Oración de la noche Paquita Roca

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Purificación Benítez Velázquez
hace 7 años
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1 Oración de la noche Mis ojos que están cerrados a las bellezas creadas, aquel día se abrirán a la Luz que no se acaba. Ya es de noche, Padre mío, reina en mi casa la calma, ya me voy a descansar que terminó mi jornada. Afuera, el firmamento, con su bóveda estrellada, proclama tu inmensidad y, en su silencio, te canta. Si tanta belleza creaste para que el pecador contemplara, qué habrás preparado en el cielo donde sólo hay almas santas? Siempre, al acabar el día, una pregunta me asalta: Cuándo ocurrirá mi muerte? Cuándo oiré tu llamada? Imagino que la vida es como una senda larga y que un pasito avanzamos en cada día que pasa. Allá, al final, estás Tú que esperas nuestra llegada con los brazos muy abiertos y un gran amor, que nos salva. Lo primero que veré será tu dulce mirada, al fin podré contemplarte como eres, cara a cara. Cuando pienso en estas cosas, aunque esta vida me es grata, siento un ardiente deseo de vivir en tu morada. Ignoro si todavía muchos "pasitos" me faltan, sé que he caminado mucho, quizá está cerca la Patria. Quiero, por anticipado, darte infinitas gracias porque sé que has de colmar con creces mis esperanzas. Entre tanto, Padre bueno, hazme crecer en tu Gracia; úneme a Ti intensamente como desea mi alma. Ahora voy a descansar que terminó mi jornada; guárdame en tu corazón, vélame Tú hasta mañana. Cuándo será aquel día, en que volará mi alma y gozaré para siempre de tu presencia anhelada? Cuándo me uniré a Ti de forma perfecta y santa, en que te posea y me entregue sin que me lo impida nada?

2 Al Ángel Custodio Ángel santo de mi guarda, tú conoces el gran don que me concede el Señor de habitar siempre en mi alma.. Esta gracia extraordinaria me inunda de alegría porque Jamás en mi vida debo sentir soledad ya que El, en su bondad, quiere hacerme compañía.. Yo quisiera, ángel querido, aprender la hermosa ciencia de vivir siempre en presencia de tan dulce y fiel Amigo. Pero es árido el camino y es tanta mi pobreza que me olvido con frecuencia del que es mi Dios y Señor porque es pequeño mi amor y muy grande mi tibieza. Por eso acudo a ti ya que Dios te ha encomendado que vengas siempre a mi lado y en todo cuides de mí.. Yo te quiero hoy pedir que suplas mi limitación y acompañes tú al Señor siempre que yo me distraiga para que El reciba en mi alma continua adoración..

3 La cartas del Padre Todo son, cartas de amor, de ese cariño intenso, que, en tu infinita bondad, nos brindas en todo tiempo!. Gracias,, por querernos tanto! Gracias, por tantos obsequios! Gracias, porque todas las cosas, nos transmiten tu recuerdo!. Padre, en tu infinita sabiduría y con un amor inmenso, pensando en nuestro bien, creaste el universo. Tu lo conservas y cuidas a través de tanto tiempo y, por medio de tus criaturas, nos hablas en cada momento. La luz y el calor del sol, la dulce caricia del viento, la blancura de la nieve, el azul del firmamento. El rumor del agua clara que corre por un riachuelo, la soledad de los montes envueltos en el silencio. El perfume de las flores, la inmensidad del océano... son, como cartas de amor que Tú escribes, Padre bueno. La ternura de una madre, la sonrisa de un pequeño, el gozo de una amistad que nos inunda por dentro. Yo quisiera, Padre mío, como el mar y como el viento, como el sol y como el río, ser también fiel instrumento. Como un trocito de papel, en tus manos yo me entrego, escribe, por mí, cartas de amor al que está triste y enfermo. Que sea siempre sensible a todos los sufrimientos y esté dispuesta a ofrecer mi cariño y mi esfuerzo. Ya ves, que soy poca cosa y que sola, nada puedo, pero, a veces, Tú te sirves de lo más pobre y pequeño. Como mi Santo Patrón, Francisco, el Poberello, quiero llevar a todos tu paz, transmitirles tu amor tierno. Concédeme, Padre querido, esto que tanto anhelo: escribe por mí, cartas de amor, yo quiero ser papel bueno. Una llamada telefónica cuando estamos enfermos, de alguien que nos ofrece su cariño y su recuerdo. El que nos ayuda a realizar lo que solos, no podemos; el que nos habla de Ti y nos muestra tus senderos...

