Nombre de quien presenta: María Angélica Minchaca Inman Lugar de trabajo

Transcripción

1 Distrito: México Norte Nombre de quien presenta: María Angélica Minchaca Inman Lugar de trabajo Colegio Miguel de Bolonia, San Juan de los Lagos, (institución, ciudad, país): México Correo de contacto Nombre de la experiencia La mujer lasallista, agente vocacional o proyecto 1. El llamado Una parte muy importante de los miembros que dan vida a la Misión Educativa Lasallista son los Hermanos de La Salle. No sólo ellos, también nosotras debemos comprometernos como agentes vocacionales, proactivas, para que las comunidades de nuestros colegios tengan la bendición de ver en aumento la cantidad y calidad de los religiosos que las animan. Qué es lo que hacemos nosotras?, algunas rezamos por lo menos 1 vez al mes durante la semana vocacional, otras, vamos al grupo de San Benildo también una vez al mes, pero has pensado (deseado) que alguno de tus hijos pudiera ser hermano? Es ahí en dónde entramos las mujeres como agentes vocacionales. Mi hijo mayor, actualmente, está en el Postulantado Lasallista, es su cuarto año lejos de casa, pues entró al Aspirantado en el 2013 y, gracias a Dios, está muy feliz y yo también. Nosotros, la familia Romero Minchaca, somos una familia lasallista desde casi toda la vida. Mi esposo, Gilberto, entró al Colegio Regiomontano Contry en Monterrey en primero de primaria donde cursó hasta 2 de secundaria, el 3 de secundaria y la preparatoria la hizo en Instituto La Salle en Chihuahua. Mis hermanos, Luis Héctor y Gerardo, estudiaron desde el kínder hasta la preparatoria en el Colegio Guadiana en Durango. Yo no pude estudiar en el colegio Guadiana porque todavía era solo para hombres, pero mis papás estuvieron en la mesa directiva cuando yo estaba en secundaria y es ahí cuando me involucro en actividades lasallistas. Por ejemplo, conocí entonces al Hno. Antonio Sánchez Partida quien era el director del Guadiana y, ahora, es mi director en San Juan de los Lagos. Después de él, llegó el Hno. Enrique Vargas Espinoza que me bautiza como exalumna, sin ser alumna. Yo estudié en el colegio Teresa de Ávila, de las Misioneras Hijas de la Purísima Virgen María. En tercero de secundaria, una gran amiga, Laura Elena Martínez Salas, sobrina del Hermano Gerardo Martínez, me invitó a ir a misiones con los

2 hermanos lasallistas, a pesar que todavía no había grupo juvenil en el colegio de Durango, acepté y me encantó. Cuando regresamos yo le dije a mi amiga que teníamos que hacer algo para formar el grupo juvenil local, porque teníamos que seguir en la misión y también invitar a otros muchachos de Durango, cómo es posible que vengan de otras ciudades muy lejos y los del estado donde se realizan las misiones no lo hagan. Llegó el Hno. Enrique Vargas al que le pedimos que nos ayudara a formar el grupo y, juntos nos encargamos de invitar a muchachos y muchachas. Nos reuníamos en mi casa para las preparaciones, hicimos apostolado y fuimos de misiones durante toda la preparatoria. Al graduarnos, en 1990, decidimos seguir nuestros estudios en el Centro de Estudios Superiores La Salle (CESLAS) en Monterrey, Nuevo León, y nos encontramos con una situación parecida, no había grupo apostólico. El primer año de nuestra carrera volvimos a ir de misión con el grupo juvenil de Durango. Al segundo año ayudamos a organizar un grupo para ir de misiones en el CESLAS, en el cual participé tres años, hasta el término de mi licenciatura en En ese grupo conocí al misionero de hueso colorado con el que me casé en Nos fuimos a vivir a Durango, él entró a trabajar al Centro Universitario Promedac, una preparatoria en la que daba clase de matemáticas y, juntos formamos ahí grupo juvenil inspirados en el carisma de La Salle, con preparaciones semanales, apostolados y la experiencia, cada semana santa, de las misiones. Nuestros hijos nacieron y crecieron junto al grupo juvenil, sólo no participaban en la experiencia de misión, aunque no se perdían las misas de envío y clausura. Así compartíamos, en familia, nuestro amor a Dios y a La Salle. Después mi esposo en el 2003 entra a trabajar al colegio Guadiana y Andrés, mi hijo mayor, entra en el 2004 al colegio en 1 de primaria y a mediados del ciclo escolar es cuando me dijo: cuando sea Grande quiero ser Hermano Lasallista, yo le dije que me parecía muy bien! Año tras año, continuaba diciéndolo. Cuando estaba en 4 de primaria fue a su primera misión acompañando a su papá que en ese tiempo dirigía al grupo Torre, experiencia que repitió al año siguiente, 5 de primaria. En 2008, el Hno. Luis Arturo Dávila, en ese entonces visitador, hace una invitación en una reunión de coordinadores para colaborar en el voluntariado de Tecpan de Galeana, Guerrero. Mi esposo me comentó y le pregunté si había dado una respuesta y me dijo que primero me quería consultar, a lo que estuve de acuerdo así que le pedí que hablara y que se anotara en la lista de espera, y cuál será la sorpresa que inmediatamente dijo el Hermano que fuéramos a conocer el lugar para confirmar la propuesta.

