El Jesús histórico Las fuentes cristianas. Los Evangelios

Transcripción

1 El Jesús histórico Las fuentes cristianas Los Evangelios Departamento de Religión Católica. IES Vegas Bajas 1º Bachillerato. El Jesús Histórico Profesor: Pablo Iglesias Aunión. Curso

2 Los Evangelios Introducción: una primera aproximación a los textos. El Nuevo Testamento Lo que conocemos como género literario de los Evangelios, forman parte de los 27 libros del Nuevo Testamento y recordamos aquí y ahora que, la Biblia está configurada por un total de 73 libros agrupados en dos grandes bloques. El Antiguo Testamento que lo forman 46 y el Nuevo Testamento a partir de la llegada de Jesús. Los Evangelios coinciden todos en su contenido pues presentan a la persona de Jesús de Nazaret y el ya referido Mensaje. Hablamos de unos escritos que tienen en ese contenido y en esa persona tal fuerza que han logrado traspasar los propios límites del tiempo y llegar con fuerza y vigor hasta nosotros desde el siglo en el que fueron escritos, el siglo I, aspecto que ningún texto, libro o documento ha llegado a tener. Han condicionado y condicionan a muchas personas. EL NUEVO TESTAMENTO 1.1. Cuándo fueron escritos los libros del Nuevo Testamento El Nuevo Testamento es decir, los ya expresados 27 libros, fueron escritos entre el año 50 y el 95 d.c., llegando algunos de estos escritor a recoger tradiciones orales anteriores al año 50. Al igual que ocurre en el Antiguo Testamento, en el Nuevo Testamento hay un primer momento de transmisión oral puesto que no podemos olvidar que, la actividad primera de Jesús, de los discípulos y de los primeros apóstoles fue precisamente una transmisión del mensaje oral ya que se comunicaban a un grupo de creyentes al modo catequético, explicando un contenido que giraba en torno a la idea esencial de que Jesús era el Mesías y que en las enseñanzas de Jesús se encontraba la salvación de la vida. Aquellos a quienes iban dirigidas estas enseñanzas, estaban agrupados en pequeñas comunidades. Son estas comunidades las que empiezan a apreciar el rico contenido de las enseñanzas y pronto se inician los primeros escritos o colecciones, agrupándose dichas enseñanzas en función a los temas: parábolas, milagros, enseñanzas de Jesús sobre la Ley, etc. En un segundo momento, concretamente hacia el año 50, Pablo escribe las primeras cartas basadas en algunas tradiciones y orientadas especialmente a enseñar de Jesús y sobre Jesús en cuanto a cómo vivirlo en esas mismas comunidades. Fueron los Evangelios y el libro de los Hechos de los Apóstoles los que tardarían algo más en ser escritos (aunque recuerda, por una cuestión meramente didáctica, aparecen como primeros libros del Nuevo Testamento, es lógico), siendo tanto su transmisión oral como su redacción mucho más lento. Ahora bien. Se parte de una misma tradición oral y de una originalidad en el Mensaje cuyo resultado final son unos Evangelios que coinciden en muchos aspectos, pero que igualmente tienen diferencias en bastantes detalles. La mayoría de los escritos del Nuevo Testamento son de los que se ha venido en llamar segunda generación cristiana, habiendo ya desaparecido los apóstoles que estuvieron al lado y vieron a Jesús, si bien y como vamos a continuación a estudiar, sus enseñanzas dejaron un profunda huella. 2

3 1.2. Dónde se escribieron estos libros del Nuevo Testamento Mapa del Imperio Romano hacia el siglo II d.c. Los llamados escritos del Nuevo Testamento nacen dentro de los primeros grupos de cristianas organizados en comunidades, las cuales habían surgido en las poblaciones principalmente del Imperio romano, sobre todo en las provincias romanas situadas entre la misma capital, Roma y la zona más hacia Oriente: Italia, Macedonia, Acaya, Asia, Galacia, Cilicia y Siria es decir, una zona de una enorme cultura helenística por lo que la lengua común era el griego, lengua en la que serán escritos los libros del Nuevo Testamento Géneros literarios del Nuevo Testamento Podemos decir que los libros del Nuevo Testamento se agrupan en cuatro tipos o géneros literarios que son: Evangelios. Hechos. Cartas. Apocalipsis. Los Evangelios contienen el mensaje de Jesús y algunos datos sobre su vida. Diríamos que el llamado género evangelio se caracteriza porque que ante todo es proclamación y exposición del Mensaje y la Persona de Jesús, teniendo como objetivo, que estos escritos afiancen la fe de los seguidores en Jesucristo. Estos signos fueron escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios y para que, creyendo, tengáis la vida eterna. (Jn 20, 21). 3

