TEMA 5 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL: EL REINADO DE ISABEL II Y EL SEXENIO DEMOCRÁTICO ÍNDICE 0.Introducción 1. La implantación del liberalismo: el reinado de Isabel II (1833-1868) 1.1 El problema del carlismo: la tradición y la cuestión foral 1.2 La aparición de los primeros partidos políticos 1.3 La evolución política del reinado 1.4 El proceso constitucional: del Estatuto Real a la Constitución de 1845 2. Las grandes reformas económicas de signo liberal 2.1 La liberalización del mercado de la tierra y las desamortizaciones 2.2 La reforma de Mon-Santillán de la Hacienda (1845) 2.3 La ley general de ferrocarriles (1855) 3. Los cambios en la estructura social 3.1 De la sociedad estamental a la de clases 3.2 Las nuevas clases sociales 4. La búsqueda de alternativas a la monarquía isabelina: el Sexenio democrático (1868-1874) 4.1 La revolución de 1868 4.2 La constitución de 1869 y la regencia de Serrano (1869-1879) 4.3 La monarquía de Amadeo I (enero de 1871- febrero de 1873) 4.4 La I República (febrero de 1873 enero de 1874) 4.5 La Dictadura del General Serrano (1874) 4.6 Los grandes conflictos del Sexenio 5. Los comienzos del movimiento obrero 5.1 Las condiciones de vida 5.2 Las primeras manifestaciones 5.3 La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) 5.4 El movimiento obrero español durante el Sexenio Félix Manuel Marín Irles 1
0. Introducción Durante el reinado de Isabel II se produce el tránsito definitivo al régimen liberal burgués. Se configura una monarquía constitucional, se sientan las bases de una economía capitalista y como consecuencia de lo anterior se conforma una nueva sociedad de clases. Sin embargo la monarquía isabelina se fue volviendo cada vez más reaccionaria, contando solo con el apoyo de la oligarquía económica del país. La revolución de 1868 provocó el derrocamiento de la reina e inició un proceso democratizador conocido como el Sexenio Democrático o Revolucionario. Pese a sus elevados ideales el Sexenio fue una etapa de intensa crispación política y social. Fue incapaz de establecer un sistema político estable: de un gobierno provisional se pasó a una regencia, de esta a una monarquía, para acabar proclamando una República que tuvo cuatro presidentes en un año y acabó con una dictadura. Se preparaba el camino para una nueva solución conservadora: la restauración de la monarquía borbónica. 1. La implantación del liberalismo: el reinado de Isabel II (1833-1868) 1.1 El problema del carlismo: la tradición y la cuestión foral El carlismo defendía a ultranza el mantenimiento del Antiguo Régimen y a Carlos María Isidro y sus descendientes como opción dinástica. En su ideario político destacan cuatro principios: La tradición política del absolutismo monárquico La práctica de un catolicismo excluyente y el poder eclesial La idealización del medio rural Defensa de los fueros tradicionales de vascos, navarros y catalanes Contaba con dos apoyos básicos: el clero y el pequeño campesinado, sectores que se veían amenazado por las reformas liberales. Dentro de su ámbito de influencia geográfico destaca su arraigo en las zonas rurales de Vascongadas, Navarra, Aragón, interior de Cataluña y el Maestrazgo. Los carlistas iniciaron tres conflictos armados, los dos primeros en tiempos de Isabel II, que pusieron en riesgo la estabilidad del reinado. La I Guerra Carlista (1833-1840) provocó cerca de 200.000 muertes, se inicia a los pocos días de morir Fernando VII cuando los carlistas proclamaron rey a Carlos María Isidro. Fue una contienda civil con proyección exterior. El Tratado de la Cuádruple Alianza (Inglaterra, Francia y Portugal) apoyaron a Isabel II. Félix Manuel Marín Irles 2
Ambos bandos contaban con generales de prestigio, Zumalacárregui y Cabrera por el bando carlista, Espartero de parte isabelina. Éste hecho alargó la duración del conflicto. El agotamiento carlista provocó la división en su seno entre intransigentes y moderados, encabezados por Maroto. Mediante las negociaciones entre Maroto y Espartero se culminó el Convenio de Vergara (1839) que ponía fin a la guerra en el norte. Cabrera resistió en el Levante casi un año más. La II Guerra Carlista (1846-1849) se prolongó de forma intermitente hasta 1860 en espacios localizados del agro catalán. Como consecuencia las guerras carlistas produjeron tres efectos: La inclinación de la monarquía hacia el liberalismo El protagonismo político de los militares. Los espadones hicieron un uso abusivo del pronunciamiento Los