TEMA 14 DEL NOVECENTISMO A LAS VANGUARDIAS

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Transcripción:

TEMA 14 DEL NOVECENTISMO A LAS VANGUARDIAS 1. El Novecentismo o Generación del 14 1.1. Definición 1.2. Autores novecentistas 1.3. Características 2. La novela y el ensayo novecentistas 3. La poesía: Juan Ramón Jiménez 4. Las Vanguardias 4.1. Definición 4.2. Rasgos comunes 4.3. Las vanguardias en Europa 4.4. Las vanguardias en España 1

1. EL NOVECENTISMO O GENERACIÓN DEL 14 1.1. DEFINICIÓN Pasados los primeros años del siglo XX, comienza a surgir una nueva generación de escritores con una sensibilidad distinta y unos enfoques intelectuales más rigurosos que los hombres del 98. La crítica ha denominado a este nuevo grupo los novecentistas, término acuñado por Eugenio D Ors, o Generación de 1914, por el nexo que supone para ellos la Primera Guerra Mundial. 1.2. AUTORES NOVECENTISTAS Grosso modo, podemos establecer la siguiente nómina: -Pensadores: José Ortega y Gasset, Eugenio D Ors, Manuel Azaña. -Novelistas: Ramón Pérez de Ayala, Gabriel Miró, Ramón Gómez de la Serna, Wenceslao Fernández Flores, Benjamín Jarnés. -Teatro: Carlos Arniches y los hermanos Álvarez Quintero. -Poesía: por su intelectualismo e interés por el lenguaje, también podemos incluir aquí a Juan Ramón Jiménez y su producción poética. Se trata de autores nacidos en los años 80 del s. XIX, que buscan reafirmar lo propio del nuevo siglo rechazando lo característico del anterior: romanticismo, realismo e incluso el modernismo. Guillermo Díaz Plaja lo define como «lo que ya no es ni modernismo ni noventayochismo y no es todavía vanguardia -de difícil delimitación- y confluirá en la generación del 27». 1.3. CARACTERÍSTICAS Lo que caracteriza a los autores novecentistas es, en primer lugar, el gusto por un arte racional, riguroso y analítico. Desprecian, por tanto, todo lo que recuerde los excesos románticos, incluidas las nostalgias noventayochistas o el exceso de fantasía modernista. Defienden el arte puro, que Ortega llamará deshumanizado, desprovisto de sentimentalismo, autónomo, válido por sí mismo. Un arte que será además minoritario, dirigido a una élite que lo comprende y disfruta, lejos del arte para el gran público que fueron el romántico y el realista. Poseen un estilo cuidado, elegante, que aspira a la obra bien hecha, con un lenguaje pulcro y riguroso, sin dejar por ello de ser brillante. Precisando un poco más, podemos aplicarle los siguientes rasgos: El arte ha de ser imaginativo y debe romper con las visiones apegadas a la realidad (rechazo del realismo). Es importante en ese sentido el papel del humor y la renovación de los géneros con nuevas técnicas: en la novela pierde importancia el argumento y tiende a la digresión o al lirismo; la poesía pretende ser creación absoluta, alejada de lo anecdótico. Todo ello contribuye a crear una literatura para minorías, con una actitud elitista. Dicho elitismo se compagina con una intención vanguardista en lo estético, pero también en lo intelectual y lo social 1. 1 La preocupación por las minorías se dio también en Europa: tendencias similares en Francia, Inglaterra, Alemania e Italia se hacen eco de la ascensión de las élites intelectuales juveniles al poder y la denuncia de la "literatura caduca". 2