4 El llamado Libro de los Hechos de los Apóstoles entraría en el género de los libros históricos ya que gran parte de su contenido se basa en la narración de la expansión del cristianismo en el siglo I y las formación de las primeras comunidades cristianas por la evangelización de algunos apóstoles, sobre todo de Pedro y de Pablo. Las Cartas se encuadran dentro del género conocido como epistolar, contando cada una de ellas con las partes propias de una carta: saludo, introducción, cuerpo doctrinal, exhortación y despedida. Finalmente nos encontramos con el que es el último libro del Nuevo Testamento y de la propia Biblia, el Apocalipsis o también llamado Libro de la Revelación. Responde al género apocalíptico que eran un género muy abundante ente los siglos II a.c. al III d.c. y que en la Biblia encuentra sus precedentes en libros como el de Daniel, Isaías y Ezequiel. LOS EVANGELIOS 2.1. Etimología de la palabra Evangelio. Significado y comprensión literaria La palabra Evangelio etimológicamente proviene del griego buena noticia. Es el sentido que le dan los escritores griegos especialmente cuando esta palabra es utilizada en el Antiguo Testamento al hacer referencia al anuncio de buena noticia o a enviar a emisario que comunicara a otros una buena nueva. En el Nuevo Testamento se mantiene este significado pero además adquiere otro de mayor dimensiones cuando los autores del Nuevo Testamento le dan o le confieren un significado relacionado con el sentido mesiánico, derivado del significado que le dieron algunos profetas: el mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva (evangelio) y proclama la salvación. (Isaías 52.7) A veces, estos autores llegan incluso más lejos al poner en boca del mismo Jesús la buena noticia al decir que afirmó que él era esa buena noticia y que efectivamente en él se cumplían las promesas de Dios anunciadas en el Antiguo Testamento: ha traído la salvación, la liberación, para todos los hombres (la gran novedad, para todos ). Así pues, ante de ser realmente un escrito, el Evangelio fue un mensaje transmitido oralmente. Antes de ser un libro, fue palabra. De esta manera, los apóstoles y los primeros discípulos, utilizaban la palabra Evangelio para designar no sólo el Mensaje de Jesús, sino también los rasgos más importantes de su vida y especialmente su muerte y su resurrección. El núcleo del Evangelio era precisamente que Jesús había resucitado y desde aquí se anunciaba un nuevo talante de vida a los hombres. De hecho, quienes aceptaron el Evangelio y creyeron en él, organizaron sus vidas con un estilo nuevo que se denominó muy pronto cristiano, porque eran los seguidores de Cristo (la expresión cristiana se empezó a usar en detrimento del apelativo nazareno y se utiliza por primera vez en Antioquía apareciendo ya recogido en el libro de los Hechos). En estas primeras comunidades cristianas, los que fueron considerados como testigos oculares es decir que habían vivido y visto a Jesús, predicaban y exponían sus experiencias, transmitían sus enseñanzas al modo que hoy podríamos llamar catequético o de catequesis, celebrando y evocando (recordando) en estas celebraciones a Jesús. En las antedichas comunidades, se reflexionaba sobre las tradiciones que se enseñaban, se interpretaban siempre dentro del marco de las situaciones específicas de cada comunidad. No olvidemos que aunque 4

