CONJUNTOS MONACALES NOVOHISPANOS César Tenorio Gnecco



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CONJUNTOS MONACALES NOVOHISPANOS César Tenorio Gnecco Junto a la conquista del territorio y avasallaje de los pueblos en la Nueva España, se dio otra de vital importancia, como fue la Conquista Espiritual del territorio, misión comenzada por los tres primeros frailes llegados hacia 1523, fray Pedro de Gante, fray Juan de Aora y fray Juan de Tecto. Para desarrollar la magna tarea de cristianizar un pueblo numeroso en un espacio al extremo vasto era necesario, y si en términos de conquista hablamos, de un contingente armado por la fe, siendo los llamados a conformarlo las Ordenes Mendicantes, llegando a este territorio primero los franciscanos, en 1524 los famosos doce frailes, siguiéndoles muy pronto los dominicos, 1526, y los agustinos 1, 1533, facultados por el papa Alejandro VI en la bula conocida como la Omnimoda. Los Doce Apostólicos, frailes franciscanos, se concentra-ron en centros importantes existentes antes de la conquista, lugares como la propia Mexico-Tenochtitlan, Texcoco, Huejotzingo y Tlaxcala, desde donde irradiaron su evangelización a las zonas de la Nueva Galicia y Michoacán, extendiéndose luego hacia el norte; los frailes dominicos toman como área para su misión el Marquesado del Valle, primero en la zona de Cuerna-vaca, descendiendo luego a Oaxaca, a la Mixteca, y hasta la actual Guatemala. Poco a poco se fue cristianizando a los habitantes de tan extensas tierras, y al ser tales, la llegada de los agustinos vino a completar las fuerzas evangelizadoras en tantas zonas todavía no tocadas; fue así como esta orden se encargó de propagar la nueva religión en la parte noroeste del actual estado de Guerrero, la Huasteca y entrando a reforzar a los franciscanos en Michoacán. Los conjuntos conventuales erigidos por estos frailes son testimonios materiales de esta magna empresa que dan cuenta de las aspiraciones que animaron a sus constructores y la participación material de los vencidos en su construcción, si en verdad lo fueron, pues el México de hoy en día muestra su valor ancestral de un pueblo que sigue venciendo y desarrollando su mundo, tal vez solo se cambió una concepción religiosa donde Tonantzin mudó su nombre por Guadalupe. También es de aclarar que su aspecto de fortalezas, por sus almenas y otros elementos de filiación militar, ha hecho que se les denomine Conventos Fortalezas, título erróneo si lo vemos desde el campo netamente defensivo, que nos lleva a pensar de quien se habrían de defender los frailes?, quizá de los nativos, que habían sido la mano de obra en la construcción de los conjuntos conventuales? 2 ; entonces, tomemos esta denominación como un simbolismo, de Fortaleza Espiritual. Los espacios nunca están vacíos de gente que viene, porque consideran de gran importancia lo que se refiere a su conversión y los conduce a la verdad: en 1 Su Orden fue fundada por San Agustín de Hipona, quien en el siglo IV nació en Tagaste, la actual Argelia, siendo el pilar más sólido de la Iglesia africana y uno de los grandes pensadores y maestros, considerado dentro de la larga lista de los llamados Doctores de la Iglesia. Su filosofía proyectada en el millar de libros que escribió, tiene como punto de partida las enseñanzas del Evangelio. En el 338 fundó la Orden de los Agustinos, de gran influencia y poder durante la Edad Media.... en su monasterio de Hipona, viviendo a semejanza de los santos apóstoles de la Iglesia de Jerusalén, creó la Regla de San Agustín cuyos postulados llegaron a constituir la norma aplicada en los innumerables monasterios agustinos...esta Regla desapareció posteriormente para retomarse en la época medieval, cuando numerosas Ordenes ajustaron su disciplina de vida a la guía de este código monástico. MENDEZ VALENCIA, María Alexandra, Aspectos documentales del Claustro de Nuestra Señora de la Encarnación de Popayán. FERIVA S.A., Santiago de Cali, Colombia,1994 2 Aunque quedan testimonios de rebeliones indígenas, como la de Ixtacmaxtitlán y los ataques a Yuririapúndaro.

efecto, no pasa día que no lleguen a los religiosas con estas ocupaciones. Estas palabras tomadas de la Rhetórica Christiana de fray Diego de Valadés reafirma esta aseveración. La gran arquitectura conventual de mediados del siglo [XVI], quizás debiera clasificarse como una supervivencia medieval; puede decirse que estos grandes templos y conventos fortificados viene a ser como la última expresión de la Edad Media en el Mundo 3. Mientras que en Europa se continuaba con el Renacimiento, en América surgía un nuevo feudalismo, la encomienda. Esta conquista espiritual dio a la arquitectura religiosa universal un nuevo programa de funciones, que por el medio geográfico y principalmente del pueblo a conquistar crearon elementos nuevos para el desarrollo de su actividad, programa que no es sino el conjunto conventual y sus dependencias, conformado por cuatro partes principales que son: atrio, iglesia, convento y huerta, cada uno con espacios que permitían actividades específicas, lineamientos estructurales y decorativos tan especiales por la función, en su estilo y su inventiva, presentándose rasgos góticos, platerescos, clasicistas, sin olvidar el principal ingrediente que en la Nueva España fue partícipe del acervo artístico mundial, no solo para aquellas remotas épocas, sino como puerta de la ahora llamada Latinoamérica a la humanidad, el bagaje cultural de un pueblo, herederos y partícipes de un arte y técnica decorativa sin igual, cuya fusión da como resultado un lenguaje propio de nuestras tierras al integrar el gusto popular autóctono. Es sabido que los libros de arquitectura no circularon en la Nueva España hasta después de la mitad del siglo XVI 4. Se tiene noticia de la llegada de cuatro ejemplares de una edición de Vitruvio, cuatro de la Arquitectura de Alberti, dos de la Arquitectura de Serlio, que llegaron en un embarque de libros para el comerciante Diego Navarro Maldonado. No es descabellado pensar que las ilustraciones de los libros, aunque no se trataran de arquitectura, fueron fuente de inspiración para los constructores en la Nueva España, especialmente para los frailes, quienes no tenían una preparación técnica en la materia. Habiéndose implantada un nuevo concepto arquitectónico en un mundo desde siempre lleno de color, éste entra a formar parte primordial en un juego con los volúmenes y creando un magnífico mundo espacial, presente en el más sencillo edificio hasta en las más monumentales construcciones. El producto del encuentro de dos culturas completamente ajenas es por consiguiente una arquitectura enriquecida con elementos particulares de cada región colonizada, de variadísimos grupos humanos y en un territorio pleno de contrastes. Los europeos al llegar al Nuevo Mundo encontraron no un vasto territorio baldío, sino civilizaciones cuya sabiduría milenaria se desenvolvía entre una concepción mística de las fuerzas cósmicas personificadas, teniéndose al hombre como sostén de esos elementos deificados, y siendo el único llamado a lograr que perdurase la vida en completa armonía con su ambiente, y conservar el mundo de los vivos y de los muertos, logrando mediante estos 3 TOUSSAINT, Manuel op. cit. 4 La primera referencia que se hace sobre un libro de arquitectura aparece en el acta inquisitorial efectuada sobre la biblioteca de don Pedro Cuadrado, en Ciudad de México, en la que se menciona hacia 1569 un "libro de Arquitectura intitulado Vitruvio".