El hecho artístico se plantea desde una postura intelectual. Se huye de lo sentimental (de ahí el rechazo a la estética romántica y modernista). En el devenir pendular de la historia de la cultura esta época significaría un retorno a los clásicos greco-romanos, a sus formas y a sus temas. Escapan de los aspectos más nacionalistas de la cultura: se aborda el tema de España con un interés desprovisto de patriotismo o exaltación. Los componentes de esta generación son conscientes del papel político que debe desempeñar la intelectualidad, tanto en la investigación de la realidad del país como en la defensa del avance liberal, pero creen que la creación artística debe desdramatizar su reflexión, y esto lo consiguen mediante una elegante prosa y el recurso del humor, que logra revertir el pesimismo noventayochista. Es el suyo un talante cosmopolita y europeísta. Así, frente al ruralismo de la generación de 1898 (que buscaba en el paisaje y el paisanaje, especialmente el de Castilla, la esencia de lo español), la atención se vuelve hacia la ciudad y los valores urbanos (civiles y civilizadores). Resulta muy significativo el discurso de Ortega en el Teatro de la Comedia, en marzo de 1914, a modo de presentación de la nueva generación, que se define sin ambiciones personales, austera, privada de maestros hispánicos, nacida de la reflexión de 1898 pero sin concesiones a los tópicos del patriotismo. Ortega sostiene que hay que emprender una cultura biológica, con sentido deportivo y festivo de la vida. Otros rasgos destacables de la concepción novecentista de la literatura son pulcritud, distanciamiento, equilibrio, «deshumanización» (Ortega), búsqueda del «arte puro», del arte por el arte, de la poesía pura y de la autonomía de la obra artística. Así mismo interesan a los escritores el orden, la perfección y la belleza. Por eso afrontan la renovación del lenguaje. El artista ha de huir de lo vulgar, de lo fácil y de lo monótono; ha de romper con las formas tradicionales. El género más abundante y cultivado es el ensayo, vehículo de sus ideas, que se extiende a los otros géneros (se diluyen las fronteras genéricas y la novela se hace ensayística, como en Belarmino y Apolonio, de Ramón Pérez de Ayala 2. LA NOVELA Y EL ENSAYO NOVECENTISTAS 2.1. LA NOVELA Los novelistas del 14 tienen en común el deseo de renovar el género aportando, con diferentes estrategias narrativas, una concepción distinta de la novela que, según Ortega, era un género condenado a morir. Hemos de mencionar a Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), prolífico autor que introdujo el espíritu vanguardista y trasgresor en nuestro país. El caballero del hongo gris y Automoribundia quizá sean sus novelas más citadas. Por su parte, Wenceslao Fernández Flórez (1885-1964), no tan innovador, publicó unas cuarenta novelas y libros de relatos, caracterizados por un fino humor irónico a veces cercano a lo fantástico y con elementos simbólicos e incluso un profundo lirismo. Volvoreta y El bosque animado son sus títulos más conocidos. 3

Gabriel Miró (1879-1930) cultivó en Nuestro padre San Damián o El obispo leproso, que transcurren en Oleza (trasunto de Orihuela), lo que se llamó novela lírica: obras en las que la trama cede terreno a una elaborada descripción de ambientes y a un exquisito tratamiento de la psicología de los personajes. Miró recuerda el modernismo en su vertiente decadentista y entronca con la novela lírica de Azorín. Se puede destacar su excepcional capacidad para captar sensaciones, por la que Dámaso Alonso lo denominó gran poeta en prosa. Cabe destacar a Ramón Pérez de Ayala (1880-1962) Nacido en Oviedo, ciudad donde estudió Derecho y fue discípulo de Leopoldo Alas 'Clarín'. Realizó estudios en Inglaterra, Alemania e Italia. Durante la I Guerra Mundial fue corresponsal en Buenos Aires. En 1928 ingresó en la Real Academia Española. Estuvo vinculado con José Ortega y Gasset y con Gregorio Marañón a través de la Agrupación al servicio de la República, de la que fue embajador en Londres. Al estallar la guerra civil emigró a Buenos Aires, donde permaneció hasta 1954. Periodista y escritor de poesía, novela, ensayo y crítica, en su obra de ficción se reconocen dos etapas: En la primera, correspondiente a su época juvenil, aparece como un escritor realista con una visión pesimista de la vida, que se trasluce a través de una sutil ironía. Pertenecen a esta etapa una serie de novelas en parte autobiográficas (el protagonista, Alberto Díaz de Guzmán, es el alter ego del autor) como Tinieblas en las cumbres (1907), historia cruda de libertinaje, publicada con el pseudónimo de Plotino Cuevas; La pata de la raposa (1911), segunda parte de la anterior, análisis del amor puro y sensual; A. M. D. G. (1910), que causó cierto escándalo por su descripción de un internado administrado por jesuitas, y Troteras y danzaderas (1913), descripción de la vida bohemia de Madrid. En estas novelas se realizan algunos experimentos narrativos, como la alternancia de puntos de vista en contrapunto. De transición pueden considerarse las novelas cortas Prometeo, Luz de domingo, La caída de los limones y El ombligo del mundo, donde se encuentra una visión muy negra y sórdida de la brutalidad y violencia caciquista de la vida rural. Con Belarmino y Apolonio (1921) empieza su segunda etapa, donde abandona el realismo en favor del simbolismo caricaturesco y la novela se acerca al ensayo. En ella analiza el tema de la duda trascendental en un alma profundamente religiosa. Pertenecen también a esta etapa Luna de miel, luna de hiel (1923) y su segunda parte, Los trabajos de Urbano y Simona (1923). Se trata de la historia de dos jóvenes educados tan estrictamente que no saben qué es el sexo. Tigre Juan (1926) es considerada como la mejor novela de Pérez de Ayala, y refleja la evolución de un hombre extremadamente machista. La segunda parte, El curandero de su honra, constituye un sutilísimo examen psicológico del machismo, que coloca a Pérez de Ayala en la cima de la narrativa psicológica en castellano. El estilo de Ramón Pérez de Ayala se caracteriza por la ironía y un lenguaje donde abundan las alusiones, las citas encubiertas y la intertextualidad, así como, ocasionalmente, las técnicas degradantes del esperpento. También se sirve del perspectivismo y el contrapunto. Su afán innovador dio lugar a la llamada novela intelectual donde la acción no es lo más importante, sino los diálogos y las ideas que en ellos se defienden, así como el carácter alegórico de sus personajes. 4

