DOCTOR FEDERICO C. AGUILAR



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Transcripción:

ULTIMO ANO UF. POR EL l'he::idlteiw DOCTOR FEDERICO C. AGUILAR 1885 BOGOTA IMPRE~TA DE IGNACIO BORDA

INTRODUCCION ley: El Congreso de 1880 di6 en mi favor la siguiente Art. ].0 Como UIl ostímulo á. los escritores colombianos que so hallen fuera do la Patria, y como nn premio al sefior doctor F'ederico C. Aguilar por su labor reciente, (le lwci'r'a concr,cl' ventajosamente en la América dol Sill', se le comi~iona para qne continúo su patriótica tarea en la República de~lé~ xico y on las de Centro-América. Art. 2." Los escritog del doctor AgIÚICL1' relativos al asunto de quo se tl'ata en esta ley, se publicarán, desdo la sanción de ela, del modo y en h1 forma que lo juzgue mat; conveniente el Podel' Ejecutivo. Art. 3." PMU los efectos expresados se pagará del Tesoro nacional al soüor doctor Aguilar la, cantidad de ochocientos pesol; (:) 800) como viáticos de ida y 'ogl'oso; y la de doscientoi posos ( ~ 200 ) mensuales durante un aüo, ùesù,e que so ponga ell marella. Art. 4. No obstanto la dispuest-:> en los artículos anteriores, facúitase al Podel' tjjecutivo para que, si la tieue á bieu, y poniéndo;q de acuerdo con el ù'octor Aguilar, pneda emplearlo en algún t 'abajo científico, literario, industrial ó de fomento en el país, á voluntad del doctor Aguilar, quien puede acoptar ó no esta. dcsignación, ó cumplir la. comisión de que hablan los artículos 1." y 2." Art. 5, Pal'a los efectos económic08 de esta ley, se consi-.

-4- deran incluídas en el l'resu~lue~t.o de gast.os respectivos, las cantidades á que ella se retiel'e, Art. 6." Sancionaùa quü sea esta ley, el Poder Bjecutivo dispondrá lo conveniente pal'a quo comience á cumplil'se inmediatamente,. Dado en Bogotá, :i 13 ail.j ulío de J 88ù, El Presidente del Senado de Plenipotonciari,-,<;, :M. M. CMII'Il!). El Presidente do la Cámara do Representantes, RICAIWO X ;~Eï.. El Secretario del Senado de Plenipotenciarios, Jnlío E. Pérez. El Secretul'io de la Cámara de Representantes, Antonio José llestrepo. Poder Ejecutivo nacional~.-bogotá, 14 de Julio de 1880. Publíquese y ejecútese. El Presidente de la UlliÓn, (L. S.) HAE'AET.J NUXEZ. El ~c~i'etarío dû Instrucción p4blica, eneal'gado del Despaèho de Gobierno, M. AMADOR FIERRO. Este honor, que ni busqué ni procuró, sino que esquivé en una carta e:-;crita desde Cali al schor Isidoro Laverdc Amaya, porque no gusto sangrar Ull Tesoro casi exhausto como el nuestro; este horior y la ley que me lo conferta no me impuso m4s deber que el de hacer conocer ventajosamente á la Po,tria en México y en Centro-América. ;\.llnque el segundo artículo citado habló de escritos relativos al asunto de qua trata la ley, y que se puuicarian del modo y en la forma que lo juzgue más conveniente el Poder Ejecutivo; con todo,

-5- éste no me ha dicho una sola palabra, ni ha manifestado ell qué forma ó de qué modo cree más conveniente el que se publiquen esos (~scritos. Pcro, llevado del sincero deseo que siempre he tenido, de que la Patri~t ocupe en la Am~rica cspañola el alto lmesto que le corresponde por más de un título, dirigí il El Pasatiempo de Bogotá cuarenta y cinco revistas que vicron la luz en 1882 y 1883, publiqué el año paí'ado una obra Útulada: Colombia en presencia de la~ Repílúlicas Mspa'iw-amcricanas y escribí much08 estudios sobre Colombia en los pcríodicos de :Jléxieo. En mí poder quedan todavía otras diez y nueve revistas redactadas durante el ufto de 1883, en ~Iéxico, Siluo, LeÓn, Guanajuato, Coxcatlan, Orizaba,,Talapa, Habana y Santiago de Cuba. Estas son las que me propongo publicar ahora, tales como las escribí entonces. En cllus notarán mis lectores las amargas reflexiones que it las veces me sugería el patriotismo contristado al ver los grandes progresos de.méxico y los casi nulos de Colombia, no obstante sus numerosos y variados elementos de progreso. Ese mortificante contraste luc irritaba, y yo dejaba correr la pluma empapada en indignación contra los círculos políticos que tantos daños hacen á la Patria y que son la causa de su auarquía, corrupción, atraso y descrédito. Pero, cs preciso advertirlo, yo no culpo á todos los colombianos: nó, de ninguna manera. Considero dividida á Colombia «,u dos clase..,;muy diversfls: la una, formada de l~~inmcllsa mayorú~ de la N ación, está compuesta de los

-6- ciudadanos pacíficos, honrados y patriota~; IH otra, constante de la minoría, tiene en su seno hombres ambiciosos, inquietos, intolerantes, pendencieros, egoístas, ociosos, dados por oficio (t la política, soñadores, uta,: pistas, y más amantes del pa.rtido que de la Patria. En consecuencia, Illis acusaciones caen exclusivamente sobre los Últimos, en defensa de los primeros, víctimas de tantas intrigas, agii.acioncs y guerras civiles. La holgazancl'ía, por desgracia, l~silltís común, y debemos decirlo con franqueza.ydolor; 110 Itay país en el mundo donde tanto predomine esa I/uestra endémí,;a y epidémica enfermedad. Este pueblo, relativamente moral, no es; ni asesino, Hi ladrón, ni crapuloso en grande escala; al contrario, sobrio, hospitalario, sufrido )' generoso, se distingue por su inteligencia y carácter entusiasta entre todos los dem{u, pueblos americanos. Mas, la pereza le domina, el ocio le encanta, la inacción lc cncr\'u }' el gusto por las divcrsiones le seduce. La gran riqueza de nucstro suelo, su fertilidad sorprendente y el clima ùelicioso nos hacen idólatras del dolce far niente. la inteligencia, la imaginación ardiente, la susceptibilidad nerviosa, exageraùas, tornan á muchos en díscolos, envidiosos, intolerantes y camorristas. Diré cuatro palabras sobre la as.ignación que hizo en mi favor el Congl'eso de 1880. ~\. fines de ese año recibí en Cali S 400, Y ellg de Enero de 1881 di principio al cumplimiento de la comisión. Siendo el;;acantidad insuficiente para continuar recorriendo las Repúblicas de Centro-América, me regresé de Costa-Rica á

