Comisión Nacional de los Derechos Humanos GUIONES PARA EL ESPACIO DE LOS DERECHOS DE LA NIÑEZ Cuarto a sexto de Primaria TEXTO NUMERO 1 Todos hemos podido ver cómo va cambiando la vida. Vamos creciendo y tenemos más responsabilidades, entendemos mejor algunas cosas, hay más qué aprender y al dar nuestra opinión respecto de algunas cosas no siempre es correcta, pero todo esto no es un problema porque podemos seguir disfrutando de la vida y de todo lo que nos da: los colores, los amaneceres, los compañeros y mil cosas más. Tengo derecho a vivir tranquilo con personas que: me cuiden, me quieran y me comprendan. Es cierto que los niños tenemos derecho a vivir tranquilos, y, como ese mismo derecho lo tienen todas las personas, nosotros también debemos cooperar para la tranquilidad y el bienestar de otros y para comprenderlos y cuidarlos. Eso sólo podrá suceder si estamos dispuestos a entender que diferente no quiere decir malo, que debemos tolerar las diferencias de los demás siempre y cuando no nos lastimen. Tenemos derecho a no ser lastimados, discriminados o señalados por esas diferencias. Todos tenemos derecho a vivir en un ambiente de tranquilidad, nuestros padres, nuestros compañeros, nuestros amigos, nosotros mismos. Cuando esto no es posible vivirlo en los ambientes donde nos encontramos, como son la casa y la escuela, debemos buscar ayuda con nuestros maestros, papás o en las instituciones que se encargan de proteger a los niños. No debemos de olvidar que los niños y las niñas tenemos los mismos derechos, que somos iguales y que nos podemos ayudar unos a otros si es necesario. Vivir tranquilo también se relaciona con estar sano, ser llevado con el médico cuando es necesario, ser vacunado, dejar que nos revisen los médicos o las enfermeras que vienen a la escuela o a la casa y, sobre todo, ser queridos y sentirnos seguros en donde vivimos y con quienes vivimos. TEXTO NUMERO 2 A nuestra edad comienzan a sucedernos cambios, a lo mejor nos hacemos más altos o más delgados, subimos de peso o nos cambia la voz, o experimentamos otros cambios que para cada uno de nosotros son diferentes. Es un motivo de alegría poder ver cómo vamos cambiando, nos estamos haciendo grandes. Todos estos cambios son naturales y no debemos asustarnos de ellos ni tampoco sentirnos mal. Los cambios sucederán a una edad diferente en cada uno de nosotros, eso no quiere decir que un compañero o una compañera será mejor que nosotros. Simplemente será diferente. También nuestras amistades han cambiado, ahora nuestras pláticas con los amigos o las amigas son diferentes. Nadie debe lastimar mi cuerpo o mis sentimientos. Es mi derecho no ser lastimado. Muchas veces es fácil que alguien lastime nuestros sentimientos al llamarnos de una manera incorrecta, sin respeto, con malas palabras o con apodos o sobrenombres. Si vemos que un compañero se está haciendo más delgado y por eso le ponemos un apodo, esto lo hará sentir mal, tendría toda la razón para no querer ser nuestro amigo.