Pérez de Ayala cierra pronto su obra narrativa. Publica sus novelas entre 1907 («Tinieblas en las cumbres») y 1929 («La revolución sentimental»), y se retira del género con esta última. A partir de entonces se dedica a asuntos públicos, a la política y a la diplomacia, y escribe preferentemente ensayos: género que se adecuaba mejor a su estilo pulido, artificioso, irónico, arcaizante, levemente humorístico, que se burla de sí mismo, que el género narrativo, muchas veces interrumpido por largos excursos o digresiones, a modo de expresiones ensayísticas intercaladas, que unas veces dispersan y otras detienen la acción. Como ensayista, Pérez de Ayala se manifiesta como uno de los escritores españoles más cultos de su tiempo. 2.2. EL ENSAYO Es el género por excelencia. Además del propio Pérez de Ayala, Eugenio D Ors, Manuel Azaña, Rafael Cansinos-Assens, Américo Castro, Salvador de Madariaga o Gregorio Marañón son algunos de los ensayistas destacados. Eugenio D Ors (1881-1954) se formó en los ambientes literarios modernistas, pero más adelante rechazó el individualismo y el sentimentalismo propios de la estética modernista, y la esterilidad del tradicionalismo catalanista, anclado en un mundo rural y folclórico. Para la renovación de la sociedad propuso un proyecto esencialmente educativo que denominó noucentisme, novecentismo en castellano. En sus glosas, artículos breves e ingeniosos, vertió su pensamiento sobre arte, política y filosofía. Manuel Azaña (1880-1940), político y escritor español, fue un escritor sobrio, sagaz, dado a la polémica intelectual y a la crítica fría, precisa, a menudo irónica y desdeñosa. Destacan sus estudios sobre Juan Valera y sus ensayos críticos (Los gitanos en España, Plumas y palabras). Pero se considera a Ortega y Gasset (1883-1955) como guía indiscutible del grupo ( generación de Ortega, se llegó a llamar). Es, a la vez, la máxima figura de la filosofía española del siglo XX y un espectador agudo de la vida, las artes y la cultura. Literariamente destaca por su estilo claro y elegante, en el que las metáforas y los símiles, manejados con maestría, hacen más plástica la idea. Desde el punto de vista filosófico, se opuso al irracionalismo imperante; sus teorías se sitúan entre el racionalismo y el vitalismo. Ensayos como Meditaciones del Quijote, donde habla de los géneros literarios, La rebelión de las masas, análisis sociológico de la realidad de su época, o La España invertebrada, donde encontramos su teoría de las fuerzas centrífugas y centrípetas al tratar sobre el problema de los nacionalismos, le dieron pronto fama, pero es La deshumanización del arte su obra sobre estética más importante. En ella describe el arte joven como un arte deliberadamente difícil, creador y no imitador, artístico en oposición a sentimental, deshumanizado frente al anterior arte naturalista: las características que él vio con lucidez en el arte de vanguardia. El arte moderno, nos dice, «no solo es impopular, sino que es también antipopular, siempre tendrá a las masas en contra». El arte moderno divide al público entre la minoría que lo entiende y una mayoría incapacitada que prefiere el arte puramente referencial del XIX, según Ortega, un planteamiento que lo vincula con el poeta de la generación, del que hablaremos a continuación. 5

