LA ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA. EL GRECO.

Transcripción

1 1.- LA ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA. El Renacimiento arquitectónico en España se inicia más tarde que en Italia, ya en el siglo XVI, y es bastante breve. Las razones son diversas: un ámbito político distinto, marcado por la centralización política de la monarquía de los Reyes Católicos, primero, y de los Austrias, después, que no favorece la exaltación de valores individuales; una sociedad más tradicional, en la que siguen dominando la Nobleza y la Iglesia, pues la Burguesía es escasa; y un ambiente cultural dominado por la religiosidad tradicional, por lo que el arte sigue siendo un medio para la transmisión del mensaje religioso, no para resaltar la importancia de los valores humanos. Como consecuencia, las principales construcciones están relacionadas con los estamentos privilegiados: la Monarquía, la Nobleza y la Iglesia, pues la Burguesía no tiene suficiente importancia. Y en cuanto a los arquitectos, siguen sometidos a las exigencias del cliente, a diferencia de lo que ocurría en Italia, por lo que los gustos del clientes son los que se imponen. La arquitectura renacentista en España, aunque breve, experimenta una rápida evolución, distinguiéndose tres periodos que se corresponden con los tres tercios del siglo. Al principio sólo es apreciabale en la introducción, en las fachadas de los edificios, de algunos elementos decorativos renacentistas, pero mezclados con elementos góticos. Sólo a partir del 2º tercio de siglo puede hablarse de una arquitectura propiamente renacentista. Pero rápidamente, en el último tercio del XVI, se llega a una arquitectura que anticipa ya los caracteres del Barroco Plateresco. El término plateresco fue usado en el siglo XVIII por el historiador Diego Ortiz de Zúñiga, al comparar la forma de tallar los elementos decorativos de la arquitectura de principios del XVI con la minuciosidad de los trabajos hechos por orfebres y plateros sobre metal. Este término se utiliza para referirse a la primera parte del reinado de Carlos V (primer tercio del siglo XVI), en la que se introducen los primeros elementos renacentistas procedentes de Italia, superponiéndose sobre fachadas de tipo tradicional. El plateresco se caracteriza por la abundancia de elementos decorativos: elementos heráldicos medievales (escudos...); grutescos (elemento decorativo de origen clásico que suele adoptar una forma humana o animal en su parte superior y que termina en un juego de elementos vegetales en la parte baja); figuras humanas y animales; medallones. Toda esta decoración llega a cubrir el edificio, ocultando la arquitectura, que sigue siendo gótica en su interior. Es decir, la transición entre Gótico y Renacimiento es lenta, comenzando por la decoración de las fachadas. La obra principal es la Fachada de la Universidad de Salamanca (1529). Salamanca era una de las pocas ciudades castellanas que destacan en esta época, muy rica por las ferias de comerciantes que se celebraban en ella y por su Universidad, que atrae a numerosos estudiantes. Precisamente es el edificio gótico de la Universidad, del siglo XV, el que es renovado ahora en el XVI con una nueva fachada esculpida, obra de diferentes maestros que trabajarían simultáneamente, entre ellos, probablemente, Alonso de Berruguete ( ). Se trata de una fachada-telón o fachada-estandarte, que no se corresponde, ni en altura ni en anchura ni en sus divisiones, con el edificio que hay detrás. Por otra parte, su estructura en pisos y calles recuerda la de los retablos góticos. Lo más destacado es la abundancia de relieves decorativos, que contienen un rico programa iconográfico alabando al emperador Carlos V: Figuras humanas reales: los Reyes Católicos, el Papa, Carlos V y su mujer Isabel de Portugal. Son los fundadores de la Universidad y los reyes de ese momento. Figuras mitológicas: Venus y Hércules, protectores de los emperadores romanos. Figuras de grandes gobernantes, griegos (Alejandro) y romanos (César, Augusto y Marco Aurelio). Elementos heráldicos: escudo de Carlos V y águila bicéfala imperial. Grutescos, medallones, elementos arquitectónicos y animales fantásticos. Curso Página 1 de 4

