XXIII Premio de Relato Joven2014. El Fungible RELATO. Álvaro Aparicio Abelardo Leal

Transcripción

1 RELATO El Fungible XXIII Premio de Relato Joven2014 Álvaro Aparicio Abelardo Leal

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4 El Fungible XXIII Premio de Relato Joven 2014 Álvaro Aparicio Abelardo Leal

5 Título: El Fungible 2014, XXIII Premio de Relato Joven 2014, Ayuntamiento de Alcobendas Patronato Sociocultural Plaza Mayor, 1. Alcobendas Madrid Maquetación: Doin, S.A. P.I. NEISA-SUR - Nave 14 Fase II Avda. Andalucía, km. 10,300 Tel.: Fax: Depósito Legal: M Impreso en España - Printed in Spain Fotografía de cubierta: tang90246 Primera edición: Noviembre 2014 Impreso por Estudios Gráficos Europeos, S.A. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

6 Índice Presentación... 7 Jurado Psicosfera Álvaro Aparicio No mates a Pepe Larguero Abelardo Leal

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8 El Fungible Presentación

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10 presentación Presentamos hoy los dos relatos ganadores de la XXIII convocatoria de Relato Joven El Fungible Sus autores, un uruguayo afincado en Valencia y un colombiano que tiene en Salamanca su segunda ciudad, son voces noveles que encuentran en este premio un camino para hacer realidad su pasión: publicar su obra, abrir nuevos senderos y sentirse realmente escritores, sabiendo que el camino es infinito, que los escollos merecen la pena y que han encontrado un punto de repostaje en nuestro certamen. Por sexto año consecutivo dos novelas y dos relatos comparten edición, cuatro obras que hablan del hombre y sus problemas, y que este año independizan su portada porque, aunque ambos géneros, novela corta y relato, andan de la mano, cada uno tiene sus escritores, sus lectores, sus recursos y sus tramas. Nuestra ciudad ha acogido en esta convocatoria las ilusiones de más de seiscientos cuentistas de distintos países, continentes y ciudades. Con la ayuda, la rigurosidad y el sentido crítico de Luis Mateo Díez y Jorge Eduardo Benavides, miembros del jurado, el Fungible 9

11 2014 mantiene su calidad en el panorama de los concursos literarios en lengua castellana y se convierte de nuevo en cita obligada para los autores emergentes. Pedro Laín Entralgo decía que La lectura nos regala mucha compañía, libertad para ser de otra manera y ser más y, así, El Fungible cada año nos regala un acceso privilegiado a la lectura, junto con todas las actividades de fomento a la lectura y la escritura que se programan todo el año en nuestra ciudad (talleres de lectura, escritura creativa, exposiciones bibliográficas, presentaciones de libros, encuentros con autores ). El Fungible nos regala también palabras de otras latitudes, opiniones de otras realidades y en su esencia converge el motor innovador que la cultura tiene en Alcobendas. Y volviendo a la imagen del camino, quiero dar las gracias a los lectores que nos acompañan desde hace más de veintitrés años, a todos los amigos que en cada edición se unen a nosotros, a todos los que de manera intermitente nos leen y vuelven tras años de ausencia, a los que han publicado sus obras y a los que nos las confían, porque gracias a ellos Alcobendas continua siendo punto de llegada y punto de partida. LUIS MIGUEL TORRES HERNANDEZ Concejal de Cultura, Juventud, Infancia y Adolescencia 10