3. LA POESÍA: JUAN RAMÓN JIMÉNEZ El Modernismo simbolista, al que pertenecen los primeros libros de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez (Moguer, Huelva, 1881 San Juan, Puerto Rico, 1958), se considera agotado a partir de 1915, aunque algunos poetas, los posmodernistas, sigan esta corriente varios años más. Le sucede el novecentismo, que en la lírica estará representado por la poesía pura de Juan Ramón, figura fundamental de este periodo en la que convergen todas las tendencias y cuyo magisterio fue indudable para poetas posteriores. Aspectos biográficos destacables son su formación con los jesuitas en Puerto de Santa María, su atracción por la pintura y la poesía, contra la voluntad de sus padres, que lo habían enviado a Sevilla para estudiar Derecho; la muerte de su padre, que le ocasionó trastornos nerviosos por los que hubo de permanecer internado en un sanatorio en Francia, donde tomó contacto con los simbolistas franceses; sus estancias en Moguer, durante su recuperación, y en Madrid, en la Residencia de Estudiantes. Fundamentales en su vida y en su obra fueron su matrimonio con Zenobia Camprubí Aymar y el viaje en barco a Nueva York, donde se casaron, en 1916. El contacto del poeta con el mar le inspiró una de sus obras clave y, el apoyo incondicional de su esposa le permitió aislarse del mundo y encerrarse en la Obra, como él la llamaba. Juan Ramón tuvo que exiliarse por sus ideas republicanas. Vivió en Cuba, Miami y Washington, y fijó su residencia en Puerto Rico en 1951. Zenobia murió en 1956, pocos días antes de que al poeta se le concediera en Nobel de Literatura, que premiaba el ejemplo de alta espiritualidad y de pureza artística que había sido. Su obra poética Juan Ramón sobresale como prosista en libros como Españoles de tres mundos (1942), colección de breves apuntes sobre la vida y la obra de algunos escritores, y en Platero y yo, elegía poética en prosa, pero es en la poesía donde encontramos sus mayores logros. Vivía consagrado por entero a su obra poética, despegado de la vida pública, encastillado en su torre de marfil, recluido en sus obsesiones personales, su hipocondría, su morboso temor a la muerte. Su costumbre de corregir, suprimir y reordenar su inmensa producción poética demuestra hasta qué punto le preocupaba cómo iba a leerse su obra, que es un caso acabado de poesía minoritaria, de dificultad creciente. Para él la poesía es belleza, un modo de conocimiento, de inteligencia, de penetración en la esencia de las cosas y, finalmente, es expresión de un ansia de eternidad; de ahí su obsesión por la fugacidad de las cosas y su especial idea de Dios, a quien identifica con la Naturaleza, con la belleza absoluta, o con la propia conciencia creadora. Veamos las etapas en que se suele dividir su producción 2 : 2 Para estudiar su trayectoria poética es importante conocer su poema Vino, primero, pura del libro Eternidades. En él el propio poeta resume la evolución de su obra hasta ese momento. 6

Etapa sensitiva: Los primeros libros (1903-1907) La lectura de unos poemas de Rubén Darío alentó sus tendencias renovadoras, y los poetas románticos Bécquer, Byron, Heine cargaron sus versos de una melancolía muy acorde con sus aprensiones y temores. Llamado a Madrid en el año 1900 por Rubén y Villaespesa para apoyar el Modernismo, allí viajó con el manuscrito de su libro Nubes. Aconsejado por Rubén y Valle-Inclán, dividió la obra en dos volúmenes: Ninfeas y Almas de violeta, cuyo sentimentalismo adolescente le movió a repudiarlos en años posteriores. Después de estos libros de aprendizaje, toda su producción es una búsqueda incansable del absoluto a través de la poesía. Ya en Rimas de sombra (1902) se atenúa el tono exaltado inicial. Sus temas son la nostalgia, la persecución de algo misterioso y la presencia de la muerte, y conectan con el clima de esteticismo y decadentismo de la época. En 1903 publicó Arias tristes, y de este periodo son también Jardines lejanos y Pastorales, donde pese a la melancolía y el cromatismo, los metros sencillos (octosílabos, romances) y el lenguaje sobrio alejan a esta poesía del modernismo ornamental; se trata más bien de un intimismo simbolista con influencia de Bécquer, el Romancero y poetas catalanes y gallegos. Ensaya nuevas formas métricas e introduce elementos orientales (Las hojas verdes, 1905). Los ropajes del Modernismo (1908-1915) A partir de 1908 (Elejías) 3 y hasta 1915 (La soledad sonora, Melancolía, Laberinto, Poemas májicos y dolientes ), se produce en su poesía un enriquecimiento de la métrica alejandrinos, endecasílabos una vigorización de los sentimientos y una variación en los colores, con uso destacable de la sinestesia; son los ropajes del Modernismo, como él los llamará, aunque su lenguaje es más intimista y depurado, con lo que adelanta la desnudez que caracterizará la siguiente etapa. Están presentes en sus versos el amor, la tristeza y la nostalgia. Le inquieta la fugacidad de lo vivo y reflexiona sobre el tema de su propia muerte. Etapa intelectual: hacia la poesía desnuda (1916-1936) Tras Estío (1916) y Sonetos espirituales (1917), que auguraban el cambio de orientación poética, se inicia esta nueva etapa con Diario de un poeta recién casado (1917), escrito durante su viaje en barco a Nueva York y más tarde titulado Diario de poeta y mar. El océano y su boda con Zenobia representaron una experiencia extraordinaria que cuajó en esta obra fundamental que marca la transición a una nueva época. En este libro, influido por la poesía pura del francés Paul Valéry, Juan Ramón abandona el léxico brillante, la adjetivación sensorial y los ritmos sonoros, propios del modernismo, que dejan paso a una expresión más escueta, caracterizada por la concentración conceptual: como él mismo afirma, necesita encontrar el nombre exacto de las cosas. Utiliza el verso libre o alguna asonancia en poemas breves y, a veces, el poema en prosa: El verso libre vino con el oleaje, con el no sentirse firme, bien asentado, dijo el poeta. El mar descrito en 3 Recordemos la peculiar ortografía de J. R. Jiménez, una ortografía fonética que igualaba las grafías j/g o s/x en algunos casos. Con ello pretendía eliminar lo superfluo en su obra. 7

