Oración Vocacional AL RITMO DEL ESPÍRITU

Transcripción

1 Oración Vocacional AL RITMO DEL ESPÍRITU CANTO: Espíritu de Dios ven a mi vida. Ven lléname, con tu presencia, lléname, lléname, lléname, lléname, Con tu bondad. Si Dios no vive en mí, vivo vacío, vivo sin rumbo, vivo sin luz MOTIVACIÓN Estar a la escucha del Espíritu Santo en la Consigna de la XXIX Asamblea general: Conversión personal y Renovación Institucional, es el lema que nos está acompañando a lo largo del cuatrienio y que también va a motivar esta Oración Vocacional, donde se encuadra esta Hora Santa. Oramos con las vocaciones y por las vocaciones. Damos gracias por el don de nuestra vocación, pedimos por la familia aliada: aliadas, agregadas, niños, jóvenes, colaboradores, amigos, para que el Señor nos ayude a discernir nuevos caminos y nuevos medios para promover una adecuada renovación para el incremento de nuevas vocaciones. PALABRA DE DIOS Hech 2,1-11 Salmo, para tomar conciencia de que el Espíritu habita en mí. (Después de cada estrofa se canta: Oh Señor, envía tu Espíritu que renueve la faz de la tierra ) 1.- Espíritu Santo, te siento dentro de mí, como la tierra siente el agua, como el rocío sobre la hierba, como el aire en nuestro pecho, como la vida en nuestro cuerpo, como el gozo en nuestro corazón, como la fuerza en nuestros brazos. Canto: Oh Señor, envía tu Espíritu Espíritu Santo, te siento dentro de mí, como el calor del fuego en noche fría, como la luz en la oscuridad, como la mano amiga en el miedo, como la tranquilidad en la tormenta, como la paz después del ruido, como el sol en el cielo azul. Canto: Oh Señor, envía tu Espíritu... Para que fieles al Carisma-Misión, el Señor nos bendiga con nuevos miembros que enriquezcan la vida Institucional y nos permitan llegar a tantos lugares, situaciones y personas.

2 3.- Espíritu Santo, te siento cerca de mí, como la mirada de un amigo, como la caricia de unas manos de madre, como el bálsamo en el dolor, como el agua para el que tiene sed, como la alegría de los niños, como el viento fresco en día de verano. Canto: Oh Señor, envía tu Espíritu Espíritu Santo, te siento dentro de mí como el pez siente y necesita el agua, como el fuego necesita de la leña, como la flor necesita el agua, como el velero necesita el viento, como el paisaje necesita el horizonte, como el joven siente el amor. Canto: Oh Señor, envía tu Espíritu... Todo lo que se hace de bueno es gracias al Espíritu Santo: el anuncio del Evangelio en el mundo, las obras al servicio de los pobres, las vidas que se entregan por los demás... es gracias al Espíritu Santo. Él es el que, sin que lo podamos ver, conduce a la Iglesia y a los cristianos, como el viento que tampoco se ve y sin embargo conduce los barcos al puerto. El Espíritu Santo es el Espíritu de Jesús que no se encuentra fuera de nosotros, sino en nuestro interior; es el Espíritu que movía a Jesús, por eso quien se deja llevar por el Espíritu se con-vierte en otro Jesús para los hombres de hoy. Vamos a orar para pedir sus DONES que nos hablan de todos los regalos que nos da el Señor con su Espíritu. A cada petición podemos cantar: Espíritu Santo, ven, ven. Espíritu Santo, ven, ven en el nombre de Jesús. Acompáñame, condúceme, toma mi vida; santifícame, transfórmame, (Mientras se pide un Don, se saca el letrero del mismo, con una lengua de fuego) Presentación de los dones del Espíritu Don de Sabiduría 1. El DON DE SABIDURÍA es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios. Este don surge de la intimidad con Dios, de la relación íntima que tenemos con Dios, de la relación de los hijos con el Padre. Y cuando estamos en comunión con el Señor, el Espíritu Santo es como si transfigurase nuestro corazón y le hiciese percibir todo su calor y su predilección. El corazón del hombre sabio, en este sentido, tiene el gusto y el sabor de Dios. Es un don que Dios da a los que se hacen dóciles al Espíritu Santo. Él nos enseña este camino de la Sabiduría. que consiste en ver con los ojos de Dios, escuchar con las orejas de Dios, amar con el corazón de Dios, juzgar las cosas con el juicio de Dios. (Papa Francisco) Espíritu Santo, ven Cómo saboreo a Dios? Qué experiencia tengo de Dios? Oración: Oh Espíritu Santo, lazo divino que unís al Padre con el Hijo en un inefable y estrechísimo abrazo de amor!... Espíritu de luz y de verdad, dignaos derramar toda la plenitud de vuestros dones sobre mi alma, que solemnemente os consagro para siempre, a fin de que seáis su Preceptor, su Director y su Maestro. Desde ahora prometo fidelidad a todos vuestros deseos e inspiraciones, y entrega completa y amorosa a

