TRANSCRIPCIÓN PALABRAS DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO EN EL ACTO DE ENTREGA DE LA MEDALLA DE ORO AL MÉRITO EN EL TRABAJO A GERARDO FERNÁNDEZ ALBOR

Transcripción

1 TRANSCRIPCIÓN PALABRAS DEL PRESIDENTE EN EL ACTO DE ENTREGA DE LA MEDALLA DE ORO AL MÉRITO EN EL TRABAJO A GERARDO FERNÁNDEZ ALBOR Santiago de Compostela, 16 de septiembre de 2017 Página 1

2 Señora presidenta del Congreso de los Diputados; señor presidente de la Xunta de Galicia; señor presidente Gerardo Fernández Albor: señor presidente del Parlamento de Galicia; señor alcalde de Santiago de Compostela; señor rector magnífico de la Universidad de Santiago de Compostela; autoridades civiles y académicas; señoras y señoras; queridas amigas y amigos, Muchas gracias a todos por organizar un acto que es tan especial y tan emocionante para todos. A pocos actos he acudido y a pocos actos acudiré a lo largo de mi vida con tanta convicción y alegría como el de hoy. Como ustedes saben, hace apenas unos días que Gerardo Fernández Albor ha cumplido cien años. Cualquier persona que llega a esa edad es un tesoro para todos y alguien a quien merece la pena escuchar, como decía en su intervención el presidente de la Xunta; pero en este caso lo importante va más allá de la cifra porque, si es difícil alcanzar los cien años, lo verdaderamente notable es haberlos llenado tanto y tan bien, y en el caso de Gerardo Fernández Albor el tiempo no ha venido sino a prolongar el eco de sus méritos. Por eso, en este homenaje que hoy le hacemos de corazón no solo hay admiración y cariño, también estamos ante un acto de justicia. A Gerardo Fernández Albor podríamos homenajearlo por muchos motivos: por su papel institucional clave en Galicia y, por tanto, en la España desde la Transición hasta nuestros días; por su galleguismo integrador, su condición de español a carta cabal o de europeísta sin fisuras; por unos intereses científicos y humanísticos que lo convirtieron en un académico de talla internacional y que, aliados a su profundo compromiso social, siempre han servido para mejorar la vida de sus conciudadanos; y hasta por haberse hecho, además de todo esto, teniente piloto de aviación. En definitiva, al honrar a Gerardo Fernández Albor estamos honrando, no solo a un testigo, sino a un protagonista, siempre positivo, de un siglo de la vida gallega y española; pero, ante todo, estamos honrando, como se ha dicho aquí, a un hombre ejemplar, a una de esas personas de las que nos llena de orgullo ser conciudadanos, colaboradores o amigos. Queridos amigos, Página 2

3 Hoy estamos clausurando el simposio internacional que acaba de tener lugar en la universidad de Santiago de Compostela bajo el título Gerardo Fernández Albor y su tiempo. Cien años de un presidente. No me cabe la más mínima duda de que las ponencias y trabajos de este congreso van a contribuir a engrandecer, es decir, a dar su verdadera magnitud, la figura del que ha sido el presidente de la Xunta que dio los primeros pasos de nuestra autonomía. Este simposio es una reivindicación, no solo merecida, sino necesaria porque, si homenajear a los grandes hombres nos da la medida de nuestras aspiraciones como sociedad, estudiar su legado nos estimula a perseverar por su camino, y por eso mismo nos hace mejores a nosotros también. Señoras y señores, queridos amigos, En esta clausura también vamos a hacer entrega de la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo concedida, como acabamos de escuchar hace escasos minutos, meses atrás a Gerardo Fernández Albor. Como ocurre en los mejores casos, no solo es el galardón el que distingue, sino que el galardonado da todo su sentido a la condecoración. Es verdad que en su trayectoria como servidor público nuestro primer presidente autonómico ha recibido otras condecoraciones tan numerosas como merecidas. Yo mismo tuve el honor de imponerle la Gran Cruz de Isabel la Católica en un entrañable acto en el que también estaban presentes algunos de quienes formamos parte de esta mesa, como el propio ministro de Educación y Cultura que entonces era diputado en el Parlamento Europeo. Pero a nadie se le oculta que esta Medalla del Mérito en el Trabajo no podía faltarle, porque es una distinción especialmente adecuada para una persona que ha cifrado su actitud vital precisamente en --es textual-- trabajar, ser prudente y moderado en todo, servicial y con un cierto sentido del humor --el lo ha dicho y yo puedo certificarlo--; una frase que, además de una actitud, conlleva, sin duda, una sabiduría de la vida acompañada, en su caso, por unos logros indiscutibles. Luego hablaré del sentidiño al que se ha referido en su intervención el presidente de la Xunta. Amigas y amigos, Página 3