12 El Fungible Jurado

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14 LUIS MATEO DÍEZ Nació en Villablino, León, en Su primer libro de cuentos, Memorial de hierbas, apareció en Alfaguara ha publicado sus novelas Las estaciones provinciales (1982), La fuente de la edad (1986), con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura y el Premio de la Crítica, Apócrifo del clavel y la espina (1988), Las horas completas (1990), El expediente del náufrago (1992), Camino de perdición (1995), La mirada del alma (1997), El paraíso de los mortales (1998), Fantasmas del invierno (2004), El fulgor de la pobreza (2005), La gloria de los niños (2007), Azul serenidad o La muerte de los seres queridos (2010), Pájaro sin vuelo (2011), Fábulas del sentimiento (2013), La soledad de los perdidos (2014) y las reunidas en El diablo meridiano (2001) y en El eco de las bodas (2003), así como los libros de relatos Brasas de agosto (1989), Los males menores (1993) y Los frutos de la niebla (2008). En un único volumen titulado El pasado legendario (Alfaguara), 2000), prologado por el autor, se han recogido El árbol de los cuentos, Apócrifo del clavel y la espina, Relato de Babia, Brasas de agosto, Los males menores y Días de desván. El libro El reino de Celama (2003) reúne sus tres novelas ambientadas en ese lugar imaginario y El sol de nieve (2008) incluye por primera vez las aventuras de 13

15 los niños de Celama. En el 2000 obtuvo el Premio Nacional de Narrativa y el Premio de la Crítica por La ruina del cielo. Luis Mateo Díez es miembro de la Real Academia Española y Premio Castilla y León de las Letras. JORGE EDUARDO BENAVIDES Jorge Eduardo Benavides (Arequipa, Perú, 1964) estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Garcilaso de la Vega, en Lima, ciudad en la que trabajó dictando talleres de literatura y como periodista radiofónico. Desde 1991 hasta 2002 vivió en Tenerife, donde fundó y dirigió el taller Entrelíneas, y en la actualidad vive en Madrid, donde imparte y dirige talleres literarios de prestigio. Ha colaborado con prestigiosas revistas literarias como Renacimiento y los suplementos culturales, de El País, y Caballo Verde, de La Razón. Ha publicado dos libros de relatos, Cuentario y otros relatos (1989), La noche de Morgana (Alfaguara, 2005), y las novelas Los años inútiles (Alfaguara, 2002), El año que rompí contigo (Alfaguara, 2003) Un millón de soles (Alfaguara, 2008), La paz de los vencidos (Alfaguara, 2009), Un asunto sentimental (Alfaguara, 2013) y El enigma del convento (2014). En 1988 recibió el Premio de Cuentos José María Arguedas de la Federación Peruana de Escritores y en el 2003 fue galardonado con el Premio Nuevo Talento FNAC. Fruto de su experiencia como profesor de talleres y asesor de novelistas ha publicado Consignas para escritores (Casa de Cartón, 2012). En la actualidad dirige el Centro de Formación de Novelistas. 14

16 Psicosfera Álvaro Aparicio GANADOR RELATO JOVEN

17 ALVARO APARICIO (Montevideo, 1985) Nací en Montevideo, Uruguay, el 15 de marzo de Con diez años crucé el Río de la Plata y pasé el segundo tercio de mi vida entre Buenos Aires y la Córdoba argentina. Me gustaría hablar de cuando dormía en un colchón tirado en el suelo al independizarme con mi recién estrenada mayoría de edad y de los años siguientes que pasé en la montaña sin agua corriente ni otra electricidad más que la de un generador, pero los recuerdos me suscitan la urgente necesidad de afeitarme. Esta intermitencia domiciliaria echó por tierra cualquier aspiración académica que pudiera tener, que no tenía. Sólo entendía de leer y escribir. Pero me faltaba algo importante: todo lo demás; y buscándolo, me agarré a un billete de avión con 3 meses de permiso que se transformó en permanente, legalidad mediante. En Valencia conocí a la mujer que amo, la que tiempo después se convertiría en la madre de mi hija tras proponernos mutuamente matrimonio frente a una biblioteca. Mi primer reconocimiento provino del concurso de relatos Melocotón Mecánico con Horizonte. Ganar el IV Premio de Ovelles Eléctriques con Lirio de Reactor, por otra parte, fue un bálsamo para la derrota que supuso el cese editorial del Grupo AJEC tras firmar el contrato para la publicación de Corona Radiata, mi primera novela con la madurez suficiente para afrontar el mundo editorial. A raíz de esta orfandad prematura, sin embargo, pensé que jamás rompería el cascarón de la publicación hasta que Carlinga Ediciones se interesó por Lo Frágil, novela que comparte con Psicosfera el mismo afán por desentrañar la vida en la red. Tras noches de comprobar cómo las mejores ideas aparecen cuando te metes en la cama y no tienes ninguna libreta a mano, llego a este punto de repostaje con la vista puesta en la carretera. El camino es infinito.