3 vuestra divina acción. (Consagración al Espíritu Santo, Oracional AJM) Canto: Espíritu Santo ven, ven... Don de Entendimiento 2. Es una gracia que solo el Espíritu Santo puede infundir y que suscita en el cristiano la capacidad de ir más allá del aspecto externo de la realidad y escrutar las profundidades del pensamiento de Dios y de su diseño de salvación. Este don nos hace entender las cosas como las entiende Dios, con la inteligencia de Dios. Es el don con el que el Espíritu Santo nos introduce en la intimidad con Dios y nos hace partícipes del diseño de amor que Él tiene para nosotros. Entender las enseñanzas de Jesús, entender su palabra, entender el Evangelio, entender la Palabra de Dios, entender la profundidad de las palabras de Dios. Danos Señor el don del intelecto. Oración: Oh Espíritu Creador! Venid!, venid a obrar en mí la renovación por la cual ardientemente aspiro; renovación y transformación tal, que sea como una nueva creación, toda de gracia, de pureza y de amor, con la que dé principio de veras a la vida enteramente espiritual, celestial, angélica y divina que pide mi vocación cristiana. (Consagración al Espíritu Santo, Oracional AJM) Canto: Espíritu Santo ven, ven. Don de Consejo 3. El Consejo es el Don con el cual el Espíritu Santo vuelve capaz a nuestra conciencia de tomar una decisión concreta en comunión con Dios, según la lógica de Jesús y de su Evangelio. De este modo el Espíritu crece interiormente, positivamente, en la comunidad. Y nos ayuda a no caer en el yugo del egoísmo y en el modo de ver las cosas. Así el Espíritu nos ayuda a crecer y también a vivir en comunidad. La condición esencial para conservar este Don es la oración. En la intimidad con Dios y en el don de su Palabra, poco a poco dejamos de lado nuestra lógica personal, dictada la mayoría de las veces por nuestro encerrarnos, por nuestros prejuicios y nuestras ambiciones. Aprendamos en cambio a pedirle al Señor Cuál es tu deseo? Y como todos los otros dones del Espíritu, el Consejo constituye también un tesoro para toda la comunidad cristiana. El Señor no nos habla solamente en la intimidad del corazón, nos habla también a través del consejo y testimonio de los hermanos. Es verdaderamente un don grande poder encontrar a hombres y mujeres de fe que especialmente en los momentos más complicados e importantes de nuestra vida nos ayuden a hacer luz en nuestro corazón y a reconocer la voluntad del Señor. Oración: Espíritu de santidad, conceded a mi alma el contacto de vuestra pureza, y quedará más blanca que la nieve! Fuente sagrada de inocencia, de candor y de virginidad, dadme a beber de vuestras aguas divinas, apagad la sed de pureza que me abrasa, bautizándome con aquel bautismo de fuego cuyo divino Bautisterio es vuestra Divinidad, sois Vos mismo! Envolved todo mi ser con sus purísimas llamas! Destruid, devorad, consumid en los ardores del más puro amor cuanto hay en mí que sea imperfecto, terreno y humano..., cuanto no sea digno de Vos! (Consagración al Espíritu Santo, Oracional AJM)