-'1- fines de Enero, con la esperanza de hallar en Punamll alguna ::illl1111 remitida allí desde esta capital, para continuar el yinje. X o habiéndoin encontrado, y estando l'~ca~() de dinero, re~olví pashr á Caracas, ciudad dc clima 111(:no;;Illfllsano, con ci obj eta de esperar fillí a 1- gana reme:;a del (~obierno. E",tn.llO pudo llegarll1e :;ino hasta IlH diados ùe Julio, fecha en que recibí $ 800. 1\'l'dic1o~ ya --ci,.,meses en esperar, no me fué posible 'ecol'rer las otras HepÚhlicas de la ~\.múica Central y IIlC dirigí lí ;.Jéxico. Ell Puebla recibí, al terminar el ano de 1881, i? l,ooo; á mediados de 1883 percibí en Gnanajuato $ 100, Y l\' tines (18 ese mislllo año, fi 268. Sumadas estas cantidadc~, dan $ 2,8G8. Los restantes S 332 que faltall Ü S 2,868 para sumar los8 3,200 sefialaùos por el Congreso, :;e perdieron en el descuento ae las letras y (ollin conversión de la moned<t cie plata colombiana en oro extranj era. En CoIÚJ1,dOl1(lerecibí los $ 800, no encontr(~ vapor que zaj'para para Vel'Ucruz, y víme obligado tldirigirlllc ll Xueva Orleans con el fin de tomar allí el de la línea,tte.1'(lwlel'. Este no salió por estar sometidos lí cuarentena los buques procedentes de las costas de México. Me ví, puch,cil la m~cesidad de pasar ll X lleva York pam tomar allí un vapor que, pasando por la Habana, llegase á Veracruz. Ell ese viaje tuve la desgracin de que me robasen $ 360 en un hotel de Filadclfii, y $ 37, oro espai1ol, en la Habana. Me queuaron, pues, reducidos los $ 3,200, asignados por el Gobierno I tí $ 2,471.

-8- La sangría de $ 3,200 que en mi fa VOl' se hizo al Tesoro nadonal, quedaba restafiada: Ill, con los $ 1,000 que en la guerra de 1876 se me impusieron r-omo empréstitoforzoso,cantidadqueaun nose me ha reconocido ni pagado, yque deb( tomar, por un año, al ~uterés del dos por ciento mensual; 2 g, con los $ 411 que pagué al que hizo lus gestiont's para qne se me devolviese la casa embargada por el Gobierno de la RepÚblica, y los S 85 dados al de Cllndinamarca para que me otorgase la escritura; y finalmente, 3r, con los S800 gastados en componer esa misma casa, tan maltratc:'"ldat'il el ataque que se hizo á los cuarteles de San Agustín en la revolución de 1861. Era, pues, una justa y disimulada devolución que me hacía el Congreso en nombre de la Patria. Hago estas cuentas, tanto porque en los países republicanos se debe dar raz6n al público de las cantidades percibidas del Tesoro nacional, las que ropresentan el sudor del pueblo, cuanto por haber sido atacado Ó ~atirizado por algunos periódicos de esta capital, con motivo de la comisión conferida por el Congreso, Bogod, 15 de Mar7.0 de 1885, f /r:. ft

.Mé~icO, Enero 1.0 de 1883. Señor Redactor de El Pasatiempo. No hay COila más triste para un colombiano que vive en el extranj01'o y que a.gual'da ansioso lil llegada del paquete con el fin de saber algo do Ja Patria; no llay cosa más kiste, ùigo, qlle el Jecl' los pel'iódicos ùe Colombia, con algulluq honrosas Bxcppcioncs. Lo qlle sc busca de pre[el'encia en ellor son noticias acerca de Jas feltoeaniles en construcci{ n, de la mejora y ltmpliamiento de la navegación liuvial, dûl desarrollo dcl comercio y del exceso de las ex r01'taciones sobl'e las importaciones, del pel'feccionamiento (le la industria y del plantamiento de talleres de Al,tes y Oficios, ote. i Vana esperanza! La mayoi' pal'te de nuostra premia no hace sino dl'~gai:íitarse en las ;;ag,l1'l'eras políticas qllo promueven los ambiciosos y los inquietos para desacreditar, empobrecer y tmstomal' un país de gram(\;s elementos y de espléndido porvenir, como la es el nnestro. Cierto día comprometí á un mexic,mo á que tuviera la paciencia de!ijarse en varios níimeros de nllestl'n. prensa j él acccdi() y, dcspué!> dc leerlos con tl~~enl'ióll, exclamó: " Qué pe1eaùores y mitoteros (uoclinchel'os ) son sus pitis:wos I No creo qua on toda la América p-sp:tñola, ni ('n todo 01 mundo, haya un país donùo tanto disputen, char'len y peléen como en Colombia. l'ci'o, supongo, añadió para dorar I:t pílùora, qno sólo sean cuatro ilolgaílunes ambiciosos los quû tanto bregan, y qua b g 'an mayoría del país se esfuel'íltl en ponúr Ii su Patria aj nivel de bs otras RepÚblicas, construyendo ferrocarriles, dcsal'l'o]]ando el comercio y alentando la industria nacional..al Jeel' estos sus periódicos, y al ver el odio, la hiel y la pasión con qlle t l radical ataca al consel'vador y ci consorvador al radical, (oste al indepf'ndiento y el independionto al radical 2

-10- se me viene á las mientes aquel episodio de la vonta de Don Quijote: 'y como suele de:cirse, el gato al rato, el rato tí. ]a cuerda, la cuerda a] palo, daba el arriero á Sancho, Sancho á la moza, la moza á él, 01 ventero á la moza, y todos menudeaban con tanta prisa, que no se dabad punto de reposo." Qué debía yo responder á una observación tan exacta y verdadera, obser\'ación quo brota espontáneamonte do la lectura de ]a mayor parte de los órganos de nuestj u prensa? í Por Dios, quo seamos cuerdos y patriotas, ó por ]0 menos qno tengamos vergüonza! Nos vamos haciendo los Quijotes de la América española y, mientms las demás Repúb]icas conen en alas del vapor á ponerse á la vanguardia, nos quedamos re7.agados con nuestras sempiternas é incorregibles ;;agarrera.~ políticas. Sill embargo, como la he venido probando en todas mis anterioros cartas, nuestra Colom bin, tiene miís elementos intelectuales, morales y m:l.teriales que ninguna otra para ser la primera, y, si no la es, tienen la eulpa. lo~; politiqueras, agitadores y ambicios(,s que desgarran la'i ontmïias de la Patria. Por qné la manía política ha invndiùo lí. Colombia como nna epidemia peor cluo el vómito y que el cólera? Porque entre nosotros hay mneho holgazán que no quioro trabajar para comer el pan con el 8udor de.9u -rostro, y prefieren los destir.los para vivir en hl inacción y comodidad. Como los dostinos no alcanzan para tantos papamoscas y vampiros, neces'1riamente resulta de allí el bregar y disputnr y luchar sempitornamente. Para mí tengo, que entre n080tros, salvas pocas excepciones, la gente honrada no se encuentra, en ninguno de los partidos, entre los que se llaman políticos de profesión ó pnrtído belige-?'ante. Yo no aconsejo al generoso, inteligente y bravo pueùlo colombiano qu!} haga con esa maldita ralea do politiqueros irreconciliables la que hizo el populacho limollo con los herma-