18 Pero por qué te empeñas en bajar? escribió su hermano. Dame una explicación creíble o al menos miénteme bien, porque tengo la impresión de que no tienes ni puta idea de la podredumbre que fermenta en esa hondonada. Inés, su cara iluminada en la oscuridad del comedor, minimizó por enésima vez la conversación y releyó los cinco mensajes que le habían llegado escalonadamente al correo electrónico entre el mediodía y la tarde. Eran avisos con cierto retintín conminatorio de diferentes páginas de compraventa donde se le informaba que su anuncio sería borrado por incumplir las condiciones de uso y la legislación vigente. Le aconsejaban, además, no publicar futuras ilegalidades o se le restringiría definitivamente el acceso. Poco antes de pillar a su hermano en línea, y aún ceñuda por el disgusto, había recurrido a las páginas almacenadas en reserva, pero un repaso rápido a través de la lista de favoritos del navegador evidenció la poca seriedad que ofrecían, bien por el penoso tráfico de oferta y demanda o porque abarcaban exclusivamente áreas locales. 17

19 Agotados los recursos por la vía fácil, supo que el camino final era descendente. No lo voy a negar insistía su hermano por la ventana de chat, es cierto que existen bancos de datos, que allá abajo la información es prácticamente infinita Que tardarías muchas vidas en abarcarla. Pero también te aseguro que si por error entras donde no toca, como el que entra en un piso franco del Cártel de Juárez creyendo que regalan piruletas, te verás de narices con las tinieblas. Tienes una hija, Inés, deja el puto tema. Serle honesta implicaba transigir con la presión de su censura, y necesitaba indemne el poco impulso que la movía. No le dejaba elección. Qué pesadilla de tío dijo al fin. Tengo curiosidad por ver de qué va pensó rápido. El tema de Wikileaks, nada más. Si consigo leer un informe clasificado con mis propios ojos me conformo. Para dos tonterías dignas de lectura insistió Saúl tendrás que bregar con mierda que no le interesa ni al que la escribió. Son informes, Inés, eso que cagan a diario los burócratas. Hazme caso, sin un filtro lo más interesante que verás es lo del FBI utilizando el pelo de Llamazares, el de Izquierda Unida, para el identikit de un terrorista libio de Al Qaeda, y eso tiene poco de clasificado. Inés encendió un pitillo y echó el humo a la pantalla. Pero tú has bajado sí o no, pasmarote farolero? le soltó apelando a su crédito como informático. Pues claro tecleó Saúl. En Glasgow me aburro como una ostra. Inés sonrió. Dejó el pitillo en el cenicero y se olvidó de él. 18

20 Es lo que tiene irse de Erasmus dejando a la novia en España y encima fardando de fidelidad eterna. Jódete. Ahora dime cómo acceder a la Deep Web. Que sepas que en algunos países es ilegal difundir información para rapelar al fondo. No sé en cuales ni si tal delito existe en verdad, pero vaya por delante que si acabo en el trullo será por tu culpa. Inés suspiró de hastío con tanto prolegómeno. Pasó el cursor del ratón por encima de la hora y apareció un cartelito contextual con el día y la fecha. A las 21:54 del lunes 28 de marzo de 2011 la idea del desahucio resultaba opresiva y asfixiante. Todas las noches lo era, a veces con el extraño alivio de pensar en lo hijoputa que podía ser el banco. La mesa del teclado, esa realidad próxima, no ofrecía un panorama más alentador. Amontonadas en un costado penumbroso de la pantalla se erguían en creciente pila los reclamos por impago de facturas. Saúl desconocía que pronto le cortarían el gas a su hermana, pero ella prefería que fuera así. Temía que una cosa llevase a otra y, derrotada por la fatiga mental y el ansia de consuelo, acabase desembuchando lo del desahucio y que a papá y su puto Alzheimer lo largarían de la residencia y que los tíos le estaban haciendo hueco en Picassent No, que siguiera en la inopia. No tenía energías para elucubrarle subterfugios a cada nueva calamidad. Conocía bien a Saúl, y quería evitarse el agobio de sus indagaciones si comenzaba a hilar fino. Porque así como pagar la línea de Internet por encima de otras necesidades esenciales era difícil de explicar, también la razón de tal absurdo entrañaba su esperanza de encontrar el rescate. Y jamás podría explicarle con palabras sensatas en qué consistía. 19

