Se pueden mantener los greenes rápidos durante todo el año? Es posible que nuestro campo adquiera esa tonalidad de verde casi imposible que vemos en los recorridos donde se juegan torneos americanos? Es factible, o bueno siquiera, contar con un encargado de mantenimiento para cada uno de los hoyos de nuestro campo? Julián Aguilar, experto en mantenimiento de campos de golf de la firma Riversa ofreció respuestas a éstas y otras preguntas en su disertación ante los gerentes de varios clubes españoles reunidos en Oviedo con motivo de las I Jornadas ClubManagerSpain para Gerentes de Golf celebradas a principios de mayo. El óptimo mantenimiento de un campo de golf es una ciencia verdaderamente complicada. Greenkeepers, asesores, especialistas y marcas comerciales se empeñan en buscar las mejores hierbas, las máquinas más adecuadas, los abonos ideales... Los directores hacemos todo lo que podemos para optimizar los recursos económicos destinados al mantenimiento y, sin embargo, no siempre se aprecia ese esfuerzo. Además del trabajo en sí es preciso convencer a socios que creen que cualquier otro campo está mejor que el suyo propio, o que se puede conseguir el mismo aspecto para un campo en Almería, en Asturias o en Belfast... Julián Aguilar fue desgranando para los asistentes a su conferencia una serie de mitos más o menos extendidos sobre el mantenimiento de los campos de golf, para diferenciar lo que es realmente es posible de otras utopías que incluso pueden resultar dañinas para el campo. 1 / 7
Los greenes siempre deben estar más rápidos En primer lugar, explicó Aguilar, tenemos que definir qué entendemos por un green rápido, para después saber si lo podemos conseguir y en qué condiciones. Obviamente es factible tener un green rápido para un torneo o una competición importante, pero no es posible someterlo a semejante estrés y pretender mantenerlo vivo los 365 días del año, porque la hierba no lo soportaría. Todos nos acordamos de uno de los últimos campos en los que se ha celebrado el Open de los Estados Unidos, que tuvo que permanecer cerrado prácticamente un mes después de la competición para que los greenes pudieran recuperarse. Definamos la velocidad de un green. En los torneos más importantes los greenes suelen prepararse para que adquieran una velocidad de 12-14 pies de acuerdo con las mediciones del Stimpmeter. En el caso de torneos de segundo orden, la cifra se encuentra aproximadamente entre los 10 y los 12 pies; para un Challenge, por ejemplo, una buena velocidad puede estar entre los 8 y 10 pies. No se puede mantener una velocidad de campeonato durante mucho tiempo; pero sí es posible conseguir una velocidad estable, para casi todo el año, de 7 u 8 pies, que considero que es más que aceptable, explicó Aguilar. Para lograrla hay que realizar las labores de mantenimiento adecuadas, pero antes hay que conocer cómo es el green. Si es un green construido según la norma USGA, podremos trabajar y lograr lo que buscamos; si no, es posible que, sencillamente, nos lo carguemos. Otro dato fundamental es el tipo de césped. Hay hierbas que aguantan más que otras. En España, el agrostis A-4 es el más implantado. 2 / 7
Cómo conseguirlo. Una vez que sabemos cómo son los greenes de nuestro campo y lo que podemos conseguir de ellos, hemos de elegir la maquinaria adecuada. Podemos realizar la siego con tripleta o con máquinas manuales, pero cada una de las dos opciones tiene sus ventajas y sus desventajas: La tripleta es práctica, más rápida y más cómoda; pero pesa mucho y compacta y deforma el terreno por el que pasa. Las máquinas manuales no compactan el terreno y consiguen mayor uniformidad de corte; pero son necesarias tres o cuatro unidades para trabajar en los 18 hoyos. Eso conlleva el mismo número de operarios que dediquen tres o cuatro horas para completar el trabajao. Además, se precisa un vehículo de transporte para moverlas. En cuanto al precio, es muy parecido. Una tripleta corresponde, prácticamente al precio de tres máquinas manuales; pero ese precio se duplica cuando sumamos el vehículo de transporte para desplazar las segadoras pequeñas y cuando añadimos el coste extra de los operarios. Algunas conclusiones. Algunas de las conclusiones que quedaron claras tras la exposición de Aguilar y las aportaciones de los propios gerentes fueron: - En el mantenimiento de los greenes intervienen factores difícilmente controlables, como el propio diseño, la forma en que estén construidos o la climatología. - No es posible conseguir una velocidad alta durante todo el año; pero sí una velocidad aceptable y estable. - Tan importante, o más, que la velocidad, es la uniformidad entre todos los greenes del recorrido. Casi todos los asistentes estaban de acuerdo en que una velocidad uniforme influye más en el juego y en la percepción favorable de los jugadores que el hecho de que los greenes estén más o menos rápidos. 3 / 7
