El poder de un color Rubíes y zafiros. Se los considera dueños de mágicos poderes. Hay quien cree que pueden sanar, energizar y proteger como talismanes. Se los ha asociado con la abundancia y el equilibrio, y casi como un oráculo, dicen que pueden predecir el futuro indicado por el cambio de sus colores. Desde hace siglos, las piedras preciosas han deslumbrado a reyes, plebeyos, artistas y famosos. Los poderosos las aman, por el mismo poder que les otorga su singularidad y extraordinaria belleza. Mucho reducido en muy poco. Todo, en algo tan pequeño. Las piedras -según lo creen y creían los nativos de muchas culturas- transmiten su energía. También científicos y geólogos leen en ellas siglos de historia. Se las extrae de lugares remotos, ponen a girar mercados que mueven millones de dólares a través del mundo y, al mismo tiempo, son pasión de preciosistas. 3
Roja y Azul, como la sangre Todos son zafiros, pero se convierten en rubí sólo si son de color rojo. El color rojo intenso del rubí se debe a los metales de hierro y cromo que tienen en su composición química. El zafiro, en cambio, adquiere su color por contener aluminio y titanio. Los zafiros y rubíes son piedras de gran dureza y resistencia. De todos los zafiros que se extraen, sólo el 1% de la producción es apropiado para su uso en joyería. Los grandes productores son: Tailandia, a la cabeza, como el primer productor mundial de rubíes en la actualidad, Birmania (hoy Myanmar), Sri Lanka, India, Madagascar, China y Rusia. En menor medida, se extraen también en Sudáfrica, Australia, Groenlandia y EE.UU. En el año 1923 se produjeron los primeros rubíes sintéticos, mezclando alumbre y cromo. Los primeros lásers fueron fabricados con rubíes artificiales.
Un sofisticado inglés de época observa un rubí Mogok de importantes dimensiones. Pintura del Museo de Gemas, Yangon, Myanmar. Derecha: Collar realizado con más de 40 rubíes Mogok engarzados en oro. Abajo: Una clásica combinación, anillo de oro con diamantes y un importante rubí de Birmania. 5
Precio y calidad Como sucede también con otras piedras preciosas, entre las más cotizadas y valiosas, el precio de un rubí puede ser muy variable, dependiendo especialmente de su tamaño, las características de su color y, algo no menos importante, la calidad de la talla que corre por cuenta de los "lapidarios", quienes por experiencia y oficio eligen el tipo de corte y pulido que beneficia y realza las características propias de la piedra en bruto. El mejor color del rubí es el color rojo vivo intenso, con un tono secundario púrpura muy ligero (comúnmente denominado sangre de paloma); también el rojo puro es muy apreciado. El rojo con ligero tono naranja es de una calidad inferior, y el rojo más oscuro con ligero tono marrón pasa, a su vez, al siguiente escalón. Los tonos muy oscuros o morados son considerados muy inferiores. El grado de pureza es el otro parámetro importante. Piedras de buen color y limpias serán las de mayor cotización, aún en las calidades extraordinarias que admiten un cierto grado de inclusiones de impurezas, debido a la escasez de rubíes de buena calidad. En la actualidad, los rubíes son más valiosos y raros que el más puro de los diamantes. En 1988, un rubí de 13 quilates se vendió en una subasta de Sotheby s por 227.300 dólares el quilate. En mayo 1995, un anillo de rubí de 16 quilates se vendió por 4 millones de dólares en Sotheby s de Ginebra, o sea por 146.145 dólares el quilate. Posteriormente, en 1989, un rubí de 32 quilates se vendió por 144.000 dólares el quilate en la ya mencionada casa de subastas. Grandes precios para pequeñas piedras. 6
Birmania. Un rubí crudo es preformado por un cortador experimentado en su taller. Formas y tallas Cuando miramos una piedra preciosa, olvidamos el trabajo previo realizado para que brillo y belleza se desplieguen e impacten. El primer paso es el aserrado, hasta conseguir que la piedra tome la forma requerida. Después, se realiza un fino pulido con un abrasivo de menor tamaño y se moldea con tornos o discos giratorios abrasivos de arenisca natural y de carborundo (carburo de silicio). Los cortes determinan también la forma en la que quiere realzarse la gema. El corte cabujón, piedra ligeramente redondeada, se realiza por ejemplo para poder apreciar, con luz solar, una estrella o un ojo de gato. Muchos de los rubíes famosos fueron cortados de esta manera. En algunos casos, además del corte circular, las piedras pueden ser talladas con facetas de distintas formas: cuadradas, triangulares, de diamante y trapezoidales. Los rubíes, los zafiros y las esmeraldas grandes suelen cortarse también en cuadrados o rectángulos. 7
