LA NUEVA LUZ Mi vida se volvió nueva y ahora Una inefable luz en mi reposa, Mi pulso de armonía se colora Un renacer alado en mí rebosa. Una infinita voz he descubierto Palpitando en la estrella que lejana Revela el encantado eco de un huerto Cuyo acento es palabra y filigrana. Como si el alma me sonríe siento, Cuando la voz inmensa de las cosas Me habla con el lenguaje de las rosas. Éste bien de los cielos que presiento De la poesía es numen sublime, Ahora anida en mi alma y me redime. 1
LA MUERTE DEL ARCO IRIS Un manto de carbono insostenible Abraza a la ciudad con saña Implorando al cristal, los árboles se mueren Y se llevan del agua los misterios. En las calles se asfixia la sonrisa de los niños. El trajín aleve del metal, Ondeando su fiebre cotidiana Me asedia y me doblega. Frente a mi ventana La muerte del arco iris se desnuda Coronada por pálidos celajes Y un réquiem de nostalgia ensombrecido. Para recrear el principio de la vida Invoco un cáliz de palabra y tiempo, Busco la puerta de signos y presagios, Develo el fuego de rosas y raíces. 2
TODO EL SILENCIO DEL MUNDO Aquí, su vida era palabra de esperanza. era una casa intensa germinando sueños y preludios. De su remanso verde nacía la aurora. Yo, viajera sedienta, mi languidez hundía en su oasis de catedral sonora. El árbol fue testigo de guerras y huracanes, de flamas y galaxias. Sintió infinitos soles besándole la frente. El amor florecía junto a su cuerpo mítico. El árbol ya no está. Una mano tremenda menoscabó su entraña. En su lugar creció un páramo olvidado y un vacío donde cabe todo el silencio del mundo. 3
EL AMOR A LOS DELFINES Amo a los delfines Porque son más inteligentes que las armas. 4
LOS NIÑOS DE IRAQ La palabra de una flor sombría me seduce. Traspasa mi lengua un verso alegre y triste. Alegre como la vida, Alegre como la paz. Triste como el canto mutilado del cenzontle. Triste como la esencia lívida de los niños en Iraq. 5
EL VENDAVAL Conmueve mi memoria un vendaval que me persigue. Desde su corazón un rostro blanco me ama, y yo lo amo. En su espesura también crece un rostro gris, Mirándome con fuego. Cuando despierto soy sólo cenizas. 6
PÁJAROS DE FUEGO Mientras la sed de tus ojos se hundía en mi ternura, muchos ojos ajenos nos miraban, querían vivir el misterio que unía nuestras vidas. Ser la promesa bajo el dintel del tiempo, la entrega total en cada aurora, el ardor de la piel tornándonos de fuego. Ahora, los mismos ojos se preguntan por qué la soledad del parque y los pájaros tristes buscando nuestra risa. Por qué mi piel desnuda y la nostalgia deshojándome las horas. Se derriba mi voz si alcanzarte. Vencidos por la ausencia Ya no se ven nuestros rostros En los cristales del día. 7
DOS MUERTES El desvelo de los gallos va dibujando la noche. Van pasando los luceros floreciendo entre las sombras, llevan en hombros su risa envuelta en hilos de luna. Pero al doblar el camino los esperaban saetas de colmillos afilados. Una guirnalda de espanto ha detenido a los gallos al ver el cristal deshojado que lloraban los luceros. 8
LA VISITA Su presencia penetró nuestra casa sitiando nuestras vidas con miles de inviernos y miles de noches que no tenían alba. Esparció por todos los rincones y aún sobre nosotros, mantos de tinta y sombra. En el aire vagaba su presencia de hielo. El eco de su verdad acechaba las horas. Sentada a la cabecera de la cama, toda ella invisible, esperó por el cuerpo de mi madre. 9
ELOGIO A MI VIDA Yo tengo en el alma una fuente de alegría. En cada amanecer la aurora me renueva. La luz de mi mirada es un fulgor supremo. La plenitud de los mares me posee, acrecienta mi alma y me serena. De la eternidad tengo lo eterno, por lo infinito también soy infinita. Una pasión anima mis entrañas como la euforia de la fértil tierra. También me anima la mansa realidad del agua pura. Yo guardo dentro de mí el ritmo perfecto que anima la materia. Y en la cima de todo lo que soy, El sublime prodigio de la razón. Yo soy humana. 0