-11- nos Gutiénez, á sauer: l1.1'l'astl'arlos pal' las calles, colgarlos on las torres de la Catedral, q 11Omarlos en la Plaza.Mayor y comc1'o-e 8118 chicharrones; nó, eso es inmoral, eso es bál'baro, eso es cobal'do y reprobado pal' el r;vangelio; pcl'o, sí les aconsejaría, quo hicieson un 1"od ;o gcne1'al y juntasen todas esas daiïiuas alimlllïas que, con ells discnrdias, disputas y rencillas tienen envenenada. la atmósfera de Colombia é impiden su progreso y bionestul'; que bien cu:itodiudas las condujosen lío los Lbnos de Casanrl.l'e Ó tí la Goag l' ~, pan (lue osos salvajes do lovita aprondiesen corùul'il y amor á hl, Patria de los salvajes de arco y do flecha, Nadio se al'l'edre con lil. respetabilidad de las notabilidades políticas, ni hagf\ caso de ln. bandera que enarbolan, ni ponga miontos on la c.;aus 1 de que ellos so dicen ddellsol'os. 'L'oùos son pl'etextos; Sil bandera. no es otn\ qnc la del egoísmo. I A los Llanos con ellos! AHí sólo barbarizlu'ía1 á llll puùado de salvajes, micntras aquí mantienen toda. una rica, granùc é importanto nación aherrojada en el atraso, en la miseria, on el esm'édito y on el aniqnilamiento, Imploro ci anxlio <lo los hombres honraùos y patriota;; para qne me ayndon á ammcnr de cuajo esa planta maldita do la ùiscordia que nos ya consnmiendo con sus revolnciono;;, disputas, chm' la, inquietudes y zozobras de setenta y dos ailos. i A la Goagira con los polil'i'l crus sin oficio! Pero, dejcmos ostas materias desagl'adables y pasomos á docir algo de la que más llama la atonción eu los actuales mo_ mentos en este país, que ha abjurado la discordia pol1tica para entregarse, cnol'po y alma, á un prodigioso desarrollo material, ayudado por sus vecinos los anglo-americauos. Y, eutre paréntesis) no habrá entro tantas y tau bieu cortadas plumas como honran eso país; no habrá eutre sus muchos ingenios salerosos.y llenos de chispa un Cervantes colombiano que ridiculico/ persiga y destruya esa 'manía politiquera de que adole

-12 - ce nuestra Patria, manía mil veces más dañosa, funesta. y ridícula que la de la antigua. caballería errante? Tipos, aventuras, episodios y cscenas eminentemente risibles, eminentemente quijotescas, abundarían bajo la pluma. del escritor de talento que estudiase nuestras zambras, nuestras francachelas polít'iea,']. Pero, hablemos ùe :México. Oiga usted cómo jllzga un periódico fl'ltllcés tí este país. Ji Econom'íste frœnr:ais dice, bajo el mote" Un pays qui se relève": «Desde su emancipaci6n, México no había conocido la paz interior. Em la tierra clásica de los pronunciamientos, de los golpea de mano militares, de las dictaduras sangrientas, de los imperios efímeros y del bandolerismo. En medio de ese desorden que había pasado al estado crónico, los Gobi0rnos hacían, poco más 6 menos, tanto mal como bien: el pillaje, las concusioncs y las exacciones entraban en el procedimiento ordil'lario ùe las administraciones. Entre el ejército, il la policía, y los bandidos, que debían roprimir, no había difurencia. La Hacienda iba cayendo y~ levantando, yeso cuando el dinoro de la condl/da (*) no era robado on el camino. Los empleados, oficiales y soldados, no siendo pagaùos por el Estado, se pagaban ellos mismos tomando dinero y víveres donde los encontraban. A penas se ocupaban de trabajos públicos, do caminos de hierro <Í de mejorar las simples carreteras; la industria era nula, el cnl tivo de los campos estaba abandonado y el comercio languidecía miserable; raros eran los inmigrantes, pues se necesitaba esta?' endemoniado para ir á establecerse en semejante país. Sin embargo, esa tierra era una de las más hermosas, de las más favorecidas por la naturaleza.. El suelo tiembla on México de cuando en cuando, la disenteria y el vómito hacen sus víctimas en él ; rit) Se llama conducta cn México 01 dinero quo se remite por el correo de encomiendas.

-13- pero, i qué prodigiosa fertilidad, qué variedad de climas y de producciones, qué abundancia de riquezas minerales, qué situación geográfica tan privilegillda! El pueblo mexicano con los defectos y vicios ùe una juventud exhuberanie y mal dirigida, ha mostrado eu varias ocasiones raras cualidades que permitían no desesperar do su porvenir. Valieute, inteligentl:j, onél'gico, amante de la libertad, celoso de su indopemiencia hasta la ferocidad, sólo necesitaba reflexionar, calmarse, tomar posesión de sí mismo para llegar í~ser un gran puello como tantos otros que no han tenido mejores comienzos." Hasta aquí parece que las palabras del Econornide hayan sido escritas para Colombia; aunque nosotros, con pel'dún ùe los llorones que tanto han desacreditado por espíritu de partido á Luestro país con sus exageradas lamentaciones, nosotros no hemos ùescendido tanto como l'iféxico en el abismo de l!l. degradación social. Por otro lado, nuestl'os elementos, como la he venido probando en mis anteriores cartas, en nada son inferiores á los de México, y, para valerme de hs palabras escritas haco más de un siglo, por el jesuíta espa.ñol Gumilla, nuestro país" no tiene que envidiar al PerÚ, ni á la NueL'((, España, sino la dicha de esta?' poblado., aquellos don 'Vastos 1'rILpcrios'Ille sc arrebataron la atención de los espaiíolf!s; (**) '11113 tí e.~tar poblado, como requería y requiere para la labor de sus innllmeral les rninas, el Nuevo Reino de Granarln., cornpitirra el. rùj7lbza, si no con ambos, Ú lo menos con cualquiera de los dos impe'rios del PerÚ y de México," L' Ec01wmistc prosigue diciendo: "Pues bien, hace algunos aúos se notan en (*"') Al presente la observación del p, Gumilla no tiene lugar, puos hoy tenemos cinco veces más habitantes qne en ose entonces, ~IéxicQ, en un tercio mns de superficie, encierra hoy doble población, pero cuya. mitad es de puros indios, reacios., rebeldcs al progreso.