Las pagodas de Bagan. Este es un paisaje típico en Myanmar (antigua Birmania). Más de 3300 templos budistas y pagodas se concentran en un área de aproximadamente 250 kilómetros cuadrados. Rojos millones Tailandia es, en la actualidad, el mayor productor de rubíes. Alrededor del 90% del rubí mundial pasa por Tailandia, además de todo el comercio periférico, como es la industria de la talla de gemas. Por otro lado, Myanmar (ex Birmania) es la que conserva las minas más antiguas. En el área minera de Mogok, se han encontrado instrumentos de minería de la edad de piedra y de bronce, demostrando desde cuándo esta piedra es buscada y codiciada. Los rubíes de estas minas tienen a menudo un color rojo puro, pero también se extraen rubíes de un rojo rosáceo intenso. Muchos de los rubíes de Birmania tienen una fuerte fluorescencia cuando son expuestos a los rayos ultravioleta, lo cual les otorga un color suplementario, y es el motivo principal por el cual ganaron fama. En 1922, una nueva mina de rubí fue descubierta en Vietnam, y produce rubíes muy semejantes a los de Birmania. De hecho, la geología de la nueva mina corresponde a la misma formación que produce los depósitos de Birmania. Algunos de los nuevos rubíes vietnamitas han sido elogiados por los expertos, dicen ser prácticamente indistinguibles de los rubíes birmanos. 8 Antigua mina de rubíes en Mogok, Birmania.
Ilustración realizada por Hugo Gerhard Ströhl, de la Corona Imperial Rusa, donde se puede apreciar el gran rubí central. Corona Imperial Rusa Durante mucho tiempo, y hasta entrado el siglo XX, cuando Birmania establece una diferenciación con los rubíes, las espinelas fueron gemas muy apreciadas y formaron parte de las joyas imperiales en varios continentes. Cualquier persona sin especialización podría confundirlas, porque a simple vista, su color y brillo no tienen nada que envidiarle a los rubíes. Una espinela, un poco menos famosa que la Timor o el "Rubí" del Príncipe Negro, es la que lleva la Corona Imperial Rusa, dispuesta en el centro a modo de reunión entre dos medias esferas, llamadas mitra, que representan los dos continentes que abarcó la Rusia Imperial. Esta espinela pesa 398.72 quilates, algo así como 80 gramos, y fue llevada a Rusia por Nicholas Spafary, enviado ruso a China entre 1675 y 1678. Se cree que es la segunda espinela más grande del mundo. Esta corona tiene, además, 4936 diamantes dispuestos sobre toda la superficie de la corona. Y la espinela remata, a su vez, en una cruz central de diamantes, en representación de la fe cristiana de sus zares. 9
Corona belga Pertenece a una aristocrática dama madrileña, Fabiola Mora y Aragón, devenida reina tras su casamiento en 1960 con Balduino, rey de Bélgica. Esta joya, regalo del Estado español, tiene una montura que permite usarla como collar o como diadema, y dos juegos de esmeraldas y rubíes que se podían colocar en los florones de la tiara alternando sus diferentes tonalidades o Arriba: Fachada principal del Palacio Real de Bruselas. Derecha: La reina de los belgas, usando la corona con rubíes en la visita de Estado de la reina de Inglaterra a Bélgica en 1966. de la prensa, que fue adquirida por el Estado combinándose entre sí. La futura reina eligió lucirla como diadema en forma de corona, para el baile celebrado en el Palacio Real de Bruselas español a una familia noble, que tuvo, durante muchos años, depositada la corona en un convento. A lo largo de ese tiempo, las 604651 RUB 313-05 el día anterior a su casamiento. Pero esta joya tiene su historia. Se supo tiempo después, a través Un retrato que Edouard Louis Dubufe pintó de la duquesa Ángela, alrededor de la Navidad de 1859, conservado en el Hospital Tavera, de Toledo, nos muestra esta corona, ornada de rubíes. religiosas fueron sustituyendo las piedras preciosas por piedras sin valor, para hacer frente a las necesidades del convento. Enorme fue el estupor de los joyeros de la Corte belga, al comprobar la falsedad de las mismas. Se dice, que el Estado español corrió presuroso a comprar un lote completo de esmeraldas y rubíes para renovar la corona. 10 MV Comunicación & Marketing www.mvcomunicacion.com Piedras preciosas - Rubí Nº 3- ISBN Nº 978-987-1708-46-8
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