el libro, un mar siempre cambiante, se convierte en el reflejo del poeta que inicia su andadura de adulto, su madurez afectiva. Otros libros importantes de esta etapa de poesía desnuda son Eternidades (1918), donde manifiesta su desacuerdo con toda su poesía anterior, que consideraba demasiado ornamental, Piedra y cielo (1919), Poesía (1923) y Belleza, del mismo año, en los que continúa el proceso de interiorización y depuración. Apunta ahora a la realidad profunda o escondida de las cosas o a los enigmas de su alma y del mundo. Esta etapa se corona con un libro publicado en 1946, La estación total. Su título alude a lo que es ya la obsesión dominante del poeta: el anhelo de abolir el tiempo y de llegar a una posesión total de la belleza, de la realidad y del propio ser. En suma, ansia de eternidad: Sólo en lo eterno podría / yo realizar esta ansia / de la belleza completa. Etapa suficiente o verdadera (1936-1958) El proceso de abstracción se intensifica en sus últimos libros: En el otro costado (1936-1942), que contiene el poema en prosa Espacio, Romances de Coral Gables (1948), centrado en el dolor de la soledad, y Dios deseado y deseante (1948-1949), poemario traspasado por un extraño misticismo neoplatónico donde ese dios se identifica con la naturaleza, con la belleza o con la propia conciencia creadora. Utiliza el verso libre y un lenguaje conceptual, profundo y oscuro. Crece, pues, en estos libros escritos en el exilio, la intensidad y la profundidad en el camino del conocimiento y la aspiración al absoluto. Se considera a Juan Ramón Jiménez el mayor renovador de la lírica española del siglo XX, ya que facilitó la aparición de las vanguardias y de la Generación del 27 al acercar a España la obra de los poetas extranjeros más innovadores (T. S. Eliot, Paul Valery, etc.). Pero su concepto elitista e íntimo de la poesía, dirigida a la inmensa minoría, le atrajo la crítica y el distanciamiento de autores más comprometidos con lo humano, como Pablo Neruda, que abogaron posteriormente por la rehumanización del arte. En definitiva, el inclasificable Juan Ramón se convierte en el escritor destacado de una generación sin otras figuras de primer orden, por lo que el novecentismo se puede considerar como un movimiento inaugural del siglo XX con más brillo por su esfuerzo teórico que por sus frutos literarios. A caballo entre el 98 y el 27, un poco oscurecido por ambos, sentó las bases de lo que será nuestra época contemporánea. 4. LAS VANGUARDIAS 4.1. DEFINICIÓN Con el nombre de vanguardias se designa una serie de movimientos artísticos que se desarrollan en Europa durante el primer tercio del siglo XX. El término surge en Francia durante los años de la Primera Guerra Mundial [1914-1918]. Su origen está precisamente en el vocablo francés avant-garde, término de origen militar y político, que venía a reflejar el espíritu de lucha, de combate y de confrontación que el nuevo arte del siglo reivindicaba frente al llamado arte decimonónico o académico. De hecho, el propósito común que anima a todos los movimientos vanguardistas es el de renovar radicalmente el arte y la literatura 8