2 1.2.- Purismo. Se desarrolla durante el resto del reinado de Carlos V (2º tercio del XVI), y supone la consolidación y depuración de las influencias renacentistas, debido a: Mayores contactos de los arquitectos españoles con la Italia del Cinquecento, por lo que se conocen mejor las obras de los arquitectos italianos. Se publican tratados arquitectónicos españoles, donde se asimilan los elementos y modelos renacentistas, como el de Diego de Sagredo: "Medidas del Romano" (1526). La principal obra es el Palacio de Carlos V (Granada, 1527). Fue ordenado construir por Carlos V junto a los Palacios de la Alhambra, como símbolo del nuevo poder cristiano en Granada, recientemente conquistada, si bien las obras se prolongaron hasta el XVII y se abandonaron sin finalizarse. Su arquitecto es Pedro de Machuca, que se había formado en Italia y conocía las obras allí realizadas. Por ello esta obra es la más perfecta del Renacimiento español: La planta es una combinación de las dos figuras geométricas perfectas (cuadrado y círculo), enlazando con la idea clásica y renacentista de la belleza sometida a orden y medida. Se reducen los elementos decorativos, concentrados en pocos lugares. Todos los elementos son clásicos: almohadillado, órdenes arquitectónicos (superponiendo el dórico y el jónico) y frontones (alternando los curvos y triangulares). La intención es vincular la grandeza del imperio romano con la de Carlos V, creando un conjunto de aspecto monumental, sobrio y equilibrado Herreriano. Este periodo también se denomina "Bajo Renacimiento" y se corresponde con el reinado de Felipe II (último tercio del XVI). En este periodo se produce la transición hacia la época barroca siguiente, abandonándose progresivamente los modelos y caracteres clásicos. Su obra más representativa es el Monasterio de S. Lorenzo del Escorial ( ). Se trata de una fundación real, con una serie de funciones concretas: Palacio real, Panteón de la monarquía de los Austrias y Monasterio. Tiene también una función simbólica: conmemorar la victoria de las tropas españolas en la batalla de S. Quintín sobre los franceses (10/08/1557), en el día de San Lorenzo. Las obras fueron iniciadas por Juan Bautista de Toledo, quien había trabajado con Miguel Ángel en la Basílica de S. Pedro, pero que no tenía una personalidad demasiado destacada, por lo que el propio Rey intervendrá en la concepción y desarrollo de la obra. A su muerte en 1567 es sustituido por Juan de Herrera, arquitecto de gran cultura que también había viajado por Italia. Éste introducirá importantes modificaciones, simplificando el conjunto, eliminando torres e igualando todas las fachadas. La planta es rectangular, con la iglesia en el eje central, de planta de cruz griega y con una gran cúpula central. Alrededor de la iglesia se disponen varios patios, como el de los Reyes (reyes de Israel, con los que se compara a Felipe II), que forma un atrio ante la Iglesia, para su contemplación. El conjunto semeja una parrilla (alusión al martirio de S. Lorenzo). El exterior dispone de una amplia explanada delantera, para permitir su contemplación y que ejerza un efecto impresionante, por sus dimensiones, ante los individuos. La fachada se caracteriza por la simplicidad decorativa, reducida a pirámides, bolas y las parrillas; por el rigor geométrico, con volúmenes puros. El conjunto se cubre con tejado de pizarra, tomado de los Países Bajos, lugar de origen de la dinastía de los Austrias. Todos estos caracteres componen el "estilo herreriano", muy imitado posteriormente, debido al gran prestigio alcanzado por Herrera, pues, por orden real, no podían construirse edificios públicos sin su visto bueno. Además, su estilo sobrio va a ser muy apropiado para las construcciones derivadas del espíritu de la Contrarreforma. En cuanto a la definición de este estilo puede atribuirse a la suma de aportaciones de Herrera y del propio Felipe II, quien tenía una amplia cultura y una gran preocupación por estos temas. Curso Página 2 de 4

3 2.- EL RENACIMIENTO EN ESPAÑA. ESCULTURA. Como sucedía en la Arquitectura, el Renacimiento escultórico es breve y tardío, experimentando una rápida evolución hacia los caracteres del Barroco. Las razones son diversas: un ámbito político distinto, marcado por la centralización política de la monarquía de los Reyes Católicos, primero, y de los Austrias, después, que no favorece la exaltación de valores individuales; una sociedad más tradicional, en la que siguen dominando la Nobleza y la Iglesia, pues la Burguesía es escasa; y un ambiente cultural dominado por la religiosidad tradicional, por lo que el arte sigue siendo un medio para la transmisión del mensaje religioso, no para resaltar la importancia de los valores humanos. La clientela predominante será la Iglesia, por lo que los temas y las obras serán religiosos: sepulcros, retablos en madera o esculturas de devoción popular (lo