Enfoques La faz cambiante de la inseguridad pública Palabras pronunciadas por Luis Eduardo Medina-Mora, Secretario de Seguridad Pública, en una reciente comida de Grandes Empresas de la Coparmex. Muchas gracias por la oportunidad de compartir algunas reflexiones sobre este tema que, como lo denota con toda precisión la conferencia de prensa que los centros patronales dieron esta mañana, está en el corazón de las preocupaciones ciudadanas. En primer lugar, quiero decir que soy, por naturaleza, por diseño, por formación, por actitud frente a la vida, un empresario; es decir, alguien que ha hecho esencialmente su vida a través de aceptar los desafíos y los retos de organizar a grupos de seres humanos y recursos detrás de objetivos específicos. La Coparmex fue una de mis casas: aquí fui partícipe, fui miembro de la Comisión Ejecutiva, del Consejo Nacional, y también participé en este grupo de Grandes Empresas, de manera que me da más gusto aún regresar a casa, donde se siente uno entre pares; entre gente que mira a la vida y al mundo de la misma manera que uno. Decía Alberto Núñez que en la encuesta que se realizó para Sociedad en Movimiento, y también la que se realizó en el ICESI (donde la Coparmex jugó un papel fundamental), la principal preocupación de los mexicanos es la inseguridad. Aunque estadísticamente se podría sustentar el caso de que hay muchas cuestiones de seguridad que han mejorado, la exactitud de las matemáticas y las percepciones sociales aquí no coinciden, y al final para nosotros es mucho más importante la sensibilidad de la percepción ciudadana y el reclamo que trae aparejado en términos de eficacia y efectividad en la prevención y en el combate a la delincuencia. De manera que no les voy a demostrar cómo ha bajado, por ejemplo, el nivel de secuestros y el robo de vehículos, y por qué hay una circunstancia de seguridad pública en términos de incidencia delictiva que no sólo no ha empeorado en los últimos cinco años, sino que ha mejorado (aunque sea marginalmente). Lo que importa es que la percepción ciudadana es totalmente otra y es en la que nosotros basamos nuestro quehacer cotidiano. Se percibe que hay violencia en ciertas zonas y plazas de la república. Hay que distinguir con claridad cómo se relaciona esa violencia con la seguridad publica, o qué tanto esa circunstancia de violencia tiene una correlación estadística y situacional con problemas de seguridad pública. Seguridad pública es una función indelegable del Estado de darle certidumbre al estado de derecho. Tiene componentes muy claros, como son, primero, la protección de la integridad física de los ciudadanos y de su patrimonio; segundo, la preservación del régimen de libertades y de legalidad que la Constitución Política mexicana establece; y tercero, garantizar el derecho a vivir en paz y en tranquilidad. Eso es la seguridad pública y eso es algo que los mexicanos sentimos que no esta ahí, y no ha estado ahí desde hace mucho tiempo. Hace poco mas de seis años en el Consejo Coordinador Empresarial, en la Coparmex y en el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, recuerdo que redactamos un documento de propuestas que entregamos a quienes aspiraban entonces a la Presidencia de la República. Uno de los temas que se abordaban era el de la seguridad, que sigue siendo un gran pendiente de nuestro país con sus ciudadanos: nunca hemos tenido una circunstancia real de gozar de un estado de derecho, de una certidumbre ciudadana plena y adecuada. Tenemos recuerdos de circunstancias menos inciertas y menos difíciles en términos de seguridad publica, de cuando éramos niños. Qué pasaba entonces que no pasa hoy? Había un esquema que era muy funcional y eficaz, pero muy impertinente; había una suerte de crimen organizado desde el poder, o sea que desde las propias estructuras policiales del país se controlaba la delincuencia, a partir de un sistema de cuotas, de zonas prohibidas y permitidas, conductas permitidas y no permitidas y las consecuencias eran dramáticas cuando estos acuerdos eran violados. De manera que un secuestrador, lo que le pasaba era que se moría; un tipo que asaltaba a mano armada a casa habitación con la familia adentro literalmente se moría; y las cuotas eran simplemente cuántos vehículos se podían robar en qué zona y cuántos actos delictivos eran permitidos. Eso era totalmente impertinente porque no era una circunstancia que se desprendía del estado de derecho. La expresión más pintoresca de la corrupción y delincuencia oficial, si no la peor, fue la del mal llamado General Durazo, que era el jefe de la policía de la Ciudad de México durante la 24 ENTORNO
