ESTUDIO DE 1ª CARTA DE CORINTIOS Por: Rubén Álvarez Fe en el poder de Dios Introducción 1 Corintios 2: 1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. 2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. 3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; 4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, 5 para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios El primer problema de la Iglesia de Dios en Corinto no era el pervertido ambiente en donde vivían, ni la idolatría propia de todos los hombre y mujeres de origen griego. No, el primer problema era la división. Algunos de ellos reconocían como líder de la iglesia a Apolos, otros más a Pablo quien fuera el fundador de la misma, otros más solo reconocían al apóstol Pedro aunque nunca había ido por allí pero le reconocían como apóstol y no a Apolos ni a Pablo; y otros más no reconocían a ninguno de ellos sino solo a Cristo. Así que entre estos cuatro grupos la división crecía así como los problemas. El apóstol Pablo, al conocer de este problema, les escribe reprendiéndoles por ello. Acaso les prediqué en mi nombre?, les recriminó. Acaso fueron bautizados en mi nombre? Pero el grave problema de esta división ocurría por el trasfondo cultural de quienes componían la iglesia. Los de origen judío siempre querían comprobación mediante señales y cumplimiento de profecías; los de origen griego más bien buscaban un pensamiento razonable, que fuera lógico, demostrable y comprobable. Así que la división se abría paso, tomando cada grupo un líder como bandera. DESARROLLO 1. No excelencia de palabras, no persuasión, no humana sabiduría; sino demostración del Espíritu y de poder. Así que lo que la iglesia de Corinto necesitaba era una nueva cultura. No era la cultura judía, ni la cultura griega; sino la cultura del Reino de Dios la que ellos debían adoptar. Hoy día, como hemos dicho, la iglesia de igual forma se encuentra dividida: Hay quienes se han convertido en grandes religiosos buscando, como los judíos, las
tradiciones, el significado preciso de las palabras, y el cumplimiento de la ley y los reglamentos morales para llegar a ser santos. Por otra parte, están quienes pasan muchísimo tiempo en estudios bíblicos y discusiones de homilética, doctrinas y teología. Son personas que gustan de razonar la Palabra de Dios y pelean con grande celo por defender sus propias interpretaciones de las escrituras, basados en sus enseñanzas y significado de palabras. Ambas culturas religiosas están muy alejadas de la verdadera cultura del Reino de Dios. El apóstol Pablo dice a los Corintios: Cuando fui a ustedes no usé de excelencia de palabras (elegancia), ni de persuasión (elocuencia), ni de humana sabiduría (lógica, razonamientos); sino más bien de demostración del Espíritu y Poder de Dios. Esta es la forma correcta en que la Palabra de Dios debe ser predicada!, con demostración del Espíritu y Poder. 2. Para que la fe esté basada en el Poder de Dios. Pero por qué es esta la forma correcta en el que el evangelio del Reino debe ser predicado? Pues 5 para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios En qué debe estar basada entonces la fe de los creyentes? En el poder de Dios y no en palabras de hombres. Quisiera presentarles un caso impresionante relatado en los evangelios: Mateo 15: 25 Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. 24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: Señor, socórreme! 26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. 27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora Una mujer, de la cual desconocemos su nombre, clamaba a Jesús: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí!, mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Ella, era una mujer cananea, de la región de Tiro y Sidón. El evangelio de San Marcos dice que era de origen griego, era una Siriofenicia. Para que tengan ustedes una clara referencia, se trataba de la misma región de donde era Jezabel, aquella mujer que fuera esposa del rey Acab en Israel y que instituyera la adoración a Baal y a Asera dentro de Israel, matando a los profetas de Dios. Era un pueblo lleno de pecado, idolatría y gran maldad.