21 Estás o qué? escribió Saúl. Venga, explícame cómo bajar. Tengo que leer esos informes para arreglar el mundo. Tu ingenuidad me conmueve, Inés. Ojalá la Deep Web fuera tan idílica como solo informes clasificados y almacenes de información de la NASA Pero empecemos por lo básico: la Red Profunda está compuesta por páginas ocultas a los motores convencionales de búsqueda. Siendo más claros, la diferencia entre superficie y abismo estriba en indexado y no indexado. Y la no indexación de una página puede deberse a muchos motivos, aunque los dos principales son la voluntad expresa del webmaster o que los robots rastreadores de los motores de búsqueda son incapaces de reconocer la información que contiene. Vamos que, si Google lo encuentra, todavía estás en la superficie. Gracias por lo obvio, Saúl. Y por qué tanto acojone? Qué me voy a encontrar además de lo que busco? Bueno, muchas cosas. Trapicheo de droga dura y de diseño, venta de armas y falsificación de licencias, trata de blanca y otras formas de esclavitud, contrabando de animales exóticos, tráfico de órganos, vídeos de ejecuciones, contratación de sicarios y servicios delictivos en general, por no mencionar el cinturón de asteroides que conforma la fauna hacker que pulula con la intención de dar por culo al dominguero de turno. Tú. Los más profesionales se juntan en comuna y cooperan en la creación de virus, la destrucción de servidores, y el hurto de datos de empresas privadas y administraciones públicas Y el colectivo hadal: los pedófilos. Allí se esconde el grueso de los que vagan latentes por 20

22 Internet. Con meter un poco la mano alcanza para sacar mil discos duros de veneno. O cómo te crees que la Telemática desarticula las tramoyas de pornografía infantil que aparecen en los informativos? Porque bajan. La cuestión es el anonimato. Allá abajo todos esconden la jeta tras varios proxies, o identidades falsas, y son difícilmente trazables. El que no lo hizo, o lo hizo mal, está preso. El problema son los que siguen libres Inés ya conocía esa información, pero necesitaba disfrazar sus intenciones de la mayor ignorancia posible. Aquello representaba un estímulo para Saúl, y ella precisaba al mejor guía. Dame una cuerda que empiezo escribió envalentonada. Y una mierda. En cuanto abandones la superficie estarás expuesta a muchas formas de amenaza. Haz una copia de seguridad de todo lo importante y luego bórralo. Si encuentran un documento que te identifique o el menor rastro de tu persona, te harán la vida imposible, y eso en el mejor de los casos, porque anda que no han limpiado cuentas bancarias a diestro y siniestro con la cantidad de memos que bajan creyéndose los elegidos de Internet Tranqui, el ordenador es una birria y va fatal. Cualquier cambio sería a mejor. Necesitarás un programa que te haga de batiscafo y enmascare tu dirección IP. No es infalible, pero aporta el anonimato suficiente para que un clic mal hecho no equivalga a recibir mañana una citación en comisaría. Entonces el anonimato es obligatorio? Da palo valerse de las mismas tretas que los pervertidos. 21