3 El lugar nos encantó e inmediatamente dijimos que esa era nuestra siguiente misión familiar, que nosotros podríamos hacer algo junto a las personas de ese lugar y mucho que aprender de ellos, es cuando dejamos nuestra casa, la familia, nuestro lugar. 2. La respuesta Llegamos a Tecpan en agosto del 2009 con 4 hijos, Esteban de 6 años a 3 de preescolar, Santiago de 8 años a 3 de prim., Pablo de 9 a 4 de prim. y Andrés de 11 años para cursar 6 de primaria. Fue una hermosa experiencia de 6 años, hasta julio del Tecpan es un lugar maravilloso, se encuentra en la costa del pacífico en el estado de Guerrero a 103 km. del puerto de Acapulco de clima caluroso y muy húmedo, por su clima se cultiva principalmente: mango, plátano, papaya, tamarindos, café, entre otras cosas; su gente es muy sencilla y abierta con los demás. Está a 10 minutos de la playa. Mi esposo era el director del colegio y de la comunidad del voluntariado y yo era la pastoralista, puesto que nunca había tenido y que me encantó, el trabajo con las catequistas, con los maestros y alumnos, tratar de animar el grupo de oración san Benildo y formar comunidad con los voluntarios. Al vivir con voluntarios (muchachos jóvenes con carrera relacionada a la educación, con espíritu de entrega y servicio y con costumbres diferentes a las de nuestra familia), la vida en casa es diferente, nos teníamos que acoplar y adaptar, más ellos que nosotros, las costumbres y necesidades de la vida en comunidad, puesto que tenemos que llevar una vida de oración diaria, unos días rezábamos laudes o completas, de la liturgia de las horas; los sábados, el rosario y los domingos la misa, todo esto lo hacíamos siempre en comunidad, a la que Andrés se acercaba con gusto y devoción. También en el trabajo en el colegio, la convivencia con nuevos compañeros y con los voluntarios, dice Andrés que eran para ellos como hermanos mayores. Nuestros hijos participaron también en el MIJL cada uno en su etapa, Cheurones y Torre, él también participó en el grupo Parmenia, procurábamos asistir a encuentros y campamentos, para de esta manera hacernos presentes a nivel distrito, además de que como es un colegio pequeño, cuando se tenían reuniones o celebraciones todos (familia y voluntario) le entrabamos parejo con intendentes y algunos maestros a poner o quitar sillas, acomodar, decorar, etc. Teníamos una relación muy cercana con el párroco y con las religiosas que trabajaban en Tecpan, y las visitas que nos hacían los hermanos, entre otros, los H.H. Luis Arturo y Gustavo Ramírez, Visitadores en ese tiempo, los H.H. David

