Profecía. La promesa del Mesías Génesis 3:15

Transcripción

1 Profecía. La promesa del Mesías Génesis 3:15 Consideraciones importantes. Antes de iniciar la lectura de este estudio es muy importante tener presente lo siguiente: 1. El único Dios verdadero, creador del cielo y de la tierra, el cual está en el cielo, siendo el cielo su trono y la tierra el estrado de sus pies; es el único que da a conocer a los hombres y a las mujeres cuál es su voluntad. Hechos 17:24 El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres 2. Este conocimiento de la voluntad de Dios es dada a conocer principalmente con el testimonio de: a) La Creación: Génesis 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Romanos 1:19 y 20 porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa. b) El Espíritu Santo. 1 Corintios 2:10 Pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios. c) La Bendita Palabra de Dios, es decir las Sagradas Escrituras. Juan 17:17 Santifícalos en tu verdad: Tu palabra es verdad. d) Por medio de Jesucristo. Juan 6:44 Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final. Juan 6:37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera. Juan 6:65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le es dado de mi Padre. 1 Timoteo 2:5 Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre 3. Dios hace esto conforme a lo promesa que nos es dada en Cristo Jesús, Señor nuestro. Dios nos da a conocer todas las cosas por su Gracia, por su misericordia, por su justicia, por su poder y porque es su voluntad dárnoslo a conocer.

2 1 Corintios 1: 3 y 4 Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Doy gracias a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os es dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas sois enriquecidos en Él, en toda palabra y en todo conocimiento; 4. Por ello toda la honra, la gloria, bendiciones y nuestro agradecimiento deben ser siempre a Dios nuestro Padre quien nos amó desde el principio y a nuestro Señor Jesucristo nuestro redentor. Apocalipsis 7:10 Y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén! La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. Este preámbulo es importante tenerlo presente en todos nuestros estudios bíblicos, ya sea que los tomemos en la escuela dominical, en un instituto bíblico, en la predicación o conferencia bíblica de nuestra congregación o en nuestros momentos de lectura personal en casa. Antes de iniciar le pedimos a quien lee este estudio que haga oración a Dios, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, y pida a Dios dirección y sabiduría. Sea la gloria y la honra a Dios, quien edifica y da crecimiento espiritual a quienes de corazón humilde y sincero invocan su nombre. Introducción. Está escrito que ninguna profecía es de interpretación privada, por tanto el autor de la profecía es Dios. Al atender con atención lo que en la profecía se nos comunica, se nos da dirección, refugio, fortaleza y confianza de parte de Dios. Dios quiere evitar que seamos desviados con la enseñanza de falsos profetas, por ello nos libra de falsas doctrinas o profecías, Dios logra librarnos de todo ello comunicándonos él mismo, a través de su Santa Palabra, cuáles son sus planes para con nosotros desde antes de los siglos. 2 Pedro 1: 19 Tenemos además la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien de estar atentos como a una lámpara que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y la estrella de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada; porque la profecía no vino

3 en tiempo pasado por la voluntad del hombre; sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo guiados por el Espíritu Santo. La primer profecía de la venida del Mesías. En la Biblia la primer profecía declarada al hombre que menciona el nacimiento de Jesús el Cristo la encontramos en el libro de Génesis: *Nota: La palabra Cristo viene del Griego: Χριστός, cuya pronunciación fonética es: khris-tos'. En su definición corta significa: Anointed One (el Único o el Anunciado), the Messiah (Mesías: el Ungido de Dios o el escogido de Dios). Diccionario Strong. El pasaje bíblico donde se da esta profecía narra lo siguiente: Gen 3:14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Gen 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. El contexto de estos versículos es que Dios está dictando sentencia contra la serpiente (el diablo) que engañó a Eva y que le convenció de comer del árbol de la ciencia del bien y el mal. Este acto acarrea tanto para Adán el primer hombre (que posteriormente come de ese fruto), como para Eva; la expulsión del paraíso, pero principalmente la que también es conocida como la caída del hombre por consecuencia del pecado que tanto Adán como Eva cometieron. Dios ya le había advertido antes a Adán de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. La biblia dice: Gen 2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Gen 2:8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Gen 2:9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.

4 Gen 2:15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Gen 2:16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; Gen 2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. Aún cuando Adán y Eva pecan contra Dios, Dios da la promesa de la venida del Mesías, el cual salvaría al hombre y a la mujer de esta condición caída, así Dios le afirma a la serpiente: Gen 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. La simiente de la serpiente. La simiente de la serpiente es el resultado del trabajo de iniquidad del diablo (el hombre pecador que está separado de Dios y por tanto es culpable de juicio, cuyo destino es la condenación eterna). El diablo tienta, aflige y engaña para que tanto hombres como mujeres pequen y rechacen la salvación de Dios, ya que todo aquél que ha pecado está separado de la gloria de Dios. Efesios 2:1 al 3 Y Él os dio vida a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, conforme a la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia; entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo; en la concupiscencia de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Colosenses 1:12 al 14 Dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la suerte de los santos en luz: el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo; en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. Hay posturas doctrinales erróneas que argumentan que todos los hombres y mujeres somos hijos de Dios, y tal aseveración es parcialmente correcta por tanto está equivocada. Dios no da verdades parciales, sino que la verdad de Dios es absoluta. Dios nos ha hecho hijos de Dios a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios 1 Jn. 1:12. Es muy importante que un creyente que ha recibido a Jesucristo, el hijo de Dios, tenga bien claro este último aspecto mencionado, ya que de lo contrario corre el riesgo de no identificar con claridad la razón por la cual Dios cumplió su propósito de dar la promesa desde los tiempos de Adán y Eva acerca del Mesías.