4 Algunos hemos tenido la suerte de tratar con cercanía a Fernández Albor y ser un colaborador próximo, y hemos comprobado de primera mano la profunda humanidad, la elegancia --que también es importante-- y el espíritu de superación que han nutrido su buen hacer en la vida pública. Nos consideramos muy dichosos por ello y también por lo del sentidiño. Como he creído escuchar en las palabras del presidente de la Xunta que hacía referencia a algo que está sucediendo ahora, y espero haber escuchado bien, yo también quisiera hacer algún comentario. Un poco de sentidiño sería positivo exportarlo y, cuando uno se pone en contra de la legalidad, y además de la racionalidad, tiene que pensar, sobre todo, si lo hace a la brava, que nada bueno puede producir con su actuación; pero también cuando uno es capaz de rectificar también debe de pensar que todo lo bueno se puede producir para él y, sobre todo, para los demás. Creo que eso es el sentidiño aplicado a los tiempos en que vivimos. Señoras y señores, Conocedor de los dramas de la inmigración y de las angustias de la guerra en España, y también en Europa, Gerardo Fernández Albor ha llegado a conocer lo peor de nuestra época; pero los dramas vistos y vividos convirtieron a quien era por entonces un joven médico en uno de nuestros grandes médicos humanistas. Con ese bagaje humanístico y esa sabiduría política, quien vivió lo peor de nuestra época también pudo ser protagonista de lo mejor que nos dio: la Europa unida y la España y la Galicia de Todos conocemos su inmensa labor aquí, en Galicia; pero en un lugar tan especial para hablar de Europa como es Santiago de Compostela resulta especialmente indicado subrayar --ya se ha hecho, pero creo que es bueno reiterarlo-- el papel que desde el Parlamento Europeo desempeñó Gerardo Fernández Albor en la reunificación alemana. Como decía en su intervención la presidenta del Congreso, el señor presidente del Bundestag alemán colocó su retrato en la galería de ilustres del Parlamento alemán y ese papel que motivó la colocación de ese retrato en esa galería es un papel, y hablo con conocimiento de causa, que no se ha olvidado en Alemania y que, por tanto, es bueno que todos recordemos hoy aquí. Voy terminando ya mi intervención. Página 4

5 Figuras como la de Gerardo Fernández Albor constituyen la mejor defensa posible de la nobleza de la política, algo tan atacado hoy por muchos, y la vocación de servicio público, que algunos se creen que no existe. Su propia acción en la vida pública, política, científica o cultural está presente en alguno de nuestros grandes éxitos colectivos: del auge de la cultura gallega con el protagonismo de la editorial Galaxia, a la expansión de la sanidad, y de los primeros pasos de la Galicia autonómica a la inserción de España en el proyecto europeo. Es un legado el suyo muy difícil de igualar y nada de esto hubiera sido posible sin lo que hoy le reconocemos con la Medalla al Mérito en el Trabajo: la constancia, el empeño, la capacidad de emprender y de sobreponerse a las dificultades, algo que algunos tampoco entienden. Es verdad que a todos quizá nos sea difícil aspirar a su brillantez o a muchos de sus logros pero, a cambio, como dijimos años atrás en la imposición de la Gran Cruz de Isabel la Católica a la que antes me referí, hay algo que todos podemos aprender de Gerardo Fernández Albor, que es esa capacidad que ha tenido para no rendirse nunca. En suma, un modelo inspirador. Muchas gracias. (Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación) Página 5