Discurso Almuerzo del Día del Petróleo y del Gas 2011 Ernesto A. López Anadon Presidente del IAPG En representación de todas las entidades organizadoras Señoras y señores, Hoy nuestra industria festeja 104 años de actividad en el país. No muchas industrias ostentan tantos años de permanencia y pocas se rejuvenecen permanentemente como la nuestra. En ese sentido, hoy ya estamos hablando acerca de nuevos proyectos que la industria ha encarado, pero creo que antes de referirme a ellos es necesario recapitular sobre lo mucho hecho hasta ahora y sobre la situación actual del sector. Luego de estos más de cien años de explotación de nuestras cuencas tradicionales, nos encontramos aún hoy produciendo cifras anuales significativas de petróleo y de gas. Alrededor de 47 mil millones de metros cúbicos de gas y de 35 millones de metros cúbicos de petróleo son volúmenes relevantes aún a escala internacional. Si excluimos a los pocos países donde se concentran las grandes acumulaciones de petróleo del mundo como son los países miembros de la OPEP, América del Norte y la ex Unión Soviética, la Argentina se ubica en el 11 lugar por su producción de petróleo. En lo que respecta al Gas Natural, nuestro país como productor se ubica en el 21 lugar. Es decir que aún sin formar parte del restringido grupo de los grandes países productores de gas y petróleo, Argentina ocupa posiciones de vanguardia por su producción de hidrocarburos. Pero también debemos destacar que hoy contamos con una importantísima infraestructura de procesamiento, transporte y distribución, tanto de gas como de petróleo, que se extiende a todo el territorio nacional. Argentina cuenta con una gran capacidad de refinación de petróleo. La misma nos permite procesar más de 100.000 m3 por día, ubicando a nuestro país en el lugar 12 dentro del ranking de los 74 países en desarrollo que poseen capacidad de refino. Cabe señalar que además, en los últimos años, las empresas refinadoras han desarrollado un parque de procesamiento de alta complejidad y nivel tecnológico adecuado para la obtención de productos de alta calidad y que se adecúan a las normas de cuidado medioambiental. En transporte y distribución de gas contamos hoy con más de 143.000 kilómetros de cañerías y más de 7.600.000 clientes, lo que nos ubica dentro de los 11 primeros países a nivel mundial en desarrollo de infraestructura y entre los 10 primeros en número de clientes atendidos.
Los niveles de producción de petróleo y gas y la infraestructura mencionadas se han logrado mantener a través de permanentes mejoras e inversiones en pozos, instalaciones, plantas, sísmica, tuberías, etc. a pesar que en muchos casos la rentabilidad de dichas operaciones ha sido nula o negativa. Tengamos en cuenta que nuestra producción se obtiene de cuencas y yacimientos muy maduros, que geológicamente están destinados a declinar, con la mayoría de nuestros yacimientos bajo sistemas de recuperación secundaria por inyección de agua o con compresión de baja y media presión para el caso del gas. Basta ver algunas cifras. En los años 70, había 5323 pozos productores de petróleo con una media diaria por pozo de 11.7 metros cúbicos. Hoy se produce de unos 22.200 pozos, más del cuádruple que antes y a un promedio diario de 4 metros cúbicos por pozo, o sea la cuarta parte de la productividad por pozo que en el pasado. Y algo similar ocurre en gas, donde con 217 pozos productores se llegó a un pico diario de 237.000 metros cúbicos por pozo en los 80, básicamente por los desarrollos de Loma de la Lata y el offshore Austral. Hoy se produce de 2030 pozos, casi diez veces la cantidad anterior, con una media diaria de 62.000 metros cúbicos por pozo, casi la cuarta parte de la productividad anterior. Sin embargo, la industria ha sido hasta ahora capaz de mantener sus niveles productivos, para poder abastecer al máximo posible la creciente demanda del país. En los últimos veinte años, hemos producido un 27% más de hidrocarburos que lo producido en los más de 80 años que pasaron desde su descubrimiento en 1907 hasta 1990, que se desdobla en casi la misma cantidad de petróleo producido y el doble de gas natural. También se incorporaron reservas por una cantidad que representa el 73% de lo incorporado en aquel extenso período, con todas las cuencas por explorar y con yacimientos con mayores productividades que las actuales. Este porcentaje se ha visto disminuido solo por el descubrimiento en el período anterior de Loma de la Lata, uno de los yacimientos más grandes de América y relevante también a nivel mundial. Este excelente desempeño de la industria en estas dos últimas décadas se dio en el mencionado contexto de campos maduros, lo cual pone de manifiesto el esfuerzo, la inversión y el nivel tecnológico aplicado en nuestras operaciones. De cara al futuro hay aún otras actividades, muchas ya en marcha, que sumadas a la actividad actual, permitirán aumentar el potencial hidrocarburífero del país.
