ETAPA III COMPARTIMOS EL PAN LITURGIA EUCARÍSTICA

Transcripción

1 ETAPA III COMPARTIMOS EL PAN LITURGIA EUCARÍSTICA 1. ORACIÓN INICIAL Comunión espiritual. i. Nos ponemos en la presencia de Dios. Cerramos nuestros ojos y nos disponemos para recibir espiritualmente a Dios. ii. Desde lo más hondo de tu corazón, y en silencio, repite las siguientes palabras: «Quiero recibir a Jesús Sacramentado». iii. Ahora, comienza a experimentar el abrazo del gran amigo que nunca falla: Jesús. iv. Luego, repetimos las siguientes palabras 1 : Oh Jesús mío, creo que estás presente en el Santísimo Sacramento. Te amo sobre todas las cosas, y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón (dejamos un breve momento de silencio). Como si ya hubieses venido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte. Amén. O más corto: Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento; te amo y te deseo. Ven a mi corazón. Yo te abrazo, Señor, y tú no te apartes de mí. Amén. 2. ACERCAMIENTO ANTROPOLÓGICO Así como lo hemos hecho en las anteriores etapas, hemos de comenzar la reunión reflexionando en las siguientes preguntas: Al participar en una fiesta, nos ofrecen alimento y/o bebida, o sólo nos conformamos con charlar y pasar bien ese momento?, qué pasaría si en un banquete de boda o XV años hubiera ausencia de alimentos y/o bebidas?, qué pasaría si hubiera alimentos y bebidas, pero no existen convidados?, has tenido que rechazar la invitación de tomar o comer 1 DE LIGORIO, ALFONSO MARÍA, SAN. Visitas al Santísimo Sacramento, Bonum, Buenos Aires 2012, p

2 algo en una fiesta?, por qué?, por qué son tan importantes los alimentos en nuestras reuniones festivas? Ahora, reflexionemos en nuestras Celebraciones Eucarísticas. Todas las personas que asisten a Misa, comulgan?, por qué?, existen personas que, pudiendo comulgar, no lo hacen?, por qué?, has participado en una Misa donde sólo el sacerdote comulga?, cómo católicos, podríamos vivir sin la Eucaristía?, por qué es importante para ti? 3. EXPERIENCIA CATEQUÉTICA Si los cristianos celebran la Eucaristía desde los orígenes, [ ] es porque nos sabemos sujetos al mandato del Señor, dado la víspera de su pasión: «hagan esto en memoria mía» (1 Co. 11, 24-25). «Debemos considerar la Eucaristía: a) como acción de gracias y alabanza al Padre; b) como memorial del sacrificio de Cristo y de su Cuerpo; c) como presencia de Cristo por el poder de su Palabra y de su Espíritu» 2. Para los primeros cristianos, el hecho de comer de un mismo pan y beber de una misma copa, significaba en la fe, la unión real con Cristo, verdaderamente presente en los dones ofrecidos como memorial suyo. La reflexión teológica sobre el misterio Eucarístico, sobrevaloró la presencia real de Cristo en las especies Eucarísticas. Fue así que, poco a poco, fue surgiendo una devoción sacramental privada e interior, completamente en contradicción con el fundamental significado de «banquete de unidad fraternal»: aunque hay que reconocer el valor y la importancia de la adoración Eucarística, introducir un momento de alabanza a las especies Eucarísticas, después de la consagración, no parece ser lo más conveniente y adecuado al sentido propio de la Liturgia Eucarística, celebrada como Memorial de la Cena del Señor. «La Eucaristía crea pues y hace a la Iglesia, a la vez que donde no hay Iglesia, es decir, comunidad fraterna, tampoco puede haber auténtica Eucaristía» 3. 2 Cf. Sacramentum Caritatis, n. 47; Catecismo de la Iglesia Católica, nn Cf. Dominicae Cenae, n.4; Sacramentum Caritatis, nn ; Is. 55,