anteriores, abriendo nuevos caminos y creando nuevas formas estéticas, en consonancia con la quiebra del sistema socio-político decimonónico que tiene en la Guerra del 14 su expresión más cruenta. En muchos casos, el espíritu de ruptura -o de provocación, a veces- no se limita al ámbito artístico, sino que se manifiesta también en la rebeldía contra las normas y convenciones sociales. Los llamados ismos se sucederán, uno tras otro, en el periodo de mayor intensidad social e ideológica del siglo XX, el de entreguerras: despuntan inmediatamente antes o durante la Primera Guerra, llegan a su apogeo durante la década de los años 20, entran en crisis a partir de 1929 y desaparecerán en la década de los 30. Los vanguardismos más importantes fueron éstos: futurismo, cubismo, expresionismo, dadaísmo y surrealismo (a los que hay que añadir, en el ámbito de la literatura española, el ultraísmo y el creacionismo). 4.2. RASGOS COMUNES Los ismos no forman un sistema coherente y cerrado; antes al contrario, son muy diversos y, a veces, contradictorios entre sí, pues frecuentemente una vanguardia se enfrenta a la anterior. Sin embargo, podemos señalar algunos rasgos comunes a todos ellos: Su carácter de ruptura y revolución artística contra el arte del pasado, en especial contra el realismo. Pero también reaccionan contra la sensibilidad romántica y hacen gala, como los novecentistas, de un marcado antisentimentalismo. Es innegable su pretensión de originalidad y novedad absolutas, su rechazo de normas y tradiciones y, en consecuencia, la búsqueda y experimentación constante de nuevas técnicas expresivas, a menudo por la vía de la provocación. Los vanguardistas, efectivamente, son provocadores: desprecian al gran público y a la burguesía, a la que buscan escandalizar con sus actitudes insolentes y agresivas. De lo anterior se deriva un alejamiento del gran público: el arte vanguardista es un arte para minorías. Un rasgo común es su escasa duración: si exceptuamos el expresionismo y el surrealismo, los distintos movimientos se siguen unos a otros en intervalos de pocos años y duran poco en el panorama artístico. La conciencia de grupo se expresa a través de los respectivos manifiestos con los que se dan a conocer y que, además de impugnar la tradición cultural, dejan traslucir frecuentemente la idea de que la revolución estética forma parte de un cambio más profundo, de carácter moral y social. 4.3. LOS MOVIMIENTOS DE VANGUARDIA EN EUROPA El EXPRESIONISMO (1905) surgió en los países germánicos. Hace hincapié en la expresión de las emociones interiores en los sentimientos más íntimos del ser humano (frente al impresionismo que captaba la realidad conocida a través del sentido de la vista). Los temas se refieren a la angustia, el miedo, la opresión, 9

el mundo moderno masificado e inhumano. Se caracteriza por el uso de imágenes intensas y violentas y la insistencia en el poder de lo irracional. Se situarían en esta línea cuadros como El grito, del pintor noruego E. Munch, aunque es algo anterior. El CUBISMO literario fue creado por el escritor francés Guillaume Apollinaire en 1913 como derivación del cubismo pictórico (Picasso, Braque, Gris). Se basa en los siguientes presupuestos: descomposición de la realidad para recomponerla después libremente mediante la simultaneidad de planos y el collage; importancia de la disposición tipográfica visual-espacial de las palabras, como en los famosos caligramas de Apollinaire, cuyos versos dibujan el objeto del que hablan. Son también rasgos característicos el antisentimentalismo y el humor. El FUTURISMO (primer manifiesto en 1909) lanzó una estética que ensalzaba la civilización urbana y las máquinas. Matemos el claro de luna!, decían; un automóvil es más bello que la Victoria de Samotracia, decía MARINETTI, el creador del futurismo. Los aviones, las fábricas, las muchedumbres, las ciudades se convirtieron en temas predilectos (poemas dedicados a automóviles, a una máquina de escribir...). En el Manifiesto del Futurismo, dicen: Cantaremos las grandes multitudes agitadas por el trabajo, por el placer y por la insurrección [...]; las fábricas erguidas a las nubes por las retorcidas espirales de sus humaredas; los puentes semejantes a gimnastas gigantes, que cabalgan sobre los ríos, relampagueantes al sol con esplendor de puñales... El DADAÍSMO (1917). El nombre de Dadá surgió abriendo un diccionario al azar; dada es una voz infantil, un balbuceo; su líder es el rumano TRISTÁN TZARA. Rechazaba no sólo los valores estéticos aceptados, sino el estado de cosas que había conducido al desastre de la Guerra Mundial. Reivindicaron la negación total, la rebeldía pura, la destrucción del arte tradicional. Llega un momento en el que muchos artistas se alejan de Dadá, porque comprenden que no sólo hay que destruir sino construir algo distinto, y de esa ruptura nacerá el SURREALISMO. 10