enormes gastos de guerra pusieron en graves apuros a la nueva monarquía liberal 1.2 La aparición de los primeros partidos políticos A comienzos del reinado de Isabel II surgen los primeros partidos políticos: El Partido Moderado, con el mando del general o espadón Narváez. Contaba con el apoyo de los grandes terratenientes, la alta burguesía y la clase media alta. Defendían las concepciones del liberalismo doctrinario francés: soberanía compartida, amplios poderes al monarca y limitación de los derechos individuales del ciudadano El Partido Progresista, cuyo espadón era el general Espartero. Tenía su base social en la pequeña y mediana burguesía, empleados y artesanos. Propugnaban la soberanía nacional en las Cortes con limitaciones del poder del rey A mediados de siglo aparecieron otros dos partidos: El Partido Demócrata, surgido de una escisión progresista. Integraba a los progresistas más radicales, republicanos y los primeros socialistas. En su manifiesto de 1849 defendían la soberanía nacional y el sufragio universal, la libertad de conciencia, derechos de reunión y asociación, instrucción primaria universal y gratuita e intervención directa del estado. Nunca participó en el sistema político isabelino. La Unión Liberal, encabezada por O Donell, se erige como partido de centro con vocación de erigirse en alternativa. Félix Manuel Marín Irles 3
1.3 La evolución política del reinado Ante la ausencia de una burguesía realmente fuerte el único grupo capaz de apoyar a la monarquía era el de los militares liberales. El reinado de Isabel II se definió por la alternancia entre progresistas y moderados en un marco de inestabilidad política acentuado por los constantes pronunciamientos militares. La primera década del reinado de Isabel II coincide con su minoría de edad (1833-1843), en la que actuaron como regentes su madre María Cristina (1833-1840) y el general Espartero (1840-1843). Fue una etapa de consolidación del liberalismo, proclamación de la Constitución de 1837 y triunfo sobre los carlistas. Durante el reinado personal de Isabel II se produce el predominio absoluto de los moderados en la práctica política. Durante la llamada década moderada (1844-1854) el régimen dio un giro hacia posturas cada vez más conservadoras que se plasmaron en la Constitución de 1845 y el Concordato con la Santa Sede de 1851. Los moderados solo estuvieron fuera del gobierno en dos ocasiones: Durante el bienio progresista (1854-1856) los progresistas acceden al gobierno por medio del pronunciamiento de O Donnel, la Vicalvarada Durante el gobierno centrista de la Unión Liberal (1858-1863), donde el país se ve envuelto en acciones militares en el exterior (expedición a Marruecos, Conchinchina, México o el Pacífico) 1.4 El proceso constitucional: del Estatuto Real a la Constitución de 1845 El principal objetivo político de la revolución liberal era poner fin a la monarquía absoluta e implantar un régimen de monarquía parlamentaria y constitucional. Tras los intentos fallidos de Cádiz y el Trienio este objetivo se logró en el reinado de Isabel II. El Estatuto Real de 1834 representó una solución de compromiso entre el absolutismo y el liberalismo. Se trataba de una carta otorgada, una concesión de la reina en un acto de soberana voluntad. Su contenido se centraba en la reforma del modelo de Cortes del Antiguo Régimen: Las Cortes sería bicamerales, con un Estamento de Próceres, designado por el monarca y un Estamento de Procuradores, elegible entre personas de cierto nivel patrimonial por sufragio censitario. Ambas tenías más función consultiva que legislativa, eran convocadas, suspendidas y disueltas por el monarca. La Constitución de 1837 nace del pronunciamiento progresista protagonizado por la Guardia Real en la Granja que obliga a María Cristina a proclamar la Constitución de Cádiz y a convocar Cortes Constituyentes. Las nuevas Cortes ostentaban un dominio claro de los progresistas, el nuevo texto constitucional se hallaba a medio camino entre el texto gaditano y el Estatuto Real. Félix Manuel Marín Irles 4
