DIÓCESIS DE CANARIAS Año Santo de la Misericordia Diciembre de 2015 noviembre 2016 SED MISERICORDIOSOS, COMO VUESTRO PADRE ES MISERICORDIOSO (LC 6,36)
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INTRODUCCIÓN Jesucristoes elrostrodela misericordia delpadre. El misteriode la fe cristiana parece encontrarsu síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús denazaret. ElPadre, «ricoen misericordia» (Ef2,4), después dehaberreveladosu nombrea Moisés como «Dios compasivoy misericordioso, lentoa la ira, y pródigoen amory fidelidad» (Ex 34,6) noha cesadodedara conoceren varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina... Jesús denazaretcon su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios (M.V. 1) Con estas palabras de la Bula Misericordiae Vultus el Papa Francisco nos anima a la celebración del Jubileo de la Misericordia, que comenzará con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro el próximo 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, y que concluirá el 20 de noviembre de 2016. Con el Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco quiere poner en el centro de la atención al Dios misericordioso que invita a todos a volver hacia Él. El encuentro con Dios inspira la virtud de la misericordia. La apertura del próximo Jubileo adquiere un significado especial ya que tendrá lugar en el 50º aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II (1965). 3
QUÉ ES UN JUBILEO O AÑO SANTO? Quizás alguno de ustedes se preguntará: Qué es este Año jubilar que se celebra en la Iglesia? El texto bíblico del Levítico 25 nos ayuda a comprender lo que significa un jubileo para el pueblo de Israel: Cada cincuenta años los hebreos oían el son de la trompeta (jobel) que les convocaba (jobil) para celebrar un año santo, como tiempo de reconciliación (jobal) para todos. En este tiempo se debía recuperar una buena relación con Dios, con el prójimo y con lo creado, basada en la gratuidad. Por ello se promovía, entre otras cosas, la condonación de las deudas, una ayuda particular para quien se empobreció, la mejora de las relaciones entre las personas y la liberación de los esclavos. Jesucristo vino para anunciar y llevar a cabo el tiempo perenne de la gracia del Señor, llevando a los pobres la buena noticia, la liberación a los cautivos, la vista a los ciegos y la libertad a los oprimidos (cfr. Lc 4,18-19). En Él, especialmente en su Misterio Pascual, se cumple plenamente el sentido más profundo del jubileo. 1 POR QUÉ UN AÑO SANTO DE LA MISERICORDIA? Una pregunta está presente en el corazón de muchos: por qué hoy un Jubileo de la Misericordia? Simplemente porque la Iglesia, en este momento de grandes cambios históricos, está llamada a ofrecer con mayor intensidad los signos de la presencia y de la cercanía de Dios. Éste no es un tiempo para estar distraídos, sino al contrario para 1 Del Mensaje del Papa Francisco a los jóvenes para la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia 4
permanecer alerta y despertar en nosotros la capacidad de ver lo esencial. Es el tiempo para que la Iglesia redescubra el sentido de la misión que el Señor le ha confiado el día de Pascua: ser signo e instrumento de la misericordia del Padre (cf. Jn 20,21-23). Por eso el Año Santo tiene que mantener vivo el deseo de saber descubrir los muchos signos de la ternura que Dios ofrece al mundo entero y sobre todo a cuantos sufren, se encuentran solos y abandonados, y también sin esperanza de ser perdonados y sentirse amados por el Padre. 2 LA PUERTA DE LA MISERICORDIA Delante de nosotros se encuentra la puerta, pero no sólo la Puerta santa, sino la otra: la gran puerta de la Misericordia de Dios y esa es una puerta hermosa, que acoge nuestro arrepentimiento ofreciendo la gracia de su perdón. La puerta está generosamente abierta, pero es necesario un poco de coraje por nuestra parte para cruzar el umbral. Cada uno de nosotros tiene dentro de sí cosas que pesan. Todos somos pecadores! Aprovechemos este momento que viene y crucemos el umbral de esta misericordia de Dios que nunca se cansa de perdonar, nunca se cansa de esperarnos! Nos mira, está siempre a nuestro lado. Ánimo! Entremos por esta puerta. Y si la puerta de la misericordia de Dios está siempre abierta, también las puertas de nuestras iglesias, comunidades, parroquias, instituciones, de nuestras diócesis, deben estar abiertas, para que así todos podamos salir a llevar esta misericordia de Dios. El Jubileo se refiere a la gran puerta de la 2 Papa Francisco, Homilía 11 de Abril de 2015 5