4 Pensamientos sobre la oración Dice la Sagrada Biblia en el Antiguo Testamento, que todos los grandes profetas, venían de los desiertos. Allí, rezaban a Dios en soledad y silencio pidiéndole luz y fuerza para predicar al pueblo. De este modo consiguieron hablar con sabiduría y sin miedo porque, el poder del Señor, se manifestaba en ellos. Luego, cuando vino Jesús, nos dio este mismo ejemplo, retirándose por las noches a orar al Padre del Cielo. Antes de comenzar su vida pública, quiso marchar a un desierto y orando se preparaba para anunciar su Evangelio. Al ver próxima su muerte, también se retiró al huerto y, en la comunicación con el Padre, encontró fuerza y consuelo. Si Jesús amó la oración y le dedicó tanto tiempo, no debemos imitarle puesto que es nuestro modelo?. La oración es para el alma lo que la respiración para el cuerpo: sin respirar, nos morimos, sin orar, nada podemos. Pero, qué es la oración para mí? la tengo en gran aprecio? Procuro hacerla bien poniendo todo mi esfuerzo?. Es, levantar el corazón a Dios que es el Padre más bueno y sumergirse en su amor: profundo... grande... eterno... Es, abandonarse en sus manos como un niñito pequeño y llamarle "Papá querido" confiando por entero. Es, un acto de adoración al Creador del universo, dándole infinitas gracias por tan sublimes obsequios. Es, una salida hacia Dios que siempre viene a mi encuentro; es, una mirada de amor en un profundo silencio Es, comprometerme con Cristo a vivir su Evangelio, y, copiando su figura, ser "Jesús" en nuestro tiempo. Es, perdonar al hermano intentando comprenderlo y amarle con toda el alma brindándole nuestro esfuerzo. Por eso, la oración es para mí, más importante que el sueño, porque en ella encuentro paz, fuerza, luz y mi alimento.

5 La Vida de la Gracia Algo parecido hace con nosotros el Señor: nos introduce en su Vida, en su Naturaleza de Dios. Tu Gracia vale más que la vida" (Sal.. 62 (63)) Madre, enséñanos a valorar este magnífico don que es la vida de la gracia que nos otorga el Señor. Jesús derramó su sangre, sufrió intenso dolor para que pudiéramos gozar de la intimidad con Dios. De los días de la vida el más sublime y mayor fue el de nuestro bautismo porque la gracia nos dio. Enorme es la diferencia que hay entre el hombre y la flor, pero entre Dios y el alma, es todavía mayor. Si existiera en la tierra un poderoso señor, capaz de transmitid su vida a una pequeña flor... Nuestros actos más sencillos adquieren un gran valor porque todo se transforma bajo su divina acción. Por esta gracia divina, nuestro llanto es redentor porque viviendo con Cristo, es suyo nuestro dolor Podemos llamarle Padre Al que todo lo creó y descansar en sus brazos alegres y sin temor En santuario divino se convierte el corazón y puede ser nuestra vida una continua oración. Tú que eres llena de gracia ya desde tu concepción, sé, Madre, nuestra maestra en nuestra vida interior. Que crezcamos cada día en nuestra amistad con Dios y contigo a nuestro lado gocemos de su gran don. Y tomándola en sus manos le diera su corazón, colmándola de riquezas, de su ternura y su amor... No sería extraordinario y digno de admiración, que un hombre tan poderoso se fijara en una flor?.

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