CON LA VIDA EN LOS TALONES

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Alberto Río Aguilera
hace 5 años
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1 Jordi Clos CON LA VIDA EN LOS TALONES Memorias apasionadas de un emprendedor, hotelero, mecenas y egiptólogo Prólogo José María Aznar

2 Los amantes del Claris Recién llegado de Nueva York, elegante y sereno, aquel caballero que ya había cumplido los setenta subió a la terraza del Claris para disfrutar del aperitivo con el que desde hacía más de una década inauguraba sus vacaciones estivales en Barcelona. Era 1 de agosto y al caballero le llamaré Mr. Smith. Su mesa estaba preparada, como siempre, dispuesta para dos, con flores recién cortadas en el jarrón y una botella de su champán predilecto enfriándose en la cubitera. El camarero lo saludó con afecto. Mr. Smith tomó asiento y le pidió que sirviera ya el champán. Al camarero le extrañó que descorcharan la botella sin aguardar a que Miss Smith llegara, pero los años de oficio le aconsejaron no preguntar por ella. Pronto supo que la señora no iba a volver a la terraza del Claris ni aquel verano ni ningún otro. El cáncer había vencido. A solas en su mesa, Mr. Smith alzó la copa mirando hacia la silla de su amada ausente y pronunció para sí ese

3 16 con la vida en los talones brindis íntimo con el que solían inaugurar sus encuentros secretos, esos quince días que cada año se reservaban para vivir y revivir ese amor de juventud que no habían podido disfrutar, esa pasión que la vida había querido interrumpir. Ella llegaba de Australia, cansada; él, de Nueva York, agotado; pero en cuanto subían a la terraza y se producía el encuentro, sus almas rejuvenecían, como si el primer sorbo de champán contuviera un filtro mágico, como si la mirada amada pudiera devolverles el aliento apasionado de la juventud. Quince días cada año, durante más de una década, todo el personal del hotel velaba por la felicidad de aquellos dos amantes discretos y dichosos que buscaban allí refugio para su felicidad. Se convirtieron para nosotros en leyenda, en referente, en modelo y en motivo de orgullo: que nuestra casa albergara aquella dicha nos hacía felices. Mr. Smith siguió algunos años más reservando la misma habitación y la misma mesa, dispuesta siempre para dos, y brindando cada 1 de agosto por la mujer a la que tanto había amado y que tanto lo amó. El verano del 2006 fue el último en que nos visitó, pero el recuerdo de su amor nos acompañará para siempre.

4 Introducción Este no es un libro de memorias clásico, de esos que sirven para ajustar cuentas o pasarle un filtro favorecedor a la propia vida. No busquen, pues, en él un índice onomástico importante al que lanzarse en busca del comentario jugoso o la confidencia delicada. He dedicado, eso sí, unas líneas a algunas de las personas que más me han impresionando, influido o ayudado, pero no es este libro un catálogo de personalidades. Otra ha sido mi intención, la de plasmar, en un lenguaje sencillo, coloquial y sin pretensión alguna los recuerdos y las vivencias que han quedado atrapados en mi memoria tal y como los recuerdo hoy, al repasar una existencia vivida con pasión, con el entusiasmo intacto y la capacidad de asombro de un niño. Háganse a la idea entonces de que, como si fuera una larga sobremesa entre amigos, comparto con ustedes las anécdotas de mi vida, los viajes que me fascinaron, las aventuras de las que aún me río, pese al tiempo transcurrido.

5 18 con la vida en los talones Para los lectores que se asomen a las páginas de este libro, sean jóvenes, amigos, conocidos o solo saludados, he querido, en definitiva, fijar en negro sobre blanco lo que aprendí de la dureza de mis primeros años y de los retos empresariales a los que sigo enfrentándome, también las enseñanzas que recibí de las personas que me han ayudado a lo largo de la vida, con el convencimiento de que, por duras que sean las circunstancias a las que uno se enfrenta, con coraje y optimismo, siempre «se puede».

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