La mujer adúltera. Analicemos Juan 8:1-11:

Transcripción

1 La mujer adúltera Hay un pasaje de vital importancia en Juan 8:1-11. Muchos se apoyan en él para mostrar que Yeshúa no estaba de acuerdo con la pena de muerte instituida en la Ley de Moisés. Por supuesto, todo lo que apunte a que Yeshúa cambió o sustituyó un aspecto de la ley, va en contra de las palabras del mismo Mashíaj, anunciadas en Mateo 5:17-20: os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. Analicemos Juan 8:1-11: Y Yeshúa se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, qué dices? Más esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Yeshúa, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Yeshúa, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Yeshúa, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, dónde están los que te acusaban? Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Yeshúa le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. JUAN 8:1-11 En Juan 8:1-11, vemos cómo los escribas y fariseos traen a Yeshúa una mujer sorprendida en adulterio, con el propósito de someterla a juicio. Por qué lo hicieron? Según el mandamiento de Elohím que se encuentra en la Ley de Moisés, los únicos que estaban autorizados para llevar a cabo un juicio eran los jueces (principales de cada tribu) y oficiales levitas. Jueces y oficiales pondrás en todas tus ciudades que YAHWEH tu Elohím te dará en tus tribus, los cuales juzgarán al pueblo con justo juicio. DEUTERONOMIO 16:18 Fueron contados los levitas de treinta años arriba; y fue el número de ellos por sus cabezas, contados uno por uno, treinta y ocho mil. De éstos, veinticuatro mil para dirigir la obra de la casa de Yahweh, y seis mil para gobernadores y jueces. 1 CRÓNICAS 23:3-4 No tiene lógica alguna que personas que tenían la autoridad para juzgar, le llevaran la causa a otra que no podía decretar sanciones. Recordemos que los escribas y fariseos no reconocían a Yeshúa como mesías ni como profeta y mucho menos lo habían nombrado juez o principal de una tribu (en este caso de la tribu de Judá). El único propósito que pudieran haber tenido los escribas y fariseos al presentar la mujer adúltera ante Yeshúa era, como bien dicen las escrituras: Más esto decían tentándole, para poder acusarle. En qué consistía la tentación? La tentación consistía en que las dos posibles respuestas que pudiera dar Yeshúa, serían la causa por la cual los fariseos y escribas podrían acusarle. Analicemos las dos respuestas posibles: 1- Si Mashíaj contesta: La mujer debe ser absuelta: De este modo, Yeshúa iría en contra de la Ley de Moisés, motivo suficiente para poder condenarlo a muerte. Entonces, vemos que la respuesta de Yeshúa es: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. JUAN 8:7 1

2 Yeshúa, en su respuesta, nunca va en contra de la Ley, al contrario, en Juan 8:7 Mashíaj no cuestiona la pena de muerte estipulada por la Ley de Moisés. Mashíaj anuncia que solo aquel que esté limpio de pecado, es el único en condiciones de tirar las piedras a la mujer adúltera. Esta actitud no nos puede conducir a pensar que Mashíaj abroga un punto de la Torá. Creemos que si Yeshúa no hubiera estado de acuerdo con la penalidad de muerte para todo aquel que cometiera adulterio, hubiera dado una respuesta más clara y concreta al respecto. Veamos la otra posibilidad: 2- Si Yeshúa se toma la atribución de juzgar a la mujer, aun conforme a la Ley de Moisés, también estuviera pecando: Según Deuteronomio 17:8-9, cuando un juicio fuere difícil, entre un tipo de homicidio y otro, entre una clase de derecho legal y otra, se le llevaría la causa a los sacerdotes levitas y al juez que hubiera en aquellos días: recurrirás al lugar que YAHWEH tu Elohím escogiere; y vendrás a los sacerdotes levitas, y al juez que hubiere en Yeshúa no era sacerdote levita, ni el juez que estaba en aquellos días. Según el orden judicial de esa época, él no tenía potestad para determinar un veredicto cuando que se efectuara un juicio, ciertamente, si él emitiera alguna sanción, estaría violando lo estipulado en Deuteronomio 17:8-9. Nuestro Mashíaj se establece legalmente como justo juez, a partir que se instituye el nuevo orden de Melquisedec, hecho ocurrido después de su muerte. Para corroborar lo antes enunciado citemos Salmos 110:1-4: YAHWEH dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. YAHWEH enviará desde Sion la vara de tu poder; Domina en medio de tus enemigos. Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, En la hermosura de la santidad. Desde el seno de la aurora Tienes tú el rocío de tu juventud. Juró YAHWEH, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec. SALMOS 110:1-4 El evangelio de Juan afirma que el momento histórico en que nuestro Mashíaj ha de juzgar (proferir veredicto), es después que asciende a los cielos, no cuando los fariseos y saduceos le llevaron a la mujer adúltera: Respondió entonces Yeshúa, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. JUAN 5:19-24 Esto no quiere decir que antes del nuevo orden de Melquisedec, Yeshúa no fuera juez justo, él siempre lo fue, desde el principio de la creación. Solo queremos demostrar que nuestro Mashíaj se sujetó a la estructura judicial de la época que, aun corrupta, su diseño original fue emitido por Elohím Padre en la Ley de Moisés. Citemos algunos textos al respecto: Jueces y oficiales pondrás en todas tus ciudades que YAHWEH tu Elohím te dará en tus tribus, los cuales juzgarán al pueblo con justo juicio. DEUTERONOMIO 16:18 recurrirás al lugar que YAHWEH tu Elohím escogiere; y vendrás a los sacerdotes levitas, y al juez que hubiere en En este caso, cuando hablamos de justo juez, hacemos mención de todo aquel que tiene facultad para administrar la justicia y pronunciar un veredicto conforme a lo estipulado en la Ley de Moisés. Mencionemos las palabras del mismo Yeshúa en relación con el justo juicio o justo juez: 2