que constituye la imaginería). No obstante, desde Italia llegan influencias, tanto a través de obras importadas, encargadas por los estamentos privilegiados, como de artistas italianos que vienen a trabajar a España: como la familia de los Leoni (León y Pompeyo), que trabajan para Carlos V y Felipe II, con obras de buenos materiales y modelos clásicos, como vemos en la obra Carlos V y el furor. Estas influencias permiten la introducción de los caracteres renacentistas entre los escultores españoles: estudio de la anatomía; interés por la profundidad; el desnudo ocasionalmente. No obstante, la intención de esta escultura es diferente a la italiana, pues aquí no interesa la belleza ideal, ni la importancia del Ser Humano como centro del Universo, sino conmover a los fieles con figuras expresivas, anticipando lo que será el Barroco. Incluso los materiales son tradicionales, la madera tallada y policromada, usándose poco el mármol o el bronce. Todo ello ha llevado a cuestionar la existencia de un Renacimiento escultórico español. Los escultores más importantes son: Alonso de Berruguete ( ). Junto con Juan de Juni es uno de los principales escultores del Renacimiento, ambos en Valladolid, por lo que puede hablarse de una "Escuela de Valladolid". Trabajó durante más de 10 años en Italia, con Donatello y Miguel Ángel, de los que tomará el interés por el estudio anatómico, la perfección formal y el desnudo. No obstante, en España se encuentra con una clientela muy diferente, por lo que opta por un estilo más expresivo, iniciando lo que será la corriente del Manierismo. Su temática es religiosa, realizando grandes retablos en madera policromada. Su obra más importante fue el Retablo del Convento de S. Benito (Valladolid ), compuesto por numerosas escenas y figuras, de las que se han conservado las siguientes: * Sacrificio de Isaac. La obra tiene claras infuencias clásicas, derivadas de la formación italiana de Berruguete: composición triangular y un buen estudio de la anatomía de las figuras. Pero a diferencia de Italia, aquí predomina el desequilibrio (pierna levantada de Abraham, figura retorcida de Isaac), la expresividad (bocas entreabiertas como si gritaran, rostros descompuestos), las formas serpentinatas (en rotación a lo largo del eje vertical de la figura) y un canon alargado, con figuras muy estilizadas. Todo ello porque su clientela busca la expresividad y el dramatismo, para atraer al espectador y hacerle llegar el mensaje religioso. * S. Sebastián. Sus caracteres son semejantes: postura serpentinata, figura estilizada, dramatismo del personaje, desequilibrio, pues la intención es la misma Juan de Juni (c ). De origen francés, trabajó en Italia, donde conoció la obra de Miguel Ángel, y viene después a Castilla, trabajando en varias ciudades hasta que se instala en Valladolid, hacia Utilizará todo tipo de materiales (barro cocido, madera, mármol, alabastro...) y es capaz de tratar todo tipo de composiciones, desde figuras individuales hasta grandes grupos, siempre con un gran dominio de la anatomía. Curso Página 3 de 4

4 Su obra más conocida es el Entierro de Cristo (c ), realizado en madera policromada para formar parte del retablo de una capilla funeraria. Se compone de 7 figuras, de tamaño mayor que el natural. El conjunto se caracteriza por una clara composición simétrica y un buen estudio de la anatomía, dentro de la tradición clásica del renacimiento italiano. Pero a ellos se suman caracteres distintos a los italianos, como la elección de un momento dramático (Cristo ya muerto), con las figuras congeladas en un momento de máxima tensión y en desequilibrio, lejos del equilibrio y la serenidad clásicas. Por otra parte, las figuras se caracterizan por el realismo, allejadas de la belleza idealizada del Renacimiento italiano. Por todo ello, esta y otras obras suyas ejercerán gran influencia en el Barroco. 3.