Presidencia de José López Portillo. No era el único ejemplo en el país, quizás no era el peor, pero era el más caricaturizable. Con Miguel de la Madrid se decidió con buen sentido a partir de un sistema, que se denomino la renovación moral de la sociedad, liquidar eso y se liquidó pero se le substituyó por nada No se construyó un esfuerzo institucional con un diseño estratégico, ni una articulación táctica, no hubo voluntad política, ni se dieron los instrumentos, las normas y los recursos para construir una seguridad pública funcional. Lo que hoy vivimos es el resultado de 25 años acumulados de vacío, con aciertos aislados y ciertamente con desaciertos, pero esta circunstancia acumulada nos ha llevado a la problemática de seguridad pública que estamos viviendo hoy. No obstante, de 10 años para acá, a partir de la creación del sistema de seguridad pública, ha habido esfuerzos importantes para mejorar el equipamiento, la formación de cuadros, la infraestructura, los sistemas y procedimientos para las policías federales, pero han sido insuficientes frente a la dinámica de comportamiento del crimen, de la delincuencia y simplemente con el crecimiento del país y su complejidad. La circunstancia que vivimos en los últimos meses es de mayor incertidumbre, pues vemos con frecuencia casi a diario en la tele, en los medios masivos, una narrativa muy cruda de asesinatos, ejecuciones y otros actos de violencia. Pero muchos de ellos son resultado de una estructura criminal que tiene presencia y penetración en muchos lugares del país y lo que estamos mirando hoy es un aumento muy significativo bajo cualquier estándar de niveles de violencia entre organizaciones criminales, sobre todo entre aquellas dedicadas al tráfico de drogas. Son malos contra malos. Y les quiero explicar qué está pasando para que sepan por qué están aumentando tanto los índices de violencia de una manera tan acusada entre organizaciones criminales en los últimos meses. Todo responde a la convergencia de distintos factores complejos, pero el más importante es un factor de mercado: las organizaciones criminales mexicanas sobre todo las que se dedican al tráfico de drogas han tenido como principal fuente de ingresos en los últimos 20 años el transporte y la venta de la cocaína hacia el mercado más importante del mundo de esta droga, que es Estados Unidos. Las organizaciones criminales mexicanas han sido las más importantes es cierto lo que dice el Departamento de Estado en términos de control del mercado de cocaína en Estados Unidos. No han desplazado por completo a las organizaciones de Colombia ni a otros países Centroamericanos, pero ciertamente tienen un dominio claro de ese mercado y de toda la logística de transportación y distribución de drogas. Por qué han podido las organizaciones criminales mexicanas hacer esto? Por dos razones: por su capacidad de violencia y por su capacidad de generación de valor agregado en términos de flujos, y porque están en medio geográficamente entre las zonas productoras y el principal mercado del mundo. En los últimos cinco años que yo he estado mirando esto muy de cerca, encontramos cambios importantes: el consumo en términos de volumen de cocaína en los Estados Unidos ha venido bajando de una manera fuerte, sobre todo en los últimos 18 meses, con cambios muy significativos en volumen. Por consecuencia, también han bajado en precio. La cocaína, dentro de la clasificación de las drogas ilícitas, no es un narcótico, no es un sedante, El consumo de cocaína en Estados Unidos ha venido bajando de una manera fuerte, sobre todo en los últimos 18 meses, con cambios muy significativos en volumen. Por consecuencia, también han bajado en precio ENTORNO 25
La principal preocupación de los mexicanos es la inseguridad. Aunque estadísticamente se podría sustentar el caso de que hay muchas cuestiones de seguridad que han mejorado, la exactitud de las matemáticas y las percepciones sociales aquí no coinciden como lo pudiera ser la heroína o los opiáceos; es un estimulante y, por consecuencia, genera niveles de violencia y de adicción relevantes. La generación que ha venido consumiendo volúmenes significativos de cocaína en los Estados Unidos, que creció y se consolidó como un mercado importante con los yuppies, empezaron con un consumo ocasional de fin de semana, y después con un consumo duro, pero se redujo el numero de consumidores. Los consumidores que se quedaron en la adicción consumen volúmenes mucho más grandes per capita de cuando eran consumidores ocasionales, pero hay nuevos estimulantes en el mercado que resultan más baratos, más fáciles de conseguir y con menor efecto aparente en quienes los consumen: las metanfetaminas. Todos los nuevos consumidores que están entrando por edades a las drogas, están consumiendo metanfetaminas y ya no cocaína. Los precios relativos del mercado de la cocaína en los Estados Unidos, al mayoreo, son una cuarta parte de lo que eran hace 10 años y una tercera parte de lo que eran hace cinco años. El diferencial de precios entre México y Estados Unidos, al