5 estaban dentro del llamado Imperio Romano, había una gran diversidad de pueblos y de culturas, con muchas influencias no ya solo propiamente culturales sino también y especialmente religiosas. Por ejemplo, de san Pablo se ríen en Atenas, en el areópago (plaza pública de oratoria y discusión de ideas) porque habla de Jesús como Hijo de Dios, muerto y resucitado, pues a aquellos griegos no les cabe en sus cabezas un Dios que muere o que deja morir a su hijo y mucho menos que luego resucite. La extraordinaria importancia de todo lo que se decía sobre Jesús pronto hizo que surgiera la necesidad de ponerlo por escrito, de querer fijar estas tradiciones configurándose sin duda lo que hoy es un auténtico tesoro que robusteció la fe de los creyentes de aquellas primeras generaciones de cristianos hasta los años 70 del siglo I. A partir de esa fecha, se inicia una labor de recopilación y agrupación de estos escritos. El proceso fue largo y culminó con los Evangelios escritos que han llegado hasta nosotros. En ellos ya se expone el núcleo de las predicaciones primera, pero además contienen las referencias a la vida de las comunidades en las que estos se componen. Es, pues, un material elaborado en el seno de las comunidades creyentes. Por tanto ojo, que no es tan sencillo como decir que éste o aquél evangelista es autor de uno u otro evangelio. Los vemos en profundidad Composición, género, autor y fecha de los escritos evangélicos Los cuatro Evangelios tal y como los tenemos hoy, nacieron sin nombre de autor entre los años del siglo I. Hacia el año 125 d.c. se reunieron en una colección. Quizá fue ese el momento en el que les fueron puestos los nombres y títulos tal y como los conocemos hoy: Evangelio de Mateo, Evangelio de Marcos, Evangelio de Lucas y Evangelio de Juan. La tradición afirma que estos escritos surgieron en el entorno de ciertas comunidades de manera que por ejemplo, Marcos lo escribe en la de Roma; Mateo en la de Antioquía (Siria); Lucas en unas comunidades compuestas mayoritariamente por no judíos (Grecia, Siria o Roma) y Juan, en las de Palestina y Asia. A los tres primeros (Mateo, Marcos y Lucas) se les conoce con el nombre de Evangelios Sinópticos, porque se pueden leer como una misma serie dispuestas en columnas. Veamos un ejemplo: Mateo 26,26 Marcos Lucas 22,19 Mientras cenaban, Jesús tomo pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo: Tomad y comed: esto es mi cuerpo: Durante la cena, Jesús tomó pan, dio la bendición, lo partió y se lo dio dijo: Tomad, esto es mi cuerpo. Después tomó pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo. Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros hace en esto en memoria mía. 5

6 2.3. El Evangelio según san Mateo. Mateo suele ser representado dentro de lo que conocemos como tetramorfo o representación alegórica de los evangelistas con las figuras vivientes que están tomadas tanto del profeta Ezequiel como del libro del Apocalipsis en el hombre, león, toro y águila. Pues bien, Mateo se representa con el hombre porque su Evangelio comienza con la genealogía de Jesús (la familia humana de Jesús). La tradición más antigua atribuye a Mateo, discípulo de Jesús, a quien éste llama de sus tareas de leví o cobrador de impuestos para que le siga, como autor que posiblemente escribió este escrito entre los años 80 y 90, probablemente en alguna ciudad de Siria, pudiendo ser esta en Antioquía. Tiene este escrito su origen en el seno de unas comunidades que están muy vivas y que están tratando de dar respuesta a los problemas con los que conviven. Hablamos de comunidades formadas en buena parte por cristianos que provienen del judaísmo y por tanto que conocían ampliamente las escrituras del Antiguo Testamento pero a la vez, comunidades que están abiertas a lo no judíos. La estructura de este Evangelio es la siguiente: I. PRESENTACIÓN DE JESÚS COMO MESÍAS (I-2) Genealogía y nacimiento de Jesús (1). Los sabios de Oriente y la huida a Egipto (2). II. COMIENZOS DEL MINISTERIO (VIDA PÚBLICA) DE JESÚS (3,1 4, 11) Ministerio de Juan el Bautista (3,1-12) Bautismo de Jesús (3,13-17) Jesús en el desierto (4,1-11) III. ANUNCIO DEL REINO EN GALILEA (4,12-18,35) Primera actividad de Jesús (4, 12-25) Sermón del monte (5-7) El reino en hechos y palabras (8,1-16,20) El destino sufriente del Mesías (16,21-18,35) IV. CAMINO DE JERUSALÉN (19-20) Exigencias del Reino (19) Condiciones del discipulado (20) V. JESÚS EN JERUSALÉN (21-28) Acciones simbólicas y controversias (21-25) La Pascua de Jesús (26-28) 6