EL CAMBIO DE NOMBRE. Tenemos lucha contra tres enemigos, debemos vencer la carne, luego el mundo y el diablo.

Transcripción

1 EL CAMBIO DE NOMBRE Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. (Gn.32:28) INTRODUCCIÓN Tenemos lucha contra tres enemigos, debemos vencer la carne, luego el mundo y el diablo. En la vida de Jacob notamos que Dios tuvo misericordia de él, aún antes que naciera, luego vemos que le favorece, le hace crecer, fructificar y en un momento determinado le cambia de nombre y de apariencia física. En una primera instancia Jacob llega a Bet-el y ve los cielos abiertos. Ese día su vida cambió en un lugar de luz. A nosotros también Dios nos cambia de nombre, pero no es simplemente un cambio de nominación, sino implica cambios reales de actitud, no fingidos, son cambios verdaderos y efectivos producidos en un proceso. Recordemos el candelabro de siete brazos que ardía en el tabernáculo, era labrado de una pieza utilizando para ello ciertos cinceles especiales y martillo. DESARROLLO En la vida de Jacob, la cual le llevó finalmente a que Jehová Dios le cambiara de nombre, nosotros vemos reflejado también el proceso de nuestra vida espiritual, la cual podríamos extender incluso desde la salida de la casa del Padre en los lugares celestiales y pasando por nuestra conversión, hasta llegar al momento en que Dios sea efectivamente nuestro Padre y su obra esté concluida en nosotros. En la figura de la vida de Jacob, futuro Israel, se notan varias etapas, mismas que nosotros pasamos también: 1. Isaac bendice a Jacob antes de su salida: Y llamó Isaac a Jacob, lo bendijo le ordenó, diciendo: No tomarás mujer de entre las hijas de Canaán. Levántate, ve a Padán-aram, a casa de Betuel, padre de tu madre; y toma de allí mujer de entre las hijas de Labán, hermano de tu madre. Y el Dios Todopoderoso te bendiga, te haga fecundo y te

2 2 multiplique, para que llegues a ser multitud de pueblos. Y te dé también las bendiciones de Abraham, a ti y a tu descendencia contigo, para que tomes posesión de la tierra de tus peregrinaciones, la que Dios dio a Abraham. Gn 28:1-4 A causa de haber suplantado a Esaú, Jacob tiene que huir, pero antes de partir recibe recomendaciones y bendición de Isaac. Esta situación proyecta nuestra salida como espíritus de la casa del Padre, que nos bendijo con toda clase de bendiciones en los lugares celestiales. El espíritu del hombre es la parte más importante del él, es la lámpara que Jehová ha puesto en él para iluminarle y escudriñar lo profundo del corazón; escuchó la enseñanza del Padre y aprendió de Él; ha sido resucitado y está unido al Espíritu del Señor, recibe la comunión y comunicaciones con Dios. Antes de partir para Padan-aram, Isaac bendijo a Jacob. De acuerdo a la figura, podemos pensar que el Padre nos bendijo antes de partir para nuestro Padanaram, la tierra. Jacob fue bendecido con: La bendición del Omnipotente, para dar frutos y crecer: Bíblicamente, cuando se habla del Omnipotente, se refiere a la persona del Espíritu Santo y para nosotros proyecta la promesa de la bendición del Espíritu Santo en nuestras vidas, el cual nos lleva al crecimiento y fructificación espiritual. La bendición de Abraham para heredar la tierra: Para nosotros, figura la bendición que tenemos en Cristo, que nos incorpora al polvo de estrellas que es la descendencia de Abraham y por lo tanto de las promesas de posesión de la tierra. 2. Bet-el: La conversión. Este lugar figura nuestra conversión, allí en Bet-el, ocurren varias situaciones: Y llegó a cierto lugar y pasó la noche allí, porque el sol se había puesto; tomó una de las piedras del lugar, la puso de cabecera y se acostó en aquel lugar. Y tuvo un sueño, y he aquí, había una escalera apoyada en la tierra cuyo extremo superior alcanzaba hasta el cielo; y he aquí, los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Gn 28:11-12 De esa manera nos encontró el Señor, como un pueblo que yacía en tinieblas y sombras de muerte por el pecado. Dios le muestra la escalera entre el cielo y la tierra: El Padre nos mostró el único camino para llegar al cielo, hasta El: Cristo Jesús. 2