esfuerzos un claro conocimiento de los procesos de natura, organizándose dentro de estructuras socia-les y formas de producción con una elevada división del trabajo, elemento que fue de vital importancia para los frailes, quienes nada bobos, supieron aprovecharla para sus fines; culturas que a través de su desarrollo histórico habían sembrado y cosechado en sus núcleos urbanos una depurada y elevada ideología en constante cambio. Es de discutirse, y enterrado en el pasado quedó, si al implantarse un nuevo modo de vida en estas tierras se cegó este constante florecimiento de manera tajante, o como tal vez sería valido decirlo evolucionó a otro ámbito, pero sí pasaron a otro plano la sabiduría de los tlamatimine y un mundo imaginativo como el de los artífices, quienes basados en la reflexión sobre evidencias de la naturaleza vieron su mundo cambiado por las ideas docmáticas del cristianismo. Al aparecer en el panorama americano los mendicantes, y radicarse dentro de los núcleos humanos existentes, los alteraron a grado sumo, edificando sus conventos en el centro de las congregaciones existentes, tratando arrancar de raíz las creencias religiosas de estos pueblos, levantándose en menos de un siglo en la Nueva España cerca de 272 edificios de diversa magnitud, construidos con materiales obtenidos al des-montar las construcciones religiosas de los naturales, después de derrocar sus ídolos, pasando así a servir la pirámide achatada sobremanera como basamento de los templos y sus plazas entonces alojaron todo un conjunto conventual. Unidas las fuerzas de la mano indígena, sumisa ya al cristianismo, y la pujanza de los frailes, se erigieron las gigantescas estructuras de los conventos, en un amplio recinto que servía de elemento ordenador para la traza de calles con el modelo de cuadrícula, que en mil y un casos no fue impuesta, sino siguió los lineamientos de una ya existente, nombrando casos presentemos a El Cuzco (Perú), Malinalco, Tlayacapan, lugares todos donde se respetó la ordenación urbana original. Esta arquitectura propia es la interpretación colonial de los centros monásticos del viejo continente 5 en estas tierras, claro está a la escala necesaria para las necesidades en el Nuevo Mundo, a las que por su carácter de Evangelización se le incorporaron otras propias para desarrollar esta tarea; es el reflejo de un género de vida donde cada orden aporta un granito de 5 Del siglo IV quedan ruinas de algunos monasterios en la Tebaida. El plano más antiguo conocido es el de la abadía de Saint Gall, que aun existe, del año 880, atribuido al abad Haito (763-836). El partido arquitectónico del monasterio medieval se debe a los benedictinos, como deriva-dos de Montecasino (siglo VI), Cluny del siglo X, Citeaux del siglo XII y Clairvaux del siglo XII, fundado por San Bernardino. Derivados del monasterio medieval son los fortificados y los conjuntos catedráticos de los siglos XIII, XIV y XV. La vida en común con finalidades religiosas tienen antecedentes remotos, anteriores al cristianismo, entre los cuales pueden nombrarse los pitagóricos y sus cenáculos, y a los esenios y nazaritas en el mundo israelita. Dentro del cristianismo, la vida monacal fue una evolución de la vida eremítica, iniciada en Egipto hacia el 250, cuando los anacoretas empezaron a reunirse periódicamente para escuchar a alguno de ellos más viejo, tal vez, y poco a poco se dio origen a la vida permanente en comunidad. El iniciador de la vida solitaria fue San Pablo el Ermitaño o de la Tebaida, quien en el año 250 huyó de la persecución de Decio. Entre sus sucesores el más famoso fue San Antonio; en la época de la muerte de éste (356) los desiertos de Egipto, Siria y Palestina se habían poblado de ere-mitas, que en ocasiones vivían sobre una columna y por ello se les llamaba estilitas. Los eremitas desaparecieron poco a poco, a medida que se fundaban los monasterios. El primer monasterio cristiano de Oriente fue fundado por San Antonio Abad, en Fayo, hacia el 305; en la Tebaida, hacia el 320, San Pacomio dicta la primera Regla Monástica. En el siglo XIII aparecen los monasterios de las Ordenes Militares, que presentan un partido arquitectónico diferente, variante del Castillo Auto-defensivo, que es el único tipo que puede llamarse como convento fortaleza..tomado de CHANFON OLMOS, Carlos op. cit.

arena al desarrollo de concepciones artísticas saturadas de elementos propios de cada región, conjunto conventual que primero se desarrolló en la Nueva España y sirvió de modelo para los edificios en otras regiones del Nuevo Mundo, como es el caso de la Nueva Granada, levantados dentro de los mismos lineamientos pero a menor escala, los llamados centros doctrineros. Dado que en la colonización españoles e indígenas debían coexistir, se establecieron espacios diferentes pero correlacionados, y el siglo XVI fue el momento cuando el fenómeno de cristianización de los nativos dio como resultado la creación de los centros evangelizadores, en los cuales se desarrollaban además de las tareas propias de esta vocación las de tutelaje, mientras que a su sombra se creaban las trazas de las poblaciones españolas. En infinidad de casos estos conjuntos conventuales fueron la semilla de pueblos como es el caso del convento de Belencito, en el departamento de Boyacá, Colombia, inicio de una población que partiendo del núcleo monástico comenzó su vida urbana, caso también ejemplificado por la ciudad de Guaduas, departamento de Cundinamarca, la cual repitió la historia de los centros monásticos europeos en torno a los que crecieron eventualmente aldeas y burgos. Así encontramos que un conjunto conventual novohispano está conformado por: 1. Un gran atrio, el elemento principal, prioridad que adquirió en la Nueva España por la necesidad de recibir a un número elevado de catecúmenos, y sin olvidar la razón primordial, la que los nativos de estas tierras no gustaban de espacios cerrados, realizando todas sus actividades diarias y de culto al aire libre; así debieron realizarse las labores de doctrina de acuerdo a este modus vivendi De ahí que la costumbre sea predicarles en espacios abiertos que son amplísimos, no sólo en las ciudades donde tenemos nuestros conventos, sino en todos los lugares a los que llegamos a predicar. Pues donde quiera que estamos, siempre nos dedicamos al trabajo de las almas. 6. En el atrio se encontraba el surtidor de agua, la cruz atrial, capillas posas y capilla abierta o de indios, cuando ésta no estuvo integrada al convento, que podemos decir constituía la primera iglesia con todos sus elementos 7. Sin lugar a equivocarnos, afirmaremos entonces que la Capilla Abierta o de Indios reemplazaba al presbiterio de una iglesia convencional, donde se halla el Altar Mayor; las Capillas Posas, son las capillas laterales de la iglesia, elemento importante para la antigua liturgia y más para aquellos rituales católicos que debían impresionar a los neófitos en este campo, pletóricos de pompa y circunstancia; la explanada del atrio se tornaría entonces en la inmensa nave de la iglesia. Fue este un ingenioso artificio de los frailes mendicantes para ir acondicionando a su nuevo pueblo a lo que luego sería la iglesia, arquitectónicamente dicha. "Existen pues los recintos sagrados, separados de los demás y cercados con altos muros de mampostería unida con cal, sin adosarse a ninguna construcción y teniendo a todos lados las poblaciones a manera de islas." 8 2. claustro, organizado en torno a un patio central, típica adecuación del concepto arquitectónico levantino y andaluz, presentando como dependencias básicas la portería, que en ocasiones fungió como capilla abierta cuando ésta no se construyó, refectorio, sala de profundis y cocina 6 VALADES, fray Diego de Rhetórica Christiana. 7 Los nativos acostumbrados a ceremonias efectuadas en grandes es-pacios abiertos, al cambiarse su convicción religiosa y vivencial no podían ser abrúptamente introducidos a espacios cerrados, que por ellos sólo eran usados para actividades diferentes a las netamente religiosas; por tanto, el gran atrio es la aportación religiosa de los mendicantes al mundo, aquí en La Nueva España. 8 Ibidem.