-14 - México síntomas dll un feliz cambio, y ya parece salido del período de cá.os para entrar en una éra de orden, organización y T&ABAJO. Haco seis ó siete años el Gobiemo funciona con regularidad, la adwinistt'ación se toma á la set'io, so levanta la Hacienda. y 01 orden público no es turbado sino por esporádicas asonadas, prontamente aquietadas. Se construyen camino::! de hierro ( están ya en explotación 2,700 kilómetros Ó 540 leguas); se fundan Bancos y escuelas; la propiedad es respetada y la seguridad de la paz trae consigo la actividad en los negocios." Entre nosotros no se puede afirmar que hayamu,; salido del período dd cúos, por la maldita política que mantiene siompro en agitación la República é impide el orden, la organización, y el tmbajo. N uesko Gobierno no funciona con regularidad, ni la adminù!tración 8,' loma tí lo serio, ni lje levanta la hacienda p/í,blica, ni el orden se mantiene tranquilo, merced á la discordic política y al empecinado odio de los partidos que desgarran las entrañas de la Patria. Es verdad que construimos caminus de hierro, pero ellos marchan á paso de tortuga, gracias á la pohtica y al mutuo odio de los partido:!. No so lleva entre nosotros la ceguedad yel estúpido espíritu de bandería hasta hacer cruda guerra á los fel'l'ocarriles, sólo porque no los hace la comunión política á que so pertenece? No hay allí algunos ciudadanos que atacan el fert'ocanil del Cauca y el de Antioquia sin son ni Lon, y sin competencia alguna, sólo inspirados en el odio ciego de partido? Este fenómeno es des conocido aquí, y causa admiración y risa á los conservadores que me la han oído referir; pues ellos, aunque hundidos y enterrados por los liberales, aplauden estrepitosamente Jas mejoras materiales que se realizan en su Pakia durante la administrací6n liberal. Si todo el odio de partido y toda la charla po. lítica la trocásemos en verdadero amor á la Patria y deseo de BU progreso, nuestras líneas de hierro marcharían, como las me-

15 - xicanas, al vapol', afluiría á nuestro pals la inmigración más abundante, y tendl'bmos más crédito en el extranjero, porquo nnestros elementos intelectuales, morales y materiales, la repito, sail supol'iol'es á los de México, j Qné vergiienr.u! Este país apenfte tenía, hacc nueve auos, 85 leguas de caminos do hierre y tí la fecha ya tiene 540! j A la Goagira con los politiqueras en "idiosos! C'J1l10 ej 25 del pasado no recibí periódicos de Bogotá, estoy :i Oscuras sobre los Últimos acontecimientos. Lo único que he podi(lo sabel' en eso mes y medio acerca de Colombia, es: que dieroll un balazo al Genem1 Aldana y quo huho una sangri('nta asonada en Panam{L; noticias, como usted n~, muy propias para desacreditarnos y para afligír el cora7.ón de un patriot.1 since 'o. Esos dos vergomwsos acontecimientos son los IÍncos fiue registm la l)t'ensa mex icana en los meses de Noviembre y Diciembre con respecto á nuestra Hepública. En La Voz de Mé_,~ico, periódico couscrvador ùe esta capital, hallo los sigliento :-" Pnndacirin de las Ifermann.8 de la car idad me,l'i('(lna-~ en la RepÚblica del Ecuado,"-Después de este título, se insel'tlln dos cartas escritas en Parayán ; una dc'l Ilustrísimo BC\'lllúdez, y la otl'a de una de las hol'manas recién lioga(1a3. A la postre, y terminadas las cartas, S0 halla la quo luégo illserturé, traduc'ido pam" La Voz de }[';.cíco" del tomo -17 di! lgs ""lnale.~ de la Mi",iún," por }lecascns. En cse trozo ustcll podl'á YOI' cuán desconocidos somos en csto país, donde!lilo do los IllÚSilustrados diarios, y aqnel en qne yo publiqué IlHis de dic7. largas rcvi~tas, dando tí conocer ventajosamente IÍ Colomb-ia, sale ahora con quo Buenaventura, Cali y Popayán pertonecen al Ecnador, y quo el Ilustrísimo 13crmúdez es obispo ecultoriano! Voy il copial'le, en seguida y al pio de la Jeka, los conceptos que más me Imn llamado la atención en la carta de esa Hermana de la Caridad, escrita en Popayán y pu-

-16- hlicada en 108 Anale.~ de la Mi8ión: "Cauca es, tal vez, el más importante de los nueve Estados qll~ forman á Colombia, por su sitio encantador y su exhuberant~ vegetación qne arrebata la admiración del viajero. Aquí la naturaleza por sí sola obra; al bajar se descubren en el llano árholes frutales de variadas especies, cal'gados de fruto durante los doce meses del a,i:io. También se ven el arroz, el algod0n, el tabaco y la quina; además, en ciertos lugares del país, se encuentran minas de oro y plata m domingo 29 de Abril, llegamos Ii Rucn:lYentura, y nnostl'a decepción fué grande al saber qne no había allí ni sa('erdote, ni iglesia. Al ir tí. la Adnana los hombre,;, las nmjeres y sobre todo los niños, nab rodeaban por todos lados y nos contemplaban como séres extt-aol'dinarios, preguntándonos si teníamos c'lbellos, si la cornetœ (í gorra era ùe papel, y cómo III podiamos traer en la cabeza, etc. Tenicndo que a.travesar el Dagua, nos encaminamos al puel'to espm'ando encontrar algún vaporcito: tres ó cuatro indios nos esperaban. Al llegar se displlf:ieron á llel'arnos en brazos. Ante la fuerza no hay resistencia y tuvimos que entregamos. No podía.mos mena.., que rcímos al verno::>, porque no~ parecíamos á 10s pichones que pasan e1\ Francia en cestos pal'a Ilevarlus al mercado- Nuestt-os z:egl'us casi desnuùos caminaban \ pié, arrastrando nuestra barca con cuerdas. El trayecto duró nueve horas y llasta el siguiente día llegamos á Córd(\va, pueblecito pobre y mahano. Corno habíamos sijo rocomendad<1s, se nos ofreció en Córdova la mejor habitación; el'a lllla pieza que no tenta?ná.~ 1)t;30 que l(~ tif'/'i'a dcsnuda y húmedn, ni ob'a camœ '-lile una mew y algunas buncas de madera. Apenas se apagó la luz, 'un ruído nos anunció < lie estábamos acompaüadas y los snp08 se disponían â 'víi;ita1'tws y tuvimos quo arma.l"nos con una escoba para ùal' cara á estos indiscretos. Así so pasó la noche. Al día siguiente proseguimos el,' aje; pet'o i qui; camí1~08 tan ell-

-17- panto.ça.çf Vcreil(t tan estrecha que apmas podían poner el pie nuestros caballos; ó nuestra diestra roca~ áridas y escarpadas que 11010 las contení.a el poder de Dios, y que á cada paso parecía ib:-\n ri. aplastal' á los caminantes on»u peligroso sendero; á. la»iniestra, precipi~ios de tnás de doscientos metros do profulld:dad, y tanto más hori'orosos cuanto que un tropezón e,r-pone al,iinele if et! caballo Ú r.af'1' en ellos. En la nacho nos cedieron un cnarto; non lle/:al'on algnnas úancas, dic'iéndonos que nos podrían sen:ir de camus, lo mismo ({ue la mesa en que comí1.tos. Riénclonos do este medio econ{,mico, nos resol vimos a~mejarllos á los cn.rmolitas. Cada dín. trae consigo RUS dificultades: nuestros guias 110S ant1l\ciaroll gne debíamos vadear lin río ongrosado con las lln\ ias. Nuestros caballos en ciertos momentos parecían sepultados en Jas ag-nas, y en otros como arrastrados por la corriente: siete veces tuvimos que afrontar las mismas dilicnltades. Nos hallába.mos en cj quinto día de llnestro viaje, cuando se nos dijo que habíamos andado la mitad del camino. En Calí empleamos día y mellio en l'ocibir á Jas personas que deseaban conocer lío las Hermanas do la Caridad y toner, según decían, el honor de habla!' un rato con ellas: de la maûana Ii la noche estaban llenas las habitaciones, y cuando lieg6 el caso de tratar de nucstra partida, los ojos se llenaban de lágrimas y nos viulos prccis ;dos á prometer que nos ocnp&- ríamos scriamente en solicitar Hermanas para el Hospital, que está ('o1n}1ldf1mente a~anr.lonado. Una sorpresa bien agradable vino á llenar de gozo nuestros corazones, el respetable MI'. Poing, inquieto de la snerte que corríamos poi' las falsas noticias que se habían divulgado, tuvo h., delicada atención de enviamos un misionero que nos acotllpañó hasta terminar nuestro viaje. En donde quiera ::;e CreK\ una dicha 01 ver nos, algunas mnjeres se ar1'oditlaban al pasar nowtras, pidiéndonos 3