- EL GRECO. Como sucedía en la Arquitectura, el Renacimiento pictórico es tardío, ya en el siglo XVI, y es bastante breve, experimentando una rápida evolución hacia los caracteres del Barroco. Las razones son diversas: un ámbito político distinto al italiano, marcado por la centralización política de la monarquía de los Reyes Católicos, primero, y de los Austrias, después, que no favorece la exaltación de valores individuales; una sociedad más tradicional, en la que siguen dominando la Nobleza y la Iglesia, pues la Burguesía es escasa; y un ambiente cultural dominado por la religiosidad tradicional, por lo que el arte sigue siendo un medio para la transmisión del mensaje religioso, no para resaltar la importancia de los valores humanos. Las influencias italianas, de Leonardo, Miguel Angel o Rafael llegan a España, donde se van a mezclar con las influencias de la pintura flamenca, creando un estilo ecléctico. Sin embargo, será la pintura manierista, que abandona poco a poco los caracteres del Renacimiento clásico y avanza hacia una pintura más expresiva propia del Barroco, la que tenga más influencia en España. Doménico Theotocopulos ( ), conocido como El Greco, será la principal figura de la pintura española del siglo XVI. Se incluye ya dentro del MANIERISMO y dentro de ese periodo, el Greco posee un estilo muy característico que hace que sus obras sean fácilmente identificables. Durante algún tiempo se consideró que ese estilo se debía a un defecto óptico que le hacía deformar los personajes. Actualmente se le considera como un pintor de gran formación intelectual, con un estilo que es fruto de una larga evolución. Incluso en algunos aspectos, como en su uso del color, se le considera antecedente de la pintura impresionista del siglo XIX. Su evolución fue larga. Nace en Creta, que en aquella época pertenecía a la República de Venecia y allí se inicia ( ) como pintor de iconos, al estilo bizantino. Pasó más tarde por Venecia ( ), de donde tomará un uso más abundante del color, influido por las obras de Ticiano y Tintoretto. Y por último se establece en Roma ( ), donde conocerá la obra de Miguel Angel, del que le impresionarán sus desnudos escultóricos. En 1576 se traslada a España, tal vez interesado en trabajar en la decoración del Monasterio del Escorial, que se estaba construyendo en esas fechas. Así, realiza una obra para Felipe II, el Martirio de San Mauricio, que no tiene el éxito esperado. Como consecuencia, se trasalada a Toledo, donde se asienta definitivamente. Aquí sus principales obras serán de tema religioso, encargadas por la catedral, parroquias, conventos y clientes particulares. Su estilo acaba por definirse, combinando el colorido de los venecianos y el dibujo de Miguel Angel. Por otra parte, a partir de ahora sus obras se centran exclusivamente en los personajes, eliminando los paisajes que los rodean. Su obra más significativa de este tipo es el Entierro del Conde de Orgaz (1586), un enorme cuadro de casi 5 m. de altura pintado al óleo. Narra un hecho de la historia de Toledo, del siglo XIV: a la muerte de Gonzalo Ruiz, señor de Orgaz, muerto a principios del siglo XIV, descendieron del cielo S. Esteban y S. Agustín para enterrarle, como recompensa por haber fundado un monasterio de frailes agustinos dedicado a S. Esteban. El mensaje alude a la Curso Página 4 de 4

5 importancia de la caridad y la aportación de recursos a la Iglesia. La estructura del cuadro es la típica de las obras del Greco: División en dos zonas: una celestial, en la parte alta, representando la Gloria,con personajes del Antiguo y el Nuevo Testamento; y otra terrenal, en la parte inferior, en la que incluye numerosos retratos de personajes de la época. Entre ambas zonas, un personaje que actúa de nexo de unión con su mirada. Eliminación de los fondos de paisajes que rodean a los personajes. La multitud de personajes que llenan la obra eliminan cualquier referencia al espacio. En esta obra se aprecia el alargamiento de las figuras, característico del estilo del Greco: es un rasgo que contribuye a hacer las figuras más espirituales, pero que convierte las escenas en irreales: es todo lo contrario de lo que pretende el Concilio de Trento, que persigue un arte cercano al pueblo y fácilmente reconocible. Y se introducen otros caracteres que luego se desarrollarán en el Barroco, como son las escenas recortadas en los bordes del cuadro. Además de los temas religiosos, el Greco destaca también destaca como retratista, como ya hemos visto en el "Entierro del Conde de Orgaz", aunque su principal obra de este género es el Caballero de la mano en el pecho (c. 1580). Se trata de un personaje desconocido Es un retrato de una gran sencillez y sobriedad, con escasos elementos alusivos a la importancia social del personajes (espada, cadena, encajes ) y una gama de colores muy uniforme: por ello se considera a esta figura, a pesar de ser anónima, como el prototipo del caballero español y cristiano de la época: solemne, sobrio, austero... En este retrato, a diferencia de Ticiano, que rodea a sus personajes de un ambiente que indica su importancia, el Greco se centra exclusivamente en el personaje, especialmente en el rostro, eliminando cualquier otra referencia. Curso Página 5 de 4