Hermano, por qué te vas? Resultados y reflexiones de la encuesta Uruguay 2015 Departamento de Investigación y Análisis del IEEM (DIA) El éxodo sigue entre las personas mejor calificadas. Incluso es algo tan común que va camino de dejar de ser noticia. Se han caído muchas de las hipótesis por las que la gente se marchaba. Falta de libertad, falta de trabajo, un país que no crece; no necesariamente estaban equivocadas. Explicaban un fenómeno que sucedía en otra época. Hoy la realidad es diferente y las explicaciones hay que buscarlas en otros lados. Con el fin de encontrar algunas respuestas a la pregunta que titula este artículo, en el IEEM hemos hecho lo que está a nuestro alcance: investigar. En este caso con una ventaja muy significativa. Las características del segmento cuyo comportamiento deseamos comprender coinciden con nuestra población de antiguos alumnos (véase cuadro explicativo). Les hemos preguntado a ellos y nos han respondido (véase ficha técnica). Ahora nos toca analizar estos resultados, con el riesgo de realizar interpretaciones que van más allá de la simple enumeración de los resultados numéricos de la encuesta. En realidad, como es común en nuestro trabajo, no concluiremos demasiado, sino que más bien dejaremos hipótesis planteadas para que cada uno, de acuerdo a su posición personal, a su ángulo particular desde donde observa la realidad, interprete, concluya y actúe en función de su propia responsabilidad. Pero no ha de tomarse mucho tiempo, estos resultados sirven para la realidad nacional de hoy, quizás mañana otros factores cobren importancia y dejen obsoletos los que hemos hallado aquí. Los antiguos alumnos son las personas que han participado en alguno de los programas máster o de perfeccionamiento directivo que ofrece el IEEM. Ficha técnica La encuesta Uruguay 2015 fue respondida por 229 antiguos alumnos, 67 alumnos actuales y 50 personas no relacionadas directamente con el IEEM. Del total, 135 son mujeres y 271 hombres. La encuesta fue enviada adjunta con la Revista de Antiguos Alumnos (nº 33) de fines de febrero, y se subió al sitio web del IEEM. Desde fines de febrero hasta mediados de abril se recibieron los formularios en los que se basa esta investigación. 48
Los resultados Los que se van no lo hacen por miedo a quedarse sin trabajo. Esta es una afirmación muy fuerte, que quizás choca en una primera lectura, pero que enseguida es vista como muy razonable. Las personas de calificación alta no suelen tener problemas de desocupación. Lo que sí enfrentan es un problema de trabajo poco atractivo. Si menos de un uno por ciento contestaba que el miedo a la desocupación es lo que empuja a emigrar, tres de cada cinco afirman que la razón fundamental para irse se encuentra en el deseo de ganar más dinero. Para qué desean ganar más dinero? Para lograr un mejor nivel de vida y también para ahorrar. Respuestas lógicas si las hay para un burgués del siglo XXI. Más aún, un 20% responde que se emigra para buscar nuevos desafíos, trabajos más interesantes, que ofrezcan la oportunidad de más desarrollo personal. Por lo tanto, cuatro de cada cinco ven la emigración motivada por los deseos de lograr un mejor nivel de vida, incrementar la capacidad de ahorro y alcanzar la oportunidad de trabajos que sean más atractivos, mientras que apenas, o ni siquiera, uno de cada cien, lo justifica por el temor al desempleo. Lo anterior no es teórico. Los que nos han respondido lo han hecho considerando algo muy real, casi vital. Así surge al considerar que uno de cada dos ha analizado en algún momento de los últimos cinco años la probabilidad de retomar su vida en otro país. Considerar la posibilidad ya es algo muy potente desde el punto de vista emotivo. Una vez que tanta gente lo considera se vuelve algo de todos los días, parte de las decisiones que se consideran como algo posible. La razón principal para no irse ha sido el deseo de evitar la separación de la familia, mientras que apenas uno de cada veinte no lo ha hecho por miedo al fracaso en el extranjero, lo mismo que ha pesado en la decisión de no partir el temor a no adaptarse al nuevo país. Sí, la emigración es un problema muy grave para el país, cuatro de cada cinco así lo consideran, es un gran aporte de la familia servir de motivo para que tantos no se vayan. Hace poco, alguien escribía con gran lucidez que si los padres fueran mejores padres, si las madres también lo fueran, y los hermanos y los hijos