SEGUNDA PARTE. Capítulo IV El Secadero de Ladrillos Hechos a Mano

Transcripción

1 CAPÍTULO IV EL SECADERO DE LADRILLOS HECHOS A MANO 40

2 Los Secaderos de Tabaco en la Provincia de Granada: Evolución y Reconversión C uando el cultivo de tabaco adquiere notable importancia en la Vega de Granada (años 50), aparecen los secaderos de ladrillo hechos a mano o viejo (como lo llamaremos a partir de este momento). Este tipo de secaderos está realizado con materiales más resistentes y más perdurables en el tiempo, lo que hace que hoy día quede un gran número de ellos y en un estado de conservación bastante aceptable, incluso algunos han sido reconvertidos en otros usos (viviendas, almacenes, naves industriales y locales de ocio) como veremos más adelante. I. ELEMENTOS CONSTRUCTIVOS Los materiales de construcción utilizados en este tipo de secaderos suelen ser los siguientes: Argamasa: La argamasa es utilizada para la realización de la cimentación sobre la que apoya el secadero. Ladrillo macizo: Este tipo de ladrillo posee unas dimensiones entorno a 20x10x4 cm, pudiendo variar 1 cm estas medidas dependiendo del molde empleado en su elaboración y de las modificaciones sufridas en secado y cocido de la pieza. Rollizos de chopo mondado: Proceden de las distintas partes del chopo, y con ellos se realizan todos los arriostramientos de la estructura, la cubierta y se crea el entramado que servirá de sustento a las plantas. Clavos de acero galvanizado: Se utilizan longitudes variables entre 7 y 20 cm dependiendo del espesor del rollizo que tengamos que clavar. Cubrición: Al igual que en el secadero de palos (será una constante en todos los tipos de secadero) los materiales usados en la cubrición serán la teja cerámica (plana, curva, árabe o portuguesa), fibrocemento ondulado y las placas onduladas de acero galvanizado apoyadas sobre correas y pares de madera. II. DESCRIPCIÓN DEL SECADERO El aspecto de este secadero no tiene similitud con el del capítulo anterior, en este caso obtenemos una visión de robustez y de mayor resistencia ante cualquier fenómeno exterior. 41

3 Constructivamente observamos que el secadero se divide en un número determinado de pórticos o crujías arriostradas por los propios muros de fábrica que cierran el local y en el centro por una serie de rollizos que forman una estructura triangular (indeformable), y que de esa manera arriostran, a la vez que evitan la inestabilidad de la estructura. Como ya dijimos, en los secaderos han de existir una serie de huecos por los cuales pueda penetrar el aire, atravesarlo y salir por el otro extremo. En los secaderos de ladrillo esto se consigue a través de unas celosías del mismo ladrillo macizo o rasillas macizas, que pueden adaptarse en formas inverosímiles y que se encuentran repartidas de manera homogénea en las cuatro fachadas del secadero en dos pisos (inferior y superior). Al nivel de cubierta también se favorece esta ventilación mediante la apertura de unos huecos, de variadas formas, practicados en los dos frontones de la misma, así mismo en el caballete de la cubierta se disponen una serie de chimeneas destinadas a la salida de aire o humos, en caso de que se practique aporte calorífico en el interior con hogueras, estufas, etc. En el muro perimetral del secadero suele existir un zócalo de argamasa rematado con ladrillos a tizón y sogas con una pequeña abertura practicada a ras de suelo, adintelada con un ladrillo, por la cual se evacua el agua que pueda entrar al interior. Así mismo, el suelo del secadero debe estar acabado con una solera de hormigón pobre o argamasa, a ser posible sobre un pequeño encachado de piedra para evitar que el terreno transmita humedad a la cosecha. En este secadero las luces a salvar no deben superar los 4 ó 5 m, lo que lleva a colocar en el ancho del secadero una pilastra intermedia que salve los aproximadamente 8 metros que tienen las crujías del mismo. En muchos casos, las pilastras del secadero (casi siempre en las perimetrales) poseen en su basa un recrecido para darle una mayor rigidez y de paso mayor vistosidad al conjunto. Un echo singular que aparece como elemento ornamental en la fachada de muchos de los secaderos de ladrillo viejo, sobre la entrada principal, es la colocación de imágenes por las cuales los agricultores sentían una gran devoción pidiéndoles en más de una ocasión obtener una buena cosecha; comúnmente se colocaba en estos pequeños altares la imagen de San Isidro labrador, patrón de los agricultores. III. EL PROCESO CONSTRUCTIVO La construcción del secadero de ladrillo viejo sigue el orden habitual de toda obra que se realiza actualmente; es un edificio que precisa de un maestro de obra y de material más especializado y resulta por tanto, bastante más caro. Primera Fase. Desbroce y movimiento de tierras: En esta primera fase se procederá al desbroce del solar mediante medios mecánicos o manuales (lo más habitual en aquella época). El desbroce comprenderá el perímetro del terreno sobre el que se procederá a la construcción del secadero. 42