Algo similar sucede con los golpes; aunque a los hombres nos gusta empujarnos y a veces darnos ciertos golpes, es probable que lastimemos a un compañero o que nos lastimen. Tampoco está bien otro tipo de maltrato, como las cortadas, quemaduras o pruebas de amistad que dañen nuestro cuerpo. Nadie debe pegarnos ni lastimarnos, pero tampoco nosotros le podemos pegar a otros niños, es importante que aprendamos a ser más cuidadosos, aunque sean nuestros compañeros o hermanos. No debemos olvidar que los niños y las niñas tenemos los mismos derechos, que somos iguales y que nos podemos ayudar unos a otros si es necesario. Si otro niño tiene un problema lo podemos ayudar avisando a nuestros profesores o acudiendo a las instituciones que protegen a los niños. TEXTO NUMERO 3 En este espacio ya hablamos del derecho a recibir cuidados y sobre los cambios de nuestro cuerpo. Ahora hablaremos de algo relacionado con estos dos temas: el derecho a crecer sano. Ya sabemos que para que nuestro cuerpo se encuentre bien es necesario comer frutas, verduras, productos de origen animal y otros tipos de alimentos. También sabemos de la importancia de dormir bien, descansar y hacer ejercicio, pero no nos enseñan qué hacer con nuestra mente. Tengo derecho a crecer sano y recibir atención médica. Para que nuestra mente se pueda desarrollar en forma adecuada son importantes los cuidados que le damos a nuestro cuerpo, pero además necesitamos vivir en un ambiente tranquilo, como lo platicamos en la primera sesión. También debemos recibir las vacunas que se aplican en la escuela cuando llegan las enfermeras o los médicos, y permitir que nos revisen para que vigilen nuestra salud. Si nos sentimos mal o nos damos cuenta de que una compañera se siente mal es necesario avisar a nuestros padres o profesores para que recibamos la atención adecuada. Recordemos que las niñas y los niños tenemos los mismos derechos, que somos iguales y que si algo es diferente esa diferencia no tiene que ser algo malo. TEXTO NUMERO 4 Cada día estamos más ocupados con las tareas escolares, los exámenes son más largos, hay más material para estudiar y más trabajos qué realizar. Lo bueno es que somos capaces de hacer estas tareas y que con un poco de esfuerzo lograremos obtener buenas calificaciones. Algunos días son más difíciles que otros, por lo que es necesario organizar nuestro tiempo y nuestras obligaciones, ya que nadie quiere dejar de jugar, tener tiempo para ir a platicar con los amigos o para hacer otras cosas, como descansar. El descanso es necesario para nuestro buen crecimiento, pero también es necesario que convivamos con otros niños y niñas para lograr un buen desarrollo social, sin olvidar que diferente no quiere decir malo. Después de cumplir con mis tareas escolares puedo y tengo derecho a: jugar, descansar y divertirme con niñas y niños.
Cuando nuestros padres, quienes nos cuidan o nuestros hermanos mayores nos ven en la casa sin algo qué hacer o viendo la televisión, cuando no estamos en casa después del horario de la escuela y "nos la vivimos en la calle" o cuando no queremos dejar de jugar en las maquinitas o de practicar con la patineta... tenemos problemas, entonces los adultos nos regañan, nos castigan, se enojan con nosotros y quién sabe cuántas cosas más. No podemos discutir nada en nuestro favor si no hemos hecho las tareas escolares antes de atender cualquiera de esas cosas que nos llaman la atención. Nuestras hermanas, menores o mayores, y nuestras compañeras de grupo tienen las mismas obligaciones escolares pero también los mismos derechos al juego y al descanso. La riqueza del ejercicio de nuestros derechos se da en la medida en que también participamos de una serie de actividad en nuestra casa o con nuestra comunidad. Compartir responsabilidades y hacer las propias también nos hace parte de ellos. TEXTO NUMERO 5 A veces en nuestros hogares se realizan labores que permiten tener el dinero necesario para todos los gastos; entonces creemos que podemos ayudar a hacer algunas cosas para que nos paguen por el trabajo que hacemos. Suena bien..., tener más dinero para dulces, juegos, juguetes y para todas las cosas que se nos antojan!... Podríamos dejar de ir a la escuela