LA VIOLENCIA DE GÉNERO Y LAS ACTITUDES SEXISTAS EN UNA MUESTRA DE POBLACIÓN DE GALLEGA

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1 LA VIOLENCIA DE GÉNERO Y LAS ACTITUDES SEXISTAS EN UNA MUESTRA DE POBLACIÓN DE GALLEGA Yolanda Rodríguez Castro* María Lameiras Fernández Jose María Faílde Garrido Mª Victoria Carrera Fernández * yrcastro@uvigo.es Universidad de Vigo Facultad de Ciencias de la Educación, Pabellón 2. Campus de Ourense Av. Castelao sn, Ourense (España)

2 Resumen El objetivo de estudio es evaluar las actitudes sexistas con las actitudes y comportamientos violentos dentro de las relaciones de pareja, así como su relación. Para ello contamos con una muestra representativa de la Comunidad Autónoma Gallega de 900 personas con edades comprendidas entre 18 y 65 años. Se les pasaron en forma de entrevista telefónica los siguientes cuestionarios: de variables sociodemográficas; la Escala de Sexismo Ambivalente (Glick y Fiske, 1996); la escala de Neosexismo (Tougas et al., 1995); Proximal Antecedents to Violent Episodes Scale (PAVE) de Babcock, Costa, Green e Eckhardt (2004); Conflict Tactics Scale (CTS) de Straus, Hamby, Boney-McCoy e Sugarman (1996). Los resultados en relación a las actitudes sexistas muestran que continúan siendo los hombres los que muestran un mayor nivel de sexismo hacia las mujeres. En cuanto a las escalas de actitudes hacia las conductas violentas, los resultados plantean similitudes en las afirmaciones entre géneros, pero sí se detectan diferencias significativas en relación a la variable religiosidad, nivel de estudios y que su pareja no trabaje. Se han detectado relaciones entre las actitudes sexistas más tradicionales y las actitudes a favor de las transgresiones hacia las mujeres y hombres. Finalmente, en relación a la experiencia de sufrir conductas violentas en manos de su pareja el porcentaje se sitúa en un 1.2% de la población gallega entrevistada.

3 Introducción La violencia de género ejercida contra las mujeres por sus parejas o por sus ex - parejas representa un fenómeno de tal complejidad como para que sea necesario recurrir a modelos explicativos multicausales (Echeburúa y Fernández-Montalvo, 1998; Lori Heise, 1998). Todos estos modelos -bajo el paraguas multicausal- acuerdan, como destacan Bosch y Ferrer (2002), que la violencia ejercida contra las mujeres dentro de las relaciones de pareja es un fenómeno complejo que solo podrá ser explicado a partir de la intervención de un conjunto de factores diversos, incluyendo factores individuales, sociales y del contexto concreto de la relación de pareja. En el modelo ecológico multicausal de Heise (1998) fundamenta que no existe ningún factor que por sí incluso sea el causante del maltrato sino que varios factores se combinan y aumentan la probabilidad de que un hombre determinado en un ambiente determinado ejerza la violencia contra una mujer determinada. Dentro de estos factores se encuentran aquellos que actúan en el marco sociocultural, factores sociales, del medio económico y social dentro de los que se incluyen las normas que otorgan la los hombres el control sobre el comportamiento de las mujeres, la aceptación de la violencia como forma de resolver los conflictos, la noción de masculinidad ligada la autoridad, el honor o la agresión y los roles rígidos basados en la diferenciación sexual. Según Lori Heise (1998, p.29) cualquiera estrategia para eliminar la violencia de género, debe por tanto, comparar las carencias culturales y las estructuras sociales que la perpetúan. La clave estaría en comprender cómo se lleva a cabo la naturalización de la violencia cara las mujeres desde la propia comunidad que la legitima a través de la interiorización tanto en ellos como en ellas de los estereotipos de género, en función de los cuales las mujeres son discriminadas y relegadas a un papel secundario bajo a autoridad masculina. Así la violencia ejercida contra las mujeres se extiende no solo en los países menos favorecidos en los que los derechos legítimos de las mujeres no son amparados por las leyes, sino también en los denominados países desarrollados con claros reglamentos jurídicos garantizas de los derechos de igualdad entre hombres y mujeres, en los que todavía perviven actitudes y comportamientos sexistas basados en la supuesta superioridad de un sexo sobre otro. Los estudios encaminados a cuantificar las actitudes hacia la violencia ejercida contra las mujeres fueron proliferando en los últimos años; pero aún son muy pocos, sobre todo en nuestro país, los estudios focalizados en el análisis de la relación entre las actitudes sexistas y las actitudes y comportamientos violentos hacia las mujeres (Expósito y Moya, 2005; Ferrer, Bosch, Ramis y Torres, 2006). Por lo tanto, en esta investigación nos hemos planteado un doble objetivo, que son: a) evaluar las actitudes sexistas y las actitudes hacia la violencia ejercida hacia las mujeres; así como las conductas violentas ejercidas hacia las mujeres; y b) examinar la relación entre las actitudes sexistas con las actitudes y comportamientos violentos hacia las mujeres. Muestra En este estudio contamos con una muestra representativa de la Comunidad Autónoma Gallega de 902 personas (430 hombres y 472 mujeres) con edades comprendidas entre 18 y 65 años. Para determinar la muestra hemos aplicado un diseño transversal por cuotas de edad y sexo y una vez