4 Canto: Espíritu Santo ven, ven. Don de Fortaleza 4. El Espíritu viene a sostenernos en nuestra debilidad y esto lo hace con un don especial, el Don de la Fortaleza. Con el don de la Fortaleza, el Espíritu Santo libera el terreno de nuestro corazón, lo libera de las incertezas y de todos los temores que pueden frenarlo, de manera que la Palabra del Señor sea puesta en práctica de una manera auténtica y gozosa. Oración: Que vuestra divina unción renueve mi consagración como templo de toda la Santísima Trinidad, y como miembro vivo de Jesucristo, a quien con mayor perfección aún ofrezco mi alma y mi cuerpo, mi espíritu y mi corazón, con cuanto soy y tengo! Heridme de amor, oh Espíritu Santo, con uno de esos toques íntimos y delicados del vuestro, para que, a manera de saeta encendida, hiera y traspase mi corazón, haciéndome morir a mí misma y a todo lo que no sea el Amado!... (Consagración al Espíritu Santo, Oracional AJM) Canto: Espíritu Santo ven, ven. Don de Ciencia 5. El DON DE CIENCIA es un don especial que nos permite captar, a través de la creación, la grandeza y el amor de Dios y su relación profunda con toda criatura. Cuando nuestros ojos están iluminados por el Espíritu, se abren a la contemplación de Dios en la belleza de la naturaleza y en la grandiosidad del cosmos, y nos permiten descubrir que todas las cosas nos hablan de Él y de su amor. Todo ello despierta en nosotros gran estupor y un hondo sentido de gratitud! El Espíritu Santo nos impulsa a alabar al Señor desde el hondón de nuestro corazón y a reconocer, en todo lo que tenemos y somos, un don inestimable de Dios y un signo de su amor infinito por nosotros. El Don de la Ciencia nos ayuda a no caer en algunas actitudes excesivas o erróneas. La primera la constituye el peligro de considerarnos dueños de la creación. La creación no es una propiedad de la que podamos hacernos los amos a nuestro antojo, ni, menos aún, es propiedad solo de algunos, de unos cuantos: la creación es un regalo, un regalo maravilloso que Dios nos ha dado para que lo cuidemos y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con gran respeto y gratitud. La segunda actitud errónea consiste en la tentación de detenernos en las criaturas, como si estas pudieran dar respuesta a todas nuestras expectativas. Mediante el Don de la Ciencia, el Espíritu nos ayuda a no incurrir en esta equivocación. Oración: Tránsito feliz y misterioso que Vos solo podéis obrar, oh Espíritu divino, y que anhelo y pido humildemente! Cual carro de divino fuego arrebatadme, sí, de la tierra al cielo, de mí misma a Dios, haciendo que desde hoy more ya en aquel paraíso que es su Corazón... Infundidme el verdadero espíritu de mi vocación, y las grandes virtudes que exige, y son prendas seguras de santidad: el amor a la cruz y a la humillación, y el desprecio de todo lo transitorio. (Consagración al Espíritu Santo, Oracional AJM) Canto: Espíritu Santo ven, ven.