3 La Eucaristía, sacramento de amor, debe movernos, sobre todo, a compartir con los que menos tienen 4. Con el pueblo rescatado de la opresión egipcia, quiso Dios pactar una Alianza que quedó sellada con la sangre de novillos (Ex. 24, 8). Por esta Alianza, el pueblo de Israel quedaba comprometido a servir exclusivamente al Dios que lo había liberado. La promesa de una nueva y eterna Alianza se realizará plenamente con la sangre derramada de Jesucristo, el cordero sin mancha (Jn. 1, 29; 19, 31-34) quien en la noche en que iba a ser entregado, entregó el pan a sus discípulos como su propio cuerpo y les dio a beber vino como su misma sangre derramada para sellar la nueva Alianza (Mt. 26, 26-29; 1 Co. 11, 23-25). «Cuando en el cáliz se mezclan vino y agua, el pueblo se une a Cristo y la multitud de fieles se junta y adhiere a aquel en quien ha creído. El vino y el agua de tal manera se unen y se mezclan en el cáliz del Señor, que en esta mixtura ya no pueden separarse una del otro» 5. «Para que esta presencia [viva del Resucitado] sea anunciada y vivida de manera adecuada no basta que los discípulos de Cristo oren individualmente y recuerden en su interior, [ ], la muerte y resurrección de Cristo [ ] Por eso es importante que se reúnan, para expresar así plenamente la identidad misma de la Iglesia, la ekklesía, asamblea convocada por el Señor resucitado, el cual ofreció su vida para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos» (Jn 11, 52) 6. El mejor modelo que podemos encontrar de la unidad en la caridad, en la que se vincula el ser y el que hacer de la Iglesia, es nuestra Madre Santísima. Los pasajes de la visita a su prima Isabel (Lc. 1, 39-45) y las bodas de Caná (Jn. 2, 1-12) conjugan la comunión y la caridad de María de Nazaret. 4. COMPROMISO DE VIDA Una vez terminada la exposición de la catequesis, es importante dejar un momento de reflexión respecto a lo estudiado y hacer, al menos, un 4 Cf. Dominicae Cenae, n CIPRIANO, SAN. Carta 63, 13: PL 4, Cf. Dies Domini, nn

4 compromiso personal. En esta etapa se sugieren los siguientes compromisos: i. Compartir nuestros alimentos con un vecino o familiar enfermo. ii. Hacer el esfuerzo por comer toda la familia reunida, al menos una vez al día. iii. Acompañar a un ministro, ordinario o extraordinario, de la Eucaristía a dar la comunión a los enfermos de la comunidad. iv. Hacer un acto de comunión espiritual al día. v. Asistir a Misa y/o hacer una visita al Santísimo al menos un día entre semana. Si se puede realizar diariamente mucho mejor. vi. Ofrecer la comunión sacramental por aquellos que no lo pueden hacer: divorciados vueltos a casar, niños que se preparan para hacer su 1ª Comunión, enfermos de la comunidad, etc. 5. COMPROMISO COMUNITARIO En este momento, es importante hacer un análisis de la Liturgia Eucarística que celebramos en nuestras Misas y presentar propuestas que nos ayuden a mejorar como comunidad. Mostramos algunas ideas que podemos desarrollar en esta reunión y ponerlas en práctica en las comunidades parroquiales: i. Pensando en aquellos que no comulgan sacramentalmente: colocar, en los respaldos de las bancas de nuestros templos, la oración de la comunión espiritual. ii. Preparar, junto con los sacerdotes de la comunidad, el Prefacio y Plegaria Eucarística conforme a las lecturas de la celebración dominical. iii. Organizar el domingo de la caridad para colectar alimentos a favor de los más necesitados. 6. ORACIÓN FINAL Decenario del amor 4

5 i. En un momento de silencio pide a Dios por aquellas personas que cometen o han cometido sacrilegio con la sagrada Eucaristía y ofrece por ellos el siguiente momento de oración. ii. Meditemos en el primer milagro de Jesús en las bodas de Caná: Las bodas de Caná, nos presentan no sólo un acto de caridad de María y Jesús para una familia, sino la unión de Dios con su Pueblo. Dios quiere que todos seamos uno, y por eso el sacramento del matrimonio, como lo presenta san Pablo (Ef. 5, 32), es el mejor indicativo de la realidad que debemos vivir entre nosotros para que el mundo crea que somos sus discípulos. María se une a Jesús, místicamente, representando teológicamente al Pueblo de Dios 7 y de la misma manera cada uno de nosotros, al recibir la comunión nos unimos a aquel que nos ha llamado a participar de la alegría celestial. María nos presenta el modelo de cómo nos habremos de presentar: «llenos de gracia». iii. Se reza: 1 Padre nuestro, 10 Ave Marías, Gloria. Se termina este momento con la Oración del VI Congreso Eucarístico Nacional. Amado Jesús, Tu que has sido enviado por el Padre para buscar a los que están perdidos y viniste a nosotros haciendo el bien, curando y anunciando la Palabra de salvación y donándonos el Pan que dura para siempre. Sé nuestro compañero de camino mientras peregrinamos por la vida. Que tu Espíritu Santo encienda nuestros corazones, avive nuestra esperanza y abra nuestra mente, para que, junto a los hermanos y hermanas en la fe, podamos vivir este VI Congreso Eucarístico Nacional como fuente de gracias para nuestro pueblo. Inspira nuestras celebraciones, labores y compromisos, que nos vayan transformando en un solo cuerpo, y que nos guien para que caminemos humildemente, en justicia y en amor, siendo testigos de tu Resurrección. Que la presencia eficaz de Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive, nos sostenga y acompañe siempre. Amén. iv. Luego, nos despedimos con el saludo de la paz. 7 BROWN, R. Mary in the new Testament, p