El mito del campo siempre verde Otro de los mitos con los que se encuentran los encargados de mantenimiento de la mayoría de los campos de golf es aquel que identifica indefectiblemente un campo de golf con una superficie absolutamente verde. En esto han hecho mucho daño las retransmisiones de televisión. Golf Plus. Los aficionados se acostumbran a ver unos campos fantásticos y quieren que el suyo sea así también. Sin embargo continuaba, mientras mostraba diapositivas de diferentes campos británicos, norteamericanos, españoles... y todos ellos fantásticos, hemos visto Bristish en campos como éste, prácticamente seco y no pasa nada. El debate existe, pero, por qué? Por qué tenemos que pensar que un campo de golf tiene que estar siempre verde? Qué problema hay en que el campo esté medio seco? Algo hemos hecho mal en el ámbito del golf en España para que los jugadores protesten si su campo no está completamente verde. Lo que realmente deben buscar son calles duras y greenes que reciban. Algunos de los asistentes justificaban la necesidad de potenciar el crecimiento del césped para ayudar a la regeneración de la hierba (chuletas, pisadas...), pero en opinión de Aguilar esta regeneración es igualmente factible si el campo está un poco más amarillo. Por el contrario, el gran argumento que nos ayudará a librarnos de este prejuicio es el de la sostenibilidad: si queremos un golf sostenible tenemos que hacernos a la idea de que no siempre vamos a encontrarnos con campos verdes. 4 / 7
Los tipos de hierba. En definitiva, la tonalidad del campo depende de la variedad de hierba que se utilice y de la forma de mantenimiento. Aguilar hizo un repaso de las hierbas más utilizadas en nuestro país. Para las calles y para el rough, sobre todo en el centro y norte de la península, se utiliza ryegrass, poa y festuca. En el sur se ha utilizado históricamente la bermuda en sus distintas variedades; en este momento predomina la Tigway 419, que es una hierba que tiene buena prensa porque, en principio, necesita menos agua. En los greenes se siembra, sobre todo, agrostis. En el norte, en algunos casos, se ha utilizado poa, pero exige mucho mantenimiento. Actualmente se investiga con nuevas especies o con variedades de las ya existentes. Uno de estos últimos hallazgos es la hierba paspalum, implantada, por ejemplo, en el campo de Greg Norman en Grand Lakes y que soporta muy bien la salinidad del agua. Pero este tema, y todo el debate que genera, podría ser objeto de varias horas de disertación. El impacto ambiental negativo del campo de golf Otro de los mitos que trató el especialista de Riversa durante la conferencia fue aquel que sostiene que un campo de golf supone un impacto ambiental negativo. No se trata de un mito explicó- porque el impacto es innegable; otra cosa es que pueda ser mayor o menor, o más o menos negativo. Una finca agrícola también produce un impacto ambiental, consume más agua y ofrece, casi siempre, menor rendimiento económico. 5 / 7
El consumo de agua es el referente de los problemas medioambientales que se atribuyen a los campos de golf. El asunto adquiere dimensiones más alarmantes en años en los que la sequía ocupa las primeras páginas de los periódicos. Este tema será objeto de una conferencia completa en las próximas jornadas organizadas por ClubManagerSpain en Gerona. Entre los asistentes, surgieron algunas ideas interesantes al respecto. El gerente de Santa Marina, en Cantabria, explicó que ellos sufrían críticas negativas pro parte del Ayuntamiento, y que, para superarlos, organizaron visitas de los concejales y del alcalde a las instalaciones para explicarles cómo funciona todo y para hacerles explicarles que el agua con la que riegan no supone una merma de agua para la población. Uno de los concejales, el enemigo más acérrimo de nuestro campo, está ahora encantado y es el mayor defensor que tenemos, comentó. En opinión de muchos de los gerentes, éste es un problema que está más en las manos de la Federación Española de Golf. Este organismo debería ser el que realizara una labor de difusión en la sociedad y entre las personas con capacidad de decidir. El personal: un operario por cada hoyo, como mínimo. 6 / 7
Es una idea muy bonita, pero muy cara: un equipo de 18 jardineros para un recorrido de 18 hoyos; 36 jardineros para dos recorridos completos. Bonito, casi idílico, pero muy caro. En España, ahora mismo, sólo hay dos clubes que funcionan con esta filosofía de mantenimiento, apuntó Aguilar. Muy pocos clubes pueden permitírselo, y más aún que se trate de profesionales de alto nivel y con conocimientos suficientes, que entiendan las necesidades de cada zona del campo, desde los tees hasta los greenes, los bunkers o el rough. El presupuesto de un club de socios no puede afrontar un gasto como el que asume, por nombrar un caso, Valderrama. Y estoy convencido de que si los greenkeepers y los gerentes pudieran desarrollar los planesde formación ideales para los empleados de manetenimiento, no sería necesario recurrir a contratar más gente cuando se dispone de un número óptimo y muy cualificado. Julián Aguilar es Delegado Comercial de Riversa. Para cualquier consulta, julian.aguilar@riversa.es Tienes un comentario sobre este tema? Envíanoslo a redaccion@clubmanagerspain.com 7 / 7