5 1Jn 2:21 No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. 1Jn 2:22 Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 1Jn 2:23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. 1Jn 2:24 Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Un hombre o mujer que ha pecado y no se arrepiente, y no pide perdón a Dios y que no acepta la salvación, que Dios da por medio de Jesucristo, está en peligro de ir a la condenación eterna. Ya que está muerto en delitos y pecados, no le ha sido dada la potestad ser hecho hijo de Dios. Apoc. 21:8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. La herida en el calcañar Por otro lado, la herida en el calcañar a la simiente de la mujer, dicha en la profecía, representa varias cosas, una de ellas es el sufrimiento de Jesucristo, crucificado para el perdón de los pecados. La razón de este acontecimiento tiene que ver con el cumplimiento de la Ley, ya que Jesucristo cumplió la voluntad de Dios, haciéndose obediente a Dios, sujetándose bajo la Ley de Dios. Por ello se cumplió la justicia de Dios en Jesucristo. Filipenses 2:5 al 8 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús; El cual, siendo en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. y hallado en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Primero, el Hijo de Dios tenía que someterse bajo la Ley de Dios. Galatas 4:4 Mas venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, hecho de mujer, hecho bajo la ley, Segundo, el Hijo de Dios ya sujeto bajo la Ley de nuestro Dios, que es Santo, Justo y Perfecto, toma nuestro lugar en la cruz y se le imputan nuestros pecados, es decir se le

6 atribuye como culpable de nuestros pecados sin que Jesús los haya cometido, ya que Jesús nunca pecó. Y la razón por la que ocurrió esto era para redimirnos, para que se pagará la deuda contra el hombre pecador. Galatas 3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición; (porque está escrito: Maldito cualquiera que es colgado en madero:) Deuteronomio 21:23 No estará su cuerpo por la noche en el madero, mas sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldición de Dios es el colgado: y no contaminarás tu tierra, que Jehová tu Dios te da por heredad. La simiente de la mujer La simiente de la mujer es Jesucristo y su obra redentora los hombres y mujeres que son reconciliados con Dios, es decir, los hijos de Dios. Juan 3: 16 y 17 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. El trabajo de santificación que Dios por su gracia, misericordia y justicia da a hombres y mujeres por medio del Espíritu Santo nos prepara para la vida eterna. Romanos 8:14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios. La obra redentora del Mesías consiste en pagar el rescate de los hombres y mujeres, para que hombres y mujeres no vayan a la condenación eterna, y para que tanto hombres como mujeres derroten el pecado en sus vidas y vivan una vida santificada a Dios. Rom 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Rom 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Rom 8:3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; Rom 8:4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

7 Rom 8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Rom 8:6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. La herida en la cabeza de la serpiente. Cuando Jesús resucitó al tercer día de la muerte vemos el cumplimiento de la profecía, la herida en la cabeza de la serpiente. 1Co 15:20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. 1Co 15:21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. 1Co 15:22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 1Co 15:23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. 1Co 15:24 Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. 1Co 15:25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 1Co 15:26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. De nuevo, la profecía de Génesis 3:15 dice. Gen 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. Aquí se especifica la simiente de la mujer, y no la simiente del hombre, y es que también se está anunciando que el nacimiento del Mesías sería de una mujer virgen. Esta profecía también la podemos ver en Isaías. Isa 7:14 Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.

8 A lo largo de todas las Escrituras una y otra vez se anuncia la venida del Mesías, el Redentor de Israel. El Pueblo hebreo esperaba con gran anhelo su venida. Entre las cosas anunciadas por los profetas se conocía que el Mesías liberaría al pueblo hebreo de su cautividad y extendería su reino por toda la tierra, y que este reinado sería ETERNO. Nuevamente vemos en el libro del profeta Isaías la descripción de lo que el Mesías significaba para el pueblo de Israel. Isa 9:1 Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. Isa 9:2 El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Isa 9:3 Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos. Isa 9:4 Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián. Isa 9:5 Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego. Isa 9:6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Isa 9:7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. Sin embargo esto anteriormente descrito no es todo lo que se habla del Mesías y de su obra redentora. Hay grupos religiosos, sectas y por más muchas denominaciones que esquivan el hecho que también fue anunciado por los profetas que el pueblo de Israel despreciaría al Mesías, y que acto seguido la salvación quedaría abierta a todos los demás pueblos (los gentiles) por lo cual la promesa de salvación para todas las naciones, para los que creyeron, se cumpliría. Así está escrito acerca de Jesús de Nazaret el Cristo (el Mesías):

9 Joh 1:9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. Joh 1:10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. Joh 1:11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Joh 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; Joh 1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Joh 1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.