5 Don de Piedad 6. El DON DE PIEDAD indica nuestra pertenencia a Dios y nuestra relación profunda con Él, una relación que da sentido a toda nuestra vida y que nos mantiene firmes, en comunión con Él, también en los momentos más difíciles y complicados. Esta relación con el Señor no se debe entender como un deber o una imposición, es una relación que viene desde adentro. Se trata en de una relación vivida con el corazón: es nuestra amistad con Dios, que nos la dona Jesús, una amistad que cambia nuestra vida y nos llena de entusiasmo y de alegría. Por este motivo, el Don de la Piedad despierta en nosotros sobre todo la gratitud y la alabanza. Este es de hecho el sentido más auténtico de nuestro culto y de nuestra adoración. Cuando el Espíritu Santo nos hace percibir la presencia del Señor y todo su amor por nosotros, nos calienta el corazón y nos mueve casi naturalmente a la oración y a la celebración. Piedad, por lo tanto es sinónimo de auténtico espíritu religioso, de confianza filial con Dios, de aquella capacidad de rezarle con amor y simplicidad que es propio de las personas humildes de corazón. Si el Don de la Piedad nos hace crecer en la relación y en la comunión con Dios y nos lleva a vivir como hijos suyos, al mismo tiempo nos ayuda a derramar este amor también sobre los otros y a reconocerlos como hermanos. Me siento hermana entre las hermanas? Qué creo que necesitamos para hacer más visible este signo de fraternidad? Oración: Dadme, sobre todo, una humildad profundísima y un santo odio contra mí misma. Ordenad en mí la caridad y embriagadme con el vino que engendra vírgenes. Que mi amor a Jesús sea perfectísimo, hasta llegar a la completa enajenación de mí misma, a aquella celestial demencia que hace perder el sentido humano de todas las cosas, para seguir las luces de la fe y los impulsos de la gracia. (Consagración al Espíritu Santo, Oracional AJM) Canto: Espíritu Santo ven, ven. Don de Temor de Dios 7. EL TEMOR DE DIOS es el Don del Espíritu que nos recuerda cuanto somos pequeños delante a Dios y a su amor, y que nuestro bien está en abandonarnos con humildad, respeto y confianza en sus manos ( ). Cuando el Espíritu Santo toma posesión en nuestro corazón, nos infunde consolación y paz, y nos lleva a sentirnos así como somos. O sea pequeños, con esa actitud --tan recomendada por Jesús en el Evangelio-- de quien pone todas sus preocupaciones y sus expectativas en Dios y se siente envuelto y sostenido por su calor y su protección, como un niño con su papá! En este sentido entonces comprendemos bien como el temor de Dios pasa a asumir en nosotros la forma de la docilidad, del reconocimiento, de la alabanza, llenando nuestro corazón de esperanza. El temor de Dios nos hace tomar conciencia que todo viene de la gracia y que nuestra verdadera fuerza está únicamente en seguir al Señor Jesús y en

6 dejar que el Padre pueda derramar sobre nosotros la bondad de su misericordia. (...) Cuando estamos tomados por el temor de Dios, entonces somos llevados a Seguir al Señor con humildad, docilidad y obediencia. Esto entretanto, no con una actitud resignada y pasiva ( ) pero con el estupor y la alegría de un hijo que se reconoce servido y amado por el Padre. El temor de Dios, no nos vuelve cristianos tímidos, resignados y pasivos, pero genera en nosotros: coraje y fuerza! Es un don que nos vuelve cristianos convencidos, entusiastas, que no se someten al Señor por miedo, pero porque están conmovidos y conquistados por su amor. Entretanto ( ) el don del temor de Dios es también una 'alarma' delante de la pertinacia del pecado. El santo Temor de Dios nos pone en alerta: atención ( ) Así no serás feliz, ( ) Pedimos al Señor la gracia de unir nuestra voz a la de los pobres, para recoger el Don del Temor de Dios y poder reconocernos junto a ellos, revestidos de la misericordia y del amor de Dios, que es nuestro Padre. Cómo vivo la llamada a la santidad desde mi vulnerabilidad? SIGNO: Barro, tierra, arcilla Oración: Recibidme, pues, oh Espíritu Santo... Que del todo y por completo me entregue a Vos... Poseedme, admitidme en las castísimas delicias de vuestra unión, y en ella desfallezca y expire de puro amor al recibir vuestro ósculo de Paz. Amén. (Consagración al Espíritu Santo, Oracional AJM) Canto: Espíritu Santo ven, ven. Invocación al Espíritu Santo Invocamos a Dios para que envíe su Espíritu sobre cada una de nosotras, sobre toda nuestra comunidad e Instituto. CANTO. Oh Señor envía tu Espíritu que renueve la faz de la tierra descubramos nuestras ataduras, miedos y cobardías ante las llamadas que nos haces. caminemos todas hacia una mayor libertad, como personas, fraternidad e Instituto. sepamos ver las señales de tu presencia en el mundo, en la historia de los hombres, en nuestra fraternidad y lugares de misión. seamos capaces de abrir caminos a la vida nueva que se genera a través del Carisma, y que hoy estamos llamadas a revitalizar. nos esforcemos cada vez más por nuestro crecimiento integral como personas consagradas. sepamos descubrirte en el débil, en el pobre, en el que está más necesitado y más sufre. seamos constructoras de paz, de amistad, de fraternidad, de relaciones sinceras.