23 No es que sea obligatorio, Inés, es conveniente. Es la diferencia entre que te localicen una puerta trasera del tamaño del Campo Nou y te cuelen un cruce entre el ILOVEYOU y el Sasser o conserves tu unidad informática sin necesidad de pasarla por un horno incinerador. Vamos, como follar con goma. Sólo que en tu caso la goma no te proporciona ningún hermetismo. Los usuarios más experimentados compaginan el programa que te concede el anonimato con su ejecución bajo LINUX y otras aplicaciones de encriptación severamente fortificadas. Digamos que tú y tu Windows XP con Buscaminas seguiréis con el culo al aire a disposición del mejor postor. El que avisa no es traidor. Me alegra oír eso. Te paso el link de la goma y un pequeño tutorial. Ve descargando que voy a mear. Inés obedeció. Encendió otro pitillo y se puso a caminar por la casa. La luz de la calle que se filtraba por la persiana del balcón ponía de manifiesto los extraños vacíos del comedor. Reacia a dejarse llevar por la melancolía, tocó sin embargo la sombra que la biblioteca de factura artesanal de sus abuelos maternos había dejado en la pared, y también la mesilla medio desnuda de la tele, donde ahora dormía el sueño de las máquinas catorce pulgadas en lugar de las cuarenta y dos que tanto esfuerzo le había costado comprar en su día. Se echó hacia atrás y miró de soslayo la pantalla del monitor. Su luminiscencia catódica reverberaba sobre la mesa de cristal rodeada de sillas. En aquel claroscuro reconoció un amasijo de sobres abiertos, las facturas que había 22

24 estado ordenando por asunto y urgencia. Cuál pagar, de qué prescindir. Regresó al teclado en cuanto advirtió actividad en la ventana de chat. Has instalado ya eso? preguntaba Saúl. Antes de responder, Inés ejecutó lo descargado dando inicio al proceso de instalación. Sí escribió. Y se dejó llevar. Ayer estuve en el Cash Converters de la calle Troya. Otra vez? Esta vez les vendí dudó la discografía entera de Massive Attack, de cuando todavía compraba cedés. A este ritmo acabaré encariñándome con los yonquis que custodian la puerta del cuartito de ventas. Lo mismo valía decir discografía en vez de joyas si la cuestión era hablar; y para el caso que les hacía, como si nunca hubiesen existido Pero joder, eran un recuerdo. Qué te dieron? Calderilla. Ahora estoy viendo qué cubrir, si el agua o el gas. Sabes que voy a volver fue el tímido alegato de Saúl. Te ayudaré, lo prometo. Déjate de milongas y estudia, que es lo tuyo. A ver si conseguimos capear el fracaso académico de la familia contigo en primera línea. Cuántos meses te quedan de paro? Estoy hasta el gorro de la puta crisis y el dinero. Sígueme explicando cómo bajar, que ahora mismo me siento como Nikita infiltrándome en una logia judeomasónica. Si bien el sarcasmo constituía el principal mecanismo de defensa de su hermana, Saúl interpretó aquella 23

25 evasiva y el goteo de datos en relación a su situación económica como el desplome de un escenario que empezaba a traslucir lo límite del problema. Pero al carecer de recursos propios no tenía forma de prestar una ayuda real, y su inopinada presencia en Valencia hubiera implicado un sacrificio que ella no perdonaría. Decidió seguirle el juego, al menos para que la injerencia de su preocupación no la sobrecargase inútilmente. De acuerdo escribió al fin. Si ya has tomado conciencia de que todo lo infame que puedas encontrar a través de un buscador convencional no es nada en comparación con lo que te depararán las profundidades, y que todo cuanto en la superficie es perseguido o tomado a coña por lo evidente de la farsa, allá abajo es el espejo de una realidad que ahora mismo está ocurriendo, podemos continuar. Ve a las opciones del navegador y desactiva la visualización automática de imágenes. Y esto para qué? Para protegerte de las secuelas emocionales en el supuesto de que tropieces con contenido gráfico perturbador contestó. Creo que aún no has entrado en contacto con la dimensión de la experiencia, así que lo repetiré por última vez: no verás lo que flota en la red, sino lo que se pudre en el fondo. Eso que arriba todos saben que es publicidad engañosa para captar enfermos dispuestos a dejarse la tarjeta de crédito para machacársela con la simulación de una violación?, allá abajo se llama snuff y es auténtico. Alguien muere porque alguien paga. Los dedos de Inés enmudecieron. Desactiva desde el propio navegador todo lo que esté relacionado con Java, Quicktime, Flash, Adobe, 24