Estas actividades son la recuperación terciaria, la exploración de frontera y la explotación de reservorios no convencionales. Me quiero referir a ellas. En primer lugar la mejoras tecnológicas para incrementar el factor de recuperación final de petróleo en yacimientos maduros que ya se están aplicando en el país, a lo que adicionamos la aplicación de nuevas técnicas de recuperación asistida. En el año 2009 el IAPG firmó un acuerdo marco con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva para generar programas de desarrollo tecnológicos en temas que fueran de interés de las empresas socias. Hoy el primer programa para desarrollar tecnologías en recuperación terciaria está en marcha, y se está llevando a cabo con las universidades de Cuyo, Comahue y Buenos Aires. Quiero destacar especialmente el compromiso de los funcionarios del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y al grupo de seis empresas, YPF, PAE, Pluspetrol, Tecpetrol, Chevrón y Petrobrás que apoyan y participan activamente de este programa. Esta iniciativa es muy importante para mejorar la recuperación final de petróleo. De tener éxito, puede agregar importantes reservas a los yacimientos actuales. Con respecto a la exploración en cuencas no tradicionales, llamada de frontera, quiero mencionar que hace muy poco un consorcio de empresas que operan en Argentina, YPF, Petrobras y PAE, emprendieron la costosa perforación de un pozo exploratorio en la cuenca de Malvinas en aguas del Atlántico Sur donde las condiciones climáticas y del mar son consideradas como una de las más rigurosas del mundo. También cabe mencionar que hay iniciativas para explorar otras cuencas tanto marinas como continentales, iniciativas que esperamos que tanto los gobiernos provinciales como nacionales alienten para que tengan continuidad en el tiempo. Por último tenemos la explotación de los reservorios no convencionales, comúnmente mencionados como shale oil, shale gas o tight gas. Ya hay experiencias de pozos perforados y puestos en producción en la cuenca neuquina realizados por YPF, Apache, Pluspetrol, TOTAL, Petrobrás, Capex, entre otras, tanto de gas como de petróleo que confirma la viabilidad de explotar los mismos. A esto se suma la asignación de nuevas áreas por parte de la provincia del Neuquén que también ha atraído a otras empresas como ExxonMobil, EOG Resources, Chevron, PAE, Wintershall, APCO, etc. Se ha hablado extensamente del enorme potencial que tienen nuestras cuencas para la explotación de hidrocarburos de estas formaciones no convencionales.
Los pozos realizados en ellas a la fecha y con resultados altamente positivos, abren enormes posibilidades para desarrollar reservas a partir de este tipo de formaciones. Pero hay que tener en cuenta que hoy más que nunca, todas estas actividades requerirán de un esfuerzo continuo de todos los sectores involucrados, dado que no se puede sufrir interrupciones en estos trabajos, pues, de ocurrir, la caída de producción o la postergación de los proyectos serían inmediatas. La exploración de frontera requiere de paciencia y largos tiempos, la recuperación terciaria de investigación, pruebas pilotos y nuevamente investigación para corregir resultados y la explotación de reservorios no convencionales de una perforación continua y complejas terminaciones de los pozos. Las empresas tendrán que aportar tecnología, productos y servicios y personal capacitado, esto último un bien escaso en el mundo. Y por el otro lado se requerirá del concurso y diálogo permanente de los gobiernos y las entidades sindicales con la industria para asegurar la continuidad de la actividad, evitando interrupciones que puedan causar efectos dañinos en las mismas. Es mucho lo que hay por hacer, la industria cuenta con los recursos para afrontar la tarea y hoy podemos ver que con la implementación de ciertas políticas por parte del gobierno, como son los programas de gas plus, petróleo plus y refino plus, hay un camino a recorrer que permitirá encaminarnos para alcanzar los objetivos que como país debemos priorizar. Otra medida que va en el sentido correcto es el anuncio del gobierno del inicio de un cambio en la política de subsidios. Si bien nuestra industria hasta ahora ha subsidiado a otros sectores y no es beneficiaria de ningún subsidio, creemos que transparentar a la sociedad los costos reales de la energía, con el necesario resguardo de aquellos sectores carenciados que deben mantener una tarifa diferencial, además de ser una medida equitativa tendrá un beneficio cierto para las arcas del estado y por otro lado es una señal positiva para lograr generar una mayor conciencia sobre el uso racional de la energía. No quiero dejar de referirme a este tema que considero de fundamental importancia y que es responsabilidad de todos los argentinos: la conservación y el uso eficiente de la energía. Conservación y eficiencia son la forma más barata de nueva energía. Esta nueva energía es una forma rápida y económica de aumentar nuestras reservas. Todos tenemos que trabajar para cambiar los hábitos de conducta que nos lleven a utilizar de manera inteligente la energía, buscando su conservación y uso eficiente para minimizar el impacto ambiental.
Hay un punto que también es fundamental para mantener los niveles de producción de hidrocarburos, y especialmente de cara a la nueva explotación de los reservorios no convencionales. Es necesario lograr un acuerdo entre los actores de la industria, especialmente entre empresas y sindicatos, que permita manejar los conflictos laborales que ocurren en toda actividad industrial- dentro de un marco que no afecte la eficiencia y economicidad de la operación, resguardando el patrimonio del país y el fluido suministro de hidrocarburos. También queremos destacar la reciente sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmando que el gas consumido en beneficio de las operaciones del yacimiento no paga regalías, ratificando la existencia de un balance entre los diferentes poderes del estado, balance necesario para una industria como la nuestra que precisa de reglas claras y de estas certezas para proseguir invirtiendo en el largo plazo. La Argentina tiene la suerte de contar hoy con una industria lo suficientemente diversa, con los recursos tecnológicos y financieros necesarios, con gente perfectamente capacitada en las nuevas tecnologías y con un sector con vocación de invertir, que permitirá encarar estos desafíos en forma sustentable. Hemos transitados una primera etapa signada por la exploración en cuencas aún jóvenes y los grandes descubrimientos de sus yacimientos. Una segunda etapa en la cual la industria enfrentó un crecimiento importante de la demanda y la consiguiente necesidad de mantener e incrementar los niveles de producción de yacimientos que en su mayoría están en su etapa de madurez y declinación, al tiempo que debió desarrollar mayor infraestructura para el transporte y la distribución. Por delante se nos abre una nueva etapa, donde predominará el uso de tecnología de avanzada y que nos propone desafíos que son una oportunidad única para iniciar un nuevo camino de nuestra industria hacia otros cien años de explotación de nuestros recursos de gas y de petróleo. Muchas gracias