por un tiempo y después regresar, o dejar de hacer las tareas escolares para ocuparnos en las labores que nos dejarán dinero. Tengo derecho a ir a la escuela y recibir educación. La educación que recibamos nos va a permitir ser mejores y poder tratar a todos los que se acerquen a nosotros entendiendo sus diferencias y tolerándolas. Las niñas tienen el mismo derecho que los niños de ir a la escuela y de recibir educación; los profesores deben tratar igual a unas y a otros; las niñas deben ser calificadas en la misma forma que serán calificados los niños, no debe existir ninguna diferencia. Recordemos que nuestros profesores nos pueden ayudar para que gocemos de nuestros derechos y que también hay instituciones dedicadas a la atención de los niños a los que no se les respetan sus derechos. Los derechos son irrenunciables, no podemos perderlos, pero si cualquiera de nosotros decide elegir no ejercer algún derecho porque no le parece importante, tal vez después se dé cuenta de que sí era importante quizá ya no sea el momento en que se pueda ejercer. TEXTO NUMERO 6 Esto de estar creciendo es muy interesante; mi crecimiento es curioso, pero el de mis compañeros también. Todavía hay grandes sorpresas por conocer hasta que terminemos de crecer. Ahora entendemos más cosas del mundo adulto que antes; ahora comprendemos otras cosas, hasta aquellas que nuestros papás o quienes nos cuidan no quieren decirnos. Siempre hemos pensado algo sobre las cosas que suceden a diario, ahora nuestros pensamientos y sentimientos son diferentes. Algunos son más claros, otros son más verdaderos y cada vez tenemos más ganas de comentarlos con nuestros papás o con las personas que nos cuidan, con nuestros profesores o con nuestros compañeros. Puedo y tengo derecho a decir: lo que pienso,
lo que siento y lo que me preocupa, y a recibir orientación de mis padres, de las personas que me cuidan y de mis maestros. Se siente bien poder platicar con otra persona y que nos entienda, nos comprenda, nos ayude a resolver nuestras dudas, sienta igual que nosotros o que no considere tonto lo que nos preocupa. Pero no todas las personas nos pueden ayudar en la forma correcta. Cuando haya algo que nos preocupe o tengamos dudas sobre alguna cosa lo mejor es tratar de hablarlo con nuestros papás, con quienes nos cuidan o con nuestros profesores. Comentar nuestras preocupaciones o inquietudes con cualquier persona puede hacer que nos confunda más, que nos aconseje algo con lo que no están de acuerdo nuestros padres o quienes nos cuidan, o que nos dañe, por eso debemos tener mucho cuidado al escoger a la persona con la que debemos platicar. Si estamos platicando con nuestros amigos las niñas también tienen derecho a opinar, su punto de vista puede ser de ayuda para entender las cosas en una forma diferente. Recuerda, lo más importante es que lo diferente no es malo, sólo es diferente. Para decir lo que sentimos y lo que pensamos debemos tratar de ser cuidadosos y no lastimar los sentimientos de otra persona. Si alguien nos quiere decir algo queremos que sea con mucho respeto, con palabras adecuadas y sin hacernos sentir mal por la forma en la que nos dice las cosas. Éste es nuestro derecho: que no nos falten al respeto, pero también es un derecho de los demás. TEXTO NUMERO 7 Pasa el tiempo y cada vez encontramos más diferencias entre nuestros compañeros, nuestros vecinos, nuestros amigos y la gente que nos rodea. Es fabuloso entender que lo diferente nos puede dar otra forma de entender las cosas y que podemos aprender de las diferencias, ya que no son malas. Entender que las niñas y los niños somos iguales es motivo de alegría, porque tenemos los mismos derechos y podemos ayudarnos a resolver nuestros problemas. Nuestros padres o quienes nos cuidan nos han enseñado muchas cosas acerca de cómo funciona nuestra familia, por ejemplo cómo nos gustan las fiestas, cómo hay que prepararlas y muchas cosas más que sólo son de nuestra familia. Todo eso nos ayuda a saber que formamos parte de ellos, pues ahora sabemos hacer algunas cosas como las hacen nuestros tíos, nuestros primos, nuestros abuelos y todos nuestros familiares. Puedo y tengo derecho a usar el idioma, las costumbres y la