4 localizada la persona y ubicada en el rango de sexo y edad correspondiente se les explica las características del estudio y se solicita su participación. Aceptan participar el 55 % de los sujetos contactados que son entrevistados/as telefónicamente durante 25 minutos (error muestral ±3,3%). Material Se les administraron los siguientes cuestionarios: Variables sociodemográficas: el género, la edad, la opción religiosa en la que se adscriben, se les preguntó si tenían pareja o no, si tenían hijos/as, su nivel de estudios y el de la pareja, y cual era su situación laboral y la de su pareja. Para medir las actitudes sexistas hacia mulleres y hombres se utilizaron los siguientes cuestionarios: Escala de Sexismo Ambivalente (ASI) (Glick y Fiske, 1996) en la versión española de Expósito, Moya y Glick (1998), con la que se miden las actitudes sexistas ambivalentes (hostiles y benevolentes) hacia las mujeres. El sexismo hostil es el que considera a la mujer inferior al hombre y sexismo benevolente que es sutil y encubierto, no considera a la mujer inferior al hombre sino diferente y como tal es necesario colocarla en un lugar distinto para protegerla. En este estudio utilizamos la versión reducida que se compone por 12 ítems con un rango de respuesta de tipo Likert que va desde 0 (totalmente en desacuerdo) a 6 (totalmente de acuerdo), siendo las puntuaciones más altas las que representan el mayor nivel de sexismo. La dimensión del sexismo hostil se compone de los ítems 3, 6, 7, 8, 9 e 12 y la dimensión de sexismo benevolente por 1, 2, 4, 5, 10, 11. La fiabilidad de la escala de sexismo hostil fue de.77 y la fiabilidad de la escala de sexismo benevolente fue de.77. Neosexism Scale (Tougas et al., 1995) mide las nuevas formas de sexismo que se define como la manifestación de un conflicto entre valores igualitarios y sentimentos negativos hacia las mujeres. Utilizamos la versión española de la escala, adaptada por Moya y Expósito (2000), que se compone de 11 ítems con un formato de respuesta de tipo Likert que va desde el 1 (totalmente en desacuerdo) hasta el 7 (totalmente desacuerdo). Antes de sumar las puntuaciones de cada ítem, es necesario recodificar el ítem 2 y el 11. Las mayores puntuaciones indican mayores niveles de sexismo moderno. La fiabilidad obtenida en este estudio fue de.70. Para medir las actitudes hacia las transgresiones hacia las mujeres e los hombres utilizamos la siguiente escala: Proximal Antecedents to Violent Episodes Scale (PAVE) de Babcock, Costa, Green e Eckhardt (2004). Esta escala mide las actitudes frente a los episodios violentos. Se compone por 18 ítems con un formato de respuesta tipo Likert que va desde 1 (totalmente en desacuerdo) hasta el 7 (totalmente desacuerdo). Esta escala está constituída por cuatro subescalas: Transgresiones benevolentes hacia mujeres (ítems 1, 2 e 3), Transgresiones benevolentes hacia hombres (ítems 4, 5 e 6), Transgresiones hostiles hacia mujeres (ítems 7, 8, 9, 10, 11 e 12), y Transgresión hostiles hacia hombres (ítems 13, 14, 15, 16, 17 e 18). Las mayores puntuaciones obtenidas indican actitudes a favor de las conductas violentas hacia a su pareja en determinadas circunstancias. Las fiabilidades obtenidas fueron: Transgresiones benevolentes hacia mujeres alpha=.79), Transgresiones benevolentes hacia hombres