-18 - la bendición llorando de gozo, se :n08 llevaban l08 enfe?'molj, creyendo que nuestra presencia sólo bastaba para curarlo.~. i Pobres gentes! Desgraciadamente no t'ienen nada para mantenerlos en la fé de sus padres, ni sacerdotes, ni iglesia; están completamente abandonados y en la necesidad de em})/'ender 1m viaje de tl es día.9 para c01lfesarse y oír una misa; i cuân fo.q niños hay sin bnntismo y sin haber hecho la primera comunión! Toda la esperanza del Canca de8cansa en el Seminario de PopayÚn destruído por la revolución, pero restaurado poi' Mr. Foing hace dos años y qne permite confiar que, en algunos aùos, algnnos sacerdotes piadosos If llenos de celo podrán wangel izar el pobre pueblo abandonado. En Popayán fnlloos conducidos al Hospital, donde se hallaba UIl numeroso concurso para recibil'nos; muy en bl'cve se llenó la casa de tal manera que fné nece:;ario colocar cuatro soldados cm la. entrada para contener la muchedumbre y por dos veces se nos supliclí bajásemos á dar una \'llelta por los grandes conedores del establecimiento, con el fin de contentar al pueblo lívido de conocern08. E"'I'E ES TN PAf~ AGITADO HACt; LAllaO TIE)IPO POI( LAS GUERRAS Y I,QS l)istitrbio:> POLÍTICOS. Francamente los rasgos que anteceden no nos hacen favor, y al1ee1'los me ho acordado de las relaciones de los misioneros de la Propagación Je la p,[, idénticas á la de la Hermana de Popayán, cnando describen el país de los Gallas y otros todavía más salvajes del África. De manent que los cultos, talentosob y civilizados colombianos, merced á la discordia, á la política. y á la pereza. aparecen al extranjero como un pueblo semibárbaro y semi-salvaje. J~l Ilustrísimo Señor Bermúde7., ya que en su laudable celo trae con ta.ntos sacrificios Lazaristns y Hermanas de la Caridad, debersa, áun con mayor empella y haciendo mayores sacrificios, importar religiosos q Ile estableciesen escuela\ de Artes y Oficios, que enseñasen á tl'abajar

-19 - á tanto!tolgazán polcmófilo y politiquera como abunda en el Cauca, l'eligiosos que establecieson quintas-modelos para desarrollar' la projigiosa agricultura del país más hermoso y rico que!te visto en mis viajrs por I~uropa y ambas Américas. * :-;u afectísimo, FEDERICO C. AG{)ILAR. Señor Redactor Ùl) Ell'a.çal Ïtmpo, Guanajuato, Enero ~O de 1883. Le escribo dcsde esta ciudad, tan célebre por sus millas do plata, y ql1e se halla en el corazón mismo de la H,opÚblica mexieana. Sa1í de ~léxico el 8 del corriente mcs en los cómodos y lujosos wagones del Fe '1'omlT-il Oentral cn compaîiia de mnchos pasajeros Payos >f'* quienes regresaban á sus hogares después de las fiestas de Xaviùad, La inmensa acumulación de material rajante y los grandes odificios ([ue so han construído en la Estación de Buena-Vista. me sorprendieron; pues apenas hacia. nueve meses que cn osa misma Estación había yo tomado el tt'on para Qllerétaro sin que eutonces notase lin progreso ta.n cnorme. Como ya en otra carta le he hablado de la Illlca J'ecorridlt por la carrilera de via ancha del Ferroc(/rT1~l Central, dosdo l\ll;xico á Querétaro, al10ra me ceñiré á llamar ~Il atención sobre algunos hechos importantes. * En los siglus V Y VI los monjes Benedictinos, los de Lerins, los do San Martín etc. y cn la Edaù :\fedia los de Corbia, los de:clal'aval, 108 Pontifactorcs etc., dc8cuajaron IUl:! SelVIloSde:que estaba. cubicrta la mayor partc do la Europa occidental, como lo está hoy Colomllia, y desarrollaron la agricultura y las artes entre los bárbaros. ** Así llaman en la capita.l Ii los habita.ntes del campo y do los Estados.

-20 - Esta gigant'\lsca línea que, partiendo de México, debe atravesar la República en Sll mayor longitud basta enlazarse can lob ferrocarriles anglo - americanos en Paso del Norte, * pertenece á una compañía yankee y marcha con vertiginosa' rapidez. Los trabajos comenzaron á principios de Diciembre de 1880 y en dos años se han entregado al servicio público 964 kilómetro.> Ó 193 legua~ colombianas; es decir, casi la di"tancia que hay de Barranquilla á Bogotá! Se espera fundadamente, que al fin de este año ya llegará la carrilera á la ciudad de Zacatecas, distante de México 647 kilómetros (129. leguas), y se dice, que on Septiembro de 1884 celebrarase el 73? aniversario de la independencia cou la unión en Fresnillo de los dob grandes trozos del Ferrocarril Oentral, actualmente en construcción; el do México fi :Fresnillo (709 kilómetros) y el de Paso del Norte á :Fl'esnillo (l,251 kilómetros); los cuales unidos, darán una longitud total de 1,960 kilómetros, Ó 392 leguas! i Viva la paz, viva el trabajo, bajo cuyos auspicios se hacen tamaños milagros de progl'eso en un país, antes empobrecido, devastado y salvajizado poi'setenta años de sangrientas y criminales guerras civiles ~ México ya dobló el cabo de las tormentas y se ha engolfado on pleno océano de progresos y adelantos, hinchadas sus velas con las dulces brisas de la paz y dol trabajo, y lejos ùe las peligrosas siertes de la politica, discordia y holgazanería. Cuándo se pondrá Colombia, la rica, la gonerosa, la entusiasta y la ilustrada Colombia á la altura de México? Esperamos confiados, que así como la ha imitado en las torpes y empecinadas gnerras civiles, en la política desorientada y quijotezca y en la anarquía, la imitará también en la paz, a cordura y el trabajo. Pero, no crea, amigo mío, que todas son rosas, también hay espinas que pnnzan y punzan terriblemente. Casi todos lobdíab anuncia.n los diarios descarrilamientos y desgra.cias; Quedó ye. enla.zad~el 22 de MaTZO de 1884.