26 DivX, Shockwave, etcétera, y nunca reproduzcas un vídeo o cualquier contenido multimedia. Ni qué decirte tengo que si descargas algo de la Deep Web captarás la atención inmediata de merodeadores malintencionados. No es raro que los archivos de fácil acceso sean señuelos y contengan dispositivos de desenmascaramiento. Un llanto infantil rompió la quietud palpitante de la casa. La peque tecleó Inés antes de salir disparada a la habitación de su hija y atravesar un pasillo frío y desnudo que no guardaba relación estética con el mundo de tibieza y color que constituía la intimidad de aquella niña de tres años arrodillada sobre el edredón de su cama que al ver luz bajo la puerta comenzó a gritar mamá. Inés procuró sosegarla con palabras cariñosas, pero a tenor de lo improductivo de su empeño resolvió cogerla en brazos y llevarla al comedor envuelta en una manta rosa. Por el pasillo le preguntó qué había soñado, y la chiquilla no quiso contestar. Se limitó a cogerse con todas sus fuerzas hasta que Inés la dejó suavemente en el sofá y apeló a la infalibilidad de un DVD repleto de marcas de dedos de La Casa de Mickey Mouse. La chiquilla todavía no entendía por qué en el comedor ahora ocupaba el sitio de la tele grande una cosa chiquitaja y culona. Pero en cuanto Mickey saludó a su audiencia, a pesar de lo pequeña y poco nítida que era la imagen, dejó de cuestionarse tales detalles. Todo bien? leyó Inés al sentarse frente al teclado. Sí, tranqui aseguró. Saúl, quiero entrar ya. Bájame, cabrón rollero. 25

27 Pues abre el siguiente vínculo. Qué me estás pasando? Uno de los mapas más completos del abismo contestó. Las direcciones de las páginas de la Deep Web están protegidas con códigos alfanuméricos indescifrables. Necesitarás un directorio, referencias textuales que te sirvan de brújula. Con una búsqueda rápida obtendrás resultados por aproximación, pero a partir de ahí es cosa tuya tamizar la información que desprendan las descripciones, a veces intencionadamente confusas. Cuando tengas una dirección fiable, introdúcela en el batiscafo y estarás buceando felizmente en la otra fosa de las Marianas. La que huele a vertedero. Es normal que las URL acaben en.onion? Diría que sí. Pues estoy entrando en una al azar Dos últimas advertencias, Inés. Desactiva la cámara web o ponla contra la pared, pero que no te pillen la cara si zombifican el ordenador. Y segundo, jamás, nunca, no, de ningún modo, en absoluto accedas a nada que contenga CP en el nombre. Nunca. Prométemelo. Pero qué diantres significa CP? No paro de ver vínculos que lo llevan en la reseña. Son las siglas en inglés de pornografía infantil. Inés empezó a sentir cómo le abandonaba el coraje. Tienes el antivirus y el firewall en orden? Saúl repitió este mensaje durante quince minutos hasta que Inés finalmente reaccionó. Joder, que no paro de recibir avisos de contenido malicioso bloqueado respondió. Cerrar los cartelitos es peor que moverse por la jungla con un machete. 26