en el claustro bajo, y en la parte superior, biblioteca y celdas; la huerta, fue un elemento de vital importancia para el conjunto, donde se alojaron, cuando las hubo, las caballerizas. "... Después es tán los monasterios y del otro lado los huertos. El lado al que dan las puertas, esta ceñido por amplios, espaciosos y muy asoleados pórticos, en los que los religiosos se ocupan de oír confesiones y administrar todos los sacramentos a la vista de todos." 9 3. Iglesia, que según dicen los eruditos en la materia, fue el último de los elementos en construirse. Siguen después los templos principales, que por dentro y por fuera están hechos con gran arte y ciertamente, la mayoría de ellos están construidos totalmente en piedra y más o menos tienen todos la misma forma. 10 Este ingenioso programa lo encontramos en las edificaciones de las tres Ordenes, pero con marcadas diferencias, no solo con relación a sus aspiraciones, sino entre los conjuntos de la misma Orden, siendo los más singulares los que construyeron los agustinos, ya que ellos como los dominicos no tenían el voto de pobreza de los franciscanos, hecho que les permitió desarrollar sus conjuntos con mayor monumentalidad y suntuosidad; por tanto cada una de las ordenes plasmaba sus reglas en sus construcciones, dejándose ver en los conjuntos conventuales su austeridad, en claustros y recursos constructivos poco ostentosos; en agustinos y dominicos toda su magnificencia en dimensiones y métodos constructivos; eso sí, conservando lineamientos generales que marcan una uniformidad en todos los conjuntos conventuales, y más si entendemos que los frailes tuvieron sumo cuidado en establecer un culto lleno de boato y pompa, que influyera en el proceso de conversión de los naturales, para contraponer su evangelización con la religión que aquí se practicaba, con rituales sumamente complejos y vistosos. Rober Ricarde en su obra, La Conquista Espiritual de México, dice que los frailes se empeñaron en entretener y re-crear a los neoconversos con esplendorosos oficios 11, con procesiones y fiestas de todas clases, tratando de celebrar todo con la mayor solemnidad posible. Cabe aclarar que ninguna de las tres Ordenes se libró de esta actitud, pero los agustinos se 9 Ibidem. 10 Ibidem. 11 Celebran las pascuas del Señor y de Nuestra Señora y de las ad-vocaciones principales de sus santos con mucho regocijo y solemnidad, adornando para estas fiestas sus iglesias muy graciosamente con los paramentos que pueden haber, e lo que les falta de tapicería, suplen con muchos ramos y flores que echan por el suelo, y yerbabuena, que acá se ha multiplicado cosa increíble, y mucha juncia y espadañas, y por donde ha de pasar la pro-cesión hacen muchos arcos triunfales, los cuales adornan con diversidad de rosas, de que hacen escudos grandes y chicos de labores de mesmas rosas, y asimismo piñas muy de ver; y por esto en esta tierra hacen mucho por las rosas, y las tienen la mayor parte del año, y aún no contentos con las que tienen en sus pueblos, envían por otras a otros pueblos que están a diez y doce y quince leguas, en la tierra caliente, que es donde pocas veces en todo el año faltan, o las hay siempre, y muy buenas; y salen los indios señores y principales ataviados con sus camisas limpias y mantas blancas y labradas, con plumajes y piñas de rosas en las manos, bailan y dicen canta-res en su lengua de las historias de las fiestas que celebran, que las han traducido los frailes en su lenguaje, y los maestros de sus cantores las han puesto a su modo en metro que cuadre y se cante al son de sus cantares antiguos; y estos en muchas partes comienzan a media noche en la vigilia, o cuando se acaban los maitines de la fiesta, y tienen muchas lumbres en sus patios, que en esta tierra los patios son muy grandes y muy gentiles, por-que la gente no cabe en las iglesias, y en los patios tienen su capilla para que todos oyan misa los domingos y fiestas, y las iglesias sirven para entre semana; y después también cantan harta parte del día, sin se les hacer mucho trabajo ni pesadumbre BENAVENTE, Fray Toribio de Memoriales o libro de las cosas de Nueva España y de los naturales de ella.

llevan las palmas.... si el edificio era suntuoso, monumental, soberbio, fastuoso, se convertiría en un marco adecuado para rituales ostentosos; el efecto que causarían entonces en el ánimo de los indígenas los edificios y el ritual, no había que dudarlo, sería favorable para su conversión a la nueva doctrina.... Aún así, no todo fue grandeza y ambición; también, no hay que olvidarlo, hubo mesura y por supuesto pobreza en las tres Ordenes. Destacaremos aquí el caso de monasterios agustinos de humilde arquitectura como el de Pahuatlán, en la Sierra Baja, donde la pobreza era demasiada.... No obstante, debe considerarse también el contagio por la grandiosidad que padecieron los indígenas, quienes eran los empeñados en tener un hermoso monasterio, por razones de orgullo local 12. Importante es no olvidar que los conventos tenían otros pequeños diseminados en un radio de treinta kilómetros, dentro de las repúblicas de indios; eran pequeños edificios religiosos que sustituían los adoratorios, eran las llamadas visitas de conventos. Para demostrar con palabras escritas, la grandiosidad de la obra de los frailes mendicantes en la Nueva España, presento un listado recopilado de varios autores, en especial de Kubler 13, quien nos aporta el mayor número de conjuntos conventuales novohispanos del siglo XVI. FRANCISCANOS PROVINCIA DEL SANTO EVANGELIO - San Juan Evangelista Acatzingo - San Martín Alfajayucan - Asunción de Nuestra Señora Amozoc - Asunción de Nuestra Señora Apan - San Juan Bautista Atlangatepec - Concepción Purísima Atlihuetzía - Santa María de Jesús Atlixco - Santiago Atotonilco de Tula - San Pedro y San Pablo Calimaya - San Andrés Calpan - San Simón y San Judas Calpulalpan - San Andrés Chiauhtla (Texcoco) - Santiago el Mayor Chalco Atenco - San Andrés Cholula - San Gabriel Cholula - San José de los Naturales o Capilla Real Cholula - Santa María Churubusco - Santa María de Jesús Coatepec Chalco - San Miguel Cuatlinchán - San Juan Bautista Cuautinchán - San Buenaventura Cuautitlán - Anunciación (o Asunción?) de Nuestra Señora Cuernavaca - San Cristóbal Ecatepec - San Luis Huamantla - San Martín Huaquechula - San Miguel Huejotzingo - San Diego Huejotzingo - San Luis Obispo Huexotla - San Ildefonso Hueyotlipan - San Andrés Hueytlalpan - San Mateo Apóstol Huichapan - San Matías Apóstol Ixtacalco - San Juan Ixtacmaxtitlán - Jalacingo - Natividad de Nuestra Señora Jalapa - San Pedro y San Pablo Jilotepec - San Juan Bautista Metepec - San José de los Naturales México - San Francisco México - Asunción de Nuestra Señora Milpa Alta - Santa María Nativitas - Concepción de Nuestra Señora Otumba - Pachuca 12 VICTORIA, José Guadalupe op. cit. 13 KUBLER, George op. cit.