- 21- ahora, en el ferrocarril inglés de vía ancha, de Veracruz á. México, ahora en el de vía angosta de Sullivan, * y ahora en el Pl!rrocarril Oentral. Si los trenes se descarrilan con frecuencia en esta línea que recorre terrenos planos como la palma de la mano, secos y compactos; si so descarrilan, no obstante la buena construcción del camino y el cúmulo inmenso de c~ementos que posee y tiene acopiados la empl'esa angloamericana de Symons qué maravilla puede ea usar á una persona entendida, sensata y desapasionada el que los treues ùo Buenaventura á Oórdova se retarden y descarrilen algunas veces? Esa línea atraviesa bosques impenetrables donde llueve doce de las veinticuatro horas del día y 300 de los 365 ùías que componen el año, y recorre un suelo desmol'onable y pantanoso donde, como muy bien dico el sefior Z;amol'ano, " se o1:idan hasta los huosos." Además, osa pabl'o empresa marcha eu medio del fuego graneado y los mu1tipliados obstúculos que le suscitan la perversidad, la envidia, la ignorancia y el espíritu de partido; apenas vuela con alas de cuca-. racha, merced á la maldita política. que mantiene á Oolombia en una zozobra y malestar contínuos, Los trenes del PerrOCttt'ril Oentral se descarrilan con dema1-\iada. frecuencia j tanto, que al tercer día de haber salido yo de México, se deseal'riló el de pasajeros entre Tula. y San Juan del Río. Hago estas reflexiones porque he visto con pena. y disgu~to en El Oonseruador de Bogotá, c01'respúndencias anónimas (es decir, puñaladas de traidor que hiere á mansalva '1 por la espa.lda) en las que so desacredita del modo más brutal ese bendito.. Esta empresa yankee ostá. construyendo además una Hnea. internacional quo ya. pasa por Toluca y Maravatío (197 kilómetros Ó 39 leguas), y que seguirá por 1Iorelia, S. IJuis y Monterrey á Laredo, on la frootora. de los J<'::Rta.do8Unidos, midiendo 1,325 kilómetros Ó 265 legua.s.

-22- ferrooarril de Buenaventura que constituye el gran porvenir del rico Valle del Cauca y que será mucho már benéfico y productivo, atendido el pals que recorre, que no la es ni la será el Ferrocarril Centml mex:icano. No tiene esta. República, ni su mentado Valle de Oa..-xaea,un territorio tan hermoso, tan rico y tan feraz como el celebérrimo Valle del Cauca, La empresa de Symons no ha tenido hasta ahora que luchar con grandes obstáculos, El tajo de Notchi!:ltongo" colocado en el extremo Noroeste del Valle de ~1éx:ico; el descenso hasta 'fula por terrenos deleznables y algo quobrados, descenso que representa lin desnivel de 250 metros en 33 kilómetros, ó el 8 por mil, y la baja.da del llano del Cazadero á. San J'uan del Río, que ofrece otro desnivel de 453 metr0s en 17 kil6metros, es decir, el tres por cieuto, son los únicos puntos difíciles ofrecidos al trazado del Fel"l'OCa1'ril Central, de México á Lagos, distancia medida por 475 kilómetros ó 95 leguas colombianas. Además como todas estas altiplanicies tienen una carencia ca8i absoluta de fuentes, ríos, quebradas y arroyos, la empresa no ha tenido que construir en ese extenso trayecto sino dobgrande!; puentes de hierro, el uno sobre el ancho y pedregoso torrente de San Juan del Río, y el otro sobre el Santa Ana. Todos los demás puentes son insignificantes. Tampoco se ven en este ca.mino de hierro ni grandes ni profundos tajos, ni elevados terraplenes, ni frecuentes y atrevidas curvas. Unicamente en los dos trayectos antes cita.dos, de Notchistongo á 'l'ula y del Cazadero á San Juan del Río, se notan algunos tajos, curvas y terraplenes. Desde esta última. pqplación signe una serie de llanuras apems onduladas, donde el ingewlilro lia ha h('cho más qlle terraplenar y poner rieles. Bn mecto) San Juap del Río, se halla á 1,970 metros sobre el m~r, luégo viene Quer.é~ro colocado á los 1,940, en seguida Celaya. con 1,811 de altura, luégo Irapuato con 1,797, en

- 23- seguida Silao con 1'857, después León con 1,809 y, por último, Lagos con 1,!H2, El desnivel total de esas llanuras atravesadas poi' la canilol'3, es, pues, de 173 metros en una distancia de 38.1, kilímetj'os ó 77 leguas nuestras. Así se explica la sorprendente ".pidez con quo ha marchado el Ferrocarril Oentral. En tollo 01 aîio actual ùe 1883, los empresarios navegarán "ieuto Cil popa, pues el trayecto quo ahol'a, 80 construye, de Lago:, ú Zacatecas apenas ofrece algunas tlificulta.des. En ofecto, Lagos tieno Je altura soùre el nivel Jel mat' 1,D;~9, metro~, Aguas-Calientes 18tH, ~an.facinto 1,967 y Guaùalupe ~,275; la que d,l, un dosnivel de 214 metros en 208 killímetros, ó casi un metro por cada kilúmetl'o, De Uuadalupo tí Zacatecas hay Ull dosni"el notable de ~35 metros ell cinco kilómet!'os, qno da el ocho poi' ciento. Al plirtir de Zacatecas con dirección á Dl1l'ango, los ingenieros encontrarán un terreno llluy quebrado en el tt-ayecto de ~02 kilómetros que embarazará ::lu marella, plies les prosenta crtjstas qno sc elevan á 2,630, 2,411, 2,468 Y 2,47ü y depresiones de 2,255,2,148, 1,H82 y 1,~lGû metros respectivamente. De Durango á ChillUahua slgno 01 terreno descendiendo hasta llegar á 1,414 Bobre el nivel delmar, y e::;te descenso se vcrilicu. on un trayecto que millo 704- kilómetros. De Chihuahua á p,l,sodel "Nol'te, en la rrontem angla-americana, hay nt! desnivel ùo solos 252 met1'0s en una longitud do 343 kilómet!'os, 8ste Último trayecto, rclativamente fúcil y que no ha prosentado mús 008- tácnlo á lo~ ingenieros qlle algunos pantanos, e~tá ya constl'nído y entregado al set'vieio p\íblico. Do lo antel'iol' resulta que aun faltan por construí ', para terminar el Ferrocarril Cent?' Û, l,oou kilómetros, tí 21)0 leguas, ùe las cuales 51 i) kilómetro!l Ú 103 leguas ofrecen no pocas dificultades que entorpecerán la rapidez de los trabajos. Pero, df'jem0s la parte técnica y volvamos á. ~an Juan