religión de mis padres o de las personas que me cuidan. Así como llevamos los apellidos de nuestros padres, tal vez hasta el nombre de alguno de ellos o de nuestros abuelos, también llevamos la forma de vida que nos han enseñado y que debe ser respetada mientras no perjudique a nadie. La forma en la que vivimos en nuestra casa es la adecuada si no daña a nadie; es la mejor que podemos tener y tenemos derecho a disfrutarla en forma total: lo que hablan, cómo lo hablan, lo que rezan, los días de fiesta, la manera de preparar la comida y todo lo que se hace todos los días es parte de nosotros mismos. Recordemos que diferente no quiere decir malo y que todos somos iguales. TEXTO NUMERO 8
Estamos creciendo, pero aunque tenemos mucha prisa por que esto suceda lo más rápido posible, a nuestro cuerpo le lleva más tiempo del que quisiéramos. Queremos formar parte del mundo adulto, hacer lo que ellos hacen: comprar lo que nos gusta, tener dinero para nuestras diversiones, no pedir permiso para hacer lo que queremos y mucho más. Las niñas y los niños tenemos las mismas ilusiones y los mismos deseos porque somos iguales y tenemos los mismos derechos. Ya sabemos que una forma de obtener dinero es trabajando, pero Tengo derecho a no trabajar en tareas laborales que no corresponden a mi edad. Ya hemos hablado de lo importante que es para nuestro desarrollo cuidar nuestro cuerpo. No hay que ponerlo en riesgo con un trabajo que nos pueda lastimar para siempre o que nos impida crecer en forma adecuada. Es cierto que cada vez podemos hacer más cosas y que el resultado es cada vez mejor, pero eso no quiere decir que podamos realizar cualquier trabajo. En ocasiones sólo a las niñas se les pide, en forma injusta, que ayuden en las labores del hogar, sin embargo estaría bien que todos ayudemos con el quehacer de la casa, pero no con aquellas actividades que no podemos hacer en forma segura o que puedan afectar nuestro crecimiento. Recordemos que podemos ayudar a cualquier niño al que no se le respeten sus derechos si recurrimos a nuestros profesores, a nuestros padres o a las personas que nos cuidan y a las instituciones encargadas de apoyar a la niñez. TEXTO NUMERO 9 Nuestros amigos son muy importantes, hemos aprendido a vivir con las diferencias de cada uno de ellos en un ambiente de respeto y tolerancia; también hemos descubierto que las niñas y los niños podemos estar juntos y tener las mismas oportunidades y los mismos derechos. Todos somos iguales. Estamos dispuestos a hacer muchas cosas por nuestros amigos, pero a veces tienen algunas ocurrencias que pueden acabar mal. Tal vez puedan pedirnos que robemos algo, que rompamos el vidrio de una casa o que lastimemos a un niño más pequeño para demostrar que somos fuertes o valientes. Es importante ser parte de un grupo de amigos, pero es más importante respetar los derechos de los demás para que sean respetados los nuestros. Si alguien nos pide que cometamos alguna falta y nosotros lo obedecemos por quedar bien, para que nos dejen de molestar o porque queremos sentirnos importantes... debemos tener cuidado. Nadie tiene derecho a detenerme, pero si me culpan de alguna falta deben avisar inmediatamente a mis padres, a las personas que me cuidan o a mis maestros. Podemos cometer errores, podemos obedecer a alguien que nos pida hacer algo incorrecto porque no pensamos que pasará después, pero en cualquiera de los casos alguien debe avisar a nuestros papás o a quienes nos cuidan y a nuestros profesores sobre lo que sucede. No estamos solos, cualquier niña o niño nos puede ayudar a dar aviso, cualquier adulto puede hacer algo por nosotros o las instituciones que se dedican a proteger a los niños. No importa cuál haya sido la causa por la que hicimos algo incorrecto, todos los niños tenemos los mismos derechos. Como último punto les quiero decir que puede ser que alguien nos acuse de haber cometido una falta (por ejemplo romper algo costoso o robar) por el sólo hecho de que pasábamos por ahí. De cualquier forma deben ser avisados nuestros papás o quienes nos cuidan y nuestros maestros. Tenemos derecho a recibir ayuda de las instituciones encargadas de proteger a la niñez. Nadie nos puede detener por ninguna razón.