5 (alpha=.83), Transgresiones hostiles hacia mujeres (alpha=.93), e Transgresiones hostiles hacia hombres (alpha=.95). Para medir las conductas violentas de la parella, se utilizó la siguiente escala: Conflict Tactics Scale (CTS) de Straus, Hamby, Boney-McCoy e Sugarman (1996). Está escala está compuesta de 9 ítems con un formato de respuesta tipo Likert que va desde el 1 (esto nunca me ocurrió) hasta el 4 (más de cinco veces en el último año). Esta escala mide las conductas violentas de la parella. La mayor puntuación indica conductas agresivas por parte de la pareja. La fiabilidad obtenida fue de.78. Resultados En primer lugar, en relación a las actitudes sexistas los resultados demuestran que continúan siendo los hombres los que muestran un mayor nivel de sexismo hacia las mujeres; es decir son los hombres más sexistas hostiles, benevolentes y neosexistas hacia las mujeres (ver tabla 1). Tabla 1. Diferencias de género en relación a las actitudes sexistas y las actitudes y las conductas violentas hacia las mujeres Género N Media Desviación t ASI típ. Hombre 342 3,26 1,26 SEXISMO HOSTIL Mujer 357 3,06 1, * SEXISMO BENEVOLENTE NEOSEXISMO PAVE Hombre 374 4,12 1,25 Mujer 413 3,93 1, * Hombre 321 2,42,857 Mujer 338 2,12, * TRANSGRESIÓNS Hombre 426 1,05,372 BENEVOLENTES HACIA Mujer 472 1,08, MULLERES TRANSGRESIÓNS Hombre 426 1,11,633 BENEVOLENTES HACIA Mujer 472 1,09, HOMES TRANSGRESIÓNS HOSTILES Hombre 426 1,07,546 HACIA MULLERES Mujer 472 1,07, TRASNGRESIÓNS HOSTILES Hombre 426 1,06,530 HACIA HOMES Mujer 472 1,08, CONDUCTAS VIOLENTAS DA Hombre 421 1,04,250 PARELLA Mujer 463 1,03, Nota: *p>.05 En segundo lugar, en relación con las escalas de actitudes hacia las conductas violentas (PAVE), los resultados en contra de lo esperado, plantean similitudes en las afirmaciones entre géneros, tanto en las actitudes hacia las transgresiones más hostiles como en las más benevolentes tanto hacia hombres como hacia mujeres (ver tabla 1). En tercer lugar, en relación a la experiencia de sufrir conductas violentas en manos de su pareja, tal y como se demuestra en la tabla 1 no se detectan

6 diferencias significativas en función del género. Pero si analizamos detalladamente la escala, encontramos que la experiencia de sufrir conductas violentas en manos de su pareja el porcentaje se sitúa en un 1.2% de la población gallega entrevistada; destacando entre los porcentajes más elevados conductas como recibir un empujón (3.3% de los casos), que la pareja le tirase algo que le pudiese hacer daño (2.9%) o ser agarrado con fuerza por su pareja (3.5% de los casos). Al analizar las relaciones entre las escalas de sexismo y su relación con la escala de actitudes hacia los episodios violentos (PAVE) y las conductas violentas, nos encontramos que tanto la escala de Sexismo hostil como la escala de Neosexismo se relacionan con las cuatro subescalas del PAVE (ver tabla 2). De forma que las personas que presentan los mayores niveles de sexismo más tradicional son las que tienen actitudes hostiles e benevolentes hacia las conductas violentas por parte de la pareja en determinadas circunstancias. La escala de conductas violentas non presenta ninguna correlación con las escalas de sexismo hostil y de sexismo benevolente, aunque sí se da una pequeña correlación positiva con la escala de Neosexismo (r=.08; p<.05). De forma que las personas que tienen actitudes más sexistas es posible que su pareja tenga conductas violentas hacia ella (ver tabla 2). Tabla 2. Correlaciones entre las escalas SH SB.47** NS.46**.30** SH SB NS TB m TB h TH m TH h TB m.10*.03.11** TB h.08*.04.13**.76** TH m.10*.06.15**.65**.73** TH h.11*.06.17**.73**.75**.96* Conductas violentas * Nota. SH: Sexismo Hostil; SB: Sexismo benevolente; HM: actitudes hostiles hacia hommes; BM: actitudes benevolentes hacia homes; NS: Neosexismo; TB m: transgresións benvolentes hacia mulleres; TB h: transgresións benevolentes hacia homes; TH m: transgresións hostiles hacia mulleres; TH h: transgresións hostiles hacia homes. *p<.05; **p<.01 Por otro lado, si relacionamos las variables sociodemográficas con las escalas de este estudio encontramos: tal y como se esperaba que las escalas de sexismo correlacionaron con la variable género (son los hombres más sexistas), la edad (son los de mayor edad más sexistas), la opción religiosa (los más religiosos son más sexistas), y los que viven con su pareja. Sin embargo, los resultados más interesantes son en relación a las escalas del PAVE y la de conductas hacia la violencia de género. De forma que las personas que tienen actitudes a favor de las transgresiones hostiles o benevolentes hacia las mujeres y hombres son las que se definen como católicos practicantes (TBmujer: r=-.11; p<.01; TBhombre: r=-.10; p<.01; THmujer: r=-.09; p<.01; TBmujer: r=-.10; p<.01), los que tiene un bajo nivel de estudios (TBmujer: r=-.11; p<.01; TBhombre: r=-.10; p<.01; TBmujer: r=-.07; p<.01) y aquellos a los que su pareja no trabaja (TBmujer: r=.07; p<.05; TBhombre: r=.12; p<.01).