4 García y Javier Balán, responsables de pastoral que también le dieron seguimiento en su inquietud vocacional. Cuando Andrés terminaba la secundaria, en 2013, se enfrentó a una difícil decisión, tenía que dejar la casa para estudiar la preparatoria, porque las opciones en Tecpan no eran convenientes. Así que, una opción era regresar a Durango con sus abuelos maternos, otra a Monterrey con los abuelos paternos, y al platicarlo él dijo que prefería irse al Aspirantado lasallista en Gómez Palacio, Durango. Nosotros lo visitábamos una vez al semestre y él, al final cada ciclo escolar, nos visitaba. Ahora, me pregunto, si es que yo tuve algo que ver en su decisión, porque desde antes de que naciera yo tenía la ilusión que alguno de mis hijos fuera hermano o sacerdote, pero en ningún momento estuve diciéndole ni mucho menos obligarlo a que lo hiciera. Y revisando mi vida creo que no se lo dije con palabras, pero eso lo aprendió y lo vivió desde que nació. Creo que eso es lo que nuestros hijos han aprendido y han valorado, el gusto de estar siempre al servicio comprometido de los demás. Ahora, Andrés, cursa su primer año de Postulantado en una comunidad de Hermanos de la Ciudad de México. Después de reflexionar en mi experiencia como mamá de un muchacho que aspira a ser Hermano lasallista, me pregunté cómo sería la experiencia de otras mujeres, mamás de Hermanos, cómo ellas vivieron y viven el proceso vocacional de su hijo, ahora religioso de La Salle. Así que me di a la tarea de visitar algunas mamás de Hermanos originarios de San Juan de los Lagos. Dos preguntas fueron el inicio para el diálogo con ellas: está contenta con tener un hijo hermano de La Salle?, cree que la formación que le dieron en casa influyó en su deseo de ser hermano? A la primera siempre fue un sí, a la segunda iniciaban con un no, sin embargo, fuimos descubriendo, juntas, que las vivencias y costumbres familiares fueron encaminando a sus hijos al descubrimiento de la vocación religiosa, la del Hermano lasallista. Algunas constantes fueron, la asistencia a misa los domingos, de vez en cuando rezaban el rosario ya sea con sus papás o con sus abuelas Hno. Silvano Campos Delgadillo, Hno. Guillermo García López Carey, Hno. Jorge Gallardo algunos como monaguillos, Hno. Carlos Pérez Garnica, otros sus papás eran los que participaban en las actividades de su parroquia, pero ellos tenían que acompañarlos, Hno. José de la Torre García, y por consiguiente aprendieron que es importante el servicio y la oración. 3. Los ecos

5 Por qué la mujer, madre de familia, como agente de pastoral? Una vez, en mi niñez, una religiosa de mi colegio nos dijo: si quieres formar un hombre de bien, educa a un niño; pero si quieres formar a una familia de bien, educa a una niña. No nos quepa duda, el papel de las mamás en la familia es determinante, insustituible. Por lo general somos las mujeres las que enseñamos a los hijos a rezar, las que los llevamos a misa, las que ayudamos un poco más en la formación de los hábitos, claro que no minusvaloramos el papel de papá, sin embargo, la mujer es esencial en la formación de los hijos, lo que se da en casa lo llevan a la escuela y a la vida. Como decimos, las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra. Podríamos pasarnos mucho tiempo diciéndoles a nuestros hijos que hagan o que no hagan al final aprenden lo que ven y de lo que hacen y que mejor que aprendan a ayudar, a compartir, a convivir con todo tipo de personas. Al estar más de cerca de las actividades de la parroquia, al conocer y apoyar al párroco, a las religiosas, ser sensibles a las necesidades de los demás y tratar de apoyarlos en la medida de nuestras posibilidades (dicho por la Sra. Aurora García mamá del Hno. José de la Torre). El tener un apostolado, hablar de Dios a los demás, cuando tratamos de compartir y dar a conocer a Dios a los demás y claro para hacerlo, tenemos que hacer oración, prepararnos, leer la Biblia, todo esto nos llena el corazón y se transmite no solo con palabras sino con nuestras actitudes. Somos también las que podemos hacer reflexionar a los hijos y apoyarlos en los momentos de toma de decisiones importantes, una de las cuales puede ser, y ojalá muchas deseemos que sea, el que opten por la vida religiosa, en especial la de los Hermanos de La Salle. Esta sería una forma, quizá una de muchas, pero, creo yo, una forma central, indispensable, para nutrir y vivificar la Misión Educativa Lasallista. 4. El don Pude descubrir y sentir en las mujeres que entrevisté una paz, confianza y dicha que solo la puede dar la confianza de que los hijos están en las mejores manos, en las de Dios y sobre todo se sienten bendecidas al saber que sus hijos son felices y están trabajando por la educación y formación de las generaciones futuras. El ejemplo y la influencia de la mujer-mamá en la vocación es la semilla que se siembra en los hijos para fomentar el deseo de servir a los demás. Así que el papel de la mujer en la asociación lasallista es muy importante ya que sin mamás comprometidas, simplemente no hay hijos comprometidos con la misión educativa lasallista. 5. Fotografía ilustrativa.

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7 Preparar una presentación en Power Point u otro formato digital, con una extensión máxima de 15 minutos. Enviar el documento Word y la presentación a contacto@relal.org.co y llevarlo en archivo electrónico al simposio.