TEXTO NUMERO 10 El mundo de los adultos es muy interesante para nosotros. Ser grande quiere decir que podemos hacer lo mismo que ellos hacen. Cuántas veces nos han dicho que no podemos hacer tal cosa porque somos pequeños?, cuántas más nos han dicho que eso será cuando seamos grandes? Muchas veces. Pero debemos entender que las actividades que realizan los adultos pueden tener riesgos para los niños, por ejemplo el trabajo, de lo que ya hemos platicado, pero hay otras más. El tema de hoy es muy delicado, pero la única forma en la que nos podemos proteger de los riesgos es conociendo en dónde están o cómo son. Respirar (inhalar) sustancias inadecuadas; fumar cigarros, de los que no se compran en las tiendas o de otros; tomar pastillas sin la autorización del médico ni de nuestros padres o de las personas que nos cuidan, o meter a nuestro cuerpo cualquier sustancia que no sabemos de dónde viene puede llevarnos a sufrir enfermedades que pueden llegar a ser graves. Esas sustancias son las drogas. No sólo es peligroso que las tomemos, las fumemos o las respiremos, también es muy grave que ayudemos a que ciertas personas se las vendan a los niños. Los niños no queremos ser lastimados por la gente, no queremos que nos hagan daño, pero tampoco queremos lastimar a otros niños. Por eso no permitamos que nos utilicen para la venta de esas sustancias. Nadie puede obligarme a consumir drogas o a venderlas. Si estamos seguros de que todos los niños somos iguales, que tenemos los mismos derechos y que nadie debe dañarnos, entonces cuando alguien nos dé drogas para nuestro consumo o para venderlas debemos avisar a nuestros padres, a quienes nos cuidan o a nuestros profesores. No estamos solos, existen personas e instituciones dispuestas a ayudarnos a resolver nuestros problemas, a las cuales podemos acudir para poder crecer mejor. No importa si la persona que nos quiere dar o vender droga, o quiere que la usemos o vendamos, es conocida de nosotros o no. La droga es algo que nos puede llevar a tener problemas toda la vida o a lesionarnos de tal forma que nunca volveremos a ser los mismos. No dejemos que nos dañen. TEXTO NUMERO 11 Muchas veces nos peleamos con nuestros padres o con quienes nos cuidan a causa de lo que nos piden, por lo que no hacemos, porque salimos mal en la escuela y por un sin fin de razones. En esos momentos es difícil entender que a veces lo hacen porque nos quieren o porque nos están cuidando. No es fácil entender que nos hagan sentir mal, nos castiguen o nos regañen por algo que va a ser para nuestro bien. En esos momentos queremos tener cerca de nosotros a personas que nos comprendan, que nos ayuden, que no nos regañen o castiguen y que nos hagan sentir bien. Los amigos son una alternativa para platicar nuestros problemas, pero a veces los platicamos con personas que no quieren ayudarnos, sino que desean llevarnos con ellos, y no siempre con buenas intenciones. Nadie me puede llevar a otros países o lugares por la fuerza o sin el consentimiento de mis padres o de quien me cuida. Si esto sucede debo buscar ayuda y avisar a cualquier adulto, quien debe ayudarme. Si nos encontramos con una persona que dice que nos va a hacer muy feliz, que no es justo lo que nos pasa, que nuestros padres o quienes nos cuidan están mal y que con ella no vamos a tener problemas, pero que necesitamos irnos a su casa o a su país o a un lugar fuera de nuestra casa... debemos ser muy cuidadosos.