El SURREALISMO: se considera su creador al poeta francés ANDRÉ BRETON, quien en 1924 publica su primer manifiesto surrealista ( Surrealismo: Automatismo psíquico por el que nos proponemos expresar verbalmente el funcionamiento real del pensamiento [...] dictado del pensamiento en ausencia de todo control ejercido por la razón y libre de toda preocupación estética o moral [...] El surrealismo se basa en la creencia de la realidad superior de ciertas formas de asociaciones [...] en lo poderoso del sueño ). El surrealismo estuvo influido por las teorías psicoanalíticas y muy vinculado al movimiento comunista internacional. Más que una revolución estética, pretende ser un movimiento de liberación total del hombre: liberación de los impulsos reprimidos (según FREUD) y de las trabas impuestas por la sociedad burguesa (a partir del Segundo manifiesto recibieron el influjo de MARX). Pretenden descubrir y reflejar la auténtica realidad, la superrealidad (en francés sur-realité, de donde viene surrealismo ) que está reprimida. De ahí la escritura automática (dejar que la mano vaya anotando lo primero que le dicta la cabeza, por incoherente que pueda resultar), la transcripción de los sueños (escritura onírica, ya que el inconsciente se libera en los sueños), la asociación libre de palabras; en definitiva, la libertad de la imaginación contra el reinado de la lógica. El lenguaje surrealista ( verso libre y versículos con metáforas irracionales, imágenes de tipo onírico, uniones inesperados de palabras, enumeraciones caóticas...) no se dirige a nuestra razón, sino que quiere despertar en nosotros sentimientos y reacciones subconscientes. Las imágenes surrealistas están faltas de coherencia y de lógica, y es difícil explicarlas. El poema hay que sentirlo más que entenderlo, captarlo de forma intuitiva, dejarse llevar por sus significados connotativos y por lo que las imágenes sugieran ; ejemplo: A veces las monedas en enjambres furiosos / taladran y devoran abandonados niños ( Poeta en Nueva York de LORCA). 4.2 LAS VANGUARDIAS EN ESPAÑA Las vanguardias europeas se hicieron notar muy rápidamente en España. Ya en 1910 se publicó un manifiesto futurista y se notó actividad en tertulias literarias. Gómez de la Serna, Ortega y Gasset, y en general, algunos novecentistas, contribuyeron decisivamente a su expansión. Así en 1923 Ortega funda la Revista de Occidente, y en 1925 escribe la Deshumanización del arte que será fundamental para el surgimiento de la Generación del 27. Importante papel tuvo La Gaceta Literaria de Ernesto Giménez Caballero. La característica más notable y original de las vanguardias en España es el hecho de no ajustarse por completo a las características cerradas de los movimientos europeos. De este modo, futurismo, creacionismo, surrealismo se mezclaron dando lugar a originalísimas obras. Asimismo los poetas del 27 mezclaron la vanguardia con la tradición logrando unas obras de una altísima calidad estética y humana. En España el periodo culminante de las vanguardias coincidió con una nueva fase del reinado de Alfonso XIII, en la que se dio una progresiva descomposición 11

del sistema de la Restauración a partir de 1917, año de la huelga revolucionaria. Otros acontecimientos esenciales fueron en 1921, el asesinato del presidente Eduardo Dato, el pavoroso desastre militar de Annual y la dictadura de Primo de Ribera (1923-1929), a la que sucede la II Republica y el estallido de la Guerra Civil. Todo esto tuvo su reflejo en el mundo de la cultura y del pensamiento. Se tenía conciencia de las causas, de vivir un tiempo nuevo y de que ello afectaba al arte. Los historiadores suelen distinguir cuatro ETAPAS en el desarrollo del VANGUARDISMO ESPAÑOL: De 1908 a 1918. Primeras manifestaciones de la vanguardia, protagonizadas esencialmente por Ramón Gómez de la Serna. De 1918 a 1925 (o 1927), desde la llegada de Huidobro a España hasta los primeros ecos del Surrealismo. Son los años del Ultraísmo y el Creacionismo. Predomina lo, lúdico, la exaltación vital y la deshumanización. De 1925 (o 1927) a 1930. Influjo dominante del Surrealismo, con lo que se inicia una rehumanización acompañada de cierta angustia o rebeldía ante los efectos deshumanizantes de la sociedad moderna. De 1930 a 1936. Las inquietudes del momento llevan hacia un nuevo romanticismo. Tras ciertos intentos de conciliar vanguardia estética y vanguardia política, la situación del momento llevará a un ocaso del vanguardismo español. Abordaremos la exposición de estos periodos atendiendo a los autores y movimientos más que a las fechas, ya que es difícil sistematizar un movimiento, que si precisamente se caracteriza por algo, es por la ausencia de orden y sistema. RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA Las primeras manifestaciones de la vanguardia están protagonizadas esencialmente por Ramón Gómez de la Serna (1888-1963). Este autor es el máximo impulsor de las vanguardias en España. La obra de Gómez de la Serna es muy original y a menudo inclasificable. Su mayor aportación es la greguería. A la que él mismo la definió como humorismo + metáfora, y consiste esencialmente en una ingeniosa asociación de ideas o una metáfora insólita, resumida en una breve frase: La pistola es el grifo de la muerte. En las cejas tachó algo la naturaleza. La lechuga es toda enaguas. En la noche helada cicatrizan todos los charcos. Tocar la trompeta es como beber música empinando el codo. La ametralladora suena a máquina de escribir de la muerte. El cometa es una estrella a la que se le ha deshecho el moño. Oh!: puñetazo por sorpresa en un ojo de lo escrito. El hielo se derrite porque llora de frío. 12

