Libertad y Caminos Valeria Moncada
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Si la desmemoria te exige nuevas miradas a interpretar, piensa que en tu cuerpo hay cicatrices cantando historias que entenderás. Nuestra vida es hielo en movimiento, a veces agua, a veces gas, para desplazarnos se requieren alas que broten al caminar. -Leiden Gomis, 2014. 3
LOS BUENOS DÍAS Seis de la mañana. Otro día más. La rutina amanece conmigo. Y la alegría se me duerme. El despertador suena. Nadie se levanta. Sólo yo despierto. Solo. Escucho el ruido de pies en la recámara. Otra vez tarde. Papá ya se levantó. Baja rápidamente las escaleras. La necesidad lo llama al baño. Sale después de veinte o treinta minutos. Siempre con celular en mano. Prende la cafetera. A veces le miente a mamá y le dice que ha puesto nuevo. Pero sólo rellena el viejo de ayer con un poco más. Mamá no es tonta y siempre lo descubre. Lo mismo de ayer se repite. La discusión mañanera comienza. A ver a qué hora te metes a bañar, Fernando, siempre dice mamá enojada. En eso ella prepara el almuerzo. Casi las siete y la Yeya aún no puede bajar. Yo no 4
sé por qué tarda tanto, si siempre sale igual. Palabras sabias de mamá. Para colmo, cuando la esperan ya en el auto, es costumbre que se regrese por los lentes o algo que olvidó. Ah, pero nunca olvida dejarle mensaje de buenos días a su novio. Aunque papá y mamá lleguen tarde al trabajo y la regañen, no sale de casa sin dejarle mensaje de amor. Todos se van y yo me quedo. Sólo yo despierto. Solo. Mamá olvidó dejarme de comer. Qué ironía. A veces quisiera dejar este maldito encierro que me envuelve. Extraño ver el cielo. Las estrellas. Sentir el fresco en mi cuerpo. Cantar en las mañanas sin que nadie me diga que me calle. Sentirme libre. Pero ellos no me dejan. Me han mutilado mis alas. Lo que daría por salir de esta rutina. Qué ironía. Y pensar que llegué aquí por un poco de comida. 5
UNA PUERTA Una puerta es un misterio. Cada lugar que marque un nuevo destino en mi vida, tendrá al menos una. La puerta de un salón de clase donde haré inolvidables amistades y dormiré al ritmo de la voz queda de algún maestro; la de una iglesia, que verá la delgada línea entre si viviré infeliz o tendré un final de cuento; la de esa oficina en la que conoceré a mi futuro jefe, quien me pedirá quedarme más tiempo y sin buena paga; la imaginaria que se interpondrá con el que podría ser el amor de mis días. Existen muchos tipos de puertas. Las hay de madera, vidrio, aluminio; blancas, cafés, negras; pequeñas, grandes e imponentes a la vista. Algunas son viejas, tanto, que generaciones han atravesado con 6
sus historias, por esos marcos añejados. Otras son nuevas ante ti y ante mí, esperando ver qué nos espera la vida, qué nos espera al entrar a ellas. 7
EL VAGABUNDO Por razones de la vida, vivo en las calles. Son mi hogar. De mi familia no sé nada. Me las he arreglado solo desde pequeño. Soy agradecido con quien me quiere ayudar, también con los que no. Supongo que a Dios le gusta que no desee mal a nadie. Les digo que tengan un buen día. Parece que no me escuchan o simplemente me ignoran. Siempre tengo algo qué hacer; si encuentro algo para comer, es un día genial. En mi andar, me gusta detenerme en algún lugar y observar a las personas. Todos van de prisa, como si fuera ya tarde. Nadie se detiene a mirar el cielo. Ni la acera por la que caminan. A mí me gusta ver las casas viejas del centro. Me pregunto a quiénes habrán pertenecido. Qué habrá dentro de ellas. Qué historias guardan en sus paredes. 8
Un día intenté entrar a una casona de ésas. Ahí voy yo, todo un aventurero. Pero no estaba abandonada. Solamente estaba descuidada. Una mujer me corrió groseramente. Creen que por ser un perro no tengo educación ni sentimientos. 9
CATRACHO Mi cielo, mi tierra, mi aire. Todo lo he dejado. Todo lo extraño. En las aguas del mar he dejado promesas que no sé si cumpliré. Colgué las lágrimas de mi hija en las ramas más altas de un pino. Los no te vayas de mi mujer se los entregué a Dios y me traje sus rezos de dolor. Hoy sólo me acompañan mis sueños maltrechos, ya golpeados y desganados. Las horas me abandonaron desde el primer día en que salí. Pero me cargo el sol y la luna en la espalda. Ya estoy cansado de la incertidumbre, de este frío que me recuerda que aquí, en estas tierras, no soy nadie, que no existo, que no tengo nombre ni rostro. Soy un cuerpo vacío. Un alma ambulante que viaja sobre el tren, que camina desiertos y pueblos ajenos. En las noches, cuando duermo, me 10
envuelven los recuerdos. Me convierto en la verde sierra Esperanza, en el Nombre de Dios, en el Espíritu Santo. Pienso que la Virgen de Suyapa me acompaña en cada paso. Ella sobrevuela en el cielo en forma de una arpía mayor. Me vigila. A ella elevo mis oraciones que cuentan mi historia y mi andar. Mi cielo, mi tierra, mi aire. Libertad. Qué bonita es. 11
Valeria Moncada EDICIÓN: Valeria Moncada CORRECCIÓN: Eugenia Flores Soria ILUSTRACIÓN: Abby Diamond SELECCIÓN: Valeria Moncada Saltillo, 2016 12