- Las llagas de San Francisco Puebla - La Magdalena Quecholac - San Felipe Cuixtlán - Santa Ana Chiautempan - San Gabriel Tacuba - San Luis Tampico - Apóstol Santiago Tecali - Asunción de Nuestra Señora Tecamachalco - San Antonio de Padua Tecómitl - Santiago Apóstol Tecozautla - Concepción de Nuestra Señora Tehuacán - San Juan Bautista Teotihuacan - Teotitlán del Camino - San Francisco Tepeaca - San Francisco Tepeapulco - San Francisco Tepeji del Río - San Bartolomé Tepetitlán - Tepexi de la Seda - San Francisco Tepeyanco - Texcoco - San Pedro Tláhuac - San Francisco Tlahuelilpa de Ocampo - San Luis Obispo Tlalmanalco - Corpus Christi Tlalnepantla - San Francisco Tlaquiltenango - Santiago Tlatelolco - Asunción de Nuestra Señora Tlaxcala - Asunción de Nuestra Señora Tochimilco - Asunción de Nuestra Señora Toluca - San Francisco Totimehuacán - San Juan Totolac - San José Tula - San Juan Bautista Tulancingo - San Lorenzo Tultitlán - San Andrés Apóstol Veracruz - San Juan Bautista Xichu - Santiago el Mayor Xiutepec - San Bernardino de Siena Xochimilco - San Pedro y San Pablo Zacatlán de las Manzanas - Todos los Santos Zempoala - San Miguel Zinacatepec PROVINCIA DE MICHOACÁN - Santa María de Gracia Acámbaro - San Francisco Apaseo - Nuestra Señora de la Concepción Celaya - Chamacuero - San Antonio Charapan - Chucándiro - Asunción de Nuestra Señora Erongarícuaro - San Francisco Jiquilpan - San Francisco Pátzcuaro - San Francisco Peribán - Santo Tomás Pichátaro - San Jerónimo Purenchécuaro - Santiago Querétaro - San Felipe - San Miguel de Allende - San José Tajimaroa - Santa Cruz Tancítaro - Santa María de Jesús Tarécuaro - San Miguel Tarímbaro - San Pedro Tolimán - San Francisco Tzintzuntzan - San Francisco Uruapan - San Buenaventura Valladolid (Morelia) - Santa Ana Zacapu - San Juan Bautista Zinapécuaro o Tzinapécuaro - San Juan Zitácuaro PROVINCIA DE JALISCO - Asunción de Nuestra Señora Acaponeta - Agua del Venado - San Juan Evangelista Ahuacatlán - San Andrés Ajijic - San Francisco Amacueca - San Juan Evangelista Atoyac - La Transfiguración, o El Salvador Autlán - Chalchihuites - Chapala - San Miguel Cocula - San Francisco Colima - Durango - Concepción de Nuestra Señora Etzatlán - San Francisco Guadalajara - Huaynamota - Asunción de Nuestra Señora Jala - San Juan Bautista Jalisco - San Francisco Juchipila - Nombre de Dios - San Pedro y San Pablo Pon-citlán

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- Ocuilan - Santiago Ocuituco - Pahuatlán - Pánuco - Parangaricutiro - Pátzcuaro - Puebla - Pungarabato - San Bernardo - San Felipe - San Luis Potosí - Santa Fe - Singuilucan - San Jerónimo Tacámbaro - Tantoyuca - San Nicolás Tehuitzila - Tempoal - Tepecoaculco - Tezontepec - Tianguistengo - Santiago Tingambato - San Juan Bautista Tiripitío - Tlacuilotepec - Tlamaco - Tlanchinol DOMINICOS - Tlapa - San Pedro Tlatemalco - Tlayacapan - Tlazazalco - Tonalá - San Guillermo Totolapan - Tutotepec - Santa Ana Tzirosto - San Francisco Ucareo - Santiago Undameo - Santa María de Gracia Valladolid (Morelia) - Xihuico - San Nicolás, o la Asunción Xilitla - San Nicolás Xochicoatlán - Santa María (o La Asunción) Xoxoteco - San Juan Bautista Yecapixtla - Yolotepec - San Pablo Yuririapúndaro - San Pedro Zacán - Zacatecas - Zacualpan - La Concepción Zacualpan de Amilpas - Zacualtipán - Zoquizoquiapan - Achuitla - Natividad de Nuestra Señora Almoloyas - Asunción de Nuestra Señora Amecameca - Atlixco - San Felipe y Santiago Azcapotzalco - Chichicapa - Asunción de Nuestra Señora Chila - Santo Domingo Chimalhuacán Atenco - San Vicente Ferrer Chimalhuacán Chalco - Natividad de Nuestra Señora Coatepec Chalco - San Juan Bautista Coixtlahuaca - San Juan Bautista Coyoacán - Santiago Cuilapan - San Pedro Etla - Santo Domingo Hueyapan - Santo Domingo Huehuetlán el Viejo - Santa Catalina de Siena Huitzo - Santo Domingo Izúcar de Matamoros - Santo Domingo Jalapa - Juquila - Juxtlahuaca - Santo Domingo México - San Andrés Miahuatlán - Santo Domingo de Guzmán Mix-coac - San Antonio Nejapa - Nochistlán - Santo Domingo Oaxaca - Santo Domingo Oaxtepec - Santo Domingo Ocotlán - Santo Domingo Puebla - San Jacinto San Angel - La Purificación de Nuestra Señora Tacubaya - Santiago Tecomastlahuacán - Santo Domingo Tehuantepec - San Juan Bautista Tenango Chalco - Teotitlán del Valle - Santa María de la Purificación Tepapayeca

- Santa María Magdalena Tepe-tlaoztoc - San Pedro y San Pablo Tepos-colula - Natividad de Nuestra Señora Tepoztlán - San Juan Bautista Tetela del Volcán - San Juan Teticpac - Tilantongo - Tlacochahuaya - San Pedro y San Pablo Tláhuac - Santo Domingo Tlaquiltenango - Asunción de Nuestra Señora Tlaxiaco - Santo Domingo Tonalá - San Ildefonso Villa Alta - Santa María Magdalena Xalte-pec - Santo Domingo Yanhuitlán - Asunción de Nuestra Señora Yautepec Es entonces cuestión de causar asombro al ver este cuadro, que tantas magníficas obras se hayan hecho en tan corto espacio de tiempo; podemos ver que conjuntos conventuales franciscanos, entre 1520-30 y 1610-20 se edificaron mas de 154; agustinos entre 1530-40 y 1610-20, mas de 80; y dominicos, entre 1520-30 y 1610-20 403, más de 50, teniendo entonces la cifra exorbitante de más de 284 monumentos que son un tesoro para la historia de la arquitectura universal, y si añadimos los citados por otros autores como Toussaint y Victoria la cifra aumenta considerablemente. Anotemos aquí, que los creadores de tan magníficas obras eran artistas populares, aprendices en los escasos textos y dibujos de que se disponía y memoristas de lo que habían "hecho" o visto en España... 404. Una manera especial de diferenciar a los monumentos monásticos del siglo XVI es la manera de cubrir los espacios; una con bóveda y la otra con cubiertas de madera, pero de ésta última pocos ejemplos quedan, a no ser el alfarje que se conservan en Huatlatlauhca y la referencia histórica de las techumbre que existieron en Molango y en el primitivo convento de México. Testimonio claro de la belleza que estas techumbres tuvieron, no lo muestra el hermoso maderamen de estilo mudéjar del templo franciscano de Tlaxcala. En algunas fachadas de monasterios novohispanos aparece una torre, Actopan, Ixmiquilpan, Xilitla, Meztitlán y Yuririapúndaro, y muchos más, siendo éstos los más representativos. Entremos al análisis de cada uno de los elementos de los conjuntos conventuales, sin diferenciación de órdenes. Tres elementos conformaban las primeras iglesias en estos conjuntos conventuales, el inmenso atrio que hace las veces de gran nave, las capillas posas que recuerdan las capillas laterales de un templo tradicional y la capilla abierta, que es el presbiterio; de esta manera, los nativos acostumbrados a sus ceremoniales al aire libre no sintieron gran cambio de uno a otro, y cuando se construyeron las iglesias, tantos años después, los feligreses ya estaban familiarizados con los espacios cerrados, elementos ideados para familiarizar a los neófitos con un lenguaje que se desarrollaría en el modo tradicional de la iglesia. Los conjuntos conventuales presentan una secuencia constructiva de sus edificaciones, siendo la primera los albergues provisionales techados con paja, mientras se levantaba el edificio definitivo, la parte específicamente dedicada a la evangelización de los indios, atrio, capillas 403 Marcamos con estas fechas décadas de construcción, pues como nos dice don Manuel Toussaint, op. cit, los agustinos llegaron a la Nueva Espa-ña en 1533. 404 ROJAS, Pedro Historia general del arte mexicano, Epoca colonial.