28 Me estás empezando a acojonar. Estoy en un foro de opiniones, pero no especifica su temática. Qué locura, esto es peor que navegar hace quince años. Va lentísimo. Inés, si te atacan podrían emplearte de nodo para llegar a mí, y tengo el portátil repleto de apuntes. Estás segura de que has seguido todos los pasos correctamente? Las alertas del antivirus se sucedieron hasta que de pronto su icono en la barra de tareas se tornó rojo y apareció un cartel anunciando que la protección en tiempo real había sido inhabilitada y el sistema estaba desprotegido. Luego se cerró definitivamente, y comenzaron a crearse en el escritorio carpetas con nombres aleatorios. Inés contuvo las primeras lágrimas de desesperación. Creo que me están atacando escribió a toda prisa. El ordenador empieza a hacer cosas extrañas. Desconéctate, que no te fastidien los apuntes. Pero me cago en Dios, has activado el modo anónimo desde el propio navegador? La opción te tiene que aparecer abajo a la derecha. Lo hiciste o no? Sí, joder respondió sin tiempo para lamentar su despiste. Pero se formatea y fuera, por mí no te preocupes. Tú desconecta. En la cara se le abrió una ventana de CMD en la que empezó a llover líneas de comandos e insultos en inglés enfatizados con mayúsculas. Los scripts principiados en erase se sucedían alarmantemente. No te vas a escabullir saltando de página en página advirtió Saúl. Si te han detectado, podrían estar leyendo esta conversación ahora mismo! 27

29 Inés asumió la pérdida de sus naves y se enfocó en lo verdaderamente importante. Seguro que es algún danés pajero y no entiende un carajo repuso con rabia. Te advertí que el programa por sí solo no era infalible, que te estabas exponiendo! Calla, que aquí no pasa ni Cristo. Además encontré lo que estaba buscando. Se hizo una pausa en el diálogo. En serio estás en la página de Wikileaks? Con los WHORE, NEWFAG, ASSHOLE, SPAINSCUM y demás lindezas del cabrón que se le había apoderado del símbolo de sistema que parpadeaba frenético en segundo plano, Inés meditaba otra mentira piadosa mientras pulía su anuncio titulado vendo riñón por e en Valencia, España, con disposición de trasladarme al extranjero para someterme a cirugía en cualquier clínica privada. Negociable. 28

30 No mates a Pepe Larguero Abelardo Leal FINALISTA RELATO JOVEN

31 ABELARDO LEAL (Bucaramanga, 1982) Nació en Bucaramanga, Colombia, Poeta, novelista, cuentista y ensayista. Docente de derecho, estudios literarios y de creación en Narrativa y Poesía. Candidato a doctor en Literatura Hispanoamericana (U. de Salamanca, España). Doctor (c) en Derecho (Universidad de Salamanca). Magister en Escrituras Creativas (Universidad Nacional de Colombia). Publicó los libros Poemas Confidentes y otros Versos (Dto. de Literatura Universidad Nacional de Colombia, 2006), Poemas de amor insomne (Editorial Kimpres, Bogotá, 2007), Lección de Anatomía (Latin Heritage Foundation, Washington, Estados Unidos, 2012), Somos las Horas (Universidad Externado de Colombia, 2013), y Palabras al Fresco (Universidad de los Andes, Bogotá, 2014). Premio de relato María Agustina, Calle Sol, Premio de cuento urbano para Nuevos Escritores; finalista en los premios de relato La Felguera, Encarna de León, La Lectora Impaciente, Ciudad de Barrancabermeja, Constantí, Revista Cuatro Tablas, entre otros. Premio de Relato Infantil Bilbao y La Gaceta de Santander, en cuyas antologías de estos certámenes fueron publicados los relatos premiados. Finalista premio de novela Cámara de Comercio de Medellín (2009). Cuentos suyos figuran en antologías de Colombia y España.

32 Pepe Larguero era de pelo corto y barba rapada. Tenía la tez trigueña y la mirada amable, a diferencia de otros detectives de mirada torva. Su rostro invitaba a trabar conversación con él. Su apellido le caía como anillo al dedo, pues era alto y delgado. Le gustaban las películas de Luis Buñuel Ese oscuro objeto del deseo, Bella de día, etc.. Y también las series eróticas. Cuando era adolescente se trasnochaba viéndolas. Dormía en el sofá de la sala, aprovechando que allí estaba el televisor. Después de las once de la noche, momento en que sus padres y hermanos dormían, prendía el televisor y se divertía viendo aquellos filmes de mujeres desnudas. Al día siguiente, en el salón de clase, tenía intacta en su mente esa imagen del deseo, y añoraba que llegara la noche para ver más películas o nuevos episodios de La serie rosa, que desarrollaba historias de erotismo en la antigüedad, y por quien más de un muchacho y más de un profesor se trasnochaban. Las ojeras de Pepe eran el resultado de estas conductas de adolescencia. Le encantaban las gomas de mascar. Siempre iba mascando una. Lo hacía con pausa, acorde con su temperamento. Pero sobre todo le gustaba la literatura. Las 31