mayoreo, que era de cuatro a uno o de cuatro y medio a uno, hoy es de dos a uno, de modo que los volúmenes que entonces iban con más capacidad de generación de valor agregado a los Estados Unidos, ahora no están entrando en ese país porque no tienen la misma aceptación. En el año 2004-2005 lo acaba de publicar por primera la Oficina de Lucha contra las Drogas de la Casa Blanca, los carteles de narcotraficantes mexicanos recibieron más dinero por marihuana que por cocaína, por primera vez en 20 años! Y no es que los precios de la cocaína hayan aumentado, sino que los de la marihuana han decrecido. Lo que tenemos aquí es que las organizaciones criminales mexicanas que se dedican a esta actividad están inmersos en una crisis de ingresos. Se está dando lo que se llama una consolidación de mercado, en la que los jugadores más débiles no pueden sobrevivir a rentas sustancialmente más bajas porque no tienen una estructura financiera suficientemente sólida que les permita continuar en el negocio, y no tienen flexibilidad para ajustar sus gastos y sus costos con suficiente velocidad para que puedan sobrevivir a una circunstancia mejor. Y además, esta caída de precios no se ve como algo temporal, sino definitiva, pues cambia como cambian los mercados. Ahora hay nuevos productos que sustituyen a los viejos. No es que los americanos consumen menos droga ahora, sino que consumen drogas distintas de las que nosotros somos los principales proveedores. México también provee de anfetaminas a los Estados Unidos, pero ha habido dos cambios sustanciales: uno, que teníamos un mercado no regulado de importación de precursores químicos, de farmoquimicos necesarios para la formación de estas drogas, que son esencialmente la pseudoefedrina, que no se produce en México (y no se produce en ningún lugar de Centroamérica). Se produce en los Estados Unidos, Canadá, Francia, Suiza, China y la India, pero en 2002 se importaron a México alrededor de 270 toneladas de pseudoefedrina. La meta para el 2006 es de sólo 50 toneladas, porque se redujo el universo de quienes tienen legítimamente el derecho de importar pseudoefedrina a las empresas que producen medicamentos contra enfermedades respiratorias, que son los únicos que le pueden dar un uso legal a esa sustancia, y se eliminaron a todos los demás. Hoy esta circunstancia hace que la 26 ENTORNO
Foto: Latinstock México importación tenga que ser ilegal y, como no hay una lógica geográfica entre el principal mercado del mundo que son los Estados Unidos con los mercados de precursores, pues no hay una lógica en que nosotros seamos un país crítico en producción. Eso sí: tenemos una tarea fundamental de controlar la importación de estas materias primas, pues la importación ilegal se da desde India y desde China. Desde la India llega vía aérea y desde China llega vía marítima, a Manzanillo. Pero al final, no hay muchas fuentes de estas materias primas en el mundo, por lo que se tiene que hacer una tarea de inteligencia y de seguimiento de los embarques para acotar la importación ilegal. Al final, México no tiene una circunstancia óptimas o favorable para volvernos un productor sustancial como lo hemos sido en los últimos años en razón de esta falta de control de las importaciones de metanfetaminas a los Estados Unidos. Al final, el grueso de la marihuana y el grueso de las metanfetaminas que se consumen en los Estados Unidos quiero decir, arriba del 75% se produce en los propios Estados Unidos, no es importada. Si México es el principal proveedor externo, es un proveedor marginal, pero entonces los carteles mexicanos tienen una crisis de ingresos: no tienen la capacidad de continuar con el mismo nivel de estructura humana, de generación de corrupción, y esto genera competencia entre las diferentes organizaciones. La violencia que estamos viendo hoy tiene que ver con este fenómeno, porque ahora están obligados a buscar consolidar su presencia en el mercado interno, un mercado que no era tan importante en términos de volumen, pero que lo es ahora, sobre todo porque tiene un potencial de crecimiento muy grande por la estructura de la población. Por edades, tenemos ahora el número de mexicanos más grande de la historia en términos de entrada al mercado de trabajo. Por eso es tan atractivo para estos carteles tener una buena presencia en este mercado. El Cartel de Sinaloa, aliado con el de Juárez, combate en los territorios que son de Cartel del Golfo, que no está delimitado con la captura de Oziel Cárdenas, y combate al Cartel de Tijuana, de manera que muy buen parte de la violencia reciente tiene que ver con la competencia por los territorios. Hemos visto cómo ha crecido el secuestro en Tijuana: son las células operativas del Cartel de Tijuana que ya no tienen ingresos y tiene que buscar su supervivencia en otras cosas como el secuestro. En ENTORNO 27