posas y capilla abierta, también las primeras de manera provisional para luego edificarse permanentes, y por último las grandes iglesias conventuales. ATRIO 405... El patio que dice aquí es una gran plaza grande cerrada de almenas, obra de un estado de suelo poco más o menos, blanqueadas de cal, muy lindas que hacen los indios delante de la puerta de cada iglesia, donde caben treinta y cuarenta y cincuenta mil personas, cosa mucho de ver. 406 La Doctrina Cristiana se enseña siempre en los patios de la iglesia; porque como ha de ser tan general para todos, es bien, el que el lugar sea público. Allí se dividen por los ángulos, a una parte los varones, y a otra las hembras, y unos indios viejos, que les enseñan según la necesidad... Los domingos, y fiestas de guarda se junta todo el pueblo en los patios de la iglesia, donde hay árboles, que hagan sombra; y puestos allí por sus hileras los indios a un lado y las indias a otro, se están rezando una, o dos horas antes de emprender la misa..." 407 Conformado por una gran explanada, que se extiende al frente del templo y del claustro, siendo excepciones los de Atotonilco el Grande, Huejutla y Tlaquiltenango que se ubicaron a un lado del templo conventual, o el de Meztitlán en forma de L. Limitado por muros almenados y tres puertas a sus ejes, la principal al del templo, con sus accesos bien determinados por arcadas, llamadas arcadas reales. En la Sierra Alta de Hidalgo no se marcan las entradas al atrio por medio de arcos 408, interrumpiéndose sólo los muros al crearse un vano sin ningún elemento de importancia arquitectónica y decorativa, acceso a estas entradas logrado mediante rampas, que algunas presentan escalones, y por tanto no limitan por su topografía directa-mente con la plaza del pueblo. En él se desarrollaron múltiples actividades, como lo representa el grabado de la Rhetórica Cristiana, de fray Diego de Valadés: la catequización, la confesión, la enseñanza de los Santos Sacramentos, la justicia, oficios de difuntos y en él se ven hasta llegar enfermos a este campo de piedad 409 "A. Aquí está el predicador de la palabra de Dios, quien en su propia lengua les explica los dones celestiales. B. Fue necesario enseñarles con alguna ilustración, porque no sabían leer: por eso el predicador les muestra los misterios de nuestra religión con una varita. De tal modo que después, re-flexionando ellos, los memoricen mejor.... H. Esta es la forma del 405 "El atrio como vestíbulo abierto, complementario de un lugar de reunión, existe en la mayoría de los templos aún fuera del cristianismo. La razón de ser del atrio mexicano del siglo XVI es la versión cristiana de la plaza ceremonial prehispánica.... En esta forma cambia su jerarquía en el partido arquitectónico previo al siglo XVI, donde es elemento complementario al partido novohispano... donde se transforma en elemento esencial." CHANFON OLMOS, Carlos Historia de la Arquitectura, Siglo XVI Texto de estudio en la Maestría Restauración de Monumentos, UNAM. 406 DE LAS CASAS, Fray Bartolomé Apologética Historia Sumaria 407 GRIJALVA, fray Juan de Crónica de la Orden de N. P. S. Agustín en las provincias de la Nueva España. 408 Siendo este el elemento clave de las diferencias con otros conjun-tos conventuales novohispanos, tal vez debido a la topografía de la zona. 409 ROJAS, Pedro op. cit.

lugar en que se imparte justicia. Pues nosotros los religiosos, además de la autoridad que nos ha sido concedida por la Sede Apostólica, escuchamos todas las controversias de los indios en asuntos espirituales, y a causa de la buena voluntad que nos tienen, ponemos fin a ellas, sin hacer escándalo. Ellos aceptan (a manera de oráculo) lo que nosotros decimos, pues con ánimo paternal juzgamos lo que es equitativo, ya que ciertamente deseamos el bien de ellos, como hijos nuestros en Christo; por lo cual nunca buscan excusas ni hacen apelaciones, y lo que hubiere ordenado el religioso, lo aceptan como si viniera de Dios, como lo es en realidad.... En los espacios manan fuentes donde los niños lavan las impurezas del cuerpo, porque antes que nada se les enseñan las normas de pulcritud. 410 Estos atrios estaban delimitados por un camino procesional, que saliendo de la capilla abierta y luego de las iglesias, relacionaba cada una de las cuatro capillas posas, en la mayoría de los casos delimitado por árboles, o por un muro bajo como vemos en Atlatlauhcan. Otra de sus funciones fue la de cementerio, que en algunos casos vemos que se usaron hasta entrado este siglo. Fue el elemento propio de la conquista espiritual en la Nueva España; gran plaza de reunión como acercamiento a los nativos, resultado del conocimiento de las costumbres religiosas practicadas en estas tierras. Hacia él se abre la Capilla Abierta o de Indios, donde se celebraban los servicios religiosos, y en las esquinas se encontraban las cuatro capillas posas, elementos que testifican cómo la liturgia se acomodó a las necesidades propias de la evangelización. Estuvieron rodeados por muros anchos de altura variable, y con frecuencia presentan el aspecto almenado de las fortalezas, interrumpidos para dar paso a las arcadas reales. Estos grandes atrios son el testimonio del trabajo conjunto de frailes y nativos al realizar las grandes explanadas que los conformaban, trabajo en que los segundos eran expertos, excavando y rellenando para lograr grandes espacios planos en lugares donde la topografía no lo permitía, o en casos como Huejotzingo donde un terreno de por sí plano sirvió de base para levantar una plataforma y elevar el conjunto conventual. Su forma era cuadrangular y sus dimensiones muy variables, de acuerdo a la importancia del convento, ya sea casa matriz (priorato 411 ) o visita, y al número de habitantes de la región donde se establecía, llegando a tener dimensiones tan exageradas como el atrio de Xochimilco que abarca 14.000 metros cuadrados. En casos como Meztitlán se llegó hasta modificar el terreno para conformar el gran atrio. Las visitas tal vez son inspiradas en las Obediencias 412, que eran monasterios rurales de tamaño muy reducido, empleados para penitencia de los monjes que cometían faltas. 410 VALADES, fray Diego de op. cit. 411 Un priorato es un conjunto conventual donde residen varios religiosos bajo las órdenes de un prior, a quien se le conoce como prior conventual para distinguirlo del prior provincial, el superior de varios conventos que forman una provincia regular. Todos lo frailes habitaban en el priorato y acudían a las visitas únicamente para la administración de la doctrina. A los priorato y visitas pertenecían varias estancias; cuando una visita aumentaba su población era elevada a la categoría de priorato. Cada priorato tenía bajo su jurisdicción espiritual cierto número de estancias, que contribuían al sostenimiento de las visitas y de los prioratos. 412 Obedience de Avallón cerca de Savigní, Cluny (siglo XII).