La gran importancia de la Constitución de 1837 es que implantaba de forma definitiva el régimen constitucional en España. Tenía elementos de ambos extremos políticos, para contentar a los progresistas: principio de soberanía nacional reconocimiento de derechos ciudadanos división de poderes importante papel de las Cortes limitación del poder monárquico Para contentar a los moderados: Sistema bicameral con Senado electo por el rey y Congreso de los Diputados por sufragio directo Poder al rey para convocar y disolver las Cortes Capacidad regia de vetar las leyes de forma definitiva Mantenimiento del sufragio censitario La Constitución moderada de 1845, pese a presentarse como una reforma de la anterior sirvió para dar satisfacción a las pretensiones del Partido Moderado. Anuló los aspectos más progresistas del texto constitucional de 1837. Ejemplo fue el paso a la soberanía compartida y el aumento de poderes del monarca. Restringe el cuerpo electoral, solo el 1% de la población podía votar. Se trata de una constitución conservadora que garantiza el control del país por parte de las oligarquías. 2. Las grandes reformas económicas de signo liberal 2.1 La liberalización del mercado de la tierra y las desamortizaciones Durante el Antiguo Régimen gran parte de las tierras eran inalienables, bien al estar amortizadas, bien por ser parte de mayorazgos. Para liberalizar el mercado de la tierra se adoptan tres medidas fundamentales: La supresión de los mayorazgos (1836) la abolición del régimen señorial (1837). Uno de los grandes problemas residía en que se podían diferenciar dos derechos diferentes: el dominio útil, que permitía al campesino explotar la tierra y transmitirla a sus herederos; y el dominio eminente del señor que podía exigir tributos. Ninguno se corresponde con el concepto capitalista de propiedad. Se dejó el caso en mano de los tribunales que de forma general fallaron a favor de los señores. Félix Manuel Marín Irles 5
Las desamortizaciones consistieron en la expropiación por parte del estado de tierras eclesiásticas y municipales para su venta a particulares en pública subasta. En compensación el estado se haría cargo de los gastos de culto y clero. Podemos enumerar dos desamortizaciones, sin contar con algunos precedentes del siglo XVIII: 1. la desamortización eclesiástica de Mendizábal (1837-1849): en 1835 se disolvían las ordenes religiosas, a excepción de las dedicadas a la caridad o la enseñanza y sus fincas se declararon bienes nacionales. En pública subasta salieron a la venta con tres objetivos: -Sanear la hacienda -financiar la guerra civil -convertir a los nuevos propietarios en adeptos a la causa liberal 2. la desamortización general de Madoz (1855-1867): en este caso se incluían todo tipo de tierras amortizadas: iglesia y municipios. Se pretendía reducir la deuda pública y destinar los ingresos a financiar la construcción de la red de ferrocarriles. 2.2 La reforma de Mon-Santillán de la Hacienda (1845) La reforma tributaria de 1845 fue una iniciativa de Alejandro Mon y Ramón Santillán sobre la base de las nuevas ideas liberales. Representa la definitiva superación del caos tributario del Antiguo Régimen mediante un sistema fiscal moderno, simplificado y racional, con una clara división entre los diferentes tipos de impuestos. Pese a ello no pudo poner fin a la crónica situación de déficit de la Hacienda Pública. 2.3 La ley general de ferrocarriles (1855) Durante el siglo XIX España pretendió seguir el proceso de revolución industrial que debía remover la vieja estructura económica de base agraria por otra según el modelo de Gran Bretaña, Bélgica o Francia. La primera línea de ferrocarriles que se creó fue la Barcelona-Mataró (1848). El gobierno progresista de 1855 proclamó la ley General de Ferrocarriles, conectada con la Desamortización de Madoz. El objetivo era ofrecer un medio de transporte económico que estimulase la red industrial. La ley dejaba a la iniciativa privada la construcción y explotación de los tramos ferroviarios, ofrecía todo tipo de incentivos para beneficiar la entrada de capital y material extranjero. No obstante los resultados obtenidos no fueron los esperados. Félix Manuel Marín Irles 6
3. Los cambios en la estructura social 3.1 De la sociedad estamental a la de clases La sociedad ya no se divide en estamentos cerrados, sino que todos los ciudadanos son en teoría iguales ante la ley. Las clases sociales son abiertas, existe movilidad vertical. 3.2 Las nuevas clases sociales La alta burguesía salió beneficiada de la compra de tierras desamortizadas y de la inversión en industria y ferrocarriles. La alta nobleza conservó sus títulos y se integró en los grupos dirigentes de la nueva sociedad en razón de sus propiedades y negocios. Surge una oligarquía terrateniente, industrial y financiera resultado de la alianza antes descrita. Las clases medias conformaron un grupo heterogéneo y poco numeroso en comparación con el resto de Europa. Estaba formado por funcionarios y pequeños burgueses. El campesinado seguía siendo mayoritario, con mayoría de jornaleros que afrontaban duras condiciones de vida. El proletariado urbano fue la nueva clase social en aumento en las nuevas zonas industriales, aunque aún minoritaria. 