Cuando esto pase tenemos que avisar a nuestros papás o a quienes nos cuidan y a nuestros profesores para que nos ayuden. Igualmente si una persona nos quiere llevar por la fuerza con ella a la salida de la escuela, en una tienda o en cualquier lugar. Separarnos de las personas con las que vivimos es algo incorrecto que nos daña. Si sé que esto sucede con otro niño también puedo dar aviso y ayudarlo. No olvidemos que las niñas y los niños tenemos los mismos derechos porque somos iguales, que siempre hay personas que están dispuestas a protegernos y que también, entre niños, nos podemos cuidar. LOS ESPERO ESPACIO DE LOS DERECHOS DE LA NIÑEZ. TEXTO NUMERO 12 Sería muy triste no poder recordar que las niñas y los niños tenemos los mismos derechos, que todos los niños somos iguales, que no estamos solos para lograr que nuestros derechos sean respetados y que hay personas e instituciones encargadas de proteger a los niños, además de los otros niños y, desde luego, nuestros padres, quienes nos cuidan y nuestros profesores. Durante este tiempo hemos estado cuidando nuestro cuerpo con lo que comemos y con lo que hacemos para lograr un buen crecimiento y un desarrollo sano. Nuestro cuerpo nos ha permitido conocer el mundo y vivir sensaciones muy agradables, aunque todavía nos quedan muchas cosas por conocer y descubrir. De ahora en adelante debemos ser muy cuidadosos con nuestro cuerpo y estar muy atentos a lo que algunas personas quieren que hagamos. Nadie me puede tocar o tomar fotografías de mi cuerpo, ni pedir que me quite la ropa o que le enseñe alguna parte de mi cuerpo. Si esto sucede debo buscar ayuda y avisar a mis padres, a las personas que me cuidan y a mis maestros. Toda la vida nos han dicho que no le enseñemos nuestro cuerpo a las personas, que nos tapemos, que nos vistamos. No entendemos por qué hemos de tapar nuestro cuerpo si es algo natural y normal; lo malo es que no todas las personas lo ven así, algunas quieren verlo, tocarlo, tomar fotografías o película de nuestros cuerpos y eso no está bien. Claro que es agradable sentir la caricia de alguien que nos quiere, como por ejemplo cuando nuestros papás o quienes nos cuidan nos abrazan, cuando nuestros hermanos o hermanas nos dan un beso o cuando nuestros abuelos nos tocan por la espalda para saludarnos, todo esto nos hace sentir bien porque sabemos que somos queridos. Cuando una persona nos dé la mano, nos abrace o nos quiera dar un beso por alguna razón y nosotros no nos sintamos bien debemos dar aviso a nuestros papás, a las personas que nos cuidan o a nuestros profesores para que nos ayuden a saber por qué no nos gusta. Si todas las personas adultas antes de ser grandes fueron niños por qué algunos adultos quieren ver nuestro cuerpo?, ya saben cómo es, ellos también fueron pequeños. Suena raro que quieran ver o tocar algo que ya saben cómo es. Por eso no debemos permitir que nos toquen. Nuestros padres o quienes nos cuidan y nuestros profesores nos pueden ayudar a resolver un problema de este tipo, pero es necesario avisarles lo más pronto posible lo que está sucediendo. Cuando alguien toque nuestro cuerpo indebidamente nuestros padres y las personas con las que vivimos y convivimos tal vez noten que empezamos a portarnos diferente, pero si no avisamos qué sucede no sabrán cómo ayudarnos. Existen otras personas e instituciones que pueden ayudarnos y protegernos contra un abuso de este tipo; siempre que pidamos ayuda alguien nos la dará. Para terminar les recuerdo que las niñas y los niños somos iguales y que ser diferentes no es algo malo. GRACIAS POR SU ATENCIÓN AL ESPACIO DE LOS DERECHOS DE LA NIÑEZ.