Su forma más común fue la cuadrangular, regular o irregular, cuyo eje principal es el de la iglesia, o más bien, la iglesia se construyó sobre este eje, ya que fue el último elemento en construirse de los conjuntos conventuales. Pocos son los casos de atrios cuadrados como el de Huejotzingo, siendo la mayoría rectangulares con variantes en el ancho y profundidad respecto a la iglesia; variantes también son los atrios a un lado del templo, o aquellos casos en que éste presenta un atrio pequeño frente a sí además del atrio principal, conformando una L, continuos o separados por construcciones accesorias o sir-viendo como espacio propio a las capillas abiertas. CRUZ ATRIAL Se localizaba en el centro de los ejes del atrio; primero fueron de madera y después de 1539 de piedra. Su antecedente español pudieron ser las cruces de los humilladeros en los caminos del norte de la península, levantadas durante el siglo XIII, dándose en el Nuevo Mundo llenas de interés artístico e iconográfico. En un principio fueron altísimas cruces de madera para ser vistas a gran distancia, "pero constituían pararrayos terribles para los indios, que casi siempre se encontraban al pie" 413. En 1539 se ordenó que fueran construidas en piedra y no tan altas como las de madera. Las cruces atriales mexicanas simulan estar formadas por re-presentaciones en piedra de los maderos cruzados, casi siempre de sección poligonal, en los que se labraron infinidad de motivos tales como cabos de los que brotan flores de lis y en sus superficies aparecen representados los símbolos de la Pasión 414, y en la intersección de los brazos el Divino Rostro. Al ser realizadas por manos indígenas llevan su sabor propio, dándose casos notables de interpretaciones insólitas como en algunas cruces en las que aparece un espejo en la intersección como la de Tajimaroa, hoy Ciudad Hidalgo, hecho que no cambia en nada el concepto, pues en lugar del Rostro Divino, el símbolo más precioso de la cruz, se pone un símbolo que representaba para los nativos lo más precioso en su lenguaje iconográfico, un espejo de obsidiana rodeado de la corona de espinas. Las flores de lis se tornan más bien penachos de plumas, y los elementos de la Pasión desaparecen en algunas por completo o aparecen mezclados con representaciones profanas como cabe-citas de caciques, frailes o encomenderos, de igual manera que los donantes en los lienzos europeos, o cambiados por los escudos de las ordenes religiosas. En sus bases pueden aparecer el Padre Eterno, la Dolorosa o las canillas con la calavera. Preséntense como se presenten, estas cruces son el primero y mayor de los reflejos de una existencia y común participación de dos pueblos fundidos en una religión; este hecho nos hace pensar, hubo un pueblo vencido? o por su espíritu al extremo religioso, el nativo asimiló y 413 TOUSSAINT, Manuel Op. Cit. 414 Es otro de los geniales artificios de los frailes mendicantes, ya que San Gregorio después de haber soñado con una Misa en que aparecían los símbolos de la Pasión ordenó que ganaría indulgencias aquel que los vieran, y los frailes conscientes que en un comienzo la conversión de los nativos sería difícil, decidieron esculpir estos símbolos en las cruces atriales, y como éstas se ubicaban en el cruce de los ejes principales del atrio, los indígenas quisieran o no los verían y así se salvarían.

aceptó voluntariamente la nueva corriente espiritual?. La más notable de estas cruces atriales es la de Cuauhtitlán, estado de México, fechada en 1555, por su escultura en la que aparecen representados el fraile que era prior del con-vento cuando fue edificada y el encomendero Alonso de Avila; sus cabos son flordelisados 415. De gran belleza es la del convento franciscano de Huichapan, Hidalgo, ornamentada con finos relieves de poca profundidad, elementos que le dan un carácter plateresco. La de Jilotepec, México se desplanta sobre una gran base cuadrada, que recuerda la parte alta de una pirámide, ostentando un friso de escudos, como conformando una gran peana de soporte para la cruz. La de Acolman presenta un curioso contraste en su ejecución, entre la Virgen en altorrelieve ubicada en la parte frontal del dado que sirve de peana a la cruz, imagen desarrollada con gran primitivismo que parece más bien un ídolo prehispánico que una imagen cristiana, y los finos relieves que cubren la cruz; en el centro de ella se observa un hermosísimo rostro de Cristo que recuerda a la escultura renacentista. La cruz de Cardonal, Hidalgo, presenta una mezcla de elementos indígenas y europeos; los primeros, en los relieves de los símbolos de la Pasión, y de carácter europeo es la cartela superior. CAPILLAS POSAS 416 o capillas procesionales. Refiriéndonos a las capillas posas, es de lamentar que infinidad de ellas se han perdido; ejemplos principalísimos son las de Huejotzingo y Calpan, y en los monasterios agustinos una o dos de Acatlán, Tezontepec y Meztitlán. Se llaman posas porque en las procesiones se detenían y posaban en ellas la custodia con el Sacramento. Estas construcciones propias de la conquista espiritual del Nuevo Mundo se ubicaban generalmente en las cuatro esquinas del atrio; en el interior de cada capilla había un altar, colocado de frente a la dirección en que venía la avenida procesional, en sentido contrario al de 415 Semejantes a las de Santa Cruz Atoyac y Huipulco. 416 "La fiesta de Corpus Christi, de gran tradición medieval, instituida por Urbano IV el 8 de septiembre de 1264 convino con el "Milagro de Bolsena", por medio de la Bula "Transiturus", fue solemnizada a partir del reinado de Martín V, el papa liquidador del cisma de Occidente, con la gran procesión "Teofónica" a principios del siglo XV. "La procesión, muy solemne a través de una población, trajo la costumbre de construir pequeñas enramadas o altares provisionales, cubiertos por toldos, para hacer paradas de descanso en la trayectoria recorrida durante la celebración. Estos altares recibieron el nombre de "Capillas Posas". "Los primeros evangelizadores de la Nueva España, adoptaron la estrategia de multiplicar las ceremonias litúrgicas llenas de colorido para sustituir el gran ceremonial prehispánico, Ninguna ceremonia más apropiada que las procesiones en el atrio. De allí el carácter definitivo de las capillas posas mexicanas que perdieron su carácter provisional europeo ante la celebración constante de procesiones. "Otras funciones de la capilla posa, deben considerarse en nuestra opinión, como complementarias, o como adaptaciones lógicas posteriores al siglo XVI, al desaparecer la función inicial." CHANFON OLMOS, Carlos op. cit.

las manecillas del reloj. No solo tuvieron la función procesional, donde se posaba el Santísimo, sino como muestra el grabado de Valadés en ellas se catequizaban a los nativos divididos por grupos, una para hombres, otra para mujeres, otra para niños y la otra para niñas. "En los cuatro ángulos de estos espacios, hay otras tantas capillas, de las cuales la primera sirve para enseñar a las niñas, otra para los niños, la tercera para las mujeres y la cuarta para instruir a los varones." 417 Si tomamos el caso de Huejotzingo, donde el conjunto conventual tuvo a su cargo veinte poblaciones agrupadas en cuatro parcialidades, cada capilla posa pertenecía a una de ellas. Cabe anotar que estas capillas pueden ser la representación de los nichos de testera que aparecen en las cuatro esquinas del claustro inferior de los conventos, en el mismo sentido que las capillas, motivo que nos hace pensar que el atrio también puede ser una repetición al aire libre de los conventos. Las capillas posas son junto con el atrio y la capilla abierta elementos de vital importancia dentro de la conquista espiritual, ya que son el resultado de la unión directa de la evangelización y el pueblo evangelizado. No presentan un modelo específico; su forma varía desde unos cubos abiertos en dos de sus lados y cubiertos por bóveda, de nervadura, cupuliforme, de chapitel, en fin al gusto del fraile constructor, hasta los simples nichos que albergaban el altar, como en Epazoyucan, Tepeji, Chiautla y Tasquillo. Es de lamentar que estos característicos elementos de una época y suigeneris dentro del patrimonio artístico de la humanidad se estén perdiendo, o ya tantísimos hayan desaparecido por la falta de conciencia nuestra, "ya solo nos quedan muy pocas y muchas de ellas en ruinas" 418 En su gran mayoría, presentan un aspecto constructivo y ornamental muy pobre, haciendo impresionantes por su delicada belleza aquellas que ostentan un tratamiento monumental o suntuoso, como las de Huejotzingo y Calpan. Las de San Andrés Calpan, son cuatro capillas plenas de derroche decorativo, tratamiento iconográfico y maestría en su realización por manos indígenas, que las hacen unas magníficas obras. El atrio y las capillas posas caen en desuso a fines del siglo XVI al mermarse la población en garras de la terrible mortandad, y al cambiarse el clero regular por el secular, el cual no tenía la misma vocación de los frailes mendicantes, pasando a ser las capillas posas y la capilla abierta pequeños adoratorios, o bien elementos utilizados para ciertas celebraciones cuando podían cumplir un uso específico, Corpus Christi, por ejemplo. El atrio no desapareció del todo como elemento propio de las posteriores edificaciones religiosas, apareciendo a menor escala. CAPILLA ABIERTA 419 417 Ibidem. 418 Y ni qué hablar de Colombia, solo quedan unas cuatro?!. 419 Para el doctor Chanfón Olmos "su creación puede deberse a varias razones simultáneas: 1- Tradición prehispánica de ceremonias al aire libre. 2.- Celebración de actos de culto para grandes multitudes.