7 Finalmente llevamos a cabo los análisis de regresión para determinar cuales son las variables que mejor predicen las actitudes y las conductas violentas hacia la mujer. En relación a los resultados del análisis de regresión por pasos, tomando como variable dependiente las subescalas del PAVE, destacamos: en cuanto a la transgresión benevolente hacia las mujeres la variable que mejor explica las actitudes a favor de las conductas violentas hacia mujeres es el neosexismo (β=.12; p<.05). De forma que las personas más sexistas son las que tienen actitudes de consentimiento hacia las conductas violentas. La regresión no dio ningún resultado en relación con la transgresión benevolente hacia los hombres. Por otro lado, las variables que explican el modelo de regresión tomando como variable dependiente las Transgresiones hostiles hacia mujeres y hacia hombres, son las siguientes: las actitudes sexistas (neosexismo) (TH mujer: β=.14; p<.01; TH hombre: β=.15; p<.01) y sufrir conductas violentas por parte de la pareja (TH mujer: β=.12; p<.05; TH hombre: β=.09; p<.05). De forma que las personas que son más sexistas y sufrieron conductas violentas de su pareja son los que presentan actitudes a favor de determinadas agresiones hostiles hacia las mujeres y hacia los hombres. En los resultados de la regresión tomando como variable dependiente la Conducta Violenta hacia la pareja, las variables que mejor la predicen son: tener actitudes a favor de la Transgresiones hostiles y benevolentes hacia hombres y hacia mujeres, así como el hecho de que su pareja trabaje. Discusión Los resultados obtenidos en este estudio permiten apoyar las conclusiones de los estudios previos en relación a las actitudes hostiles y benevolentes hacia mujeres (Glick y Fiske, 1996; 2000). Ya que siguen siendo los hombres los que tienen actitudes más sexistas hacia las mujeres. También nuestros resultados coinciden con el estudio de Glick, Lameiras y Rodríguez (2002) en cuanto que son más sexistas aquellas personas que se autodefinen como católicas practicantes y las que tienen mayor edad. Estos resultados confirman así la relevancia que tiene por un lado la educación católica en la adscripción a las actitudes más sexistas, es decir, menos igualitarias hacia las mujeres, perpetuando el sexismo benevolente (que a pesar de su tono positivofrente al negativo de la hostilidad- sigue siendo sexista), a través de la sobrevaloración del papel natural de la mujer como madre y esposa. En relación a los resultados con las escalas de actitudes hacia las conductas violentas (PAVE) y con la de conductas violentas, los resultados plantean similitudes en sus afirmaciones entre géneros, algo en principio no esperable. Ya que la variable género según diversos estudios constituye uno de los predictores más importantes en relación a las actitudes hacia la violencia de género (Berkel, Vandiver y Bahner, 2004; Ferrer et al., 2006). Pero sí encontramos diferencias en cuanto a que son las personas más religiosas, las que tienen menor nivel de estudios y los que tienen pareja que no trabaja, las que asumen actitudes a favor de las transgresiones hostiles y benevolentes hacia las mujeres y los hombres. También encontramos relación entre las actitudes a favor de la violencia de género y las actitudes sexistas más tradicionales (sexismo hostil y neosexismo). De forma que aquellas personas que son más sexistas son las que en cierta forma justifican las transgresiones tanto hostiles como benevolentes hacia los géneros. Estos resultados también