7 seamos más solidarias, compartiendo nuestro tiempo, nuestra palabra, nuestra escucha, nuestra fe, nuestras cosas. llevemos luz allí donde hay oscuridad, paz donde hay dificultades. pongamos al servicio de los demás los dones que cada una hemos recibido. sepamos poner comunión allí donde haya individualismo.. Envíanos tu Espíritu, Señor, que nos enseñe a poner misericordia allí donde cada una busca su autojustificación, sus excusas o sus razones.. Envíanos tu Espíritu, Señor, que nos guíe para poner esperanza donde veamos señales de desánimo, vacío, soledad, desorientación o cansancio.. Envíanos tu Espíritu, Señor, que nos desafíe a poner el corazón y las manos para aquellos más débiles, más olvidados, más sufrientes, más sin voz.. Envíanos tu Espíritu, Señor, que nos oriente a poner alegría donde veamos ojos tristes, miradas perdidas, corazones secos. entre todas hagamos fraternidad y ésta sea signo de la vida nueva. seamos sensibles a tu acción en la historia de los hombres y de la Iglesia y sepamos discernir los signos de vida. nos recuerde siempre que Tú amas a todo hombre, gratuita e incondicionalmente. con nuestro esfuerzo, vayamos creciendo en comunión, en medio de la diversidad de dones y tareas. la CONVERSIÓN PERSONAL Y LA RENOVACIÓN INSTITUCIONAL, dé frutos de vida abundante. ORACIÓN Señor, estamos aquí con María en el Cenáculo y como los discípulos tenemos miedo, nos queda grande la tarea que nos has confiado. El Papa Francisco nos dice: Sintámonos empujados por el Espíritu Santo a encontrar con valentía nuevos caminos para el anuncio del Evangelio de la vocación, para ser hombres y mujeres que, como centinelas (cf. Salmo 130,6) saben aprovechar los rayos de luz de un alba nueva, en una renovada experiencia de fe y de pasión por la Iglesia y por el Reino de Dios. Que el Espíritu Santo nos empuje a ser capaces de una paciencia amable, que no tema las inevitables rémoras y resistencias del corazón. (Todos) Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos. Enciende en ellos el fuego de tu amor.

8 Tú eres la fuerza que vigoriza nuestro trabajo. Tú, el aliento que vivifica nuestra alma. Tú, la luz que ilumina nuestra mente. Tú, el motor de nuestras buenas obras. Danos docilidad para seguir tus mandatos y que gocemos siempre de tu protección. Amén. CANTO FINAL: Reina de los Apóstoles Reina de los Apóstoles, Madre de Dios, forma tu nuestra mente, nuestra voluntad y nuestro corazón. 1.- Cuando se fue Jesús, tú te quedaste al frente de la fe y de la oración alentando la unión de los discípulos y esperando el espíritu que es vida y es amor. 2.- Sigues, oh Madre, hoy viva en la Iglesia pendiente de quien va firme al timón esperando puntual con los que esperan la llegada gozosa de Cristo Redentor.