Delta Amacuro: Waraos. El Mosquito

Transcripción

1 Delta Amacuro: Waraos El Mosquito Cuentan los ancianos del Delta del Orinoco, que hace muchos, muchos años, había un extenso poblado que se levantaba sobre un caño. En él vivía una hermosa, robusta, muchacha que a pesar de ser muy trabajadora no se había casado. Todas las tardes se sentaba en frente de su choza a tejer cestas de fibra de moriche, pero cuando más entretenida estaba tejiendo era interrumpida por un mosquito que zumbando llegaba desde las charcas cercanas y le hincaba su aguijón. Ella espantaba una y otra vez al impertinente mosquito con trozos de bejuco y él, cansado, sin poder chupar sangre se escondía entre los matorrales. El mosquito sin aliento se iba volando a tomar agua pantanosa, pensaba: Qué podré hacer para alimentarme de la sangre de la india?, es tan gorda que debe ser muy sabrosa chuparla. Entonces el mosquito tomó forma humana y al día siguiente cuando salió el sol fue a la choza de la muchacha para solicitarla en matrimonio.

2 La joven lo miró de arriba abajo y le pareció muy flaco, pero como no tenía pretendiente le preguntó: - Sabes manejar la lanza y el arpón?, Sabes cazar y pescar? Él sonriendo le contestó: -Sé eso y mucho más, mi bella india. También puedo derribar árboles para hacer chozas y curiaras. Ella lo aceptó y el hombremosquito- se quedó a vivir en la choza. Desde la primera noche él le pidió: -Ven, quiero que estés muy cerca de mí. Ella complacida así lo hizo y se durmió tranquila al lado de su marido. Pero apenas el fingido Warao se dio cuenta de que ella dormía, se transformó en mosquito y le clavó el aguijón. A la mañana siguiente la muchacha había adelgazado, mientras el marido lucía más gordo. Ella comió carne, pescado, iguana y casabe; también yuca, batatas y frutas. Así pronto recobró las energías y en la noche estaba otra vez gorda y él flaco. Uno y otro día se repetía lo mismo. El mosquito esperaba a que su mujer se durmiera para convertirse en insecto y chuparle la sangre. Pasaron muchos soles y siempre al amanecer el hombremosquito lucía fuerte y gordo mientras la joven flaca y débil. En las tardes el hombre enflaquecía y ella volvía a ser gorda. Una mañana en que la joven amaneció más flaca y débil que de costumbre, vino a visitarla un anciano, le dijo:

3 - Qué te pasa?, todas las mañanas te veo flaca y sin fuerzas, en cambio tu marido amanece robusto y con mucha vitalidad. -No lo sé anciano. Esto me ocurre desde que me casé. - Tú has notado algo raro en tu marido? -No, lo único que desde el primer día de casados me pidió que colgara un chinchorro al lado del suyo lo cierto es que todas las mañanas, ni siquiera puedo moverme, luego, durante el día me repongo con la comida, en la noche estoy otra vez bien. - Qué extraño- dijo el anciano- ponle mucho cuidado, para mí que no es un Warao. - Qué quiere decir?-preguntó la muchacha. -Que parece un hombre, pero debe ser un mosquito con apariencia de Warao. Hace tiempo que los vengo observando y he llegado a esa conclusión. - Qué debo hacer? -Esta noche, cuando él te pida que descanses en tu chinchorro al lado de él, no te duermas, permanece despierta y obsérvalo. -Gracias, así lo hare. La muchacha muy asustada esperó que llegara la noche. El hombre muy cariñoso le pidió a la india que colocara su chinchorro al lado de él y que se acostara tranquila a descansar. Ella recordaba las palabras del anciano y permaneció vigilante. Al poco tiempo, el hombre se bajó del chinchorro y se transformó en mosquito, luego, se abalanzó ferozmente sobre la robusta muchacha y le hincó el aguijón. Al sentir la picada gritó: - Hermanos Waraos, vengan en mi ayuda! Mi marido es un mosquito y quiere devorarme!

4 Antes de que vinieran los vecinos ella de un manotazo lo aplastó. Él estaba muy débil porque aun no había chupado sangre y no pudo defenderse. Ella cogió el mosquito, lo echó en las brazas del fogón y esperó a que se consumiera, después tomó las cenizas y las depositó en una totuma. Estaba furiosa, pensaba: Es el colmo, me casé con un hombre-mosquito que solo venía a chuparme la sangre. Salió de la choza y buscó el punto del caño donde soplara más brisa, después lanzó las cenizas que llevaba la totuma, llena de furia dijo: - Ojala se convirtieran en plaga de moscas y mosquitos! Después se fue a acostar y durmió tranquila toda la noche, al amanecer estaba tan gruesa como siempre y con toda su energía. Se levantó muy contenta y se asomó a la puerta de la choza. No podía creer lo que veían sus ojos: nubes de moscas y mosquitos invadían el poblado. Pensó en sus deseos de la noche anterior y se arrepintió, se dijo: mis deseos se hicieron realidad. Días después, los Waraos tuvieron que abandonar el lugar y levantar sus chozas en otro sitio sin plaga.

5 Desde entonces, en los caños del río Orinoco, hay plaga de moscas y mosquitos, porque aquel hombre-mosquito, fue el padre de toda la plaga. Fuente: Leyendas y Mitos de Venezuela. Lolita Robles de Mora. Editorial Monfort 1era Edición 1998