-24- del Río, fundada en 1558 por el español Gentil y declarada ciudad en 1847. ~e halla al Noroeste de México á 20':' 21' de latitud Norte, á 1,975 metros sobre el nivel del mar y 191 kilómetros (38 leguas) distante de la capital de la RepÚblica. San Juan del Río es cabecera de uno de los distritos en qne esl.á dividido el Estado de Querétal'o, es la segunda ciudad en importancia después de Querétaro, tiene una población de 1:3 mil almas y su ~emperatura média oscila entl'e IS'! y 22? En los meses de Diciembre y Buero baja hasta 2':' sobre cew y en Abril y Mayo sube hasta, 32'! La ciudad se compone de una larga y ancha calle adornada ùe árboles y, en antes, llena de mesones, posadas y caballerizas para los pasajeros y animales que allí pernoctaban indefectiblemente en su!':!viajes de Norte á Sur y de Sur á Norte, Fuera de esa ancha calle) que parte desde el soberbio puente de cal y canto, levantado por el virl'ey Alburquerque sobre el seco y pedregoso río que baña la ciudad, hay dos ó tres con buenos edificio!;) y multitud de callejuelas estrechas y tortuosas que forman un yerdadel'o laberinto al Norte y Sur de la calle ancha. SUB edificios de adove y azotea. son casi todos ùe un solo piso y la ciudad se halla ceñiùa d~ un cinturón de arboledas y de huertas, donde crecen el membrillo, de que se fabrica vino, el perón, el durazno y la uva. Tiene cinco ó seis templos bllenos, entre otros uno trasformado l'eeientemente en iglesia del Corazón ùe,tesús, tres ptar.as adomadas de árboles, porque en México, Chile, Costa Rica, cte. etc.; en una palabra, en todas las ciudades de Europa y América que pretenden tener el título de civilizadas se hrn eliminado 108 cr..ños para que transiten ca.rruajes y se han adornado lar plazas y paseos públicos. Solo en países donde toda la. vida se red Ilcc á. pohtiquea1' y á pelear, I'n pa'~es donde Jas municipalidades no aticr:den sino á. las pillerías eleccionarias y en dbnde domina un raizalismo retró-

- 25- grado, sólo allí se ven todavla las pb:.ms desnndas y sin adornos de árbules, jardines, estatuas, cte. y las calles surcadas por caños 'lile impiden la circulación de vehículos de ruedas. La propiedad urbana y raíz del distrito do Ran Juan del Río está calculaja en $ 1.033,207, sobresalicndo entre sus 17 haciondas:. y 38 ranchos (estancias ó haciendas peqneñas) la del cflpitalistn Ibnrbe, Ulla de los más ricos de ~{éxico, quien ha edificado en S\l preù.ío un elegante palacio ao S 100,000 de costo. San.Tllan del Río vivía. antes do los pasaje 'os y c;u'ga quo en él hacían oscah y ae la agl'icultul'a qllo le l)l'oùnco tl'igo, maíz y frijol, al'tícnlos de nn inmenso consumo en toda la Repñ. blica, domie los frijoles y las tm'tillas (:trepas) son la comida indispensable de los pobres y de los rieos mexicanos. Con el fel'l'ocal'ril ccgóse la primcra de esas os fuentos de riqueza, pues al presente los tren os dol Norte y del Sur se crllzan en b Estación de Ran Juan del Río, distante una milla de Ill. ciudad, precisamente á In hol'a del almuerzo, y un especulador francés modopoliy.a en "u caro restaurante y on su ca~'lsima cuutina {~todos los viajel'os qua diariamente le dejan sonantes granizadas do fllortes. Una línea di} trau\'íur, recientemente establecï.las, comunica pl centr'o de población con el ferrocarrri 1. Si el camino de hiena ha matado los mesones, posadas y caualltrir.as de.;janjuan del Río, de Celaya, León, cte. también ha duplicado y!lnn triplicado el valor rle los productos agl'lcolas y ha despertado el cntusi smo ]JOt' c ]ti\'al' los terrenos en gl'l1ude oscah, para toller granos oxportables, y por mejorar la!'l razas del ganado vacuno y del ganado de cerda. Este Último tiene en esta República y, especialmente en Puebla, un enorm'3 consumo. Re puede decir qlw en If!. ciudad Angélica casi todos padecen do lombriz solít(1,ria por el exagerado uso que alll se hace do la came de puerco, Do este exceso provious un 4

~ 26- refrán popular con que 10E mexicanos, siempre en antagonismo con lob buenos Poblanos, motejan á estos últimos diciéndoles : cc Poblano, chicharronoro, corta bolsas y sin dinero." Son tan grandes los bienes que están produciendo los ferrocarriles en este país que sin exageración se puede afirmar que ellos matan las guerras civiles, afianzan la paz, despiertan la industria, acrecientan el comercio, excitan al trabajo, derraman el bienestar en todas lll.s clasos y ahuyentan la mendicidad. Para concretarme al sólo Ferrocm-ril Central, le haré notar algunas de sus ventajas que yo mismo he palpado. Desde luégo, los 475 kilómetros Ó 95 leguas, que hay entre México y LagaR, población situada al Noroeste de la capital en el Estado do Jalisco, yen cuyas goteras tocó la locomora, por ver. primel'n, el 16 del mes próximo pasado j esas 95 legua", digo, so recorren ahora en lujosos y cómodos trenes en sólo catorce horas, inclusas las paradas en 31 estaciones que so encuentran dentro del trayecto de México á Lagos; esas 95 leguas, que los colombia~os ilustrados, inteligentes, generosos y entusiastas; pero, disputadores, politiqueras y revolucionarios, recorrerían en diez ó doco días de fatigosas jornadas, con S 200 cie gasto, por caminos de cabras, bajo un sol abrar.ador ó bajo agnaceros diluviales y (Í. horcajadas en una lerda mula de alquiler; esas 95 leguas se hacen aquí leyendo, conver: mndo, durmiendo ó fumando, sentados en mullidos sofás y recostados en el dintel de las ventanillas de los wagones, desde donde se disfl'llta de hermosas y variadas perspectivas; esas 9.') leguas se hacen por solo 13 fuertes, en primera clase, $ 9, en segunda y $ 6-30, en tercera. Antes se recorrían en cinco días y en diligencias sumamente incómodas, donde los pasajeros eran moli<1os, estrujados y golpeados sin piedad, al rodar los carruajes por caminos tan escabrosos, que en Colombia apenas Re podría creer que por allí pasasen vehículor do ruedas. Esto, amen

- 27- de los salteadores quienes fl'ecuentemente caían sobre las diligencias, linlj.liaban los bolsillos de los pasajeros, los desnudaban y los dejaban tendidos boca abajo en el suelo, mientras se alejaban esos cmbozados bandidos. La gran facilidad de locomoción brindada por los ferrocarriles hll. hecho, que de 108 pueblos y ciudades donde:tocan las carrileras y de sus vecindadeh, se desprenda nn enjambre de pasajeros quienes van á la gran capital á conocerla, á divertirse ó á negociar. Oh! Si en Colombin. In manía política y la fiebre revolucionaria se convirtiese on amol' lj1'llctico del progreso; cuántas grandes obras no se harían'~ Se consh'uiría un camino de hierro que, partiendo de Cúcuta, enla:r,use las ciudades de Bucarama.nga, Piedecue!ita, San Gil, Socorro, Soga.moso, Vélez, Moniquirá, 'runja, Chil{uiuquirá, Ubaté, Nemoc6n, Z paquirá, Bogotá, La Mesa, F'acatativá, Ibagué, Cartago, Buga, Palmira, Cali, Popayan y Pas\,O (2711eguas), A. fé mía aseguro, y en conocimiento de cansa, pllgs ho corrido dosde Bogotá hasta Pasto, incluso el Valle del Canca, y desde Bogotá hasta Tunja, incluso Chi~ quinquirá y Villa de Leiva, y se muy bien que de 'runja á. CÚcuta se oxtiende uno de los más ricos y poblados territorios <locolombia; á ré mía 1.aseguro, que todas esas comarcas son mucho mojores que las recorridas por el Ferrocarril Oentral, tanto en prodnctos naturales, como en climas, topografía, perspectivas y carácter de los habitantes. Por aquí las fiebres inter~ mitonte,,; Bon endémicas, testigo yo que en Celaya me escapé de morir de liebre y que, trasladado todavía con la calentura tí esta ciudad de mejot' clima, trazo estos renglones aun con mano trémnla, después de habel'me visto tendido en una cama durante trece días; por aquí hay tan lamentable carencia de agua que los habitantes se von forzados á levantal" presas ó diques en todos los pliegues del terreno para. contener las aguas pluviales, durante los meses de lluvia, con el objeto de