4. La búsqueda de alternativas a la monarquía isabelina: el Sexenio democrático (1868-1874) 4.1 La revolución de 1868 El descrédito del régimen de Isabel II junto a una aguda crisis económica acentuó el descontento social y abrió paso a la revolución. La crisis económica de gran intensidad se debió a una crisis financiera de las compañías ferroviarias y a un nuevo ciclo de crisis agraria, junto a un aumento del paro. La crisis política se fragua con el aislamiento de Isabel II en mano de los moderados. En agosto de 1866 progresistas y demócratas firman el Pacto de Ostende con el objeto de derrocar a la reina y establecer un nuevo sistema político. Al año siguiente se une la Unión Liberal, una vez muerto O Donnell. El 17 de septiembre de 1868 la Gloriosa se inicia con la sublevación del almirante Topete en la bahía de Cádiz, apoyado por los generales Prim (progresista) y Serrano (Unión Liberal). El movimiento se extiende por medio de Juntas revolucionarias locales y el ejército gubernamental es derrotado en Alcolea (Córdoba). Isabel II huye a Francia. Tras la constitución de un gobierno provisional presidido por Serrano se convocan Cortes Constituyentes por sufragio universal directo. Existían dos grandes bloques sociopoliticos en liza: los progresistas, unionistas y sectores moderados de los demócratas deseaban cambios políticos sin propuestas revolucionarias los republicanos, escindidos de los demócratas, deseaban orientar la revolución hacía la justicia social con el apoyo de las clases populares. Félix Manuel Marín Irles 7
4.2 La constitución de 1869 y la regencia de Serrano (1869-1879) Los electores dieron un amplio apoyo a las fuerzas gubernamentales. De esas cortes constituyentes surge la primera Constitución democrática de nuestra historia que se anticipó varías décadas a otros países europeos. Entre sus principales características: Avanzada declaración de derechos individuales: participación política, libertad de imprenta, libertad de culto, derecho de reunión y asociación entre otros, si bien la nación se obligaba a mantener el culto católico. Se proclama la soberanía nacional, de cuyo seno emanan todos los poderes. Su forma de gobierno era la monarquía. Gran protagonismo a las Cortes como máximo órgano representativo de la nación. El general Serrano fue nombrado regente, mientras que Prim se convirtió en jefe de gobierno y hombre fuerte de la época. Se inició la búsqueda de un candidato idóneo para ocupar el trono español. El elegido fue Amadeo de Saboya, duque de Aosta. Fue proclamado por una escasa mayoría en noviembre de 1870. Un sector del partido republicano, decepcionado, se inclinaba por la rebelión armada para implantar una República Federal. 4.3 La monarquía de Amadeo I (enero de 1871- febrero de 1873) Si un rasgo define el reinado de Amadeo I fue la constante inestabilidad por una serie de graves problemas: el asesinato del General Prim. el escaso apoyo de los partidos políticos, escindidos en grupúsculos, así como la aparición de dos nuevos partidos: el Constitucionalista de Sagasta y el Radical de Ruiz Zorrilla la agitación social, ligada al desarrollo del movimiento obrero El inicio de la III Guerra Carlista La Guerra de los Diez Años (1868-1878) en Cuba Amadeo acabaría abdicando y abandonando España. Félix Manuel Marín Irles 8
4.4 La I República (febrero de 1873 enero de 1874) Ante la abdicación del rey las Cortes y el Senado, en reunión conjunta, deciden proclamar la República en febrero de 1873. En menos de un año se suceden cuatro presidentes: Figueras: durante su mandato el desorden aumentó día a día Pi Margall: su proyecto de república federal se vio desbordado por la rebelión cantonal. Salmerón: dimitió porque se oponía a firmar dos penas de muerte impuestas por la autoridad militar. Castelar: Pidió poderes especiales a las Cortes para gobernar por decreto. Al perder un voto de confianza en las Cortes y ante la posibilidad que el poder recayese de nuevo en federalistas radicales el general Pavía invade el hemiciclo del Congreso, asesta un golpe de Estado y disuelve la Asamblea. 