4 Los Secaderos de Tabaco en la Provincia de Granada: Evolución y Reconversión El movimiento de tierras consistirá en realizar una zanja en todo el perímetro de aproximadamente 1.20 m de profundidad por 0.80 m de ancho. Segunda Fase. Cimentación: La cimentación estará formada por una primera capa de hormigón pobre (H-150) y a continuación una segunda capa que rellenará la totalidad de la zanja de hormigón H-200 y bolos de piedra. Esta cimentación en su cara superior se regularizará con una capa de mortero de unos 5 cm de espesor. La cimentación se verá prolongada con un zócalo encofrado de hormigón H-150 que actuará de zuncho de los soportes, manteniendo la distancia entre ellos a la vez que sirve de apoyo al aparejo de la fábrica de ladrillo macizo. Tercera fase. Obra de fábrica: Del zócalo anteriormente mencionado arranca la fábrica de ladrillo macizo formando una serie de paños en los cuales existe una celosía de ladrillo de media asta. Desde donde arrancan los pilares hasta donde comienza la cubierta suele existir una distancia aproximada de 7.50 m; esto se hace con el fin de que se puedan establecer tres y hasta cuatro pisos de cuelgue, aumentando el volumen útil de curado y amortizando antes la inversión de la obra. Los pilares centrales y de perímetro van arriostrados a 4.50 m de altura sobre el nivel del suelo por un entramado de vigas de rollizo que evitan los efectos del pandeo y empujes horizontales a consecuencia de la acción del viento. Estos rollizos se embuten unos 5-10 cm en las pilastras con el fin de que su acción sea efectiva. El arriostramiento repite los consabidos triángulos, forma indeformable tan común en estos edificios. Cuarta fase. Cubierta: La cubierta apoya sobre una cumbrera central y una serie de durmientes perimetrales que apoyan directamente, tanto en las pilastras centrales como en las laterales. A partir de este durmiente se realiza la formación de pendiente mediante unidades de cerchas arriostradas entre sí. En la cubrición puede utilizarse teja plana, semicurva o árabe apoyada sobre parecillos de rollizo o tablazón, con una separación aproximada de m, colocando, en caso de que no exista tablazón, un enlistonado de 4 ó 5 cm cada 0.35 m de separación. IV. VARIANTES CONSTRUCTIVAS Mediante las siguientes fotografías y detalles se puede apreciar como el secadero de tabaco no es un edificio simple y vulgar, sino que al contrario, el promotor y el maestro de obra manifiestan su inquietud artística estableciéndose entonces un sin fin de variedades en la geometría de los elementos, caprichosas en muchos casos. 43

5 Las celosías de ventilación, los ojos de buey, cornisas, chimeneas, astiales y demás ornamentos que se otorgaban a los secaderos así lo demuestran. * A continuación, se acompaña resumen de la medición de los planos contenidos en la memoria gráfica, realizada por los autores del trabajo y, posteriormente, se refleja documentación gráfica y escrita fechada en 1961 de un secadero de ladrillo macizo, facilitada por aquel entonces por el Servicio Nacional del Cultivo y Fermentación del Tabaco a los agricultores. 44