3 3 Luz y Casa de Dios: En Bet-el encontramos dos significados, el primero es luz y significa que en ese lugar Jacob fue alumbrado por la luz de Dios. Luego se levanta y prosigue su camino bajo el impacto de la luz, habiendo ungido a la roca, Cristo, en la cual había recostado su cabeza. Esta situación equivale a nuestra conversión. El segundo significado de Bet-el es Casa de Dios, y proyecta nuestra situación luego de aceptar a Cristo, cuando el Espíritu Santo llega a nosotros y nos hace un templo de Dios, morando en nosotros. A partir de entonces somos casa de Dios. Dios responde a Isaac y promete bendición a Jacob: Ahora bien, es notable como Jehová Dios respondió inmediatamente a la oración de fe de Isaac, es que era su Dios, y mostró su bendición a Jacob en Bet-el. Pensemos entonces lo importante que es la bendición de los padres. Dios promete a Jacob no dejarle hasta terminar su obra en él: En Bet-el, Dios promete a Jacob no dejarle hasta cumplir sus promesas que le hizo, las cuales coincidían con la bendición de Isaac. Esta es una proyección de nuestra vida en el Señor, en la cual, Dios que comenzó la obra, ha prometido terminarla. Aquí, Dios todavía no era el Dios de Jacob: Dios era solamente el Dios de Abraham y de Isaac, pero todavía no de Jacob, porque la obra estaba comenzando en él. El Señorío de Jehová en él era todavía incipiente. 3. El camino de Jacob: El cristiano joven: Entonces Jacob siguió su camino, y fue a la tierra de los hijos de oriente. Gn 29:1 Siguió luego Jacob su camino, pero caminaba todavía como Jacob, esto es, con el mismo nombre y en la misma forma. Esto es figura de aquellos cristianos que en cierta manera se comportan como jóvenes espirituales, que se ciñen a sí mismos y van a donde quieren, sin tomar en cuenta la voluntad de Dios. Ya convertidos y con el impacto del Señor, pero seguimos luchando contra áreas de pecado en nosotros. Dios tenía dos asuntos con Jacob: Salvarlo de Esaú que lo quería matar y formarle carácter. Notemos que en cierto momento Jacob ya tenía frutos, sus hijos, pero aún era Jacob, proyección de aquel cristiano que aunque ya tiene frutos espirituales, aún no logra caminar como el amor y la perseverancia en el Señor Jesús lo indica. 3

4 4 4. Peniel, la lucha con Dios: Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta rayar el alba. Cuando vio que no había prevalecido contra Jacob, lo tocó en la coyuntura del muslo, y se dislocó la coyuntura del muslo de Jacob mientras luchaba con él. Entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no me bendices. Y él le dijo: Cómo te llamas? Y él respondió: Jacob. Y el hombre dijo: Ya no será tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has prevalecido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Dame a conocer ahora tu nombre. Pero él respondió: Para que preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y Jacob le puso a aquel lugar el nombre de Peniel, porque dijo: He visto a Dios cara a cara, y ha sido preservada mi vida. Gn 32:24-30 Dios tenía un plan para liberar el alma de Jacob, pero debía tocarle la carne y a Jacob le iba a doler. Si no hubiera sido tratado Jacob, en este punto Dios lo habría matado, pues tenía cielos abiertos, para bendición o juicio. Entonces le mandan un ángel a realizar ese trabajo en Jacob. Peniel proyecta el proceso de edificación en nuestra vida. Notemos: En la cúspide de la oscuridad bajó el ángel: De allí vemos que no era por la santidad de Jacob que bajó el ángel. Venía a pelear con Jacob y pelearon toda la noche, esto es proyección de lucha con Dios, mientras nuestro pecado no es vencido. Jacob debía ser cambiado: El ángel no pudo con Jacob, entonces en la lucha le toca la coyuntura del muslo. Jacob, jamás volvería a caminar igual ni sería el mismo hombre. Cuando nos resistimos a Dios, El permite procesos en nuestra vida, luego de los cuales estamos en posibilidad de ser como a Él le agrada. La confesión de Jacob: Notemos que Jacob sabía que podía obtener la bendición del ángel y aún descoyuntado seguía luchando, reteniendo al ángel en espera de la bendición. Esto es una proyección de la lucha que debemos mantener para retener al Señor, especialmente en medio de las situaciones difíciles que El permita en nosotros. Entonces el ángel pregunta a Jacob su nombre, esto es su propia identificación, lo cual es figura del reconocimiento muy personal del propio pecado, proyectado en el significado del nombre que hasta ese momento llevaba: Jacob = el suplantador. 4

5 5 De esa manera, cuando luchamos con Dios, El propicia que confesemos nuestros pecados para poder tener misericordia de nosotros. Dicho en otra manera, Dios le estaba indicando a Jacob: Si no confiesas tu pecado, no hay bendición. A pesar que ya estaba descoyuntado. 5. La bendición: Jacob luchó por su bendición y lo logró: finalmente el ángel le bendijo. Pero para ello primero le tocó la pierna, entonces cambió la figura de Jacob, pues quedó cojo, tuvo que usar bastón desde entonces y ya no lo reconocían por su forma de caminar, parecía otra persona. De esa manera podemos indicar, que los procesos de Dios en nuestra vida, van dejando un cambio en la forma de ser que tenemos. 6. De suplantador a vencedor: A Jacob le cambian el nombre, deja de ser Jacob, el suplantador, y comienza a ser Israel, vencedor en la lucha con Dios y con los hombres. Sin embargo, la cojera no lo dejaba ir a donde quería. Notemos que no era sólo el cambio de nombre: De la casa de Isaac salió Jacob, el cual andaba con las dos piernas; de Peniel regresa Israel, cojo, humilde y de una manera diferente. CONCLUSIONES Fuimos bendecidos en los lugares celestiales, escuchamos del Padre aprendimos de Él, por eso ahora se nos ha concedido llegar a Cristo. y Donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia: Dios se nos ha manifestado en medio de la oscuridad de nuestros pecados, primero para darnos la salvación y luego como contendientes luchamos para obtener la bendición, entonces nos procesa y nos bendice con la liberación de nuestra alma. El proceso de Dios frecuentemente causa dolor, nos cambia y hace que Dios nos llame diferente. Sin embargo, esto posibilita que de suplantadores pasemos a vencedores. El reconocimiento de nuestros pecados y su confesión viabiliza el ejercicio de la misericordia de Dios con nosotros, luego de lo cual nos bendice. 5