misericordia de Dios, pero también a las pequeñas puertas de nuestras iglesias abiertas para dejar entrar al Señor o muchas veces dejar salir al Señor prisionero de nuestras estructuras, nuestro egoísmo y de muchas cosas. 3 DESCRIPCIÓN DEL LEMA Y LOGO El logo y el lema ofrecen juntos una buena síntesis del Año jubilar. Con el lema MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE (tomado del Evangelio de Lucas 6, 36) se propone vivir la misericordia siguiendo el ejemplo del Padre, que pide no juzgar y no condenar, sino perdonar y amar sin medida (cfr. Lc 6, 37-38). El logo -obra del jesuita Marko I. Rupnik- se presenta como un pequeño compendio teológico de la misericordia. Muestra, en efecto, al Hijo que carga sobre sus hombros al hombre extraviado, recuperando así una imagen muy apreciada en la Iglesia antigua, porque indicaba el amor de Cristo que lleva a término el misterio de su encarnación con la redención. El dibujo se ha realizado de manera que se destaque el Buen Pastor que toca en profundidad la carne del hombre, y lo hace con un amor capaz de cambiarle la vida. Además, es inevitable notar un detalle particular: el Buen Pastor con extrema misericordia carga sobre sí la humanidad, pero sus ojos se confunden con los del hombre. Cristo ve con el ojo de Adán y este lo hace con el ojo de Cristo. Así, cada hombre descubre en Cristo, nuevo Adán, la propia humanidad y el futuro que lo espera, contemplando en su mirada el amor del Padre. 3 Papa Francisco, Audiencia General del 18 de Noviembre de 2015 6
La escena se coloca dentro la mandorla que es también una figura importante en la iconografía antigua y medieval por cuanto evoca la copresencia de las dos naturaleza, divina y humana, en Cristo. Los tres óvalos concéntricos, de color progresivamente más claro hacia el externo, sugieren el movimiento de Cristo que saca al hombre fuera de la noche del pecado y de la muerte. Por otra parte, la profundidad del color más oscuro sugiere también el carácter inescrutable del amor del Padre que todo lo perdona. CÓMO PROPONE EL PAPA FRANCISCO VIVIR ESTE AÑO SANTO? Para vivir el Año Santo Jubilar, movidos por el lema que nos ha propuesto el Santo Padre: "MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE" damos una serie de pasos que están como concatenados: descubrimos la Misericordia de Dios en el encuentro personal con Jesús, peregrinamos, acogemos el don de la misericordia en la mediación sacramental de la Iglesia, asumimos la misericordia de Dios como estilo propio de vida practicando las obras de misericordia. 1.- DESCUBRIMOS LA MISERICORDIA DE DIOS EN EL ENCUENTRO PERSONAL CON JESÚS, ROSTRO DE LA MISERICORDIA. Con la mirada fija en Jesús y en su rostro misericordioso podemos percibir el amor de la Santísima Trinidad. La misión que Jesús ha recibido del Padre ha sido la de revelar el misterio del amor divino en plenitud. «Dios es amor» (1 Jn 4,8.16), afirma por la primera y única vez en toda la Sagrada Escritura el evangelista Juan. Este amor se ha hecho ahora visible y tangible 7
en toda la vida de Jesús. Su persona no es otra cosa sino amor. Un amor que se dona y ofrece gratuitamente. Sus relaciones con las personas que se le acercan dejan ver algo único e irrepetible. Los signos que realiza, sobre todo hacia los pecadores, hacia las personas pobres, excluidas, enfermas y sufrientes llevan consigo el distintivo de la misericordia. En él todo habla de misericordia. Nada en Él es falto de compasión (MV 8). 2.- PEREGRINAMOS La peregrinación es un signo peculiar en el Año Santo, porque es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia. La vida es una peregrinación y el ser humano es viator, un peregrino que recorre su camino hasta alcanzar la meta anhelada. También para llegar a la Puerta Santa en Roma y en cualquier otro lugar, cada uno deberá realizar, de acuerdo con las propias fuerzas, una peregrinación. Esto será un signo del hecho que también la misericordia es una meta por alcanzar y que requiere compromiso y sacrificio. La peregrinación, entonces, sea estímulo para la conversión: atravesando la Puerta Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y nos comprometeremos a ser misericordiosos con los demás como el Padre lo es con nosotros (MV 14) 3.- ACOGEMOS EL DON DE LA MISERICORDIA EN LA MEDIACIÓN SACRAMENTAL DE LA IGLESIA Muchas personas están volviendo a acercarse al sacramento de la Reconciliación y entre ellas muchos jóvenes, quienes en una experiencia semejante suelen reencontrar el camino para volver al Señor, para vivir un momento de intensa oración y redescubrir el sentido de la propia vida. De nuevo 8
ponemos convencidos en el centro el sacramento de la Reconciliación, porque nos permite experimentar en carne propia la grandeza de la misericordia. Será para cada penitente fuente de verdadera paz interior (MV 17). 4.- ASUMIMOS LA MISERICORDIA DE DIOS COMO ESTILO PROPIO DE VIDA PRACTICANDO LAS OBRAS DE MISERICORDIA. Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina. La predicación de Jesús nos presenta estas obras de misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos. Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos (MV 15). EL DON DE LA INDULGENCIA El Jubileo lleva también consigo la referencia a la indulgencia. En el Año Santo de la Misericordia ella adquiere una relevancia particular. El perdón de Dios por nuestros pecados no conoce límites. En la muerte y resurrección de 9