3 No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. JUAN 5:30 Mateo 8:2-4 muestra que Yeshúa respetaba el sacerdocio instituido en su época, donde Mashíaj ordena a un leproso que fue limpio de su enfermedad a mostrarse al sacerdote levita y presentar la ofrenda anunciada en la Ley de Moisés: Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Yeshúa extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. Entonces Yeshúa le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos. MATEO 8:2-4 A partir de estos elementos, podremos entender correctamente la respuesta dada por Yeshúa a la mujer adúltera: Enderezándose Yeshúa, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, dónde están los que te acusaban? Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Yeshúa le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. JUAN 8:10-11 Ni yo te condeno! es la frase que más polémicas trae en este pasaje bíblico. Muchos atribuyen a esta frase, la oposición de Yeshúa a la pena de muerte y, por tanto, también implica su negación de un punto de la Ley de Moisés. Si Yeshúa estuviera en contra de la pena de muerte, qué entender del texto de Lucas 19:27? Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí. LUCAS 19:27 Nota: Ver estudio Pecados de muerte, en nuestra página Web: Existe un criterio que defiende que Yeshúa no pronunció sanción por el simple hecho de que los escribas y fariseos tenían que traer al mismo tiempo a los dos convictos, es decir, a la mujer adúltera y al hombre que cometió semejante acto. El texto que utilizan para respaldar dicha postura se encuentra en el Libro de Levítico. Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos. LEVÍTICO 20:10 Levítico 20:10 solo expone la sanción que corresponde a los que cometen adulterio. Nunca nos anuncia que si no están los dos transgresores en el momento del juicio, no se puede ejecutar la sanción que le toca a uno de ellos. Entonces, vemos que el razonamiento de traer a ambos condenados, como única opción para poder ejecutar la pena de muerte, es inválido, pues no tiene ningún fundamento escritural. El factor fundamental que atentaba contra la mujer adúltera es que ella fue sorprendida en el mismo acto del adulterio. La Ley de Moisés sí contempla este hecho como elemento fundamental para poder sancionar a los adúlteros a muerte. Al igual que Levítico 20:10, en Deuteronomio 22:22 aparece la potestad de condenar a muerte a ambos infractores, sin especificar que tenían que estar presentes los dos acusados en el juicio: Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel. DEUTERONOMIO 22:22 Es erróneo pensar que Yeshúa tuviera ante sus ojos algo que era incorrecto y no lo hubiere denunciado. En lugar de haber dicho: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella, hubiere dicho: No es lícito juzgar a esta mujer, si no trajeren al hombre que con ella adultero. Otra posible respuesta sería: Yo no estoy de acuerdo con la pena de muerte anunciada por la Ley de Moisés. En ese momento, él no estaba autorizado a pronunciar sentencia, pero sí estaba convocado a revelar todo lo mal hecho, teniendo como base de justo juicio la Ley de Moisés. Sería posible anunciar lo mal hecho sin, al mismo tiempo, proferir juicio o sentencia? 3