"Junto a las escuelas, suelen haber capillas, ingeniosamente construidas, en las que los días feriados y domingos se organizan reuniones para los indígenas y se celebran Misas; no hay en efecto, ninguna comunidad de personas, entre las que nosotros presidimos, cuyos templos sean tan grandes que puedan contener a toda la multitud, aunque tuvieran el doble de su tamaño." 420 Hecho sin precedente en la historia del cristianismo es el del Nuevo Mundo, cuando todo un pueblo, muchas civilizaciones se doblegan a la religión de sus conquistadores 421, y así, arquitectónicamente se busca la respuesta a las necesidades de la evangelización a gran escala, e inteligentemente respondiendo al modus vivendi de los catecúmenos. Nacen primero como enramadas donde se impartían los sacramentos, desarrollándose luego obras arquitectónicas que enriquecen el patrimonio artístico del mundo entero, dándose pocos casos en Sur América dentro de los lineamientos que se dieron en la Nueva España, con una fuerza inigualable y multiplicidad de variantes. Partiendo de las enramadas utilizadas por los nativos para cubrir pasajeramente imágenes o personajes, adaptadas por los frailes para oficiar la misa, sigue su camino arquitectónico mediante ábsides improvisados abiertos hacia el primitivo atrio, elemento ordenador del conjunto conventual y de los futuros centros urbanos. En las capillas abiertas aparecen, como es el caso de la península de Yucatán, algo así como grandes salones abiertos-cubiertos, capases de contener a infinidad de nuevos creyentes, muchas de las cuales se transformaron en iglesias al levantar-se sus muros laterales y cubrirse su ábside. Ya que el factor predominante para la construcción de los primeros centros doctrineros fue la improvisación, su desarrollo fue variado, proyectándose las capillas de indios como un solo nicho, con una o varias dependencias, etc; por consiguiente su ubicación tampoco importaba, siendo lo importante la existencia de un lugar cubierto para el altar, lugar para los músicos y el coro, púlpito y sacristía, y en algunos casos la celda del fraile guardián, siendo primordial el ábside para el altar, ya que las otras dependencias podían o no existir. Las tres ordenes mendicantes las construyeron en número elevado, para cumplir cabalmente las funciones de doctrina, teniéndose como primer ejemplo de éstas en la Nueva España la construida por fray Pedro de Gante, San José de los Naturales, en Ciudad de México, anexa al colegio de San Francisco. La capilla abierta cumplió sus funciones en la primera etapa de los conjuntos conventuales, dejando luego el espacio libre a las iglesias que las sustituyeron, cuando los catecúmenos se 3.- Ausencia de edificios apropiados al hacer una fundación. "... Varios autores insisten en la existencia de antecedentes europeos de capillas abiertas, siendo todos ellos casos discutibles en cuanto a su función, debemos insistir en la existencia clara e indiscutible en el mundo prehispánico, del fenómeno que debe considerarse como el verdadero antecedente: cualquier templo indígena anterior a la conquista es una capilla abierta." op. cit. 420 VALADES, fray Diego de op. cit. 421 Como es natural, los indios en un principio fueron reacios a aceptar la religión católica; según los frailes, cinco años transcurrieron para que fueran aceptados, cuando vieron que en los religiosos tenían la única protección posible contra los encomenderos.

adaptaron a estos nuevos rituales, perdieron el miedo a los espacios cerrados, siendo también la causa el descenso de la población nativa. Algunas siguieron funcionando como capillas auxiliares cuando cayeron en desuso después de cincuenta años de florecimiento, tiempo durante el cual adquirieron formas monumentales y permanentes. No podemos dejar de aclarar, que estas capillas se desarrollaron tanto en planta baja como en planta alta; se edificaron aisladas, a un lado del convento, como parte integrante de él o exentas, al mismo nivel del atrio o sobre plataformas, a la altura del coro de la iglesia 422, o en la segunda planta del claustro; a partir de 1550 aparecen las capillas abiertas de portería, cumpliendo la doble función, características de mediados del siglo XVI. Caso insólito en la historia del arte cristiano, siendo la Nueva España el único lugar donde se dio tan fructífero este tipo de construcción en el Nuevo Mundo. Como dice don Manuel Toussaint 423 "... representan quizás la única analogía posible entre el templo cristiano y el teocali indígena; en ambos la religión se practicaba al aire libre; los sacerdotes son los únicos que ocupan el espacio cubierto y los fieles se encuentran en el gran patio cercado, exactamente como en los adoratorios indígenas.", o la unión de las grandes plazas ceremoniales prehispánicas y las capillas de peregrinos en el viejo mundo. Para Toussaint, las capillas abiertas presentan cuatro tipos: 1. Un presbiterio que se abre por un solo arco hacia el gran atrio, donde la magnitud de la capilla depende de la extensión de éste, que de acuerdo al elemento visual determinan la dimensión del arco; ejemplos son Actopan, Yautepec, Coixtlahuaca, Tlahuelilpan. 2. Conformada por una o varias naves perpendiculares al eje del templo, y en el centro de ella se abre el presbiterio; en éstas, no solo el oficiante se encontraba bajo techo, también parte de los feligreses, tal vez los de mayor alcurnia, o también podían contener al coro; ejemplos: Tlalmanalco, Teposcolula, Cuernavaca, Otumba, Tzintzuntzan 424, Tepoztlán, en ruinas. 3. Con numerosas naves paralelas, que recuerdan por su estructura a las mezquitas musulmanas 425. Ejemplos, perdida ya la de San José de los Naturales, en México 426, y la Capilla Real de Cholula 427 ; esta capilla presenta 49 medias naranjas algunas con tambor, implementadas al ser reconstruida en el siglo XVIII. 422 Modalidad típica de los conjuntos doctrineros neogranadinos. 423 TOUSSAINT, Manuel op. cit. 424 Fechada en 1619, lo cual nos muestra la prolongación y supervivencia de este elemento arquitectónico hasta principios del siglo XVII. 425 Estas capillas abiertas en forma de mezquita no cumplían adecuadamente su función y posiblemente por ello son tan escasas, ya que por su tipo de construcción con gran cantidad de columnas y la profundidad a que se encontraba el presbiterio era difícil de observar los ritos. 426 Siete naves paralelas abiertas todas en sus extremos. 427 Dice Toussaint "debe observarse que el templo primitivo vino por tierra recién levantado y el actual es una reconstrucción posterior que conserva los caracteres primitivos." Op. cit.