- 28- servirse de ellas en los seis meses de completa sequedad; por aquí no se anda con seguridad en los caminos, gracias al bandolerismo que con la paz hu.decrecido mucho, pero no desaparecido totalmente. i Oh! aquella tierra de Colombia tierra de bendición, risueño paraíso el cllal Dios colocó en el corazón de los Andes, que separó providencialmente en tres l'amajes, se halla empobrecida, desacl"oditaday barbarizada por un puñado de poljitiqueros y de revolucionarios empedernidos. i Qué el pueblo haga ua rodeo de todas esas alimailas y las expnlse á los Llanos de Casanare ó á la Goagira, par t que vayan á aprehender de Jas sal vajes cordura y amor patrio! Tres días me detuve en San Joan del Río y el once del corriente Enero volví á tomar el tren ii. Jas doce y media para trasladarme á Celaya, distante de San Juan del Río 101 kilómetros Ó 20 leguas, que recorl í en dos horas. Once Jeguas má.s al Noroeste de San Juan del Río encontramos á Querétaro, la famosa capital del Nstado de su nombre, Nada le dirô de ella., pues ya la hizo on dos cartas especiales que le remit) en Abril del año pasado. * Al pasar fl'ente á Querétaro se prosentó á mi vista el peque-îíoy yermo Cerro de las Campanas donde fué fusilado Maximiliano. :Moparecía ver la sombra del caballeroso y noble Emperador andar vagando por entre las rocas de esa infausta colina. Engañado por Napoleón y atraído poi' los conservadol'es mexicanos, quienes se aprovechal'on de la ambición que bullía en el pecho del austriaco, vino á la República en busca de una negra y desventurada suerte. Los con- * En las 45 rovistas publicadas en El Pnsatiempo cncontrará. el lector extensas descripciones sobre Veracruz, México, Puebla, Querétaro, Toluca, Puebla, Oholula, Tlascala, etc. etc., sobre 108 feitocarriles que enlazan osas ciudados, los usos, costumbres, ali. mentos, lenguaje, etc.

- 29- servadol'os la llamaron para dominar á!su sombra y Call el apoyo de 52 mil expedicionarios franceses, Maximiliano, seguro do su afección, creyó en su alma generosa que debía atrael' á los disidentes liberalos para extirpar los partidos y formal- una politica nacional. Al efecto llamó al Ministerio á UllOde los más honra.dos liborales y alejó del país con misiones diplomáticas á los dos más fogosos y prestigiados Generales conservadores, Má.rquez y ~1:il'am6n. Bsta noble conducta que ya había perdido á Comanfort, hundió ú. Maximiliano. Los conservadores entusiastas al principio, terminaron por clltibíal's,) y aull por retirarse. La defeccióll y la traición persiguieron al desdichado Emperador. Enajenado el ánimo de los consel'vadores, y sin haberse ganado el de los liberales, quienes no aceptaban el imperio y menos el imperio Call jefe oxtranjero apoyado en bayonetas extranjeras; perdido el apoyo do las tropas franeesas que Napoleón obediente y sumiso retiró, cuando así la ordenaron los Estados Unidos; abandonado por el General Márquez y traicionado por el pablano López, Sil edocan, su protegido y Sil compadre, no le qued6 otro recurso que morir noble y denodadamente entro el General.Azteca Mejia y el valiente Miramón, que tanto recuerda á. nuestro Córdoba, el h6roe de Ayacucho. Hace poco oí en México á cierto conservador, pariente de uno de los tres regentos del imperio, apollidar con desprecio á. Maximiliano chinaco (l'ojo, liboral). Al león enfermo hasta el asno da coces! Los conservadores que en México defondía.n la Heligión, como los do Colombia, se hallan al presen~ completamente desprestigiados ante el pueblo y en completa imposibilidad de volvor á encender la guerra civil en nombre de una Religión de paz y caridad. Dos hochas especialmente han contribuído á ese desprestigio. Primero; los auxiliares franceses, atraídos por los conservadores, en gran parte incrédulos ó argeli-

-80- nos, (mahometanos) profanaron algunos templos y destruyeron ùtros con grande escándalo de los fielos. Segundo: los con- servadores, ya trinfantcs con el apoyo de las bayonetas francesas, so negaron á devolver á la Iglesia los 70 millones de fuertes desamortizados y á d~rogar las leyes sobre tolerancia de cultos y matrimonio civil. El Arzobispo de México SOllor Labastida y 01 Nuncio Apostólico, Monseùor Moglia, fueron; el primero, eliminado de la regencia y el segundo, expulsado de la Hepública, por haber hecho una solem oe protesta. La regeneración colombiana seguirá el mismo camino; tanto más cuanto ya en nuestra Constitución conse 'vadol'a de 1845 se registra la la tolerancia de cultos y la libertad de imprenta. itanta sangre y sacrificios para quedar en las mi:;mas! Pero, volvamos al camino, Pasado el puente de hierl'o de San Juan del Río, no encontró en toda la ruta h:tsta Celaya, obra algrma difícil de ingeniería. El ojo no descubría SiDOextensas llanuras, planas como la palma de la mano, en partes cultivadas, en partes cubiertas de matorrales, el1 partes embellecidas con árboles y en partes completamente el'iales'. Así se sucedieron los llanos del Ahorcado, de Querétaro, de Apaseo y de Celaya, oscila.ndo su altura entre I,U70 y 1,727 metros sobre el nivel dol mar, en la extensión de 20 leguas. Celaya es una ciudad importante de 27 mil habitantes, pero de mal clima por causa de los pantanos que la rodean; carece de agua potable y tiene una temperatura média algo superior á la de San Juan del Rio. Sua plazas están adornadas de árboles y jardinos, sua calles son l'cotas, sus 15 Ó 16 templos hermosos, sobresaliando las iglesias de los padres carmelitas y de los franciscanos que son vel, Jadel'amente soberbias. Las casas de adove y azotea son generalmente de un sólo piso. Celaya filé la primera ciudad importante del Estado de Guanajnato, y en ella. se establecieron en el segundo tel'cio del