Desde el alma Foto: Mayra Ceballos EL HOMBRE FRONTERA Al principio Dios desplegó la tierra como sábana sin doblez. No tenía costura, ni remiendos, tampoco zancas o fronteras. Corrían los ríos, volaban los pájaros, hasta el hombre conocía una sola vecindad. Nacimos viandantes, peregrinos como las semillas en matrimonio continuo con el viento. Un día nos topamos en Babel, alguien se proclamó Dios y marcó su territorio, así como hacen los lobos. Nacieron las fronteras, se inventaron los cercos, nos apoderamos de la libertad y recogimos aquella sábana de inmensidad. El hombre se volvió frontera, pintó su campo, creó privilegios y divisiones y murió el hombre viandante... Hoy nos quieren muñecos de este juego... Por: P. Flor María Rigoni, C.S. 26