María Cristina Espinoza Lastra
Marcos Barraza Gómez Ministro de Desarrollo Social Ernesto Ottone Ramírez Ministro Presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes Texto e ilustraciones: María Cristina Espinoza Lastra Ministerio de Desarrollo Social Consejo Nacional de la Cultura y las Artes ISBN (pdf): 978-956-352-210-5 Primera edición Otoño 2017 Santiago, Chile. Esta obra fue seleccionada como mención honrosa en la categoría Convivencia, respeto y ciudadanía, línea cuentos ilustrados del Concurso Chile Crece Contigo para la Primera Infancia, 2016. Chile Crece Contigo es el Sistema de Protección Integral a la Infancia del Estado de Chile. Encuentra más información y materiales de apoyo a la crianza en www.crececontigo.cl y en Facebook/chcrececontigo.
El árbol de Bruno CONCURSO NACIONAL DE CREACIÓN MUSICAL Y CUENTOS ILUSTRADOS PARA LA PRIMERA INFANCIA
Había un mundo en el que todos los niños nacían con un árbol. Hermanos compartían un mismo árbol. Hijos únicos tenían el suyo propio.
En ese mundo, había un niño que solo tenía la mitad de su árbol. Su nombre era Bruno.
Bruno no sabía por qué le faltaba esa mitad. Y su mamá le respondía siempre algo distinto cada vez que él se lo preguntaba:
Que se la había llevado el viento. Que un rayo la había fulminado. Que se había hecho humo. Que le habían crecido alas y se había ido volando. Que había desaparecido sin más. Que no tenía raíces. Que no tenía corazón. Que
A veces Bruno pensaba que esa mitad se escondía detrás de la otra mitad.
Entonces trataba de pillarla de improviso.
Y nada.
A veces Bruno imaginaba cómo sería esa otra mitad.
Y a veces se cansaba de imaginar.
A veces los niños con árboles enteros le preguntaban el porqué de esa mitad faltante.
Y Bruno les respondía que un rayo había quemado sus raíces, que se habían hecho humo y entonces el viento le había dado alas con las que voló hasta el espacio infinito donde se había convertido en un cometa con forma de corazón y que pasaba cada mil años si tocaba noche con estrellas...
Los niños con árboles enteros a veces le creían y a veces no. A veces cuchicheaban al respecto y sentían pena por Bruno. O no le daban importancia y volvían a compartir juegos.
Bruno sabía que su árbol tendría que dar frutos un día. Había visto que a los niños mayores les sucedía eso.
Bruno los miraba y se mantenía al margen.
Bruno tenía miedo de que su árbol solo pudiera dar frutos por la mitad.
El momento se acercaba. A sus compañeros ya les estaban apareciendo frutos en sus árboles. Bruno se hacía pequeñito.
Un día vio que su medio árbol tenía una pinta. Sintió terror.
Quiso pensar que era una peste, pero sabía que ya era tiempo de que vinieran sus frutos. Y su miedo aumentaba.
Esa noche le costó un mundo conciliar el sueño.
Cuando logró hacerlo, tuvo una pesadilla.
Al amanecer le dolía todo el cuerpo. Sabía que su árbol ya había dado frutos.
No quería verlos.
Caminó con un fuerte dolor en el estómago hasta que vio a sus compañeros venir a su encuentro. Bruno pensó que venían para burlarse de él.
Entonces corrió con todas sus fuerzas arrancando de ellos. Pero aun así, lo alcanzaron.
Ahora todos miraban su medio árbol con ojos nuevos. El árbol de Bruno había dado frutos.
Frutos enteros.
María Cristina Espinoza Lastra es licenciada en Arte de la Universidad Católica de Chile. Ejerce hace 15 años como docente en Artes Visuales en universidades e institutos de formación profesional. Ha trabajado como ilustradora para Alfaguara, Arrayán, Cal y Canto, entre otras editoriales. Además, ha ilustrado obras de Alicia Morel, Cecilia Beuchat y María Luisa Silva. El 2012 crea disparejas, su primer libro álbum con apoyo del Fondo del Libro. Actualmente trabaja en El viaje de Hilo, por el cual también obtuvo apoyo del Fondo del Libro 2016, modalidad creación. Las ilustraciones de El árbol de Bruno fueron realizadas en acuarela sobre papel. La diagramación original del texto es de Bernardita Espinoza.