8 lo evidencian los análisis de regresión. Constatamos que el neosexismo se relacionaba con las conductas violentas hacia las mujeres. Todos estos resultados están en sintonía con otros estudios como el de Yanes y González, (2000) o el de Glick, Sakalli, Ferreira y Aguiar de Sousa (2002). Finalmente destacar que en relación a la experiencia de sufrir conductas violentas en manos de su pareja el porcentaje se sitúan en un 1.2% de la población gallega entrevistada; destacando entre los porcentajes más elevados conductas como recibir un empujón (3.3% de los casos), que la pareja le titase algo que le pudiese hacer daño (2.9%) o ser agarrado con fuerza por su pareja (3.5% de los casos). Estos porcentajes están en sintonía con los obtenidos en un estudio del Servicio Galego de Igualdade (2006) que cifra en 3,2 % el porcentaje de mulleres que se autoidentifican como maltratadas. Por lo tanto, los resultados obtenidos en esta investigación representa una primera aproximación al estudio de las relaciones entre las actitudes sexistas, actitudes de tolerancia hacia la violencia de género y los comportamientos violentos en una muestra representativa de población gallega, con la finalidad de seguir ahondando en las raíces y relaciones de las conductas violentas hacia los géneros. Referencias Babcock, J. C., Costa, D. M., Green, C. E., & Eckhardt, C. I. (2004). What situations induce intimate partner violence?: A reliability and validity study of the Proximal Antecedents to Violent Episodes (PAVE) scale. Journal of Family Psychology, 18(3), Berkel, L.A., Vandiver, B. y Bahner, A. (2004). Gender role attitudes, religios and spirituality as predictors of domestic violence attitudes in White collage students. Journal of College Student Development, 45, 2, Bosch, E. y Ferrer, V. (2002). La voz de las invisibles. Las víctimas de un amor que mata. Madrid: Cátedra. Echeburúa, E. y Fernández-Montalvo, J. (1998). Hombres maltratadores. Aspectos teóricos. En E. Echeburúa y P. Corral (Eds.), Manual de violencia familiar (pp ). Madrid: Siglo XXI. Expósito, F., & Moya, M. (2005). Sexismo y aceptación de la violencia de género en las relaciones íntimas. En J. R. Martínez & R. García (Eds.), Psicología social y problemas sociales (pp ). Madrid: Biblioteca Nueva. Expósito, F., & Moya, M., & Glick, P. (1998). Sexismo ambivalente: medición y correlatos. Revista de Psicología Social, 55, Ferrer, V., Bosch, E., Ramis, M.C., Torres, G. y Navarro, C. (2006). La violencia contra las mujeres en la pareja: creencias y actitudes en estudiantes universitarios/as. Psicothema, 18, 3, Glick, P., & Fiske, S.T. (1996). The Ambivalent Sexism lnventory: Differentiating hostile and benevolen sexism. Journal of Personality and Social Psychology, 70, Glick, P., Fiske, et al. (2000). Beyond Prejudice as Simple Antipathy: Hostile and Benevolent Sexism Across Cultures. Journal of Personality atad Social Psyohology, 79, Glick, P., Sakalli-Ugrulu, N., Ferreira, M. C., & Aguiar, M. (2002). Ambivalent sexism and attitudes toward wife abuse in Turkey and Brazil. Psychology of Women Quarterly, 26,

9 Glick, P.; Lameiras, M., & Rodríguez Castro, Y. (2002). Education and religiosity as predictors of ambivalently sexist attitudes. Sex Roles, 47 (9/10), Heise, L.L. (1998). Violence against women: an integrated ecological framework. Violence Against Women, 4, Moya, M., & Expósito, F. (2000). Antecedentes y Consecuencias del Neosexismo en Varones y Mujeres de la misma Organización Laboral. En D. Caballero, M. T. Méndez, & J. Pastor (Eds.), La Mirada Psicosociológica. Grupos, Procesos, y Lenguajes (pp ). Madrid: Biblioteca Nueva. Servicio Galego de Igualdade (2006). Macroenquisa sobre a violencia contra as mulleres. (Dirección internet: Xunta de Galicia. Straus, Murray A., Sherry L. Hamby, Susan Boney-McCoy, & David B. Sugarman. (1996). The revised Conflict Tactics Scales (CTS2): Development and preliminary psychometric data. Journal of Family Issues 17: Tougas, F., Brown, R. Beaton, A.M. & Joly, S. (1995). Neosexism. Plus ça change, plus c est pariel. Personality and Social Psychology Bulletin, 21, Yanes, J.M. y González, R. (2000). Correlatos cognitivos asociados a la experiencia de violencia interparental. Psicothema, 12,1,