jihad (los Partidarios de la Yihad), que el 23 de enero de 2012 hizo un solemne juramento de lealtad a Zawahiri que forma parte de una campaña mediática de propaganda.

3 Al Qaeda en la península Arábiga y la ecuación yemení La rama yemení de Al Qaeda aglutina, desde 2009, a las redes saudíes que decidieron replegarse en el sur para huir de la represión del Reino de Arabia Saudí. Esta Al Qaeda de la Península Arábiga (AQPA) mantiene un discurso revolucionario contra el presidente Ali Abdullah Saleh, que ocupa el poder en Saná desde 1978 y que está frente del Yemen unificado desde Ante una protesta sin precedentes iniciada en febrero de 2011, el dictador yemení no deja de agitar el fantasma de Al Qaeda para justificar su continuidad en el poder. Así, el 30 de septiembre de 2011 facilita un ataque fatal de los norteamericanos contra Anwar Awlaki, un imán americano-yemení muy activo en la propaganda de AQPA. Washington ha valorado especialmente este gesto, habida cuenta de que dicho imán había estado implicado en diversos ataques o complots en el territorio de Estados Unidos. Sin embargo, la oposición yemení denuncia la manipulación de la amenaza yihadista por parte de Saleh y su régimen, a quien acusa de mirar hacia otro lado cuando AQPA toma el control de las ciudades de la provincia meridional de Abyan. Esta contradicción se acentúa con la ocupación de la ciudad de Radaa, 170 km al sur de Saná, por AQPA el 14 de enero de Los opositores denuncian que Saleh, que poco antes ha firmado un acuerdo para renunciar al poder, quiere aplazar su aplicación con el pretexto de la lucha contra AQPA. Pero el presidente yemení accede finalmente a retirase y deja a sus partidarios más próximos al frente de los servicios de seguridad. La paradoja es que AQPA, magnificada por los medios en su confrontación con el régimen de Saleh, en el Yemen revolucionario no es más que una milicia de segunda fila. La obsesión antichiita de Al Qaeda en Irak En junio de 2006, Bin Laden y Zawahiri impusieron al frente de Al Qaeda en Irak (AQI) al yihadista egipcio Abu Hamza al- Muhajer, asesinado en abril de 2010 por el ejército iraquí. El proclamado «califa» del «Estado islámico de Irak», Abu Omar al- Baghdadi, de nacionalidad iraquí, fue eliminado en el mismo ataque. A partir de entonces AQI se distanció del núcleo central de Al Qaeda para volver a centrarse en la problemática local: el conflicto fundamental para ellos es el gobierno del primer ministro chiita, Nuri al-maliki, y las milicias suníes conocidas con el nombre de Despertar

4 (Sahwa), aliadas de Estados Unidos. Esta orientación puramente iraquí de AQI ha sido asumida por su «emir», Ibrahim Awad Ibrahim Ali (alias Abu Doha o Abu Bakr al- Husseini al-baghdadi). El terrorismo de AQI, lejos de disminuir con la perspectiva de la retirada norteamericana, se acentúa a partir de agosto de 2011, con dos olas de atentados especialmente sangrantes, que tienen lugar el 22 de diciembre de 2011 (63 muertos) y el 5 de enero de 2012 (73 muertos). La salida del contingente norteamericano a finales de 2011, tal como se había previsto, deja abierta la cuestión de la participación suní en el gobierno iraquí, con una gestión cada vez más sectaria del primer ministro Maliki a favor de su propio partido, el chiita. En este contexto de polarización general, AQI pretende convertirse en el brazo armado de la oposición suní. Por mucho que el emir de AQI rinda homenaje a Bin Laden, e incluso a Zawahiri, actúa solamente como jefe independiente de la milicia más temida de Irak. Las divisiones del Magreb islámico Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) se constituyó en 2007 a raíz de la integración en Al Qaeda del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) de Abdelmalek Drukdal. A principios de 2011 cuenta con unos quinientos yihadistas, la mitad de los cuales se dedican a la lucha armada en la Cabilia liderados por Drukdal, mientras que los otros llevan una vida nómada en el Sáhara en la katiba (batallón) de Mokhtar Belmokhtar (en el oeste), o en la de Abdelhamid Abu Zeid (en el este), ambos formalmente bajo las órdenes de Drukdal. A pesar de sus grandilocuentes declaraciones, AQMI se mantiene totalmente pasiva durante la revolución tunecina. Y su condena de la intervención «infiel» de la OTAN en Libia la sitúa en una delicada posición por lo que respecta a la rebelión contra Gaddafi (el déspota libio, sin embargo, continúa acusando a los rebeldes de estar a sueldo de Bin Laden, en una desesperada maniobra para desacreditarlos). No obstante, AQMI saca provecho de la guerra civil al recuperar (con muchos otros grupos de delincuentes) una parte del armamento robado de los arsenales del régimen de Gaddafi, y vendido después por una serie de traficantes por toda la región. La naturaleza exacta de los misiles tierra-aire desviados a las katibas del Sáhara es aún objeto de debate entre los analistas, pero se ha