Nuevo Laredo encontramos una circunstancia de competencia muy dramática entre la zona natural de presencia de Cartel del Golfo y un intento de penetración del Cartel de Sinaloa, esencialmente de la estructura de los hermanos Beltrán Leyva. En otras zonas fronterizas no encontramos violencia porque los equilibrios de los arreglos que se hacen entre autoridades locales y organizaciones criminales se no han hecho crisis. El otro mercado potencial creciente que están buscando los carteles es Europa. Los Estados Unidos hace cinco años consumían 470 toneladas de cocaína; el año pasado 350 toneladas con todo y caída de precios. Mientras tanto, en Europa, por el contrario, el consumo de coca se ha triplicado y el precio es el doble que en los Estados Unidos. De manera que hay incentivos muy grandes para conquistar ese mercado. Por eso, se están encontrando grandes embarques de drogas en África y en Galicia y en Rotterdam. También ha habido ciertos embarques de organizaciones mexicanas desde aquí, y en Europa se han detenido. Hasta ahora, los volúmenes no son significativos, y a fin de cuentas los mexicanos no están listos para conquistar ese mercado. Por eso, nuestra preocupación más grande es el mercado interno: la oferta de cocaína en nuestro país va a ser mucho mayor. Una reflexión final: se nos ha dicho que para combatir la drogadicción, los crímenes y la violencia, hay que combatir primero la pobreza. No les falta razón a quienes piensan así, pues la pobreza es un pésimo caldo de cultivo, pero no hay una correlación estadística directa entre pobreza y propensión a delinquir. Donde sí hay una correlación directa es entre un adicto y la propensión a delinquir. El adicto no es aquel que tiene una dependencia física: se puede tener una dependencia fisiológica, como la tienen los enfermos que utilizan medicinas con sustancias de ese tipo, como el cáncer. La adicción es una actitud y lo más importante para un adicto es conseguir la droga e ingerirla, cueste lo que cueste. Por eso, para disminuir la adicción, hay que atacar primero al narcotráfico. La seguridad pública no se explica cabalmente por el narcomenudeo, pero sí tiene una incidencia muy grande, y atacar este fenómeno y construir instituciones para detenerlo, va a tener un efecto mayor, no solo en la disminución de las adicciones sino en la delincuencia misma. El narcomenudeo por definición es un delito federal: sólo la federación puede combatir el narcotráfico, y fuera de las fuerzas especializadas en combatir el narcotráfico, nuestro sistema está descentralizado y desarticulado. Sumamos a lo mucho 20,000 elementos federales en todo el país y lo tenemos desplegados territorialmente. La Agencia Federal de Investigaciones (AFI) es la mejor institución policíaca de nuestro país, pero en todo el estado de Sinaloa hay unos 45 AFIs para atender todos los delitos federales. La ciudad de México tiene 150 agentes. No son suficientes. No hemos construido una estructura para combatir el narcomenudeo en nuestras colonias. Tenemos 400,000 policías estatales y municipales que no son competentes en este tema. Si no les damos la responsabilidad y por consecuencia también el apoyo para atender estos casos, difícilmente vamos a combatir eficazmente el fenómeno. A lo más que podemos aspirar es a controlarlo.e Eduardo Medina-Mora Icaza es Licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro de la Barra Mexicana Colegio de Abogados, A.C. y de la American Bar Association. Ha dictado conferencias y participado en seminarios internacionales sobre seguridad nacional, terrorismo, seguridad pública, crimen organizado, tráfico y trata de personas, narcotráfico y desarrollo institucional de instancias de seguridad. Se ha desempeñado laboralmente en el sector público y privado en diferentes cargos: Director Adjunto de Desc, S.A. de C.V.; Director Corporativo de Planeación Estratégica en el Desc, S.A. de C.V.; Abogado postulante en la firma Medina-Mora y Asociados, S.C.; Coordinador de asesores del Subsecretario de Pesca; Jefe del Departamento de Promoción y Mercadotecnia de Conasupo; Asesor del equipo negociador del TLCAN en los temas de Agricultura, Normas, Prácticas Desleales de Comercio, Inversión y Reglas de Origen; Asesor Jurídico del Consejo Nacional Agropecuario, y Consejero Nacional del Consejo Coordinador Empresarial. Medina-Mora se desempeñó como Director General del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) de diciembre de 2000 a septiembre de 2005. Es Miembro y Secretario Técnico del Gabinete de Seguridad Nacional y miembro del Consejo de Seguridad Nacional. Ha participado en las reuniones técnicas y plenarias del Consejo Nacional de Seguridad Pública. El 28 de septiembre de 2005, es nombrado titular de la Secretaría de Seguridad Pública, en sustitución de Ramón Martín Huerta. foto: Ana Lourdes Herrera 28 ENTORNO