Jesús había ido a aquella región para predicarles a los judíos que se encontraban habitando allí debido a la dispersión que había tenido lugar años atrás; pero aquella mujer, al saberlo, fue hacia Él en busca de un milagro. No, no era parte del pueblo de Dios, sino de un pueblo pecador e idolatra, por lo cual Jesús la ignoró por completo cuando ella clamaba. Los discípulos de Jesús, enfadados por sus gritos, le pidieron que la corriera; y entonces Jesús le dijo a la mujer que el propósito de su viaje era buscar a las ovejas perdidas de Israel, por lo cual ella no entraba en su plan. Sin embargo ella, una vez lograda la atención de Jesús, y soportando el rechazo del que era objeto; le rogó: Socórreme Señor!. Jesús nuevamente le aclaró: No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos, que duras palabras de Jesús hacia esta mujer. Cualquier persona hubiera tomado su dignidad y tras lanzar algunos improperios hacia Jesús y sus discípulos se hubiera alejado de allí; pero esta mujer no. Por el contrario; se humilló aún más y le contestó: Señor, los perrillos comen lo que los amos dejan caer de la mesa. Qué fue lo que motivo a esta mujer a soportar ser ignorada, rechazada y hasta insultada? Pues Jesús le dijo: Grande es tu fe! Si, así es, la fe de esta mujer cananea, siriofenicia, sidonea, había conseguido un milagro. Jesús le dijo: Hágase contigo como quieres! Aleluya La fe es capaz de derribar las barreras, la fe llama la atención de Dios, la fe quita el rechazo del pecado, la fe pasa por alto las adversidades, la fe mete la mano en el cielo y es capaz de bajar a la tierra un milagro sobrenatural. Ahora bien, considera las palabras de Jesús: No está bien que tome el pan de los hijos para dárselo a los perrillos. Jesús decía que los milagros, las sanidades, el ser librados de la maldad de los demonios; es el pan de los hijos. Y te tengo una noticia: Tú y yo somos hijos de Dios!, por la fe en Cristo Jesús. Hemos nacido de nuevo a través del Espíritu de Dios por lo cual hemos sido hechos Hijos de Dios! Así que mi provisión de Dios es recibir milagros, ser sanado de toda enfermedad, ser liberado de todo tipo de opresión del diablo. Si aquella mujer cananea, estando descalificada del favor de Dios, alcanzó su milagro por su fe; mucho más tú y yo, hoy alcanzaremos nuestro milagro, sanidad y libertad para todo este año; por la fe en el Poder de Jesús. Aquella mujer cananea no requirió una explicación de las profecías antiguas para recibir su milagro y que su hija fuera liberada del tormento de aquel demonio, sino solamente creer y tener la fe en el poder de Dios que pudiera derribar todos los obstáculos que se presentaron. Ella no conocía las escrituras, no tenía idea de Moisés ni del tabernáculo, ni del templo; solo sabía que Jesús tenía el Poder para liberar a su hija de su aflicción. De aquel viaje de Jesús a Sidón y Tiro no hay otra cosa que recordar sino la historia de aquella mujer. Aquel viaje hubiera quedado sin contarse en los evangelios a no ser por la fe de aquella mujer.
Creo que cuando la fe de las personas está basada en las palabras, en las enseñanzas humanas como es el caso de los fariseos y de los escribas; pues nada sobrenatural sucede digno de ser escrito en las escrituras divinas. Pero cuando hay fe basada en el Poder de Dios entonces hay milagros, salvación y la Gloria de Dios se deja ver. Es por la fe en el poder de Dios que todos tus pecados pueden ser totalmente borrados hoy mismo, es por la fe en el poder de Dios que el pecado más arraigado en tu vida puede hoy mismo ser arrancado de ti, es por la fe en el poder de Dios que toda maldición con la cual naciste hoy mismo puede ser cambiada por bendición, es por la fe en el poder de Dios que milagros hoy mismo van a ocurrir aquí mismo. Colosenses 2: 11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos Escucha bien: Por la fe en el poder de Dios el cuerpo pecaminoso carnal ha sido echado de ti en la circuncisión de Cristo. Has sido circuncidado del pecado a través de la fe en el poder de Dios. Y aún hay más: Dice la escritura que ya has sido resucitado con Cristo mediante la fe en el poder de Dios. Quisiera que pusieras mucha atención: No dice que resucitarás, sino que ya fuiste resucitado por la fe en el poder de Dios. Aleluya! Nada hay imposible para quien cree en el Poder de Dios. La fe es la conexión entre este mundo y el Poder Sobrenatural de Dios con el que hizo todas las cosas. Dios es Omnipotente, y ese poder está disponible para todo aquel que cree en Él. 3. La Palabra de Dios. Ahora bien, nosotros somos extraordinariamente bendecidos de contar también con la Palabra de Dios impresa en nuestro idioma. Aquellos Corintios no tenían las escrituras pues estaban escritas en hebreo y correspondían al pueblo judío. Todo lo que ellos tenían era la carta que el apóstol Pablo les estaba escribiendo; pero la fe en el poder de Dios era suficiente para santificarlos y llenarlos de dones del Espíritu. Pero nosotros tenemos la Palabra de Dios, misma que al leerla produce fe en nosotros. Hay dos fuentes importantes de fe: a) La demostración del Espíritu con milagros, sanidades, profecía, palabra de ciencia, etc; y b) La Palabra de Dios. Romanos 10: 17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios La Palabra de Dios produce fe en Su poder, la Palabra de Dios jamás debe ser usada para juzgar a otros o para discusiones estériles. La Palabra de Dios nos ha sido dada para producir fe en el poder de Dios entre la gente; fe para salvación, para santificación, para sanidad, para milagros portentosos.