4. En forma basilical; ejemplo Cuilapan 428. Pedro Rojas las clasifica así: 1. De ábside solo, como Coixtlahuaca, Actopan, Huaquechula, Tarímbaro, Cuitzeo, Tlahuelilpan, Epazoyucan, Apaseo y Atotonilco el Grande. 2. De ábside y galería simple, como Tizatlán, Cuernavaca, Tlaxcala, Tlalmanalco y Tlayacapan. 3. De ábside y galería doble, como Cempoala y Otumba. 4. De galería simple sin ábside, formando una especie de escenario sobre una plataforma, ubicada frente al atrio. Pertenecen principalmente a las visitas. Entre el número elevado de ellas, citemos la de San Lucas, próximo a Azcapotzalco. 5. De galería doble sin ábside, como Tepozcolula. 6. De múltiples galerías, formando una especie de mezquita, como la Capilla Real de Cholula, Jilotepec y Huexotla. Por su ubicación se pueden catalogar en: 1. Capillas aisladas. 2. Capillas edificadas a un lado de los conventos, pero sin formar parte de los edificios. 3. Capillas incorporadas a los macizos conventuales. Por el nivel de piso, en: 1. A nivel del atrio. 2. Formando una especie de estrado. 3. A la altura del coro del templo o en la segunda planta del convento, dándose el caso de encontrarlas a un costado del templo. Estos tres elementos presentan un característico sabor indiano, no continuado en las otras dependencias de los conjuntos conventuales, en cuyos claustros se reproducen a menor escala los modelos europeos: un templo unido a un claustro rodeado de crujías. Las capillas abiertas también se construyeron independientes de todo conjunto conventual, son las llamadas capillas abiertas aisladas, como San Esteban Tizatlán. CLAUSTRO 429 Por ser el lugar de habitación de los frailes, estas construcciones son más elaboradas que el resto del conjunto, aunque en mayor escala a las necesidades de sus habitantes y a su número reducido. Fray Jerónimo de Mendieta decía "los edificios que se edifiquen para morada de los frailes sean paupérrimos y conforme a la voluntad de Nuestro Padre San Francisco; de suerte que los conventos de tal manera se tracen, que no tengan más de seis celdas en el dormitorio, de ocho pies de ancho y nueve en largo, y la calle del dormitorio a lo más tenga espacio de cinco pies de ancho y el claustro no sea doblado y tenga siete pies de ancho. La casa donde yo escribo 428 Difícilmente puede aceptarse que haya sido una capilla abierta, más bien fue una iglesia de planta basilical. 429 Es el elemento típico del monasterio, o patio porticado. El patio porticado existe desde tiempo inmemorial en la arquitectura egipcia, concepto que se reprodujo en toda la arquitectura mediterránea con toda una gama de variantes, siendo una de ellas el impluvium romano; también se encuentra en la arquitectura prehispánica mesoamericana.

[Huexotla] edificaron a esta misma traza." 430 De acuerdo con los provinciales de las órdenes, el virrey Antonio de Mendoza fue quien unificó la forma que debían tener sus conventos. En las Instrucciones de los virreyes a sus sucesores dice este virrey: "... que en lo que toca a edificios y obras públicas ha habido grandes yerros, porque no se edificaba lo necesario por falta de arquitectos y de orden para el trabajo. Que para remediar este mal con los religiosos de San Francisco y San Agustín, concertó una traza mode-rada para construir según ella todos los conventos y recomienda a su sucesor que se continúen levantando en la misma forma los de Santo Domingo, empleando para ello a Toribio de Alcaraz, que "lo ha hecho muy bien muchas veces, así en los monasterios y puentes, como en los demás edificios..." 431. Los primeros conventos fueron construidos sin ninguna regla, y según Toussaint, los frailes muchas veces se excedieron construyendo obras desmesuradas, aprovechando la gran cantidad de mano de obra y de materiales excedentes. Las tres ordenes mendicantes edificaron sus claustros dentro de sus convicciones monacales, siendo los más suntuosos los agustinos; estos conceptos propios de cada orden marcan diferencias en su desarrollo arquitectónico, hecho que nos permite diferenciar su propiedad; los franciscanos con su voto de pobreza edificaron claustros y celdas de pequeñas proporciones; los dominicos daban especial importancia al vivir en comunidad, aislando sus conventos mediante bardas. Diferencias se ven en el modo de estructurar los dormitorios, siendo el de los dominicos un gran dormitorio alejado de los otros cuartos del convento, ubicado preferentemente cerca o arriba de la portería; los agustinos separaban la celda del prior del resto de los dormitorios, ubicándola hacia el poniente y con vista al atrio, permitiéndole así observar las actividades que allí se desarrollaban; característica propia de los agustinos son los cuartos ubicados entre el ala norte del convento y el templo, utilizados para el servicio de éste, creando un espacio extra que les permitió levantar monumentales escaleras, que por el plan compacto de las otras ordenes en sus claustros se ubicaron en la esquina noroeste. En el Nuevo Mundo las ordenes mendicantes no tuvieron una razón de perfeccionamiento espiritual, ni fueron de carácter económico autónomo, no dándose el caso del sistema europeo de industria y cultivo a gran escala. De acuerdo a las condiciones geográficas dependía su ubicación, y dentro de la libertada adquirida en el Nuevo Mundo, desarrollaron los claustros al norte o sur del templo, el cual también tuvo sus variantes de ubicación del ábside hacia el oriente; generalmente se ubicaron al lado sur del templo, excepto en algunos de Yucatán o Morelos, que buscaban protegerse del sol, siendo caso raro el de Tlaxcala, en un clima frío y ubicado al norte. Así, al liberarse de cánones, la decoración se desenvolvió con argumentos de índole popular, mezclando estilos como el gótico, renacentista, clásico o plateresco, sin olvidar nuestro aporte americano que los hace tan especiales. Característico de los conventos es el claustro en torno a un patio central, a cuyo alrededor se 430 MENDIETA, fray Jerónimo de op. cit. 431 En TOUSSAINT, Manuel op. cit.

encuentran los pasillos cubiertos para la oración como lo testifican los "altares" o nichos en las cuatro esquinas; este desarrollo es lógico por el origen de sus habitantes y toda su raigambre ancestral, reproduciendo los modelos adoptados por la tradición centenaria de los benedictinos. Estructurados en uno o dos pisos en torno a un patio rodeado por crujías, el primero con entrepiso de bóveda y de viguería de madera en la planta alta, aunque algunos ostentosos claustros presentan bóvedas en los dos pisos. Los claustros agustinos presentaron un doble corredor en el claustro superior, el deambulatorio. Su composición constructiva y estilística varía desde los arcos apuntados de remembranza medieval hasta los de filiación renacentista. En primer piso encontramos la Portería, la Anteportería, la Sacristía; Sala de profundis, donde se reunía la comunidad de frailes, y donde se velaban los muertos; Refectorium o comedor, rematado siempre con un inmenso cuadro de la Última Cena; la cocina, las bodegas y las caballerizas o macheros, si estaban unidos al convento. Encontramos también grandes salas, que deben haber sido los espacios donde los frailes instruían a los niños en idioma y doctrina, retomando el uso que tenían las capillas posas inicialmente. Recordemos que, en cada esquina del claustro bajo existía un altar, que repite el concepto de las capillas posas del atrio, el nicho de testero, en algunos. En el claustro alto, las celdas ordinarias, encontrándose una doble que era la del prior, una mayor que albergaba la biblioteca, y las letrinas; en algunos casos, aparece una loggia y habitaciones para peregrinos. Las celdas de los frailes estaban orientadas generalmente hacia el sur o el este, con una o varias ventanas que presentan un asiento adosado al muro. Los encontramos generalmente alineados con la fachada principal del templo, absorbiendo en su masa la portería, que como hemos dicho, en algunos fue la misma capilla abierta. Coyoacán y Cuitzeo aparecen retrocedidos, formando el mal llamado portal de peregrinos, cuales peregrinos? 432. En su acabado se destacan las influencias de los estilos gótico, plateresco y renacentista depurado, no faltando los rasgos mudéjares. Cuando las cubiertas no son de terrado, se forman con bóvedas de mampostería que suelen reforzarse con estructuras de crucería gótica, como Cuitzeo, y en muchos casos estas nervaduras son netamente decorativas en los corredores de los claustros, como en Actopan, Ixmiquilpan, Tlayacapan y Yuriria, o solamente en las esquinas (Malinalco). En aquellos claustros que no presenta esta ornamentación, los frailes pintaron las bóvedas de cañón representando las nervaduras, como en algunas estancias de Actopan, o remedando la complicada labor de los artesonados renacentistas, como en Atlatlauhcan. Las crujías que rodean el patio se estructuran mediante: 1. Masas voluminosas en las que se abren arcos 433 de medio punto en las dos plantas, como en 432 Me pregunto yo en el siglo XVI novohispano. 433 Para Kubler no son tales: "el término "arco" supone un ensamblaje ligero y dinámico de piedras cortadas de manera especial; y en una "arcada" los arcos están separados por soportes especiales...sino a pequeños vanos que