33 obras clásicas. Las piezas dramáticas de Sófocles y Esquilo, la épica de Homero y de Virgilio, la lírica de los franceses y españoles y de algunos latinoamericanos. Mientras caminaba sopesando todo, mientras bebía el paisaje con sus ojos, mientras observaba el más mínimo detalle de su entorno, musitaba versos o frases dramáticas, y seguía contemplando las calles, los rostros, los objetos, percibiendo los olores, escuchando las voces de la gente y los ruidos que colgaban del aire. Si estaba en un recinto cerrado, recabando información, buscando evidencias en gavetas de escritorios, debajo de los colchones, en la ropa, bajo las baldosas, o en algún otro lugar visible o recóndito, asimismo desplegaba sus labios para darle gusto a su manía de liberar palabras como aves que eran como un pedazo de su alma. Pepe era soltero. Vivía en una vieja casa de un barrio tranquilo, al oriente de la ciudad. De sus treinta años llevaba siete dedicado a ser detective privado. En su misma casa de verjas amarillas, tenía una oficina para atender a sus clientes. Además de su oficina era su alcoba principal, ya que su teléfono fijo no dejaba de timbrar toda la noche: siempre había casos por resolver. Allí se sentía cómodo. Era como si durmiera con su trabajo. La oficina, amplia y aromada de un olor a sándalo y canela, era un oasis para él. Sus padres estaban en otra ciudad. Sus hermanos, menores que él, ya se habían casado o tenían familia y vivían dispersos por todo el país. No se había casado ni amancebado con ninguna chica porque todavía no hallaba la especial, porque su trabajo lo mantenía ocupado y no le dejaba cabeza para pensar en ello, y porque inclinarse por una sola era privarse de la posibilidad de 32

34 conocer y cortejar a otras. Como había atendido varios casos de mujeres infieles a sus maridos, la misma idea de ser víctima de infidelidad lo cohibía para lanzarse al océano del matrimonio o la unión marital. Era tímido, y esa timidez le impedía seducir mujeres, más bien ellas eran quienes lo seducían, pero no sabía cómo actuar, por recato, tal vez, por respeto, quizás. Quería vencer esa timidez, y seducir a las mujeres que deseaba. Después de todo, siempre había contemplado hembras desnudas y voluptuosas desde su adolescencia, y quería pasar de la mera ensoñación de poseerlas a la realidad de amarlas y enredarse en sus pieles barnizadas por el fuego. Pepe vestía con gabardinas de color vino tinto, pantalones de lino y zapatos negros de cuero reluciente. Nunca se le veía con un jean o una camiseta. La elegancia era uno de sus anzuelos para captar, no sólo clientes, sino informantes. Pensaba que si vistiera como un pícaro o un menesteroso, espantaría a la gente. Usaba loción francesa. No fumaba. Caminaba con paso lento y cauteloso. No sonreía. Tampoco fruncía el ceño. Su rostro revelaba seriedad. Era honesto en exceso. Nunca había condescendido a la trampa. Tampoco a la mentira. Le gustaban las cosas justas, los premios merecidos, las sonrisas espontáneas. Todo esto porque en su vida había visto mucha corrupción y la había sufrido en carne propia: los profesores le ponían notas bajas por contradecirlos teniendo la razón, los puestos públicos a que aspiraba terminaban asignados a otras personas amigos de los empleadores, a pesar de que él tenía mayores méritos. Otras veces esos puestos quedaban en manos de mujeres que hacían valer sus encantos sobre la débil 33