4 Podemos ver en Mateo 23 cómo Mashíaj reprende a los escribas y fariseos sin tener necesidad de proferir sanciones contra alguno de ellos. Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. MATEO 23:25 Según el análisis anterior, es fácil darse cuenta que Yeshúa se abstuvo de emitir juicio, pues en ese momento él no tenía autoridad jurídica para dictaminar sanción, de otro modo transgrediría el mandamiento de Elohím que se encuentra en Deuteronomio 17:8-9. recurrirás al lugar que Yahweh tu Elohím escogiere; y vendrás a los sacerdotes levitas, y al juez que hubiere en Queda demostrado que nuestro maestro Yeshúa fue obediente hasta la muerte a todo lo estipulado por Elohím Padre. Bajo ningún concepto debemos asumir que la frase Ni yo te condeno!, citada en Juan 8:11, nos está diciendo que Mashíaj tolerara el pecado de adulterio y menos aún que estuviera negando la Ley. En el caso de los escribas y fariseos, es interesante ver cómo ellos no ejecutaron la ordenanza adecuada, según la Ley de Moisés. De esta manera, todos ellos transgredieron el mandamiento enunciado en Levítico 20:10, al no aplicar la pena de muerte a la mujer adúltera. También podemos ver en Juan 8:9 que ellos salían, uno a uno, acusados por su conciencia: Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Yeshúa, y la mujer que estaba en medio. JUAN 8:9 Por qué acusados por su conciencia? Existen muchos criterios que, según el razonamiento de cada quien, estarían sujetos a análisis. Entre las diferentes consideraciones podemos citar un criterio generalizado, el cual expone que el contenido de las escrituras que Yeshúa hacía en el suelo eran los diferentes pecados que cometían encubiertamente estos escribas y fariseos. La postura que muchos asumen es que cuando los escribas y fariseos leyeron lo escrito por Yeshúa en el suelo, sintieron vergüenza y se fueron. Veamos la porción que narra este hecho: E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Yeshúa, y la mujer que estaba en medio. JUAN 8:8-9 No existe manera de comprobar, por medio de las Escrituras, si realmente Yeshúa estaba escribiendo los pecados de cada uno de ellos en el suelo, al menos el texto no lo narra. Tampoco existen evidencias sobre la probabilidad de que los escribas y fariseos estuvieran a la distancia adecuada para poder ver lo que Yeshúa escribía en tierra. La intención del análisis no es contradecir las diferentes interpretaciones en cuanto a la retirada de los escribas y fariseos. Solo queremos lograr un razonamiento adecuado y cercano a las Sagradas Escrituras referente al tema. Nuestra opinión es que, dado el caso de que los escribas y fariseos no supieran el veredicto que correspondía a las personas que cometieran adulterio, lo correcto hubiera sido llevar a la mujer adúltera ante los jueces supremos, como dice Deuteronomio , no a Yeshúa. recurrirás al lugar que Yahweh tu Elohím escogiere; y vendrás a los sacerdotes levitas, y al juez que hubiere en Es indiscutible, y totalmente comprobable, que los escribas y fariseos pecaron al llevarle la mujer adúltera a Yeshúa. En Juan 8:9 encontramos un detalle muy importante, que nos dice que los escribas y fariseos al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno. El detalle es que en Juan 8:9 dice, Al oír, no dice al leer: Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Yeshúa, y la mujer que estaba en medio. JUAN 8:9 4

5 Esto demuestra que los escribas y fariseos no leyeron nada de lo que Yeshúa escribía en el suelo (ellos oyeron, no leyeron), sino que fueron conmovidos por las palabras que anunció Yeshúa: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. Es evidente que el pecado que tenían en común los escribas y fariseos era la transgresión de Deuteronomio 17:8-11 (no llevaron el asunto a los jueces supremos, sino a Yeshúa), elemento por el cual ellos tentaron a Yeshúa para que este cayera y así poder acusarle. Mashíaj impide la trampa de los escribas y fariseos, al no emitir ningún veredicto. De este modo observamos cómo él no transgrede Deuteronomio 17:8-11: Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Yeshúa le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. JUAN 8:11 El que quiera hacer la voluntad de Elohím, conocerá si la doctrina es de Elohím, o si yo hablo por mi propia cuenta. El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia. JUAN 7:17-18 Web: Hermano: LEO BEN JACOB 5