Jesucristo, Dios hace evidente este amor que es capaz incluso de destruir el pecado de los hombres. Dejarse reconciliar con Dios es posible por medio del misterio pascual y de la mediación de la Iglesia. Así entonces, Dios está siempre disponible al perdón y nunca se cansa de ofrecerlo de manera siempre nueva e inesperada. Todos nosotros, sin embargo, vivimos la experiencia del pecado. Sabemos que estamos llamados a la perfección (cfr Mt 5,48), pero sentimos fuerte el peso del pecado. Mientras percibimos la potencia de la gracia que nos transforma, experimentamos también la fuerza del pecado que nos condiciona. No obstante el perdón, llevamos en nuestra vida las contradicciones que son consecuencia de nuestros pecados. En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella negativa que los pecados tienen en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado (MV 22). PARA VIVIR Y OBTENER LA INDULGENCIA Para vivir y obtener la indulgencia los fieles están llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en cada catedral o en las iglesias establecidas por el obispo diocesano y en las cuatro basílicas papales en Roma, como signo del deseo profundo de auténtica conversión. 10
Es importante que este momento esté unido, ante todo, al Sacramento de la Reconciliación y a la celebración de la santa Eucaristía con una reflexión sobre la misericordia. Será necesario acompañar estas celebraciones con la profesión de fe y con la oración por mí y por las intenciones que llevo en el corazón para el bien de la Iglesia y de todo el mundo. Pienso en quienes por diversos motivos se verán imposibilitados de llegar a la Puerta Santa, en primer lugar los enfermos y las personas ancianas y solas, a menudo en condiciones de no poder salir de casa. Para ellos será de gran ayuda vivir la enfermedad y el sufrimiento como experiencia de cercanía al Señor que en el misterio de su pasión, muerte y resurrección indica la vía maestra para dar sentido al dolor y a la soledad. Vivir con fe y gozosa esperanza este momento de prueba, recibiendo la comunión o participando en la santa misa y en la oración comunitaria, también a través de los diversos medios de comunicación, será para ellos el modo de obtener la indulgencia jubilar. Mi pensamiento se dirige también a los presos, que experimentan la limitación de su libertad. En las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad. La experiencia de la misericordia, en efecto, se hace visible en el testimonio de signos concretos como Jesús mismo 11
nos enseñó. Cada vez que un fiel viva personalmente una o más de estas obras de misericordia corporales o espirituales obtendrá ciertamente la indulgencia jubilar. La indulgencia jubilar, por último, se puede ganar también para los difuntos. A ellos estamos unidos por el testimonio de fe y caridad que nos dejaron. He decidido conceder a todos los sacerdotes para el Año jubilar, no obstante cualquier cuestión contraria, la facultad de absolver del pecado del aborto a quienes lo han practicado y arrepentidos de corazón piden por ello perdón. 4 4 Carta del Santo Padre Francisco, 1 de Septiembre de 2015. 12
HORARIOS CATEDRAL DE SANTA ANA. LAS PALMAS DE G.C. Tel. 928.331.430 APERTURA De 8,00 h. a 10,30 h. De 17.00 h. a 20,00 h. CONFESIONES De 8,30. h a 10,00 h. De 18,00 h. a 20,00 h. EUCARISTÍAS Domingo 10-12-13 Lunes a Sábado 8,30-9,15 y 19 h. BASÍLICA DE NTRA. SRA. DEL PINO. TEROR Tel 928.630.118 APERTURA De 9.00 h. a 20,00 h. CONFESIONES Media hora antes de las Eucaristías EUCARISTÍAS Domingo 8-10-11-12- 13 y 18,30 h Lunes a Sábado 19,00 h. BASÍLICA DE SAN JUAN. TELDE. Tel 650.518.153-928.680.906 APERTURA De 9,00 h. a 13,00 h. De 17,00 h. a 21,00 h. CONFESIONES Media hora antes de las Eucaristías Viernes: 17,30 h. a 19,30 h. EUCARISTÍAS Domingo 7,30-10-12-19.30 h. Lunes a Sábado 19,30 h. 13
IGLESIA DE SAN GINÉS. LANZAROTE. 928.803.507 928.8113.96 APERTURA De 9,00 h. a 20,00 h. CONFESIONES Miércoles a la 19,00 h Domingo 11,30 h. EUCARISTÍAS Domingo 10,30 h.- 12 30h. y 19,30 h. Lunes a Domingo 19,30 h. Sábado 13,15 h. IGLESIA NTRA. SRA. DEL ROSARIO. FUERTEVENTURA. 928.850.519 APERTURA De 9,00 h. a 13,00 h. De 18,00 h. a 19,30 h. CONFESIONES Todos los días a la 18,00 h. EUCARISTÍAS Domingo 9,00 h. y 11,00 h. Lunes a domingo 19,00 h. NOTA: Cualquier Parroquia, Arciprestazgo, Movimiento, Asociación, Colegio, etc. que quiera peregrinar a un Templo Jubilar deberá ponerse en contacto con el responsable del lugar a donde quiera acudir para fijar fecha y hora. 14
OracióndelPapaFrancisco paraeljubileodelamisericordia Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación. Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena del buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: Si conocieras el don de Dios! Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso. Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: 15
haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios. Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos. Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Sant por los siglos de los siglos. Amén. 16
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