habría menos violencia, menos droga, menos gente angustiada y solitaria. Ahora, además podemos decir que a más familia también menos emigración. Ante un problema tan grave la pregunta es: quién puede hacer algo para que las cosas cambien? Las respuestas son contundentes, casi el cien por cien piensa que el Estado puede hacer algo que cambie la situación; uno de cada dos, los empresarios actuando a través de sus cámaras. Una proporción algo menor cree que son las universidades las que tienen capacidad de aportar soluciones. Las tres respuestas privilegiadas por los encuestados hacen referencias a los tres sectores, el Estado, el empresariado, el tercer sector. Es una respuesta inteligente, si se trata de un problema que afecta a la sociedad toda, todos sus sectores se han de involucrar. El futuro Uruguay lleva varios años de crecimiento sostenido a tasas altas. Qué pasaría si estas tasas siguieran siendo iguales por los próximos cinco años? La gran mayoría, nueve de cada diez, piensa que aunque tal crecimiento se diera, la emigración se mantendría o apenas se reduciría levemente. [ continúa ] 49
Las respuestas acerca del Uruguay 2015 dibujan un panorama poco atractivo. Igual de ricos o con una renta un poco mayor pero con apenas uno de cada cinco que confía en un nivel educativo mejor que el actual. Esto es coherente con el hecho de que la gran mayoría percibe una sociedad más fragmentada y más insegura que la actual. Reflexión final Las personas calificadas no se van por falta de trabajo sino debido a que su mercado ya no es Uruguay. El mundo exterior esta cada vez más cerca y por lo tanto, no alcanza con que Uruguay vaya bien. Lo que importa, lo relevante, es cómo se percibe a Uruguay en relación a los otros países. No alcanza con que haya trabajo, lo que pesa es dónde está el mejor trabajo, el que ofrece mejores oportunidades de desarrollo. Efectivamente, que se vayan los más calificados es grave. Un país, cada vez más, necesita de sus personas más formadas para desarrollarse y crear oportunidades para el resto de la población. Si los ahuyentamos, si se insiste en crear un país en el cual lo que se valore sea tener un trabajo y llegar a fin de mes, el futuro no es alentador para aquellos que se sienten con fuerza para ir a más. Más aún si su éxito los hará sentirse culpables, por ser vistos como consumistas, burgueses, o con vergüenza por tener gustos propios de un nivel de vida más alto. Para peor, las nuevas generaciones cada vez ven más fácil viajar. Si además lo que retiene es la familia, y día a día hay menos familia y menos compromiso, no es difícil imaginar el futuro. El crecimiento económico no alcanza. Como se puede ver en las respuestas, lo que se percibe es un crecimiento desaprovechado, que no sienta bases de desarrollo sólido. Si con crecimiento se piensa que no mejorará la seguridad, ni la educación, ni la brecha social, es lógico que no se vea a Uruguay como un lugar atractivo. De ahí a que se piense que la emigración continuará, apenas un paso. Realmente se desea que los más capaces se queden? Hay que convertir a Uruguay en un país competitivo con el primer mundo. No alcanza con crecimientos incrementales. Hace falta cambios grandes en los temas obvios. Los que se van no suelen manifestar en las calles ni insultar en los actos públicos; como se suele decir, votan con los pies. Estas personas tienen una sensibilidad muy fina para aquilatar la real viabilidad de los cambios. También para leer entre líneas cuando a través del discurso público se los desprecia sin nombrarlos. Si lo que se les ofrece no va alineado con lo que el mundo exterior ofrece, se seguirán yendo, en silencio, pero yéndose al fin. Para bien o para mal el mundo se ha abierto, la sociedad se vuelve más global y eso no sólo para los negocios, también para que los ciudadanos de un país se conviertan en ciudadanos del mundo. En nuestra encuesta la respuesta es contundente, casi nadie nos sigue viendo enmarcados en el Mercosur, sino que hay mayorías claras acerca de que estaremos mucho más integrados al mundo, al menos comercialmente. El patrón de medida ya no puede ser hacer a Uruguay mejor, tiene que ser hacer a Uruguay mejor que. La solución no va por denostar a los que se van, tampoco tenerles lástima. La solución hay que encontrarla en comprenderlos, en ese momento comenzará a haber alguna posibilidad de cambiar la tendencia. 50
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