Gómez de la Serna pronuncia conferencias vestido de torero, o en un circo a lomos de un elefante; celebra un banquete en un quirófano, cultiva lo extravagante, lo grotesco, lo provocativo. Además de los varios tomos de greguerías, Ramón escribió multitud de cuentos y varias novelas, como El novelista (1923), El torero Caracho (1926) y El caballero del hongo gris (1928). En ellas, y siguiendo su idea de la novela libre, el argumento es sustituido por reflexiones, divagaciones, cuadros, etc. Es autor también de ensayos (El Rastro), biografías (Quevedo, Goya, Valle-Inclán), memorias (Automoribundia, su propia autobiografía) y teatro, completamente innovador: El drama del palacio deshabitado, Los medios seres, Escaleras. ULTRAÍSMO Aparece en España hacia 1918 por influencia de Cansinos Assens. El primer manifiesto aparece en 1919, en la revista Cervantes. Su nombre (Ultra o Ultraísmo) indica su voluntad de ir más allá del Novecentismo imperante. Sus rasgos característicos son: integración de diferentes artes, sustitución de los signos de puntuación por signos matemáticos, exaltación de las máquinas y del mundo moderno, uso del caligrama, ruptura de la disposición tipográfica tradicional y renovación de la metáfora. Autores y obras: Helices (1923), de G. de Torre; El ala del sur (1926), de P. Garfias; Espejos (1921), de J. Chabás; Poemas póstumos (1924), de J. de Ciria y Escalante, etc. CREACIONISMO Este movimiento se inició en París a cargo del poeta chileno Vicente Huidobro y el francés Pierre Reverdy. En 1918, Huidobro lo dio a conocer en España. Su principal divisa es hacer un arte que no imite ni traduzca la realidad (Huidobro), crear lo que nunca veremos (G. Diego), es decir, romper con la realidad visible para crear una nueva realidad que tenga sentido por sí misma. El poema será un objeto autónomo, creación absoluta. El poeta cultivará el juego de azar de las palabras". Pueden destacarse los siguientes recursos en este movimiento: total libertad en la elaboración de imágenes, desconexión de los referentes racionales, supresión de puntuación, escritura ideográfica, distintos tipos de letra en un poema. Obras destacadas dentro del creacionismo son Altazor, de V. Huidobro, Versión celeste, de Juan Larrea e Imagen y Manual de espumas, de G. Diego. SURREALISMO El surrealismo es la Vanguardia histórica más perdurable. España es posiblemente el país europeo en que la repercusión del surrealismo fue mayor. El movimiento fue conocido tempranamente en nuestro país, al publicar en 1925 la Revista de Occidente la traducción del Manifiesto Surrealista que André Breton había dado a conocer en Francia un año antes. A ello hay que añadir las visitas de Breton a Barcelona en 1922 y de Louis Aragon a la Residencia de Estudiantes de Madrid en 1925 (donde vivían Lorca, Buñuel, Dalí, etc.). La difusión del Surrealismo en España debe mucho al poeta Juan Larrea. Su obra se inicia en el Ultraísmo y el Creacionismo, pero ya en 1924 conoce a los surrealistas en París, 13

donde residirá desde 1926. A Larrea debe atribuirse la orientación surrealista de varios poetas del 27. Para otros es fundamental la influencia de Dalí o de Buñuel. Lo cierto es que casi todos los componentes del grupo en cierto momento de su evolución quedaron fuertemente marcados por el Surrealismo. Destacamos dos libros fundamentales: Sobre los ángeles de Alberti y Poeta en Nueva York de Lorca. Ambas son obras maestras de la poesía española. Entre la temática y las técnicas surrealistas destacan la libertad, el azar, el reflejo del mundo interior a través de metáforas arriesgadas y oníricas, lo instintivo, lo maravilloso, la asociación de ideas, la representación extrema de estados de angustia o confusión producidos por las experiencias personales o el mundo; la crítica a los convencionalismos y a la sociedad burguesa, las asociaciones absurdas y humorísticas en las que se pueden mezclar lo macabro y lo naif o ingenuo, los contrastes, la fascinación por los objetos, el verso libre o versículo.debe señalarse, sin embargo, que en general el Surrealismo español no es ortodoxo : los poetas españoles no llegaron a los extremos de la pura creación inconsciente, ni practicaron la escritura automática, salvo algún grupo como el grupo de Santa Cruz de Tenerife. Lo que sí hubo es una liberación de la imagen y un enriquecimiento del lenguaje poético. La irrupción del Surrealismo significa la crisis del ideal de pureza y deshumanización que había prevalecido durante muchos años. Lo humano e incluso lo social, lo político y lo popular penetrarán de nuevo en la literatura, precisamente por los cauces de la expresión surrealista: así lo prueban, entre otras, las trayectorias de Lorca, Alberti o Neruda. En la obra poética del Grupo del 27 el surrealismo es esencial, además de los aludidos, todos los componente de este grupo se vieron influidos en mayor o menor medida por el movimiento, su espíritu o sus técnicas. Esta fue la gran aportación de la literatura de Vanguardia a la literatura española. 14