5 comprobado que una nueva generación de explosivos llegó a las células yihadistas del norte de África. Estos explosivos fueron utilizados en el espectacular atentado suicida perpetrado el 26 de agosto de 2011 contra la academia militar de Cherchell (hubo 11 muertos como mínimo). El ejército argelino, desafiado, reanuda la ofensiva (sobre todo con la muerte en una emboscada del «tesorero» de AQMI, Adel Burai, el 28 de septiembre de 2011), mientras que en Argelia juzgan por rebeldía, uno tras otro, a los líderes yihadistas. Es en el Sahel donde más inquietante parece la amenaza de AQMI porque, en la desbandada, un grupo de mercenarios africanos de Gaddafi se incorpora en las filas de los yihadistas. La escalada terrorista también sube de intensidad a causa de la rivalidad entre Belmokhtar y Abu Zeid: este último se sirve de sus vínculos con el núcleo central de Al Qaeda para ir en contra de Belmokhtar. La negativa de Drukdal a jurar lealtad a Zawahiri en nombre de AQMI le hace el juego a Belmokhtar, que se convierte en más poderoso dentro y fuera de la región (su katiba establece vínculos con la milicia islamista Boko Haram de Nigeria). La rivalidad entre los dos jefes de katiba se traduce también en la caza sin cuartel de occidentales: Abu Zeid tiene cuatro rehenes franceses, secuestrados en el norte de Níger en octubre de 2010, y financia el secuestro de una turista italiana en el sur de Argelia en febrero de Belmokhtar, que en enero de 2011 había intentado apoderarse en Níger de dos rehenes franceses (muertos durante el traslado), recupera en junio de 2011 a un británico y un italiano secuestrados por Boko Haram en Nigeria. La competencia entre los secuestradores aumenta durante el otoño de 2011 y se extiende por zonas no afectadas anteriormente por esta plaga. Dos cooperantes españoles y una italiana son capturados el 23 de octubre de 2011 en un campo de refugiados saharauis de Argelia occidental; el 23 de noviembre de 2011 capturan a dos geólogos franceses en el noroeste de Mali, en vísperas del secuestro de tres turistas europeos en Tombuctú (un ciudadano alemán murió en el ataque). A pesar de que los ejércitos mauritano y nigeriano se dedican con éxito a hacer retroceder metódicamente a los yihadistas, el norte de Mali se convierte cada vez más en el «punto débil» de la región: aquí es donde Abu Zeid y Belmokhtar tienen sus bases, las cuales son más o menos itinerantes y, sin duda, aquí es donde están presos los rehenes; al mismo tiempo, la incapacidad de los militares de

6 Mali para desplegarse se agrava a raíz de la activación, en enero de 2012, de la rebelión tuareg. De todas maneras, la falta de conexión entre Zawahiri y Drukdal priva de perspectiva global esta nueva forma de «gansterismo yihadista», y ninguno de los estados de la región corre un auténtico riesgo de desestabilización. Bin Laden llegó a encarnar hasta tal punto la dinámica mundial de la «yihad global» que su desaparición no puede ser más que un golpe terrible, cuando no fatal, para la yihad. Hoy día, Al Qaeda ha perdido, con su carismático fundador, la estructura jerárquica que le garantizaba una temible coherencia operativa: en realidad, sólo Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) reconoce la autoridad de Zawahiri, de quien se han independizado Al Qaeda en Irak (AQI) y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Estas formaciones siguen «hablando» a escala global, pero su actuación es cada vez más «local». democráticas del mundo árabe han puesto fin a la «década del 11 de septiembre», durante la cual la sombra de Al Qaeda no dejado de planear sobre las sociedades occidentales. Un racista noruego, Anders Breivik, y no un yihadista infiltrado, fue quien sembró el terror y la muerte en su país el 22 de julio de 2011, y perpetró así la masacre terrorista más sangrante de Europa desde los atentados de Londres, cometidos seis años atrás, que llevaban la marca de Al Qaeda. Este fenómeno del terrorismo «glocal», combinación de «global» y «local», es una fuente de legítima preocupación, alimentada por los secuestros de ciudadanos occidentales en el Sahel o la escalada asesina de Boko Haram en Nigeria. Pero las revueltas