4.5 La Dictadura del General Serrano (1874) Si bien el general Serrano mantuvo las formas republicanas instauró una política represiva con claro protagonismo militar. Durante esta etapa de transición la burguesía conservadora anhelaba la vuelta del orden, que se identificaba con la restauración de la monarquía. Tras la experiencia del reinado de Amadeo el mejor candidato era el príncipe Alfonso,hijo de Isabel II, quien aseguraba una monarquía liberal sin veleidades democráticas. 4.6 Los grandes conflictos del Sexenio La etapa del Sexenio fue un momento de constante inestabilidad política y social, provocada por la concurrencia de tres graves conflictos que hacían ingobernable el país: La Guerra de los Diez Años en Cuba (1868-1878) : en Cuba existía un movimiento liberal que aspiraba en un inicio a aumentar la autonomía de la isla. La guerra se inicia el 10 de octubre de 1868 tras el triunfo de la Gloriosa en España. El gobierno español actuó con gran torpeza con respecto a Cuba siguiendo una estrategia de guerra sin cuartel con pobres resultados por los escasos recursos militares disponibles y el apoyo encubierto de EEUU a los rebeldes cubanos. La III Guerra Carlista (1872-1876) : el levantamiento en armas de los partidarios de Carlos VII en Vascongadas, Navarra, Cataluña y con menor incidencia en Aragón, Valencia y Castilla. Supuso un grave elemento de desestabilización durante el Sexenio. La insurrección cantonalista (1873): un movimiento político y social de escasa duración, pero de gran intensidad que fue uno de los principales factores del fracaso republicano. Con Pi Margall se inicia el movimiento cantonalista en Cartagena, que se fue extendiendo a otros focos. Félix Manuel Marín Irles 9
Tras el giro conservador de Salmerón los cantonalistas proclamaron el Gobierno Provisional de la Federación Española en Cartagena y declararon la guerra a Madrid. El gobierno aplicó la fuerza y fueron cayendo todos los focos de insurrección, salvo Cartagena. Los componentes ideológicos de los cantonalistas estaban ligados al republicanismo federalista, el socialismo utópico y el anarquismo radical. Deseaban establecer una verdadera revolución social. 5. Los comienzos del movimiento obrero 5.1 Las condiciones de vida Las condiciones de vida de la clase obrera eran especialmente duras: jornadas de más de 12 horas, trabajo infantil, inseguridad laboral, falta de higiene e inexistencia de servicios sociales. La situación del jornalero agrícola eran aún peor que la del obrero: salarios de hambre, paro estacional y carencia absoluta de tierras propias. 5.2 Las primeras manifestaciones Hasta 1868 el movimiento obrero español se ceñía casi en exclusividad a Cataluña con manifestaciones violentas, como el incendio de la fábrica El Vapor de Barcelona y la aparición de mutualidades obreras. Las agitaciones campesinas se dieron en Andalucía, zona de latifundios y jornaleros y se veían acuciados por el hambre. La Guardia Civil aparece en 1844 para atajar estas prácticas, asegurar la propiedad y el orden en el medio rural. 5.3 La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) se fundó en Londres en 1864 con el objeto de coordinar y aunar los esfuerzos obreros en su lucha contra el capitalismo. Junto al pensamiento marxista surge también una corriente anarquista encabezada por Bakunin. Anarquistas y marxistas diferían en la concepción de los objetivos y los medios: abolición del estado y rechazo a la formación de partidos obreros por los anarquistas, estado marxista y participación en el sistema político burgués de los marxistas. Las divisiones fueron continuas hasta que en 1872 se produjo la definitiva escisión en el Congreso de la Haya. Los anarquistas reivindicaron ser los continuadores de la AIT, I Internacional o Internacional Anarquista. Los socialistas acabarían fundado en 1889 la II Internacional en París, la Internacional Socialista. Félix Manuel Marín Irles 10
5.4 El movimiento obrero español durante el Sexenio El reconocimiento de la libertad de asociación durante el Sexenio permitió emerger a las organizaciones obreras. Fanelli, discípulo de Bakunin, acudió a España y creo dos secciones anarquistas: una en Madrid y otra en Barcelona. En 1871 Paul Lafargue, yerno de Marx, recondució al marxismo a la sección madrileña. Entre ellos estaba el tipógrafo Pablo Iglesias, futuro fundador del PSOE. El movimiento obrero español se escinde, con claro predominio de la corriente anarquista. Tras el golpe de estado de Pavía la dictadura del general Serrano decretó la ilegalidad de la AIT y de las asociaciones obreras. Félix Manuel Marín Irles 11